Tuesday, April 05, 2022

OTRA LEY EDUCATIVA

 





Les voy a dar un consejo: no se crean nada de lo que lean. Y otro de propina: no esperen demasiado de la política, sobre todo, no esperen demasiadas cosas buenas de la política. El problema de la nueva ley de educación no es que sea mala -que lo es como carne de pescuezo- el problema es que es mentira. 

Insisto: no se dejen engañar. Desde hoy, los medios cercanos al PSOE se han lanzado a promocionar el nuevo plan desde el supuesto  de que van a promocionar las enseñanzas prácticas o "competencias" en detrimento del aprendizaje memorístico. Ya ven, por arte de birlibirloque una ley va a revolucionar el modelo pedagógico. "Bueno, la transformación tardará algún tiempo", añaden, y se quedan tan anchos, pese a que saben perfectamente que en cuanto regrese la derecha les tumbarán el decreto y volveremos a empezar de cero. 

Otro de los mantras es que quieren acabar con el fracaso escolar. "La repetición de curso no da resultados", dicen. Como si los equipos evaluadores no consideráramos una y cien veces si a tal o cual alumno le conviene o no repetir, como si necesitáramos que un grupo de desertores de la tiza y expertos en charlatanería pedagógica nos explique qué es mejor para nuestros alumnos. 

Mienten, pues falsear la realidad a sabiendas es mentir. Y mienten porque hace mucho que los gestores decidieron que el objetivo de la política educativa no debía ser mejorar la formación de la ciudadanía, sino ser usada como arma partidaria. La educación produce resultados a largo plazo; cuando se adviertan esos resultados, los Celaà, Marzà, Soler habrán sido olvidados y nadie les habrá de pedir cuentas. Eso sí, de momento harán uso de toda suerte de terminología buenista y tecnocrática para hacer creer al público que van a sacar a la escuela del siglo XIX, en el cual la mantenemos los profesores, esa turba apegada al pasado y empeñada enfermizamente en hacer que los niños aprendan algo en clase. 

Vamos al grano. 

1. El debate sobre la carga memorística es tramposo. La memoria es una parte esencial de la inteligencia, de ahí que para hablar inglés haya que saber cómo se dice "perro" y para entender la Historia haya que saber de qué hablamos cuando decimos "Edad Media" o "revolución industrial". Ahora bien, no conozco un solo profesor actual que obligue a sus alumnos a aprender la lista de los Reyes Godos ni los nombres de todos los presidentes de Francia, lo que evidentemente sería muy estúpido. 

En cuanto a la "enseñanza por competencias", tiene mucha gracia que se presente como una innovación cuando solo es una palabra que designa algo que los profesionales conocemos desde siempre. Multiplicar fracciones, comentar textos, usar un ordenador, analizar oraciones, efectuar presentaciones orales, guardar turnos de palabra, ducharse en el gimnasio, tocar la flauta, llamar a la puerta al llegar, pedir permiso para ir al servicio... todo eso son competencias, las venimos enseñando desde siempre y siempre han formado parte de la evaluación. 


2. Lo que pretende el Gobierno con esta ley es bajar las cifras de fracaso a costa de reducir los estándares educativos, es así de sencillo. Lo que estos señores no quieren entender es que los docentes no suspendemos por sadismo o por falta de recursos pedagógicos, sino porque trabajamos con chavales que necesitan algún tipo de motivación para el esfuerzo. Si un aprobado, o incluso un diez, se obtienen a cambio de nada, dejan de tener valor. Ya son muy pobres los niveles actuales para que ahora, no solo me exijan que los vuelva a bajar, sino que incluso me cuestionen la posibilidad de declarar no apto a un alumno que ni sabe, ni quiere saber ni tiene un comportamiento digno en clase. ¿Por qué no me piden que ponga la tele durante mis clases en vez de intentar enseñarles a pensar mejor, a expresarse mejor, a escribir mejor, a leer más, a ser puntuales, a sentarse correctamente, a debatir temas serios...?


3. Los gestores educativos jamás preguntan a los profesionales qué queremos y qué necesitamos. Entonces hablaríamos, por ejemplo, de las ratios por grupo, del exceso de burocracia, de la autoridad del profesor... No se nos consulta a quienes vivimos a pie de obra porque saben que lo que les diríamos no va a gustarles. Es mejor decir que necesitamos ser reciclados o que muchos somos algo reticentes a la "innovación educativa". Hay que joderse, con perdón. 


4. La incapacidad histórica del legislativo español o, lo que viene a ser lo mismo -del PSOE, el PP y los nacionalistas- para establecer un pacto educativo es consecuencia de que a todos les importa una higa la enseñanza. Prefieren convertirla en un arma arrojadiza. La nueva ley será derogada por el siguiente gobierno adversario, y lo pagará la comunidad escolar, que tratará de sobrevivir en la confusión que los gestores crean. Esto no significa que haya modelos opuestos. Muy al contrario, PP y PSOE están de acuerdo en lo fundamental, pero tienen que escenificar su batalla -por ejemplo respecto a la asignatura de Religión- para hacernos creer que están enfrentados. Es falso, la razón por la que se llevan mal es porque los dos quieren lo mismo, que es el Poder, pero sus desacuerdos en educación son humo.


5. ¿Y cuál ese acuerdo de fondo? Lo digo de una vez, y es la conclusión de esta reflexión de un profesional desanimado y escéptico: la educación es hoy entendida como un bien de mercado. Una legislatura tras otra, incluyendo esta en la que, supuestamente, la coalición con UP les iba a apretar, el laborismo español olvida que el gran problema del sistema son los conciertos educativos, entre otras cosas porque son un invento de Felipe González. En la práctica, el desvío colosal de fondos hacia los centros privados, de titularidad eclesiástica casi todos, condena a la enseñanza pública a ser una especie de beneficencia para tener guardados a los niños de clases menos pudientes unas horas en un centro. Como la concertada se permite seleccionar a sus alumnos, y como su lógica se basa en la segregación económica, el impacto de las tensiones y los desórdenes sociales es absorbido por la pública. 


Se exige rebajar los estándares porque ya hace tiempo que se renunció en España a una enseñanza pública de calidad. No es que la educación no sea importante, claro que lo es. Pero todos sabemos que el designio supremo del capitalismo es mercantilizar los bienes deseables. Por eso, lejos de aquella filosofía de la escuela pública como "ascensor social", lo que se pretende es que quien quiera un buen producto, es decir, el potencial "cliente" de la formación, lo pague como consumidor privado. Así, la institución pública queda reducida a beneficencia, guardería, garaje para niños... Lo que Celaà y compañía presentan pomposamente como una gran transformación pedagógica solo es la cortina de humo que oculta la intención de convertir la escuela pública en una especie de híbrido entre la guardería y la prisión, una fábrica de mano de obra dócil y barata y un dispositivo para extender la indiferencia y la desactivación políticas. Eso es todo lo que el neoliberalismo mantiene hoy del antiguo Estado del Bienestar. 


No se crean nada, tampoco lo que yo les diga. Aunque yo, al menos, sé que me tocará padecer a pie de obra las ocurrencias de estos tipos. 

  

No comments: