Saturday, March 13, 2010













1. ABARATAR LA DEMOCRACIA, esa es la fórmula que con demasiada frecuencia viene usándose en los últimos tiempos para solucionar problemas en España. No me crea una gran preocupación patriótica que en el extranjero -y muy especialmente en naciones como Gran Bretaña o Francia, históricamente propensas a vernos como un infierno de inoperancia- España esté sustituyendo la imagen de "país milagro" por la de península norteafricana cutre, tribal, corrupta y feudal. Yo creo que, en estos casos, es mejor no dejarse atraer demasiado por los extremismos, tanto para no dejarse fustigar por quienes en el fondo celebran que nos vaya mal a los del sur, como por ese casticismo al revés que disfruta flagelándose -lo cual tiene bastante de mesiánico y de noventayochismo trasnochado-, como si fuera un destino e irremediable que a España siempre se le acaben desmoronando todos los gigantes que consigue levantar.


El asunto que se ha liado en torno al Juez Garzón está siendo leído en esos términos más allá de los Pirineos. En Hispanoamérica no conciben que una personalidad tan brillante sea perseguida de esa forma por sus propios compatriotas, los cuales más bien habrían de estar orgullosos de tener por fin a su Gandhi, su Luther King o su Mandela. Sin entrar en la demagogia de si aquí solo nos alegramos de tener al tontarras de Fernando Alonso o a la voz de pito de Penélope Cruz, creo que -para entender la soledad del Juez en su propio país- será bueno recordar lo mucho que han dicho nuestros escritores sobre el cainismo hispánico: "mucha sangre de Caín tiene la gente labradora", versó Machado en las tierras de Alvargonzález.


No quiero en cualquier caso darle demasiadas vueltas a los supuestos invariantes eternos del cuajo celtibérico... Al final, la cosa es bastante simple: a Garzón lo van a intentar apartar de la carrera judicial porque él se lo ha buscado. Hace como unos veinte años, en una supuesta feria literaria alternativa me topé con el ejemplar de un libro escrito por un periodista vasco asociado al independentismo que prometía en la portada "desacreditar" la imagen del Juez Garzón, el cual había conseguido astutamente deslumbrar a muchos ingenuos. Ojeé brevemente el volumen y decidí no perder ni un solo segundo más con la sarta de mentiras, supuestos improbables, teorías conspirativas y demás memeces con las que se me pretendía convencer de que el Juez de la Audiencia Nacional ordenaba torturas o asesinatos y conculcaba todo tipo de derechos. "Que daño le ha hecho Garzón a los violentos", pensé... y olvidé aquel torpe escrito para siempre.


Desde entonces, el tiempo no ha hecho sino confirmar una evidencia que, en realidad, es de puro sentido común: quien osa ir sistemáticamente contra gente poderosa vive sus días y sus noches asomado al abismo. Garzón ha tenido el coraje de llevar a la práctica el principio de que es una obligación de la Justicia acabar con la impunidad, esa cosa terrorífica en la cual se instala el crimen cuando se hace tan fuerte que llega incluso a convertirse en institución. "Un mundo sin miedo", tituló Garzón a uno de sus ensayos, todo un programa de acción y el síntoma de una cierta ingenuidad utopista -como si se pudiera de verdad acabar con los matones, los explotadores, los que abusan, los que aterrorizan-... acaso una ingenuidad sin la cual no podría sostenerse ni un minuto un personaje tan extremado, tan imponente...

