Wednesday, July 19, 2023

ELEGIR









Orientar el voto en contra de alguien puede parecer poco saludable, pero sospecho que mis convicciones rechazan a la derecha con bastante más clarividencia que cuando apoyan a la izquierda. He hablado en muchas ocasiones de las cosas que ha hecho bien y las que ha hecho mal el gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. Exactamente igual que, en mi contexto local, con el alcalde Ribó y el President Puig. Ambos me parecen infinitamente más recomendables que sus predecesores, es decir, Barberá y la gloriosa dupla Zaplana/Camps. La razón es sencilla: son personas decentes y, con sus errores, no son gestores negligentes, despilfarradores ni irresponsables. Para mí esta pasado por la izquierda en Valencia ha sido un golpe de aire fresco frente a la corrupción y la falta de sentido institucional de la derecha que ha gobernado de arriba abajo el territorio autonómico durante más de dos décadas. 

¿Hay, aún así, razones para no confiar en la izquierda? Las hay sobradas, por eso no le pido a nadie que comparta mi decisión -votaré a Sumar-, pero no me privaré al menos de explicar por qué creo que apoyar a la derecha, y más a una derecha asilvestrada por los ultras, es un grave error que no va a provocar más que conflictividad, corrupción y pobreza. 

Voy al grano.

1. La derecha cree que la desigualdad es un bien en sí mismo. En eso consiste su "meritocracia", que, como la célebre "igualdad de oportunidades", tendría cierto sentido si fuera real. El problema es que es mentira. La política económica de la derecha no es liberal en esencia, es oligárquica y ahoga la supuesta meritocracia en favor de los privilegios de las grandes fortunas y las macrocorporaciones. El gran problema es que tenemos en este país del mundo desarrollado un 30 por cien de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza. Eso sí, desde la Gran Recesión, la industria del lujo ha incrementado espectacularmente sus ventas. 

2. La corrupción es inherente a la derecha española porque, como es una derecha iliberal y de bases autoritarias, no cree que la política tenga otro fin que la obtención de poder y fortuna. No digo que todo numerario del PP sea un ladrón, lo que digo es que la mayoría de personas que ingresan en ese partido, como en Vox o Ciudadanos, miran un horizonte de enriquecimiento personal a través de la política y sus adherencias, léase puertas giratorias, concesiones a dedo, tráfico de influencias... Este no sería un problema tan grave si la percepción del mal de la corrupción del electorado de derechas fuera similar al de las izquierdas. La izquierda corrupta ha sido durísimamente castigada en las urnas; en la derecha no es así, y, en ocasiones, se diría incluso que  meter la mano o traerse "volquetes de putas" a las fiestas es un elemento electoralmente favorable.

3. La mirada despreciativa, desconfiada y arrogante con la que los reaccionarios miran a la inmigración no les impide tener cuidadoras y chachas hispanoamericanas sin contrato ni emplear a similares en tiendas y bares a sueldo miserable. Viva el emprendimiento.

4. Es muy respetable defender la institución familiar. Pero se me ocurren tres objeciones. La primera es que proteger un tipo de familia no es proteger a "la familia", es solo ser un enemigo de la diversidad y el derecho, además de un hipócrita. Segunda: abortar es algo terrible, sobre todo para la mujer que decide hacerlo. Pretender añadirle sufrimiento haciéndole sentir que no es dueña de decidir sobre su cuerpo es una crueldad atroz. Tercera: nunca entenderé -o quizá sí- por qué quienes más hablan sobre fomentar la familia son los que más trabas ponen a las leyes sobre conciliación y los intentos de evitar la discriminación salarial. 

5. Está muy bien llevar la patria en la muñeca. Yo también me alegré del gol de Iniesta y celebro que a la mayoría de los españoles -por la cuenta que me trae- nos vaya bien. El pequeño problema es que la España que muchos defienden parece no ir más allá del Guerrero del Antifaz, el nacional-catolicismo y sus gloriosas cruzadas, Bertin Osborne, las corridas de toros y el Coño de la Bernarda. Para empezar, y ya que son tan patriotas, estaría bien que pagaran impuestos en vez de evadirlos a paraísos fiscales... La rojigualda sonreiría de felicidad mientras la empuja el viento de la justicia fiscal.

