Wednesday, June 02, 2021

LOS INDULTOS


Inevitable a estas horas opinar sobre los indultos. 


No hace falta escuchar imprecaciones, desafíos, amenazas y otros graznidos en los diarios, radios y teles de la Brunete mediática... Basta con acercarse a la barra de un bar o, como me pasó ayer, deambular por la frutería del Mercadona, para ver cómo se van afilando las cuerdas y cuchillos del linchamiento de Pedro Sánchez. Es preciso decirlo, y da igual si responde a un pacto anterior con Esquerra Republicana -como todos sospechamos- o lo hace por sentido de la responsabilidad: este gesto acabará con su gobierno, y puede que incluso con su carrera política... Y él lo sabe, ergo hay que tenerlos muy bien puestos para tomar una decisión así.  


Me dirijo, en exclusiva, a quienes tienen ganas de hablar y, de estos, a aquellos para los cuales dialogar no consiste en defender una posición, sino en esperar que el otro me proporcione algo que yo no tengo. Como no soy seguidor de Habermas, no creo en la posibilidad de establecer unas condiciones ideales para el diálogo... Siempre hay presiones, siempre se ejerce alguna forma de violencia en controversias tan inflamables. No hay manera de escapar al aire viciado que respiramos cuando el asunto en cuestión afecta a nuestro bienestar, a nuestro futuro, a nuestro amor propio incluso. Me conformaré con esperar, por consiguiente, que quienes me lean partan de la consideración de mi buena fe, que es exactamente lo que yo haré con ellos.


Al grano. Sánchez ha de indultar a los presos. Es mi opinión y creo poder argumentarla. 



En primer lugar -y pese a que de ninguna manera acepto la denominación de "presos políticos" para Jonqueras y compañía, ni la de "exiliados" para Puigdemont y otros- entiendo que el Procés es  una iniciativa secundada por gran parte del pueblo catalán. Violar la ley y suspender o abolir garantías parlamentarias básicas, como hizo el Govern de la Generalitat, es una conducta delictiva y debe ser juzgada como tal por las instituciones judiciales del Estado democrático. 


Que se traicione la legalidad constitucional por motivos políticos no hace desaparecer la especie delictiva, pero sí tiene valor a efectos de la posibilidad del indulto, máxime cuando el carácter de rebelión contra el Estado que impulsa al infractor no ha sido canalizado desde la violencia. No cabe la amnistía, como pretenden los independentistas, pues España no es en ningún caso una dictadura ni un Estado ilegítimo, ni tampoco subsiste la figura del "error judicial". Pero el indulto no es una decisión de los jueces, es una medida política prevista, y por cierto se ha aplicado anteriormente a personajes condenados por crímenes de corrupción e incluso de terrorismo de Estado, sin olvidarnos de la amnistía generalizada que se acordó, al modo de Ley de Punto Final, al Régimen de Franco. Conviene no ignorar que Jonqueras y sus compañeros han pasado varios años en la cárcel, incluyendo una prisión preventiva de dudosa legitimidad.



Hay una segunda razón, y me remito a las explicaciones que han aparecido en los últimos días en el diario El País, que no es sospechoso de activismo radical, excepto a los ojos de los reaccionarios más talibanes,  ( https://elpais.com/opinion/2021-05-31/indultos-a-tejero-si-y-a-junqueras-no.html) (https://elpais.com/opinion/2021-05-30/a-los-catalanes.html). (https://elpais.com/opinion/2021-06-01/necesidad-y-utilidad-social-del-indulto.html?rel=lom). Los presos han de ser liberados porque ese es el gesto que el Gobierno Central ha de hacer para superar la fase del choque de trenes y encaminarse hacia un tiempo nuevo de deliberación. Como muy bien explicó el Editorial del diario del 30 de mayo, el gesto no busca una reconciliación del Estado con los líderes, sino con la ciudadanía catalana. Es preocupante, y en cierto modo desalentador, que la mitad de los catalanes haya apoyado iniciativas tan dudosas como un referéndum sin garantías, o tan irresponsables y antidemocráticas como la proclamación de la República, que se saltó olímpicamente los derechos de millones de catalanes y aún de españoles del resto del Estado. Pero también fue intolerable el ejercicio de violencia represiva que llevó a cabo el Gobierno Rajoy para evitar el referéndum, que constituyó en cualquier caso una movilización popular pacífica. 


No sé si con esto se rebaja el célebre suflé. Sí sé que lo que no lo rebaja es enviar a las fuerzas del orden a soltar porrazos. Lo que se consigue con eso es exactamente lo contrario, y sucede lo mismo con la obtusa pretensión de ignorar la existencia de un conflicto muy serio en Catalunya, por no hablar del ridículo anticatalanismo que se detecta en gran parte de la derecha española. Hay veces en que me pregunto si la evidencia, nos guste o no, de que la mitad de los catalanes no desean seguir siendo españoles tiene que ver con el deseo de muchos ciudadanos del Estado de una España completamente "descatalanizada". Lo diré de una vez: los reaccionarios españoles son por lo común hostiles a todo lo catalán. Y, qué quieren, si yo tuviera esa sensación respecto a mi tierra también me fugaría. No sé si me irían bien las cosas, a lo mejor no, pero sería la manera de no tener que decir que soy paisano de Jiménez Losantos, Herrera, Aznar, la horda de Vox y tantos y tantos tipos y tipas que están en mis antípodas mucho más de lo que están algunos de mis allegados, catalanes o valencianos, que simpatizan con el Procés. 


A estos solo les pido una cosa. Dejen de equipararme, cada vez que se me define como unionista, con el facherío hispánico. No tengo nada que ver con ellos, y me ofende enormemente que se sugiera tal cosa. En la España que pretenden me reconozco tan poco como ustedes... puedo que incluso menos. Y de esa España yo también me iría. De otro lado tampoco estoy seguro que haya grandes distancias, más allá del idioma, entre ese facherío hispánico al que ustedes tanto desprecian y las élites del Principado, que por si no lo saben son las que aspiran a seguir dirigiendo la República cuando se proclame no en falso. 


Deberían considerarlo. Pero si siguen pensando que Sánchez y su gobierno es lo mismo que Rajoy and company... entonces los que de verdad no quieren dialogar son ustedes. 



    

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