Friday, September 07, 2018

EL CUENTO DE LA CRIADA

A lo largo de este verano, coincidiendo con la emisión en abierto de "El cuento de la criada" en Antena 3, se me ha ocurrido referirme en tono poco entusiasta a la serie que parece tener cautivado al mundo entero. Mi descuelgue internáutico veraniego, la prudencia que me disuade de no herir ciertas susceptibilidades y la convicción de que, pese a mis reparos, estamos ante un magnífico producto televisivo han hecho que guarde silencio durante dos meses en medio de la admiración generalizada. 

No me demoraré en el odioso terreno de las comparaciones. Si Handmaid me pareciera una serie insignificante no habría caso. Proyecto considerables dudas sobre ella porque creo que contiene trampas, insuficiencias y contradicciones, y porque su impactante factura visual y el fabuloso trabajo de su actriz protagonista no me parecen razones suficientes para situarla -como algunos hacen- dentro del elenco de productos míticos que han convertido las dos décadas de siglo que llevamos en la era de las series televisivas. No estoy pensando solo en la tetralogía inevitable -Soprano, The Wire, Mad Men, Breaking bad-... Me sorprende que personas que parecen arrebatadas por Handmaid  no se hayan percatado de que series no tan multitudinarias como Deadwood, la primera entrega de True detective o Rectify contienen mucha más densidad y son bastante menos tramposas y transmiten dramas humanos bastante más oscuros e inquietantes. 

Es cuestión de gustos, dicen... Bien, pero más allá de lo atractiva que sea la distopía de Gilead, esa especie de reino puritano integrista del siglo XVII trasladado a nuestro tiempo, la cuestión es si Handmaid traduce temores realmente consistentes. Yo creo que capta hábilmente algunas tendencias que a no dudarlo están presentes en la actualidad, desde el incremento de las tecnologías de vigilancia hasta la insurgencia furiosa. de los grupos más reaccionarios. Pero el resultado es, en mi opinión, fallido. El cuento de la criada no consigue desatar mi horror, no corresponde a mis pesadillas respecto al  futuro del mundo. Podemos enfrentarnos a un mundo temible... Pero no es el de Gilead. Trataré de explicarme, por si les apetece. 

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