No es preciso recordar la legión de enemigos que el juez de la Audiencia Nacional ha ido buscándose. Pero hay algo en común entre políticos corruptos, sátrapas sudamericanos, terroristas de Estado, asesinos creados por el fanatismo político o racista, narcotraficantes... coinciden en creer en sus mejores momentos que son intocables, que van a poder seguir robando, ordenando torturas y asesinatos y amedrentándonos a todos porque no va a haber quien se atreva a plantarles cara. Qué pequeños parecen entonces los felipistas que todavía quedan y nos recuerdan que Garzón es arbitrario en las instrucciones; qué desfachatez la de Pedro J.Ramírez y toda esa derecha tan cínica y tan mísera que jaleaba al juez cuando perseguía al Señor X y ahora, cuando -con idéntica voluntad de hacer justicia- va contra su gente, lo convierten en poco menos que el demonio; qué ridículos aquellos que insisten en que tiene ansia de protagonismo... Qué insignificante resulta todo lo que se mueve desde hace más de dos décadas contra Garzón, hasta qué punto puede llegar la mezquindad a unir contra un solo hombre a Pinochets, terroristas de Estado o etarras que se han pasado la vida disparándose entre ellos.

Hace ya tiempo que dejé las medias tintas con Garzón. Si llego a viejo explicaré a mis nietos que aquel hombre al que no conocieron era el mejor de entre nosotros. Baltasar Garzón es la figura más excepcional que ha dado en treinta años la democracia española. Por eso van tantos poderosos contra él, por eso debemos resistirnos, aunque no debamos llevar una camiseta con la inscripción "yo también soy Garzón"... ya me gustaría serlo.

2. LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Suelo andarme con cuidado con este concepto porque estoy un poco resabiado. Me pasa como con la "objeción de conciencia": son principios claves de la lucha por los derechos civiles, pero terminan apropiándoselos con frecuencia grupos que en su origen se dedicaron a luchar contra ellos. En este país, por ejemplo, creo que por falta de ilustración y por exceso de desfachatez, hablan de "libertad religiosa" continuamente quienes han vivido eternamente felices imponiendo la intolerancia de la "fe verdadera" a machamartillo, es decir, quienes no tienen mayor temor que el de perder los privilegios que determinan justamente que la libertad de conciencia siga siendo inexistente. Podríamos hablar también de quienes defienden la libertad de elección para poder elegir servicios que no alcancen a los pobres, o quienes hablan en nombre de la libertad económica frente a la supuesta "voluntad intervencionista" de los gobiernos cuando ven en peligro sus oscuras tramas empresariales o simplemente se les recuerda que hay que pagar a Hacienda. En cuanto a la libertad de expresión, cuántas veces es esgrimida por toda esa legión de delincuentes que gobiernan la prensa del corazón y viven de destrozar las vidas de las celebridades que ellos mismos han inventado.

Por todo ello, y para evitar ambigüedades, creo que es bueno referirse al asunto de las fotos censuradas en estos días en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad. Esta muestra anual de las mejores imágenes del año montada por la Unió de Periodistes contiene fotografías que incitan a la reflexión, que contienen esa capacidad para connotar que distingue los productos realmente interesantes de todo ese juego de imágenes oficialistas con las que, por ejemplo el Canal Nou, se contenta el mal periodismo. Pues bien, aquí estamos ante un caso de libro de libertad de expresión conculcada. Tiene todos los ingredientes: un segundón patético que se chiva al jefe cuando la exposión se inaugura, un jefazo que -sin ver las fotos- ordena arrancarlas, el escándalo que se monta y el jefazo que miente al decir que fue "de mutuo acuerdo" con el director del Museo, el director que dimite por dignidad, el escándalo que estalla definitivamente y crea un ejército espontáneo de defensores del director, la exposición que se reinaugura en otra sala que se llena hasta los topes y se convierte en símbolo de resistencia contra los abusos de poder... En fin, no hace falta seguir, todo suena a muy visto, pero a muy visto en aquellos tiempos en los que salir a la calle a decir lo que uno pensaba todavía era peligroso.

