Sunday, September 09, 2018

EL CUENTO DE LA CRIADA (III)


 Es significativo el titular que me topo en la web de Antena 3 cuando busco información sobre El cuento de la criada: "Las diez horribles condenas y torturas de Gilead". 

Con ello, supongo, pretenden estimular el interés masivo por la serie, de lo cual podríamos deducir que las masas son sádicas. En cualquier caso, es todo un aviso a navegantes respecto a lo que me informan que podremos ver en la segunda temporada de Handmaid y que yo ya he decidido perderme: un ejercicio de crueldad insistente donde siempre sabremos quienes son los malos y quiénes las inocentes víctimas con las que, sin dudarlo un momento, habremos de empatizar a priori. Más o menos como en "The walking dead", pero con legitimidad ideológica... dicen que Handmaid es una serie feminista. No queremos habitar en Gilead, claro, pero estaría bien que el mundo fuera como en esas series americanas donde siempre tienen la bondad de dejarte claro de entrada donde está el Bien y dónde el Mal. 


Nos dicen que en materia política sólo cabría detectar efectos positivos en la visión de la serie. No es extraño que muchas feministas del mundo, para protestar sobre su condición subalterna en el patriarcado, hayan optado por vestirse como las Marthas de Handmaid. Se diría que el autoritarismo de Trump, su alergia a la libertad de expresión, su rancio nacionalismo, su persecución a los outsiders son sólo los primeros pasos de un camino cuyo destino es Gilead. "Ahí tenéis el Tea Party, los Estados integristas que prohíben en los colegios las teorías que refutan la Biblia, la histeria colectiva inducida frente a la amenaza islamista, el rechazo a los gays o a la emancipación de la mujer, el culto a las armas y a la violencia... Es así como desde el espíritu más reaccionario podemos deslizarnos hacia el estado de excepción y la clausura de los derechos y las libertades"

Todo este discurso propiciado por Handmaid parece plausible. ¿Por qué entonces me suena tanto a impostado? ¿Por qué a menudo tengo la sensación de presenciar una fiesta de disfraces con esas pintas a medio camino entre el barroco y el victorianismo que resumen la celebrada iconografía de la serie? 

No insistiré demasiado en las grietas narrativas de Handmaid porque, en realidad, nunca exijo a un relato que sea verosímil... Lo que le exijo es que me permita "creérmelo". En cualquier caso me parece impensable que Gilead pueda mantener en secreto ante el mundo su deriva totalitaria y represiva, como se nos sugiere. Es difícil imaginar cómo la irrupción de los nuevos amos encuentra tan poca resistencia y cómo consiguen tanto poder de forma tan repentina... Aunque, claro, tenemos la crisis de fertilidad, un deus ex machina tan inexplicado -pero imprescindible para activar el relato- como el virus que convierte a los muertos en zombis en una serie de consumo rápido como Walking dead. Ni esa ni otras incongruencias, insisto, me preocupan demasiado por sí mismas. Es la sensación que alimentan en mí de que el relato no es creíble. 

 "El cuento de la criada" captura hábilmente algunas tendencias autoritarias, es decir, enemigas del progreso social y las libertades y derechos democráticos, y las hace converger hacia una trama distópica que parece consistente. Astutamente recicla esas tendencias autoritarias, represivas, intolerantes o integristas para construir un espacio cerrado y perfectamente reglamentado en el que dichas tendencias puedan hacerse efectivas institucionalizándose. Esto es Gilead...


Pero Gilead no es el futuro que nos espera. Ese futuro puede ser aún peor. O no. Puede ser injusto e indeseable, puede incluso ser de alguna forma totalitario. Pero las líneas de la tiranía ya no son las del control represivo, la persecución de la disidencia y la ortodoxia moral. El terror al que nos enfrentamos y que debemos combatir es de otra índole. Tiene que ver con la exclusión, la desigualdad, la pobreza, la precariedad, la indiferencia política y el declive de la ciudadanía y las instituciones públicas. No vamos hacia la República de Gilead, que por cierto no tiene nada que ver con Donald Trump. Vamos hacia Blade Runner, es ese el riesgo. 

Les pido una última lectura sobre este tema, tengan la bondad. 


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