Sunday, October 27, 2024

ERREJÓN

 

 
 
 
 
 
Hay en youtube una larga intervención mía sobre Boaventura de Sousa Santos. Todo lo que digo en ese video es resultado de mis lecturas del escritor portugués, considerado como el gran patriarca mundial del pensamiento de la descolonización. El autor de “Epistemologías del sur” fue uno de los héroes del movimiento alterglobalizador, que tuvo sus momentos más luminosos en las reuniones del Foro Social Mundial, en la primera década del siglo XXI.
Cuando realicé aquel trabajo académico admiraba a este pensador y nada sabía sobre las sospechas que en la Universidad de Coimbra y en otros espacios académicos le señalaban como un depredador sexual. “Todas sabemos”, se escribió a grandes letras en las paredes de la Facultad. Hay que ser cerdo -no me ando con eufemismos- para aprovechar una posición de poder con intención de intimidar y abusar sexualmente de jóvenes profesoras, secretarias o alumnas. Existe la presunción de inocencia, sí, pero hay demasiados testimonios inculpatorios para pensar que la conducta de Boaventura es digna.
¿Qué hago con mis libros de Boaventura de Sousa Santos? No estoy de acuerdo en todo lo que dice, pero la visión que aporta a la cuestión del post-colonialismo es muy valiosa. Hay quien lo tiene claro y afirma que “debemos separar al autor de su obra”; hay quien con la misma arrogancia afirma justamente lo contrario y apuesta por la cancelación.
Me gustaría vivir con convicciones así de rotundas. Lo que puedo decir es que no me veo en condiciones de seguir leyendo a un autor cuya integridad ética –básica para tales escritos- es una absoluta farsa. Tampoco me nace, lo siento, exigir que se retiren de los estantes de las bibliotecas libros que siguen pareciéndome relevantes, incluso cuando ya sé que su autor es un indeseable.
¿Lo han adivinado? Es el asunto Errejón el que me tiene en vilo. Reconozco haberme sorprendido con algo que ahora parece que todos conocían menos yo. Su comportamiento es deleznable, espantoso. Estremece pensar en la calidad intelectual y ética que yo mismo atribuí a sus intervenciones públicas sabiendo, como ahora sabemos, que su conducta entre bastidores era la de un tipejo. ¿A qué tipo de monstruo hemos otorgado el poder de representarnos quienes nos decimos progresistas?
Ando con ojo cuando se trata de afear su maldad a alguien. No soy irreprochable, ni siquiera estoy seguro de querer serlo. Ahora bien, que entre "mi personaje”, ese señor que comparece en facebook o en su aula, y el que realmente soy haya una distancia sideral… eso sería como poco para hacérmelo mirar. Los testimonios que llegan en cascada en las últimas horas hablan de un psicópata, una mierda de persona, el tipo de individuo contra el que van sin contemplaciones todas las ideas que Errejón ha defendido en público –y normalmente con enjundia- desde que le conocimos hace diez años.
Se dice que la izquierda ha quedado en shock y que este puede ser el golpe de gracia, no solo para Más País y Sumar, sino incluso para el Gobierno de coalición encabezado por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Es cierto que asuntos como éste o el de Ábalos ponen en bandeja a la derecha la posibilidad que en el fondo le hace electoralmente fuerte: “vótanos a nosotros, pues ellos, siendo igual de cabrones que nosotros, te engañan más yendo de buenos”
Pues será, pero no para mí. Asuntos como éste muestran hasta qué punto es necesario crear el tejido legislativo que permita acabar con la impunidad de los depredadores, algo que solo espero de las políticas de izquierda.
Y hay que empezar por quienes han construido su fulgurante carrera diciendo ir contra ellos cuando, en realidad, siempre formaron parte de su odiosa jauría.

Wednesday, October 09, 2024

DETENIDOS EN SINGAPUR


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nou d´octubre… día de celebración para el País Valencià, ideal para acordarse de la Mare de Deu, las Fallas, Rita Barberà  y otras glorias locales dignas de genuflexión, paella, flores estridentes y  mascletá por todo lo alto. Ah, y el Valencia, claro, que no falte el hijo yonqui, al que también queremos pero del que cada vez hablamos menos porque en cuanto aparece consigue que se nos caiga la cara de vergüenza.

Mientras escribo estas líneas una joven pareja de valencianistas recién casados pasa las horas en un calabozo de Singapur. Se hicieron una foto con el cartel de Peter Lim go home, dejaron una pegatina con similar leyenda en la puerta de la casa del dueño del VCF, y fueron finalmente detenidos. El asunto ha trascendido, obviamente, y diferentes gobernantes y el propio club han mostrado su disposición favorable a que se resuelva sin más escándalo.

