Friday, May 26, 2017

PEDRO SÁNCHEZ, MALDITA DEMOCRACIA.

¿Se divirtieron el domingo, verdad? Sí, yo también, y, como todo hijo de vecino, lo que me dibujó una sonrisa idiota en los labios no fue tanto el triunfo de Pedro como la derrota de Susana. El caso merece alguna reflexión, pues yo, como muchos de ustedes, había declarado antes del domingo que las primarias del PSOE me traían más bien al pairo. 

A esta evidente incoherencia le encuentro una primera justificación: Susana Díaz nos cae mal, yo diría que cae mal a todo el mundo, incluso a quienes le apoyan. Algunos de estos -pienso en los que le avalaron y luego votaron a Sánchez- han demostrado que en el PSOE existe el miedo, lo cual no me sorprende pero resulta preocupante teniendo en cuenta que vivimos en España y no en Corea del Norte. Es sencillo y lo sabemos todos, excepto quienes han decidido ser tan ciegos como para no advertir que hay un elefante en el comedor: Díaz era la candidata de la vieja oligarquía que controla el aparato del Partido, y su misión era evitar que Sánchez pasara a liderarlo. Si se arriesgaron a quemar al personaje con más peso dentro de la organización es porque, después de haber creído eliminar a Sánchez, se dieron cuenta de que su resurreccion constituía una muy seria amenaza.

Sí, pero ¿por qué? Aún no he encontrado una sola explicación mínimamente seria para el supuesto de que Pedro Sánchez es un elemento peligroso para todos nosotros. Ha cambiado bastante de criterio, es cierto, pero, miren por donde, fue el único que tras insistir -con o sin acierto- en el "no es no" a Rajoy, tuvo las agallas de ser coherente y marcharse cuando vio que no había manera de salir del enroque. Los demás, que también repitieron la negativa rotunda hasta la saciedad, no le acompañaron, todo lo más pusieron un poquito de cara de compungidos al felicitar a Mariano Rajoy y siguieron adelante con sus vidas y sus sueldos. 

Por lo visto no contaban con que el candidato optaría por no rendirse. Más de uno -yo entre ellos- se sonrió por aquello del automóvil viajando por el país para hacer apostolado. Tenía su parte romántica e incluso tierna, pero a los jerarcas les debe estar sabiendo a cuerno quemado ver cómo ahora las bases del PSOE, que siempre fueron un poco revenidillas, le han convertido en Secretario General con la misma "malicia" con la que prefirieron en su momento a Borrell frente a Almunia o a Zapatero contra Bono. Que a estas alturas Felipe González no haya entendido que cada candidato al que él apoya es carne de debacle es algo que debería hablar con su neurólogo. Quizá crean él y los que todavía le adoran que sigue siendo el mismo líder que manipuló a los españoles para entrar en la OTAN y que ahora -es lo que tiene el carisma- puede decirles a quién deben votar y ellos responder al toque de corneta. 

Miren, yo no sé si es bueno o malo que Sánchez regrese a la Secretaría General del PSOE. Pero sí sé algunas cosas que me permito enumerar. 

1. La célebre desafección de los ciudadanos no se dirige a la política, sino a los aparatos de los grandes partidos, fenómeno con especial incidencia en la izquierda porque su electorado exige responsabilidades éticas y compromiso ideológico sincero. Lo diré de una vez: la jerarquía de veteranos del PSOE está completamente entregada al IBEX y es ideológicamente connivente con el PP porque no cree que existan alternativas a los programas neoliberales. Esto no sólo lo piensan en Podemos, lo creen también los ciudadanos que continúan votando al PSOE. Susana es la candidata de ese sentimiento más o menos disimulado de impotencia política, por eso la han abandonado. 

2. Díaz no es una "ganadora" de elecciones y Sánchez un "perdedor".  ¿Soy el único que se da cuenta? En Andalucía el PSOE ganaría si me presentasen a mí de candidato, es más, sospecho que si anda tan cerca el PP es en parte por lo poco estimulante que resulta Díaz. El mismo razonamiento pero al revés respecto a Sánchez: no hay candidato socialista que pudiera revertir la pérdida masiva de electorado que se ha registrado en el último lustro... Estimo que con otro candidato probablemente Podemos ya habría obtenido el tan temido sorpasso. 

3. Aceptemos por un momento que Pedro es un irresponsable y un kamikaze y que la política que ha seguido el PSOE desde su marcha -empezando por hacer Presidente a Rajoy- es la única viable siendo prudentes y realistas. Y ahora me pregunto, ¿cree de verdad la vieja guardia que el PSOE volverá alguna vez a gobernar tras renunciar a la política de confrontación con el Partido más corrupto de la historia de España? ¿Cree que en estas condiciones podría evitar que Podemos le birlara la hegemonía entre el electorado de izquierda? Puedo pensar que la única vía es la que se ha tomado, pero no estaríamos aquí si a lo largo de la historia de la democracia el Partido Socialista y, muy especialmente, sus líderes, hubieran entendido que el objetivo de un partido político es representar la voluntad de los ciudadanos y no convertirse en una maquinaria de poder. Si de verdad creen que "no se puede" -lo digan o no explícitamente-, ¿por qué extrañarnos de que quienes aún creen que es posible gobernar desde la izquierda prefieran a Sánchez e incluso a Podemos?


4. La línea editorial del diario El País ha sido en este tema escandalosamente tendenciosa. Leemos -o leíamos- El País porque nos parecía prensa seria frente a los tebeos panfletarios que los fachas leen para que les digan lo que ellos piensan o para que les manipulen con ejercicios periodísticos impostores. ¿Cree de verdad el señor Cebrián que no nos hemos dado cuenta de cuál es su jugada? 

Ha ganado Sánchez, qué jodida es a veces la democracia, ¿verdad?

 

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