Me recuerda a aquello que hacían nuestras madres de arrancarnos las páginas de Interviú donde salían tetas, que las arrancaban y uno se quedaba con las ganas y pensando en que si algo no te lo dejaban ver es que tenía que ser muy bonito. Me pregunto qué hay en dichas fotos que nuestros queridos gobernantes -sin duda por nuestro bien- consideran que no estamos preparados o mentalmente maduros para contemplar. Es un poco ridículo todo esto, la verdad, aunque ayuda a que todos nos sintamos un poquito más jóvenes. Yo de Camps mandaría a los grises e inauguraría un par de pantanos, a ver si se completa el escenario del esperpento neofranquista.

3. PREPOTENCIA. Me deja tan frío que eliminen al Madrid como que gane la Copa de las Galaxias, pero sí tienen cierta gracia sus debacles por la repercusión que tienen en la prensa deportiva, donde automáticamente se desencadena todo un dispositivo de propaganda destinado a ilusionar a la gente con nuevos fichajes, presionar a los árbitros para que chinchen al Barça, cargarse al entrenador o hacer crecer la teoría de que en Europa hay un contubernio contra España. Sin duda está dirigido por los judeo-masones. ¿Por qué atacar al Madrid? Pues porque el Madrid somos todos, ¿no lo sabían?

Lección para mis alumnos: la prepotencia es el primer paso hacia la debacle. Desde Titanic sospecho que el iceberg que ha de hundirme es un pequeño trozo de hielo que vaga abandonado por el océano. No lo veo venir, parece insignificante, pero está ahí, esperando pacientemente hasta el momento de salir a mi encuentro. Despreciar al rival no es un síntoma de poderío ni de talante aristocrático ni de ninguna de esas banalidades líricas que gustan a quienes no debieron jamás abrir un libro de Nietzsche: la prepotencia es en realidad un signo de barbarie. Es bueno sentirse capaz de todo, sentir el orgullo de ser quien se es, pero creerse mejor o pensar que el rival es un idiota... no conozco peor manera de equivocarse. El estrépito que produce el culo del soberbio cuando cae solo merece una sosegada sonrisa. Aunque si alguien tiene problemas de vocabulario seguro que a esto lo llama "envidia", qué le vamos a hacer.

9 comments:

David P.Montesinos said...

Me permito copiar aquí los dos últimos comentarios, que aparecen referidos al post anterior y que me gustaría que se leyesen.

Anonymous said...

imperfecto said...


hoy he envidiado a un hombre que ha dejado de serlo, he envidiado su vida que ya no es, he envidiado su "rato"...

he envidiado la serenidad y desparpajo, (parece una tontería pero son dos cualidades casi irreconciliables excepto para algún que otro ser excepcional) con la que declaraba que "la vida está bien pero sólo para estar en ella un rato"...

sirva esto como homenaje, a la vez que torpe apostilla a tu magnífica entrada, amigo David, al maestro de las letras castellano con el que muchos aprendimos a leer más allá de lo leido y a ver la belleza en la inocencia de quién no se pregunta por la felicidad porque nadie le ha explicado que no hay mayor y más ínfame objetivo que alcanzarla... y es que hoy decidió pasar el "rato" en otro sitio... donde, seguramente, no existe la felicidad.

un saludo.

Anonymous said...

Joaquín Huguet hace un análisis bastante objetivo de este asunto. Tengo la sensación de que algo como "la sociedad del becerro de oro" solo puede ser expresado de forma mas brillante y clara, pero no descubierta... Las ovejas aunque estupidas intuyen las intenciones del pastor. De nosotros depende establecer de forma libre de brumas las diferencias entre Bolcheviques y Mencheviques, ¿no?... Jesus. H.


Soy consciente del titulo, solo me tomaba la libertad de expresar lo que para mi es en ocasiones la gigantez intelectual del tipo que escribe en "la cueva del gigante sin gigante", aunque (repito) no esté de acuerdo con muchas de las cosas que escribe, me sigue pareciendo extraordinario discrepar con alguien al que considero un gigante en ocasiones, al igual que (haciendo referencia al mensaje perdido) los señores Tobias e Imperfecto: (enanos y tristezas jose) con gigantes uno siempre se siente tan pequeño que ya no puede asumir seguir menguando; gracias.