6. El modelo educativo español es uno de los más clasistas de Europa. Adiós al ascensor social que en algún momento se buscó en la escuela pública. Con dinero de todos se financian escuelas de élite, de titularidad generalmente eclesiástica y habituadas a una feroz selección del alumnado, por supuesto en favor de cayetanos y en perjuicio de inmigrantes, tullidos y problemáticos de toda ralea. Nunca en los últimos cien años se ha bloqueado tanto la movilidad social como ahora. Por cierto, lo de que en la escuela pública adoctrinamos, por ejemplo en la "ideología de género", tiene narices. Se ve que en los Maristas y en la Santa Pierna no adoctrinan. Me formé, o más bien me deformé, en un colegio de curas... no me tomen por ingenuo.

7. La idea de que la sanidad se gestiona mejor desde manos privadas es simplemente una mentira, posible solo en la medida en que los gobernantes decidan que si la dejan deteriorarse crearán el espacio adecuado para venderla barata, preferentemente a sus empresarios amigos. La salud es algo demasiado importante como para dejarla en manos de quienes decidirán cuándo mis enfermedades son rentables y cuándo no. Privatizar la sanidad, como se viene haciendo en Madrid, es poner la carga definitivamente destinada a destruir el Estado del Bienestar. "Meritocracia" significará entonces "sálvese quien pueda" o, si lo prefieren, "que se jodan los débiles". Siempre cabe, no obstante, ganarse el cielo ante el espectáculo indecente de la pobreza dejando unas moneditas en el cepillo de la iglesia... "Capitalismo compasivo", creo que lo llamaba Bush. 

8. Ante el cambio climático caben dos formas de negacionismo. La primera pasa por hacer como los medios de ultraderecha: contratar a una vieja senil con ínfulas de meteoróloga que nos diga que sí, que hace calor, pero que no es por la actividad humana sino porque el sol anda últimamente algo estresado. La otra es hacer como si no existiera, es decir, no me gusta que me digan que soy el culpable del calentamiento del planeta y que tengo que cambiar de hábitos, por lo que voto a quien me quite tan molestos cargos de conciencia. Yo no tengo duda de que estamos ante una catástrofe sin precedentes y que los gobiernos no están tomando decisiones suficientemente contundentes. Ahora bien, ¿creen que serán gobiernos de derechas, es decir, negacionistas, los que se sientan presionados políticamente para actuar?

9. En España muere una mujer de media cada semana por malos tratos, normalmente de sus parejas o ex-parejas. Está muy bien querer cerrar los "chiringuitos feministas" y cambiar el rótulo de "violencia de género" por el de "doméstica" (hay que ser imbécil, por cierto). Pero si lo que hay detrás del mareo terminológico es desproveer a las instituciones de recursos para combatir el problema, entonces lo que queremos no es que el problema se solucione, sino que crezca. 

10. "El colectivo LGTBI está imponiendo al mundo su ideología"... Yo más bien creo que están defendiendo, con mucha inteligencia por cierto, el derecho a la diversidad. Y ahora viene la pregunta: ¿nos cargamos el matrimonio gay? ¿prohibimos los cambios de sexo como Putin? ¿toleramos e incluso fomentamos que por las calles y en las aulas se acose a los LGTBI cuando les da por "exhibir" su orientación? 

11. "Los jueces no castigan suficientemente a los delincuentes, no hay orden público, los quinquis no van a la cárcel, nuestras casas nos son robadas por los okupas..." ¿De verdad entiende el electorado de derechas en qué consiste la democracia? ¿Reinstauramos la tortura policial y la pena de muerte para que haya orden como con el Caudillo? ¿Recuperamos la censura como, por cierto, ya está sucediendo en Valencia? 


Bien, podría seguir, pero lo dejo aquí que voy a aburrirles. Miren, yo creo que la derecha española, salvo excepciones que cada vez encuentro menos, es profundamente iliberal. En otras palabras, sus bases políticas están vinculadas al Franquismo. Para ella la democracia es más una molestia que otra cosa, una serie de barreras formales que han aprendido a manejar para insistir en lo que siempre han querido: el poder y el dinero. Dicen odiar a los políticos, pero votan a toque de corneta a tipos que viven de la política y que a menudo acaban procesados por ladrones. 

Hay muchos españoles enfadados, lo sé, yo también lo estoy a menudo. 

Pero, sinceramente, creo que Abascal y Feijoó no han llegado para solventar los motivos de ese enfado, sino para que les sirva de trampolín para cumplir la misión que desde siempre han querido cumplir: proteger los privilegios de la oligarquía. 



No comments: