tag:blogger.com,1999:blog-31315460.post8653092377552883559..comments2024-03-06T09:25:12.367+01:00Comments on La cueva del gigante: David P.Montesinoshttp://www.blogger.com/profile/00170971252950457688noreply@blogger.comBlogger4125tag:blogger.com,1999:blog-31315460.post-13805654821457789382008-09-03T00:13:00.000+02:002008-09-03T00:13:00.000+02:00Hermoso comentario, no te vas a librar de mí tan f...Hermoso comentario, no te vas a librar de mí tan fácilmente, envidiosa. Nos vemos en los bares.David.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-31315460.post-76684610253007320442008-09-02T23:16:00.000+02:002008-09-02T23:16:00.000+02:00Querido David:Creo sinceramente que la envidia es ...Querido David:<BR/>Creo sinceramente que la envidia es la admiración del que no puede imaginar.<BR/>Somos, y me incluyo porque a veces miro para abajo cuando me ducho, ovejas que miran a la de al lado, lo seremos siempre, porque necesitamos al rebaño. Y al mirar uno descubre que el de al lado es un catálogo fantástico y real de cosas que nosotros no tenemos y que, mirándolo a él, descubrimos que deseamos tener pues consideramos siempre que merecemos más que el vecino pues sólo nosotros conocemos nuestras virtudes más íntimas que de ello nos harían merecedores a ojos de todos.<BR/>Acto seguido, podemos optar por dos actitudes, o bien le echamos imaginación e intentamos a partir de las sugerencias de las otras ovejas descubrir qué es lo que en ellas admiramos y cómo podemos enriquecernos imaginando y superando esas posesiones materiales, intelectuales, viriles... O bien, cosa harto menos costosa, dejamos la imaginación para desear el mal ajeno y de ese modo, ya que nosotros no hemos sabido imaginar o trabajar para lograr lo mismo, sólo podemos desear que el vecino lo pierda y así, sin apenas esfuerzo imaginativo, devolverlo a nuestra resignada miseria.<BR/>Te lo digo de corazón, yo envidio el pelo de todos los tíos que veo, si por mí fuera, se quedarían todos calvos mañana. Es cierto, no hay nada que más me plazca que comprobar que un coetáneo mío ha pasado a vida de calvo antes que yo.<BR/>Si embargo, si hay algo que me ha salvado de morir envenenado por mi propia lengua es leer, concretamente envidiar a tantos y tantos personajes que he leído; pues ellos me permiten ese vicio, el envidiarlos y, ya que no voy a poder desear su caída pues ya se escribió su fin, al menos intentar imitarlos en lo que pueda hacer. Ello me ha permitido envidiar a Gerald Durrell jugando con las hormigas, a Bernarda Alba cuando me sentaba en el corral de mi abuela, a Edmundo Dantés cuando planeaba mi peor venganza, a... a todos los que me han enseñado a imaginar qué es lo que me haría más feliz si fuera ellos.<BR/>A ti, sinceramente, ni te envidio ni te admiro, sólo te miro cuando rumio algún bocado de hierba y pienso... La de cosas raras e interesantes que tiene este tío en la cabeza. Lo que haría yo si supiera tanto. Seguramente, tendría tu blog, que a veces, sinceramente, envidio.<BR/>Idem, cabrón.Álvarohttps://www.blogger.com/profile/07452295798766913141noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-31315460.post-53620107801116106162008-08-30T18:40:00.000+02:002008-08-30T18:40:00.000+02:00Me he encontrado a los dos estilos de envidiosos a...Me he encontrado a los dos estilos de envidiosos a los que te refieres. Me alegra tu regreso. Y sí, sobrevivo, incluso creo que he pasado lo peor, tengo incluso cierto síndrome de Estocolmo con mis obreros, como cuando a uno le operan de algo doloroso y termina cogiéndole cariño al que le ha estado haciendo chichinas. A fin de cuentas lo que hacen es curarte de tus males. Gracias por reaparecer. DavidDavid P.Montesinoshttps://www.blogger.com/profile/00170971252950457688noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-31315460.post-42103812056542271492008-08-30T14:26:00.000+02:002008-08-30T14:26:00.000+02:00Hola, David. Regreso de unas cortas vacaciones y l...Hola, David. Regreso de unas cortas vacaciones y leo apresuradamente de qué van tus últimos post. <BR/>Unas lineas acerca de la envidia, el más estúpido de los "pecados" ya que no te proporciona ningún placer, como el resto, sino que por el contrario corroe las entrañas. Creo que los envidiosos pueden ser de ds clases: <BR/>A) Los mediocres conscientes de su mediocridad y que odian todo lo que es mejor que lo que ellos hacen<BR/>B) Y los prepotentes, ególatras, que se preguntan contínuamente cómo es que fulano o mengano tienen éxito o reconocimiento si son infinitamente peores que ellos (que saben de todo y mejor que todos). <BR/>Unos y otros son unos desgraciados, pero yo sobrellevo fatal al segundo tipo, con el que, por cierto, me he topado. <BR/>Un inciso: ¿cómo van tus obras, sobrevives?<BR/>saludos, ya más fresquitos.<BR/>Ana C.Anonymousnoreply@blogger.com