También quería disculparme con Marta.l Moreno. No trataba de llamar "repugnantes y asquerosos" a los que no estuviesen de acuerdo con una idea, estaba satirizando al Sr. Moa y presentándome voluntario ante sus descalificaciones en tanto fuesen cuestionados los que según su parecer son "hechos inopinables solo cuestionados por asquerosos y repugnantes individuos, solo movidos por intereses egoístas"


Pero tienes razón Marta. Nada desearía más que sentirme representado en los mundos de la "gran cultura e intelectualidad" y así no tener la necesidad de expresar lo que siento mediante mi ridículo y escaso vocabulario, soy consciente de lo poco que pegan, como antaño, los braceros y señores comiendo en la misma mesa.

MA

1:52 PM

Marta I. Moreno Pizarro said...

Cuidado con lo que le enseñas a tus alumnos, David. Obviamente, a mí el Real Madrid y sus desgracias me la traen al pairo... Pero no habría que olvidar que la lista con los nombres de los soberbios, como la historia, la escriben los vencedores. O más bien, la escriben aquellos que, sin necesariamente simpatizar con el rival victorioso, no pudieron o no quisieron apoyar a los que acabaron con el culo en el suelo, y luego vienen con el consabido "te lo dije" o el más cobarde "tú te lo has buscado". ¿Le reprochamos la soberbia a uno que vence? No, hacer eso sería raro... ¿O al que pierde estando acostumbrado a vencer? Sí; y nos sonreímos. Sólo que hacer eso sí tiene el sospechoso perfume de la envidia, si no detectamos soberbia en las previsibles y merecidas victorias anteriores. Pero, cuidado, ¿se la reprochamos también al que osa enfrentarse a los que suelen ganar y cae previsiblemente derrotado? Lamentablemente sí; te lo dice una reconocida "soberbia" como yo. Algunos referees de revistas académicas recomiendan leer los artículos al revés para detectar inconsistencias o fallos de dialéctica (como ves, MA, se puede ser aún más puñetero que yo ;)). Leyendo tu post de abajo a arriba, se me ocurre que en el caso de que las acusaciones contra Garzón prosperen y se traduzcan en inhabilitación, los habrá quienes, del lado de los (no cometo error de vocabulario aquí) envidiosos, o de los dóciles, digan y repitan cansinamente lo del "eso le pasa por pasarse de arrogante", "es que no se puede ser tan soberbio y meterse donde no le llaman" o, como dice Juan Cruz hoy, "se lo estaba buscando". Éste es su artículo:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/entiende/elpepusocdgm/20100314elpdmgpan_3/Tes

MA, no hace falta en absoluto volver a disculparse, ya dije que no había pillado la ironía y lo siento por ello. Perdona mi vehemencia. Intento ser militante en esto de que la esfera de lo público sea lo que dice que pretende ser: un espacio de discusión respetuosa y fructífera. Estoy harta de oír a "nuestros" políticos enzarzarse en diálogos de besugo, o no-hablarse en plan barriobajero, o insultarse e insultarnos la inteligencia. Lo mismo pasa con la tele; pero a esa es fácil evitarla: yo sencillamente no tengo. Me hizo pensar aquello que dijiste sobre no tener claro si yo quería que el ámbito público fuera un reflejo o un modelo: creo que desearía que fuera ambas cosas. De hecho, fíjate en la mecánica de la eterna discusión "existen estos programas porque la gente los ve / la gente los ve porque existen". Entre lo que la gente quiere y lo que la gente obtiene debería existir un término regulador: lo que la gente quiere aceptar (que es distinto de lo que acaba aceptando). Intento ejercer ese término crítico, justamente para que braceros y señores puedan sentarse a la misma mesa sin extrañezas en virtud de lo que les une: su capacidad de palabra y su condición de iguales en el respeto que se merecen como seres capaces de pensar. Ése es el sueño que alienta el mundo en el que tú y yo nos relacionamos, la blogosfera. Y además lo hacemos por escrito: sólo por estar en este entorno donde lo dicho queda escrito, nos une sobre todo la responsabilidad que debería gobernar nuestro lenguaje, el respeto que deberíamos tenerle a la palabra que usamos. Pero este es otro asunto, suculento sin duda; quizá algun día nuestro anfitrión decida invitarnos a tomar el café con las pastas de ese tema.

notorius said...