Puede parecer de dudoso gusto elegir Singapur como destino de un viaje de bodas. Por lo demás, la “travesura” de la pareja no arrastra en mí más censura que la de la candidez de los novios, pues resulta que se han ido a hacer turismo a un país donde no existen cosas como la libertad de manifestación. Lo que de verdad me parece preocupante es que pedir en público a un señor que retire una inversión financiera acabe con los huesos del demandante en una lóbrega mazmorra.

En este planeta globalizado, donde uno se da un garbeo por países terroríficos sin ver más que playas y rascacielos, se nos olvida que la democracia no es la norma. La próspera Singapur, por ejemplo,  es un “régimen autoritario”, y la fortuna que Peter Lim ha hecho con aceite de palma o inversiones en hospitales, sin olvidar su afición a la especulación financiera o los paraísos fiscales, le convierten en uno de sus intocables dueños.

El día que unos señores nefastos pusieron la alfombra roja para que este sujeto entrara en Mestalla -y prensa y masa social le hicieron la ola- el centenario club de la acequia firmó su sentencia de muerte. Lo curioso es que el propio Lim, que se compró un club de fútbol por puro capricho, tampoco parecía tener muy claro donde se metía. El fútbol te da el éxito en función de si entra la pelotita, y eso no sucede porque te llames Peter Lim y en tu país de origen te las pongan como a Felipe II. Además, España es una democracia, un modelo político odioso que inventaron los griegos y que solo sirve para que el populacho se crea soberano. En una ocasión, un esbirro de Lim particularmente estrambótico, Anil Murthy, mandó callar a la multitud que gritaba contra el jefazo desde la grada. El hijo de Lim, que de vez en cuando se pasa por aquí para ver cómo van las cosas de papá se puso a bailar mientras le pedían que vendiera el club de una vez. La bella hija de Lim, que hace unos años posaba en instagram con la zamarra blanquinegra, contestó una vez a quien le increpaba que “el club es nuestro y hacemos con él lo que queramos”. Se han detectado en Mestalla mecanismos de censura respecto a pancartas críticas pero no insultantes… En fin, creo que es todo muy evidente. El Valencia es un club de fútbol glorioso que ha caído en manos de unos indeseables que desconocen que es esto de la democracia y a los que muy probable que no sobreviva.

¿Nos lo hacemos mirar?

Damos por hecho un viejo relato según el cual el capitalismo y la revolución burguesa y demoliberal van históricamente de la mano. Ha corrido mucha sangre para derrotar viejos poderes y que se entienda que cosas como la libertad de expresión o los derechos humanos se consiguen porque ha habido gente que ha luchado mucho por ellas. Si el capitalismo como modelo económico resulta eficaz, ello no significa que su implantación, como se ha visto en Extremo Oriente, haya de llegar desde la disolución de los viejos regímenes autoritarios y la consiguiente implantación de instituciones asociadas a la ciudadanía burguesa.

Quizá el capital siempre sea despótico, pero un capitalismo sin derechos humanos, sin contrapesos jurídicos, políticos o sindicales, es una forma modernizada y tecnológica de feudalismo. Y sus mecanismos represivos son los tradicionales, incluyendo la detención ilegal.

Ah, por cierto, en Meriton, la empresa de Peter Lim, dicen que no tienen nada que ver con las detenciones, que es cosa del gobierno de Singapur. Creen mucho en la democracia estos señores, vaya que sí.

 

Saturday, October 05, 2024

 

EL INFORME DE SAVE THE CHILDREN A FAVOR DE LA ESCUELA CONCERTADA
 
A grandes rasgos lo que plantea el informe de la organización Save the children es lo siguiente. 
 
“Las escuelas concertadas en España contribuyen a la segregación escolar”. Fin de la cita… y no puedo estar más de acuerdo. Añade, y sigue acertando, que de entre los países de la OCDE el nuestro es el que registra mayor desigualdad socio económica entre los alumnos de la concertada y los de la pública, por más que ambos están igualmente financiados desde las instituciones públicas. Reconoce que los resultados en pruebas externalizadas como PISA son superiores para la concertada, pero concluyen que la calidad de la enseñanza es perfectamente comparable, pues esas diferencias de resultado están determinadas por el perfil socioeconómico de los examinandos.
 
