Wednesday, March 09, 2022

EL PISTACHO Y LAS FEMINISTAS


Tengo mis propias razones para no declararme feminista. Entiendo que para una mujer esa declaración es útil e incluso imprescindible. En mi caso, no asumirme como feminista me permite esquivar ciertas balas y, por consiguiente, me ayudan a expresarme con más libertad. Y debo hacerlo, porque la cuestión que el feminismo plantea, la lucha contra la discriminación histórica y presente que sufre la mitad de los seres humanos, requiere debate y posicionamiento. No se puede eludir tal obligación, pues incluso cuando uno dice "pasar del tema", corre el riesgo de estar dando por bueno una circunstancia que causa el mal de muchos congéneres. 


Hay otro motivo de tipo profesional. Soy educador y trato a diario con adolescentes a los que imparto tanto clases de filosofía como de ética, que por cierto es una parte esencial del saber filosófico. Tengo un alumno al que llaman el Pistacho. Tiene perfil de hiperactivo y, como suele ser el caso, resulta en sus buenos momentos un pelmazo irredento y, en los malos, un alumno disruptivo de esos a los que has de reñir severamente si quieres tener la clase en paz. Aún así, y no es buenismo docente, creo que no tiene mal fondo. 



Esta semana el Pistacho me planteó con cierto enojo con respecto a cierto acto de reivindicación del 8M que se iba a celebrar en el patio del IES durante el recreo. No dudo de su autonomía intelectual, pero las cosas que dijo ante sus compañeras me suenan a tópicos que tengo muy oídos. Disculpen si me pongo demasiado pedagógico, pero creo que hay argumentos que, más que a un conglomerado ideológico más o menos sofisticado, responden a cuestiones de derecho humano básico... casi de civilización, diría yo. Habría quien a esto lo llame "adoctrinamiento". Pero quiero recordar que los empleados públicos hemos jurado la Constitución española, y que esta pueda y deba ser cuestionada, no nos exime de saber que los fundamentos del estado de derecho se inspiran en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Defender dicho marco legal y moral no es una posibilidad, es una obligación democrática. Si esto equivale a adoctrinar en la ideología de género o en el marxismo, bien, prefiero ser vehemente defendiendo los derechos básicos y la autoridad de la razón antes que dejar cuestiones fundamentales en manos de Telecinco, de Federico, de algún youtuber ignorante o del obispo trabucaire encargado de decir la próxima fascistada de la que se hagan eco los medios. 


 1. "El feminismo es machismo al revés. ¿Para cuándo el Día del Hombre". Machismo al revés, en todo caso, sería hembrismo. Se conmemora el Día de la Mujer porque el 8 de marzo de 1857, después de un incendio en una fábrica textil de Nueva York que causó 147 muertes -23 de ellas eran de varones-, miles de trabajadoras salieron a la calle para exigir una mejora de las lastimosas condiciones laborales de la revolución industrial y el final del trabajo infantil. Las mujeres han sufrido miles de años de sometimiento, los hombres no. Se conmemora la lucha contra el machismo por la misma razón que se celebra el día contra el racismo o el día de los trabajadores. La civilización consiste precisamente en eso, en crear instituciones y tejido jurídico contra la dominación. 

2. "Las tareas domésticas ya están repartidas". No lo están. Fue peor en otros tiempos, pero incluso en las naciones más desarrolladas, las labores de cuidado y domésticas -las retribuidas y las que no lo son- corresponden mayoritariamente a las mujeres. 

3. "El feminismo se basa en el odio a los varones". Reconozco que hay ocasiones en que presiento en algunas mujeres -por fortuna, minoritarias- cierto rechazo a mi condición sexual. Lo que pasa es que las personas a las que me refiero no son necesariamente feministas. En cualquier caso, el feminismo no nace como movimiento contra la condición masculina, sino contra el patriarcado, sus prácticas discriminatorias, sus instituciones, su violencia...

4."El feminismo es excluyente, no quieren que participemos de su movimiento". No es esa mi sensación. Cuando me manifiesto en favor de las reivindicaciones en pro de la igualdad de la mujer, que comparto plenamente, no suelo encontrar rechazo ni animadversión en las feministas. Son los reaccionarios los que me lo reprochan. En algún caso incluso me han acusado de no tener cojones o de ser un calzonazos. (Un día de estos me liaré a hostias, por cierto)

5. "No hay brecha salarial ni inferioridad laboral". Con esto no voy a perder tiempo. Solo les cuento una cosilla. Circula por youtube un video de la radio en que el director de La Razón, Francisco Marhuenda, explica esa cuestión a Federico Jiménez Losantos, quien visiblemente enojado replica que tal aseveración es completamente falsa en nuestro tiempo. No añado nada más.  



6. "La mayoría de denuncias por violencia de género son falsas". Esto no solo se lo he oído al Pistacho, que tiene un pase, me lo han dicho con aparente convicción adultos hechos y derechos. Una abogada habituada al turno de oficio y poco dada a maximalismos ideológicos, me dijo que, ciertamente, existen las denuncias falsas. Puede que incluso sean más de las que a veces reflejan las estadísticas, dice. Estas manejan cifras de alrededor del 0´1 por cien. Si resultan ser el doble, podemos concluir en que de cada mil denuncias por violencia machista, dos resultan ser fingidas. Conviene no obstante tener en cuenta dos factores, me dice la abogada. El primero es que hay muchos casos de malos tratos que no se denuncian por miedo. El segundo es que la inmensa mayoría de casos denunciados acaban sobreseídos por falta de pruebas. Esto significa que por cada caso de violencia machista que acaba en condena hay miles y miles que quedan en nada. 

7. "Las feministas son feminazis". No simpatizo con la particularidad semántica -qué pesado se pone este planeta con resucitar a Hitler-, pero mentiría si dijera que no he conocido a autoproclamadas feministas con tiznes excluyentes, aparte de algunas estúpidas, ignorantes, incoherentes o simplemente ridículas. (Por cierto, las he conocido sobre todo entre profesoras y hasta catedráticas de la universidad, qué cosas) El problema es que son una minoría. También he conocido absolutos indeseables en grupos anarquistas, leninistas o ecologistas. En cualquier caso, y pese hay ciertas actitudes en el movimiento feminista que me molestan, hay bastantes más cosas que me molestan en los partidarios de los toros, en los que votan a Trump o en los que les dicen guarradas a mis alumnas por la calle. 

8. "Ya no se puede ni ligar". Nunca he sido gran experto en tales lides, por lo que no creo poder opinar con gran propiedad al respecto. Pero puedo contar una cosa. Vi una peli dirigida por Fernán Gómez en los sesenta en las que una joven que camina por las calles de Madrid es sistemáticamente sobada, acosada o reclamada por asquerosos desconocidos. "Eso no lo ha inventado Fernán Gómez", me dijo mi madre, que no ha leído a Simone de Beauvoir y que, a sus ochenta y tantos, ya es difícil que se adscriba a los sectores más ultramontanos del feminismo. No sé, da que pensar. Pero yo, como el otro día le dije al Pistacho, no soy feminista, claro.  


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