Querido David, coincido contigo en que Garzón es una de las figuras más relevantes de los últimos años. No sé cómo acabará definitivamente su trayectoria, pero estoy pensando que en el cine americano clásico algún guionista bueno de los de antes ya estaría pensando en escribir una película. En cuanto a lo del Museo de la Ilustración la verdad es que todo resulta un poco de chiste, de charanga y pandereta, aunque aquí en Murcia estamos acostumbrados con el "genio" que tenemos de Consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz. Ya censuró al italiano Leo Bassi, pero eso no es nada comparado con todos los espectáculos y parafernalias que monta. Es auténticamente demencial. Te recomiendo que le sigas la pista porque no tiene desperdicio, desde montículos con restos de demolición que actúan como obra de arte a la contratación de "artistas franceses" para hacer túneles. Todo lo que puedas imaginar es poco. Claro que es sobrinísimo del presidente.
Saludos, Notorius.

David P.Montesinos said...

Vuestro anfitrión, querida Marta, se admira del talento de algunas de vuestras intervenciones. Lo que empiezas diciendo me recuerda a ese dicho que los historiadores deberían tener siempre presente -por la necesidad de hacerle frente, desde luego- de que la historia la escriben los vencedores. Si no nos resistimos a ello terminamos pensando aquello del "terrorismo histórico" de Alexandre Kojeve: verdadero es lo que los vencedores deciden que es verdadero. Fíjate, con frecuencia escucho que los inmigrantes con piel de color oscuro suelen ser ruidosos. A lo que ahora mismo está pasando en la plaza donde vivo, y que pasará en los próximos cuatro días, que los falleros no me dejaran en paz con el bárbaro escándalo que arman, sus verbenas que no acaban cuando lo marca la ley sino mucho después, o los petardos con los que me impiden concentrarme en nada que merezca la pena... a todo eso no se le llama ser ruidoso, sino ser un "buen valenciano". A lo que hacen mis alumnos en la calle los sábados por la noche se le llama "botellón", a que los falleros peguen alaridos cerveza en mano a cualquier hora del día se le llaman "fiestas populares". Como alguien dijo, la primera víctima de todo bando vencedor es el lenguaje.

Tienes razón en que raramente se les reprocha su soberbia a los que vencen. A mí, en cualquier caso, me gustaría que quienes se irritan porque presuntamente los jugadores del Olympique se mofaron de los madridistas hicieran un pequeño ejercicio de empatía. Lo que ocurrió en el vestuario tras el partido es que dos jugadores le preguntaron al madridista Sergio Ramos "¿dónde está el tres a cero que dijiste que ibáis a meternos?". El enemigo no es un extraño sin más sentimientos que el rencor o la envidia, es un ser humano, y también tiene familia y amigos. Tampoco se siente bien cuando desde el bando rival le recuerden una y otra vez que es un mediocre y que van a aplastarle. El dolor, la humillación y los golpes le saben a lo mismo que a nosotros. Si entendiéramos esto con todas sus implicaciones probablemente se evitarían muchos bombardeos, muchos bloqueos económicos y muchas "operaciones de castigo".