Sigo. Como es sobradamente sabido las escuelas concertadas cobran cuotas, en algunos casos muy elevadas, lo cual resulta obviamente disuasorio para las familias humildes o vulnerables. Hay otros conceptos como gastos de comedor, desplazamiento o material que también resultan más onerosos que en la pública. Esto nos conduce a un viejo debate muy hispánico: puesto que supuestamente está prohibido cobrar dichas cuotas, ¿qué normas se ponen para cumplirse y cuáles podemos tranquilamente saltarnos?
El problema se traslada a la que para mí es la gran cuestión. Todos sabemos que los concertados seleccionan al alumnado. Los criterios que aplican oficialmente son tendenciosos, pero también hay maneras de puenteárselos si hace falta para propiciar lo que de verdad les interesa: una clientela de perfil medio o alto. Alumnos con dificultades educativas, problemas comportamentales o psiquiátricos, minusvalías motóricas y, por supuesto, inmigrantes, tienen todas las posibilidades de no ingresar en una escuela de este tipo, por lo que será finalmente la pública la que se las tenga que arreglar con los recursos de los que dispone para hacer de colchón de toda esta problemática. 
 
 
Como también sabemos todos, la titularidad de los coles concertados es mayoritariamente eclesiástica. Por paradójico que parezca, son las comunidades autónomas que registran menor índice de familias que se consideran católicas las que tienen mayor índice de alumnos en la concertada… Y viceversa. Así, en el País Vasco la mitad de los alumnos están en la concertada, mientras que en Castilla La Mancha hablamos de un 18 por ciento. Todos esos mecanismos de selección a los que me he referido, y cuya motor oculto es que las familias acomodadas no quieren “juntar a sus hijos con gentuza” –hablemos claro-, son de aplicación sistemática y sumamente eficaz desde hace décadas en las escuelas católicas… un sincero culto a las virtudes evangélicas, ya lo creo. 
 
 
Pues bien, es ahora cuando les voy a dejar ojipláticos. La solución que propone Save the children es… atención, más dinero para la concertada. Con eso, dicen, se eliminarían las cuotas y saldrían beneficiadas las concertadas de zonas humildes. Esta medida se acompañaría de la exigencia de mayor equidad sobre los criterios de selección del alumnado, lo que permitiría, por ejemplo a las familias inmigrantes católicas, llevar a sus hijos a escuelas adscritas a órdenes religiosas. 
 
Es un planteamiento tan artero y perverso que me pregunto si en esta ONG, que cuenta por cierto con informes favorables del filósofo y pedagogo vinculado al PP, José Antonio Marina, ha pensado que los ciudadanos de este país somos imbéciles.
Cuando el corazón de una demanda es dinero público, las medidas supuestamente compensatorias que la acompañan pueden perfectamente pasar a segundo plano: lo que queremos es dinero, y si eso perjudica a la pública, pues que se apañe, oye. En otras palabras, ni es seguro que saldrán beneficiadas de entre las escuelas concertadas las de zonas más humildes, ni se explica cómo pueden de verdad prohibirse las prácticas clasistas de selección y cómo, en definitiva, vamos a hacer para que con más dinero para el bussiness escolar eclesiástico remediemos la inequidad educativa. 
 
 
Señores de Save the children, que por cierto ha perdido a mis ojos toda credibilidad como organización solidaria, ustedes no hablan ni por un momento de proteger a la escuela pública. Cuesta mucho dinero al contribuyente, ya sabemos que a las empresas que a ustedes les financian les gusta poco pagar impuestos. El problema es que también cuesta mucho financiar los conciertos y estos además se permiten el lujo de practicar la segregación. Más de mi dinero para financiar escuelas de élite al lado de algunas algo más solidarias, no va a remediar el gran problema, que en este país el sistema es tan perverso que, por la vía de enviar a todo el alumnado no deseado a la pública, hemos conseguido que la escuela, en vez de ser un ascensor social, sea un factor esencial para la brecha social.
 
 
No creo que siquiera con el franquismo los estandars de movilidad social hayan sido tan bajos como ahora. Las familias pudientes dan buenas carreras a sus hijos y las humildes los mantienen en el precariado. Los pobres tienen más posibilidades que nunca de envejecer siendo pobres, y la escuela, que tanto hizo por democratizar y modernizar este país hace cuatro décadas, ya solo es un vector de desigualdad.
Enhorabuena, caballeros, y ahora sigan salvando niños. Hay que joderse.
Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona


Monday, August 26, 2024

CUATRO HORAS EN EL CAPITOLIO

 








Veo el documental emitido por HBO, “Cuatro horas en el Capitolio”… Y quedo perplejo, aunque el acontecimiento es ya sobradamente conocido: una turba de enfermos mentales invade el recinto sacro de la democracia norteamericana incitados por Donald Trump, a quien según los bulos obsesivamente difundidos por la Red le habían “robado” las presidenciales de 2020.  El montaje final se alimenta de  tramos de video procedentes de diversas grabaciones de los protagonistas, empeñados en inmortalizar lo que les parecía un episodio épico para la historia.

