Thursday, February 11, 2021

EL OUMUAMUA

 


Recién me entero que el Oumuamua pasó muy cerca de nosotros en 2017.


Los astrónomos que lo detectaron gracias al potentísimo telescopio de Hawai lo clasificaron inicialmente como cometa. Quedó después degradado a la condición de asteroide, que es a grandes rasgos un trozo de pedrusco que deambula por el espacio esperando a caer bajo la atracción gravitatoria de algún astro con más empaque...lo equivalente en el lenguaje emocional astronómico a que alguien te quiera. Por lo visto Oumumua, que por cierto presenta una forma apepinada que estéticamente no le favorece, no pertenece al sistema solar. Vamos, que mientras surcábamos el espacio nos topamos con él. Resulta que su movimiento en parábola ha sorprendido mucho a los científicos, que no aciertan a explicarlo, así como ciertos tonos brillantes que por lo visto tampoco son comunes en este tipo de cuerpos interestelares. 


Les estoy aburriendo, lo sé, pero esperen, esperen y verán, que ahora viene lo diver. 



Avi Loeb es un prestigioso astrónomo de Harvard... Nada que ver con Iker Jiménez, Juan José Benítez o la Bruja Lola. Afirma el profesor que las extrañas características de "El explorador" -que es lo que significa Oumuamua en lengua hawaiana- solo pueden explicarse porque se trata de un artefacto de fabricación alienígena. Cuando le indican que su condición de pedrusco no recuerda demasiado a los platillos volantes, Loeb contesta que no se trataría necesariamente de una nave tripulada por hombrecillos verdes con la cara de Rossy de Palma y el cuerpo de Miquel Iceta, que es como nos solemos imaginar a los marcianos. Es más bien, dice, "una baliza o sonda", un objeto lanzado al espacio hace muchísimo por una civilización seguramente ya extinguida y que intentaba establecer algún tipo de comunicación intergaláctica.


Cierto fraile anglosajón del siglo XII por el que experimento especial devoción, Guillermo de Ockam, nos enseñó que ante dos hipótesis lo sensato es decantarse por la más "económica" o, si lo prefieren, por la más facilona. Fray Guillermo, al que uno imagina como un clérigo algo prosaico y aburridote, hizo así popular la llamada "Navaja de Ockam", que sirve sobretodo para fastidiar a los farsantes. Los tipos como él hacen el mundo algo menos emocionante, pero es gracias a ellos que aún no nos hayamos extinguido.


Es posible que Oumuamua sea un regalo enviado desde una civilización de Betelgeuze, pero a mí me parece más probable que el ínclito profesor de Harvard haya encontrado en él la posibilidad de hacerse rico y famoso. ¿Que la comunidad científica lo ha puesto a parir, como hacen siempre porque lo que les gusta es chinchar a los buscadores de alienígenas? Sí, es como eso de que la NASA y la CIA van siempre ocultándonos lo mucho que saben sobre avistamientos y abducciones. Pero a mí, siguiendo lo de la Navaja, me parece más fácil creer que la esposa del bueno de Avi tenga caprichos caros o que en Harvard le hayan negado la condición de catedrático para dársela a otro que se lleva mejor con el decano. En este último caso sería más sencillo asumir que se la refanfinfla su reputación en la casta académica. En breve saldrá publicado su libro "Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra". Sospecho que lo va a petar y que le va a dar más pasta e intervenciones televisivas que sus anteriores trabajos sobre la hipervelocidad de la galaxia de Andrómeda o la acción gravitatoria de las enanas blancas. 


Bien. Les sorprenderá que me ría de mí mismo emitiendo sospechas de fraude hacia una celebridad mediática emergente, pues soy yo quien ahora mismo concede líneas a un señor con pocos escrúpulos al que no habría hecho ni puñetero caso si no le hubiera dado por decir majaderías sobre un pepino espacial. Y será razonable su asombro; ya ven, no dejo de ser uno más de tantos mediocres que se contradicen en facebook. 



Todos somos humanos. Bajo esa imagen de tipo circunspecto que pretendo dar para que mi suegro me respete, lo que se encuentra es el tierno corazón de un niño obsesionado con las lecturas de R.Haggard, HG Wells, Phillip K.Dick y, obviamente, Julio Verne. A mí lo que me gustaría es que Oumuamua estuviera repletito de alienígenas. Con tal de que nos visitaran civilizaciones remotas aceptaría ser abducido e incluso que, con intenciones experimentales, me devoraran los marcianos después de succionar mis líquidos y meterme a cachos en botes de encurtidos. El problema es que Ockam, Cervantes, Woody Allen y mi propia peripecia biográfica me han enseñado que no hay milagros ni en Lourdes y que el mundo está repleto de desaprensivos. 


Quizá el auténtico fenómeno paranormal sea que aún superviva la raza humana teniendo en cuenta la docilidad tan pueril con que prestamos oídos a tanto vendedor de crecepelo sin escrúpulos. Pero ya saben: para que haya un listo tiene que haber unos tontos. 

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