Más allá de la carga de imprevisibilidad y caos de lo que inicialmente solo parecía una reacción furiosa de unos miles de personas, ha quedado demostrado que había un plan orquestado. Si acudieron trumpistas de muchos Estados del país fue con la intención de hacer algo más que gritar y levantar pancartas contra la mafia política de Washington.

Los resultados de aquella fiesta están ahí. Biden fue proclamado Presidente sin que –al contrario que en la elección de Bush jr- haya quedado acreditado el más mínimo indicio de amaño. Además, han ingresado por muchos años en prisión algunos de los cabecillas de la algarada. Y todo ello sin olvidar que el episodio se saldó con cinco muertos, cuatro de ellos manifestantes y un policía de los que defendieron el edificio.

Dos curiosidades.

 El 6 de enero a mediodía, Trump, todavía en disposición de las atribuciones presidenciales, se negó  a detener la insurrección, dejando el marrón en manos de su insignificante segundo, Mike Pence. Cuando Donald pidió al fin en persona a los manifestantes que se retirasen, estos le obedecieron sin grandes titubeos. Para haber sido absuelto del delito de organizar esta especie de golpe de Estado no parece que el dato le aleje demasiado de los vándalos, a los que se dirigió con cariño como “personas muy especiales”… La Revolución siempre tuvo su connotación romántica.

 Otra. Uno de los líderes, que pasará muchos años a la sombra, dice que Trump les ha abandonado y que, de alguna forma, no evitando que ingresen en prisión, les ha utilizado para finalmente dejarlos tirados. Si semejante majadero hubiera pensado antes con el cerebro y no con las gónadas quizá no habría ahora cinco personas muertas. Y sí, pedazo de escoria, el héroe que de nuevo  va a hacer grande a América te ha manipulado y en realidad no te quiere, qué pena.

Vean el documental. Fue una auténtica batalla, lo raro fue que no muriera más gente. EEUU es una nación donde la cuestión de la seguridad es obsesiva y las fuerzas del orden están acostumbradas a niveles de violencia muy elevados. Cuesta entender que una banda de perturbados que protestan ante el Capitolio por un bulo se envalentone hasta el punto de superar las barreras y ocupar durante horas el edificio. ¿Hubieran sido asesinados senadores y la Presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, de no haber sido evacuados en el último momento? Pues miren, sospecho que algunos sí y otros no… todo en función de lo que a los líderes de la turba se les antojara, empezando por el mamarracho disfrazado de chamán indio, que vivió sus minutos de fama aquel día invernal en Washington.

Permítanme algunas conclusiones personales.

1.       Si  un grupo de afroamericanos, árabes, latinos, ecologistas o gays intentaran asaltar el Capitolio, serían masacrados. No discuto la actitud de los escasos policías que protegían la sede de las libertades, que en muchos casos fue heroica, pero aquella locura fue posible porque hubo permisividad. La razón es sencilla: los asaltantes eran blancos y ultraderechistas.

2.       Cualquiera de nosotros lleva un revolucionario dentro. Si un grupo de ecologistas dirigidos por Greta Thunberg invadiera el Capitolio para exigir auténticas medidas para detener el cambio climático, entonces sería difícil no experimentar alguna simpatía. En cualquier caso no llegarían tan lejos, o al menos no se emplearían con la violencia nihilista de los fans de Donald. No obstante, tomar la sede del sistema democrático por un bulo estúpido y en defensa de un delincuente… Si ven el documental se pueden hacer una idea de que lo peor de cada casa estuvo en el asalto.

3.       Cuando los insurrectos  llaman “traidores” a los policías que protegen la entrada del Capitolio con la panoplia de que “este edificio es nuestro”, se alimenta una confusión particularmente torpe. Las cámaras representativas son democráticas precisamente porque deben ser contumaces en su trabajo más que nunca cuando reciben presiones y amenazas. De igual manera, a los exaltados hay que explicarles  que el sistema no se puede dar por suspendido porque los acontecimientos políticos no sean de tu agrado. Es difícil que eso lo entiendan descerebrados como el chamán cuando no lo quiere entender el líder que les inspira.

4.       La asociación entre conspiranoia y ultraderecha ha dado lugar a barbaridades tan cómicas como la Teoría QAnon.  Ríanse de los yanquis, pero entre nosotros estas mierdas van obteniendo también alguna celebridad partidaria. Esto sucede por algo que, en realidad, he sospechado siempre: para defender cosas como las que defienden los reaccionarios has de ser idiota, o sea candidato idóneo para que un desaprensivo te manipule.

5.       Parece que Donald volverá a la Presidencia. La llamada “basura blanca” acierta al pensar que va a gobernar contra las minorías raciales, los homosexuales, los funcionarios y las feministas… Lo que no saben es que también va a joderlos a ellos, pues Trump solo es la excusa de las élites para aumentar su fortuna y ensanchar las brechas sociales… y no solo con los morenos, lo siento. Si eres blanco y pobre también apestas… aunque, algo es algo, si asaltas el Capitolio no te matan.  

 

 

 

 

Saturday, June 01, 2024

CARLOS FLORES, VOX Y EL ABORTO

 



Conozco a Carlos Flores Juberías desde hace cuarenta años, íbamos al mismo colegio de curas. Siempre me pareció un tipo aborrecible. Mi amigo Colomo, un descerebrado de manual, se enamoró de la figura de José Antonio Primo de Rivera gracias a las soflamas falangistas que lanzaba Flores en algunos cenáculos del patio: “a ese tío da gusta oírlo”, decía henchido de un fervor digno de los Cien Mil Hijos de San Luis.

 Siempre del lado de los poderosos, Flores vio con absoluta complacencia como algunos compañeros de su quinta eran expulsados por el Padre Alcover, entonces director del Centro. Organizaron una sentada en el patio en protesta porque habían despedido de la plantilla de profesores a un cura comunista por haber decidido secularizarse. Expulsar de forma fulminante a los cabecillas fue la solución de aquel clérigo insignificante al primer acto colectivo de protesta de la historia de aquella escuela. Flores aplaudió con las orejas, pero a mí aquel incidente me sirvió para entender que la democracia empezaba a abrirse paso en esta península de cristianos viejos, beatas e hidalgos.

Estábamos lejos entonces, y más que lo estuvimos después, cuando intervino en mi programa en Radio Klara para defender –para mi sorpresa- la Reforma Universitaria lanzada por el gobierno socialista. Lo hizo bastante bien, era un estudiante de Derecho competente y se notó que tenía más tablas que yo.  En aquella confrontación radiofónica aprendí que debía estudiar muchísimo para permitirme el lujo de defender con dignidad ciertas causas en público. Pensé dos cosas en su favor: una que era un brillante abogado e  incluso un político en ciernes; otra, que acabaría en el Psoe. Hubo sin embargo algo que aún hoy me da pistas siniestras sobre el personaje: defendió a su grupo universitario, un remedo del SEU, el antiguo sindicato estudiantil de la Falange, afirmando que eran los “más caballeros”. A ustedes les parecerá irrelevante, pero a mí me puso tras la pista de que tras el cinismo de mucha gente alineada en la derecha, puedes encontrar los rastros de un fanático con ínfulas decimonónicas.

¿Es un fanático Flores Juberías? ¿Por qué no se conformó con destacar en el PP y ha tenido que emerger un partido ultra para que explotar su talentoso liderazgo? Quizá en el PP no sea - todavía - perdonable tener una condena por maltrato. Sospecho que en Vox es incluso un mérito. Por eso don Carlos ha acabado ahí.

 Me abstengo de juzgar a quien ya ha sido juzgado. Flores tiene derecho a ser candidato e intervenir en el Senado defendiendo lo que crea oportuno, pero son los votantes de Vox quienes deberían hacerse mirar si de verdad otorgan autoridad moral para hablar de derechos y libertades a alguien que hizo lo que él hizo durante mucho tiempo con su ex-mujer. Y no, Carlos, ese no es lo que tú denominas un “asunto privado”.

He sabido poco después de Carlos Flores. Sabía que ha sido durante muchos años catedrático de Derecho Constitucional en la UV. Por eso su ridícula argumentación del otro día en una comisión parlamentaria me sorprendió. Aunque tampoco demasiado, porque en los meses del confinamiento le vi participar en una proclama pública junto a diversos líderes del fachismo patrio para denunciar la dictatorial imposición socialista de encerrarnos en casa para no contagiarnos, con el consiguiente daño al libre comercio y a la libertad de deambular por el mundo.

 

 Este es por cierto un mantra muy presente en la derecha actual: abusan del concepto de libertad tergiversándolo por completo para que se pueda aplicar el predicado de “liberticidas” a los oponentes. Curiosamente, jalean a gobiernos particularmente autoritarios y con afición a restringir libertades y derechos cívicos.

Puedo seguir, pero no hace falta. La cuestión no es que el caballero que el otro día cuestionó la “impunidad” de las que abortan sea un indeseable. Yo creo que lo es, pero lo que yo opine sobre un personaje público no tiene la más mínima trascendencia. Además, y no bromeo, ni  estoy seguro de ser mejor que él ni tengo nada claro que la respuesta adecuada a su intervención sobre esa palabra que le da “tanto asco” sea recordarle, como hizo Yolanda Díaz, que es un maltratador.

¿Saben cuál es su verdadero problema? Que no tiene razón… y eso, amigos, es lo único de mi estéril escrito con lo que quiero que se queden.

Nadie puede obligar a una mujer a ser madre, es así de sencillo. Es su cuerpo, ni Flores ni nadie con aspiraciones de legislador político o moral puede determinar lo que alguien ha de hacer con su cuerpo. Conviene saber que lo que Flores pretende, antes que cuestionar el valor ético de las prácticas abortivas, es enviar a la cárcel a las muchísimas mujeres que lo han hecho y a los médicos que les han ayudado. Me pasa con Flores lo que con Ruiz-Gallardón, al que me recuerda tanto, no sé si es un loco o un cínico. En la Dictadura de Franco los falangistas eran el componente “espiritual” y romántico de una mentalidad que necesitaba algo más que la gelidez del cálculo para perpetrar todos sus crímenes. Flores lleva dentro a ese fanático. O quizá no, quizá solo quiere brillar.

Brillo algo desvaído, me temo. Por cierto, está muy bien querer proteger la vida de los niños. También los de Palestina… Flores podría explicárselo al señor Abascal, pero creo que no lo va a hacer.

Friday, April 26, 2024

SARTRE EN LA OCUPACIÓN

 



Mi absoluta antipatía por la figura de Bernard Henri Levi no ha sido óbice para enfrascarme en la lectura de “El siglo de Sartre”. La razón es sencilla: BHL, como yo suponía, conoce perfectamente el paisaje intelectual francés del siglo XX, y solo por eso conviene leer su ensayo. La sombra de Jean-Paul Sartre que se adivina en todo lo que ha hecho a lo largo de su vida es extraordinariamente alargada. Además, debo reconocerlo, Henri-Levi es probablemente el intelectual vivo más influyente de Francia, lo cual no me parece poca cosa.


 No me gustan sus operaciones financieras ni su obscena riqueza; no me gustan sus convicciones radicalmente pro-sionistas, ni su confusión entre el totalitarismo estalinista y cualquier asomo de socialismo, ni su amistad con Sarkozy o con Macron… No me gusta su ansia de protagonismo ni la propensión –tan de moda entre los reaccionarios, especialmente si son ex izquierdistas- a fingir provocación anti sistema donde solo hay un cómodo rechazo a toda forma de crítica a la política imperialista de los EEUU o al neoliberalismo. BHL pretende pasar por ataque al totalitarismo lo que solo es una forma más de complicidad con los oligarcas del mundo, una casta de la que él forma parte con su habilidad para acumular dinero, poder mediático y haciendas en Francia o en el Mahgreb.

He leído su libro porque, pese a todo, respeto su enconada defensa de su maestro. ¿Merece el autor de La náusea tales auxilios y exculpaciones? Tengo una sensación extraña. Sartre fue un comunista con actitudes más que discutibles respecto a los crímenes del estalinismo. Curiosamente, su doctrina filosófica, conocida como Existencialismo, se relaciona con el totalitarismo soviético como el agua con el aceite. En algún momento, y puesto que tonto del todo no era, Sartre cuestionó algunas operaciones de desvelamiento de las atrocidades del Gulag, pero no porque fueran falsas, sino porque las masas obreras no estaban psicológicamente preparadas para asumir una verdad que probablemente desalentaría su esfuerzo revolucionario. Todo muy sinuoso, demasiado retorcido, me parece a mí. Quizá el apoyo de Sartre a Israel o, sobre todo, la obsesión de BHL por convertirse en Sartre, una especie de intelectual total, expliquen muchas cosas. Creo que BHL no comulga ideológicamente con su maestro, creo más bien que le admira, que le ama, que de alguna forma lo que desea es ser él.


A mitad del extenso estudio aparece el tema inevitable, es decir, la Ocupación, o, lo que es lo mismo, el papel de la intelectualidad francesa en relación a la Francia de Vichy.

Imaginen la siguiente escena. Un tipo con una boina calada y de facciones duras tira al suelo un gauloises y se ajusta las solapas del abrigo mientras se sube discretamente a un tren. Se baja de un salto en la siguiente estación y desaparece entre la niebla de París… Cuando la gendarmerie entre en el tren se encuentra un vagón con varios cadáveres que uno adivina de criminales torturadores de la Gestapo. Me la he inventado, pero en realidad crecí con escenas similares de películas en blanco y negro donde, sospecho, se magnificaba el probablemente precario fenómeno de la Resistence. (Del colaboracionismo, temo que generalizado, se ha hablado siempre mucho menos, claro)



No tengo gran interés en los detalles, me ciño a lo que dice Henri Levi.

Al inicio de la Ocupación Sartre fue confinado en el campo de prisioneros de Treveris, del que huyó según algunas lenguas malintencionadas en “extrañas circunstancias” (Igual pretenden que en vez de sobornar a algún vigilante huyera en moto a lo Steve McQueen) BHL califica de “chismes disparatados de policías intelectuales” ciertas informaciones que aluden al hecho de que Sartre siguiera publicando libros y estrenando en París obras teatrales. Mientras tanto, a Simone de Beauvoir, pareja de Sartre, la echaron de la Universidad, parece que por un asunto lésbico con una alumna, y para poder comer se metió a locutora de radio en un programa nocturno completamente despolitizado. Es cierto que algunos intelectuales huyeron a países aliados o se limitaron a guardar silencio durante la Ocupación. ¿Era mejor eso?

Afirma BHL que durante aquellos años Sartre no escribió una sola palabra que invite a la más mínima sospecha de complicidad o complacencia. Pero hay algo más concluyente: Sartre creó el grupo Socialismo y libertad con la firme pretensión de implicarse en la llamada resistencia interior, que tuvo un papel nada despreciable sobre todo a raíz del Desembarco de Normandía. Aquel colectivo fue poco práctico, elucubraba sobre métodos para asesinar a algunos personajes del entorno del Mariscal Petain y terminó disolviéndose. Todos preferiríamos que Sartre se hubiera parecido al gran Jean Cavailles, filósofo de enorme talento y héroe incuestionable de la Resistencia, el cual terminó siendo fusilado por los ocupantes tras combatir duramente contra ellos.

La pregunta no es si hay ambigüedades y contradicciones en la conducta de Sartre y Beauvoir durante aquellos años dramáticos en los cuales, conviene no olvidarlo, todos los invadidos reaccionaran o no – fueron víctimas de un ejército invasor al que no deseaban. Sartre hubiera podido hacer más, seguramente, pero también podría haber hecho menos. La famosa imagen de la pareja en bici por la orilla del Sena en una mañana radiante ha desatado sarcasmos, pero se me ocurre que quizá pensaron en salir a disfrutar y sonreír precisamente para evitar la depresión que, se me ocurre, era lo que los nazis deseaban ver en los rostros de los sometidos. La verdadera pregunta es más bien qué habría hecho yo en su lugar.

Sartre y Beauvoir vivieron lo que Zizek cínicamente llama “tiempos interesantes”. Yo no tengo esa desgracia, vivo tiempos razonablemente aburridos. Puedo insultar a Netanyahu o hacer chistes contra Sánchez sin correr grandes riesgos. No me considero un cobarde, aunque he actuado como tal en algunos momentos de mi vida, lo cual lamento profundamente. Lo que sé con certeza es que tampoco soy un héroe, aunque hay en mi biografía algunos momentos de una audacia que me sorprende incluso a mí.

¿Qué habrían hecho ustedes en la Francia ocupada por Hitler? Yo sigo pensando que hay razones para retornar una y otra vez a Sartre, pues en su literatura, y quizá aún más en su personaje, se hallan muchas de las respuestas que el siglo XX guarda para que acertemos a entender el presente. Y si quieren un consejo todavía mejor, lean El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Creo que es a ella a quien la historia del pensamiento terminará reconociendo como uno de los intelectuales más determinantes respecto de la condición contemporánea.



Monday, April 15, 2024

SUCCESSION. "SOMOS UNOS MIERDAS"

 


 Si digo que Succession imita la estructura de Star Wars no adelantamos mucho, vale, pero digo verdad … y sus creadores lo saben. Sucede como con La fortaleza escondida, ese inolvidable medieval de Kurosawa que imitó descaradamente Spielberg. La clave es encontrar a dos tontos muy mezquinos cuchicheando insistentemente en las esquinas, lo cual sirve para ir introduciendo al espectador en el relato. Son dos desertores para Kurosawa, dos robots para Spielberg y, para Sucession, Tom y el primo larguirucho.

A partir de esa pista es sencillo establecer paralelismos. El patriarca Logan Roy es Darth Vader, dirigiendo con mano de hierro y una caprichosa crueldad la empresa de comunicación más potente de EEUU y por tanto del planeta. No resulta difícil identificar a Luke, Han Solo, la Princesa Leia u Obi Wan. Quizá ya he dado con el Emperador y tengo que pensar más para encontrar al Maestro Yoda, aunque acepto sugerencias. En cuanto a La Fuerza… bueno, mucho me temo que la única que merece tal nombre es el dinero o, si lo prefieren, el poder, únicas energías capaces de agitar el universo de las megacorporaciones. No es otra cosa que el capitalismo globalizado y monopolista de lo que trata esta serie tan apasionante y, seguramente, tan discutible.

Puedo aburrirles buscando otras referencias como al shapeskeariano Rey Lear –al que me encuentro tan a menudo en toda suerte de historias ficticias y reales-. En términos más precisos, Sucession es, como la saga de Kevin Costner de Yellowstone, un Dallas, Dinastía o Falcon Crest adaptado a la condiciones de producción y recepción características del Siglo XXI, cuando encontramos la teleficción sometida a la lógica de las grandes plataformas y el concepto de serie de éxito se ha hecho más complejo y sofisticado. Se incrementan las líneas narrativas, entran en juego mas personajes, los guiones –y es algo que se refleja mucho en los diálogos- son producto de un ingenio “teamer” sospecho que extraordinariamente profesionalizado… Por lo demás, ya saben: lujo, belleza y un retrato desalentador de la condición humana.

Lo digo sin ambages. Si nos tomamos en serio Sucession es que ya estamos tardando en reinstalar la guillotina, pues el destino de nuestras sociedades, gobernadas desde la sombra por tipos como Logan Roy, es una destrucción asegurada. Sucession es en ese sentido uno de los telerrelatos más crueles de la historia, pues nadie, repito, nadie, puede simpatizar, más que desde el cinismo, con el hatajo de desaprensivos y miserables que pululan por la serie. Basta que alguien, por ejemplo Kendall, tenga algún momento de gallardía para que al poco nos hagan recordar lo profundamente estúpido, engreído y mezquino que es. Y así todos los demás.

Como es sabido, y como indica el nombre de la serie, lo que se nos plantea es la sucesión de Waystar Royco ante la evidencia del ocaso de Logan Roy. Pese a existir más candidatos, la línea narrativa está atravesada por la pretensión de heredar la empresa que tienen tres de los cuatro hijos de Logan, es decir, Kendall, Siobhan y Rome. (El cuarto, Connor, quiere ser Presidente de los EEUU… el pobre no parece entender que a su padre le da igual, pues ya controla con su dinero los centros del poder político, que por supuesto desprecia)

OJO, SPOILERS BRUTALES

La primera muerte de Roy se produce con el inicio de la serie. Tras un ictus el viejo queda en coma y empiezan las hostilidades entre los aspirantes. Contra todo pronóstico se recupera y, hasta la quinta y última temporada, en la que finalmente fallece, dirige el imperio Waystar con la inhumanidad de siempre, pero entre serias dudas respecto a su salud mental. La relación con los hijos es digna de un psicópata, una pelea continua cuyo objetivo es castrar su iniciativa, manipularlos y hacerles sentir que no pueden vivir sin él, por más que, como saben ellos y sabemos los espectadores, tampoco con él, pues Logan Roy es insufrible. A Ken llega a sacrificarlo como Abraham a Isaac, tratando de meterlo en la cárcel para salvar a la empresa; a Rome le da un tortazo; a Siobhan llega a agredirla sexualmente, un siniestro incidente del inicio de la serie y de la que no volvemos a oír hablar, como si hubiera quedado freudianamente invaginado en lo más recóndito de la memoria. Nada de qué extrañarse, el patriarca puede destruir o golpear a sus hijos porque su ira es la de Zeus… puede incluso cometer incesto, pues no hay normas que pongan límites al deseo de un dios.

Cuando al fin muere, la batalla final reúne a los tres hermanos porque hay un yuppi sueco milmillonario e insoportable que amenaza con hacerse con Waystar. Tras una larga pelea, repleta de momentos ridículos y pueriles protagonizados por los hermanos Roy, llega el duelo final. Después de haber acordado juntos que el sucesor es Ken, Siobhan les traiciona y el imperio pasa a manos del yuppi, desapareciendo para siempre de la órbita de los Roy.

Se ha cumplido la maldición de Lear. Con mi muerte acaba todo… y a vosotros, a vosotros os falta talento para ser como yo. Los tres hermanos se apuñalan unos a otros porque, de alguna forma, todos sospechan que no son capaces de dirigir la empresa fundada por su padre. “La verdad”, Ken, “es que eres un mierda, también Siobhan, también yo lo soy… La verdad es que somos unos mierdas”.

En la última escena y después de casi medio centenar de capítulos vemos a Ken solo y devastado sentado frente al mar. Ahora es un inútil con más dinero que nunca porque sus acciones han sido traspasadas, pero solo da lástima.