Por otra parte, debe ser algún impulso inconsciente el que me ha hecho hablar en la misma página de Garzón y del Madrid. Es cierto, muchos piensan que a Garzón lo va a sacar de la carrera judicial su arrogancia. Garzón tiene una manera ciertamente "arrogante" de entender el trabajo de un juez: cree que debe defender los derechos de los débiles combatiendo a quienes impunemente abusan de su posición de poder. Cuentan desde la asociación de "Abuelas de la Plaza de Mayo", cuya labor en pro de la memoria frente a la dictadura argentina no hace falta mentar aquí, que cuando acudieron a la audiencia nacional se llevaron la primera sorpresa al encontrarse a un juez que les habría la puerta en vez de escaquearse, que las atendía y que les prometía atender su caso, pues le pareció que era cosa de justicia hacerlo. Quienes califican de "arrogante" o de "megalómano con ansias de protagonismo" a quien decide actuar en conciencia me parecen terriblemente mezquinos.

Me parece sano no tener una caja tonta en casa. Yo sí la tengo, pero creo que, como el vino, uno bebe en el mismo ejercicio de libertad que si decide abstenerse. El mismo botoncito que enciende es el que sirve para apagar la tele. Pero sí, entramos en un bucle con ese principio de que algo se emite porque la gente lo pide o lo ve, ante lo cual uno tiene que morderse la lengua cuando le entra la tentación de pedir a los jueces que prohiban emisiones claramente tóxicas. No sé si recuerdas "Tesis", el primer film de Amenabar. Un profesor de Cine de la Facultad repetía continuamente la frase de que "al público hay que darle lo que quiere"... y después se dedicaba a filmar brutalidades. Tema de debate en clase de Ética: la X que le pusieron a la última parte de "Saw", sospecho que el noventa por cien de mis alumnos la han visto.

Marta I. Moreno Pizarro said...

Claro que recuerdo a ese personaje de "Tesis": lleva su apellido haciendo referencia a una persona muy querida para mí (alguien que, por otra parte, jamás habría dicho una barbaridad como esa, y que además es enormemente crítico con lo que produce la industria audiovisual). En lo de ponerle una X a "Saw", mira por dónde, estoy de acuerdo. Obscena me parece una película que se vende (no la he visto, me fío de lo que me prometen sus hienas de marketing) como un despliegue creativo y horripilante de torturas; como obsceno me parece que me pongan en la portada de un periódico la foto de la pierna de un jugador de fútbol en el momento en que está quebrándose por la mitad. Reivindico mi sensibilidad visual: no necesito ver ese tipo de cosas, ni para sensibilizarme, ni para sentirme conmovida, ya que a ese futbolista (que espero que se recupere pronto y bien) no le hace falta que las buenas y sensibles gentes, conmovidas con las imágenes de dolor, le enviemos nuestro apoyo moral y económico. Huesos rotos hace falta ver; pero no siempre, y desde luego no todos. El espanto en las imágenes debería estar medidísimo, y Haneke debería ser, en mi humilde opinión, el sabio anciano que descifra el código de ese criterio de prudencia...

Pero ya divago. Perdóname, estoy dispersa. Hoy he vuelto a tener noticias (vía oficio en secretaría) de tu instituto. Ni aquí, tan alejada y tan lejos, tan volcada en olvidarme, me dejan en paz.

Joaquín Huguet said...

Madrid es una capital frustrada. Es la capital de un país que nunca llegó a existir o sí, pero que no gustó ni a ellos mismos. El problema es que a veces esa capital se acuerda de sus grandezas pasadas y nunca halladas, y se cree con derecho de pernada sobre algunos de sus feudos; de ahí que quiera arrastrar a media España detrás de sus líos de faldas (el partido del Real Madrid). Un caso histórico que apenas fue tenido en cuenta es que una de las posibles capitales de España fue Lisboa. ¿Qué habría ocurrido si a Felipe III le hubiera dado por trasladar la capitalidad a la capital vecina? No, no habríamos logrado nada porque nuestros vecinos son dados a gestos hiperbólicos. ¿Y Barcelona? Está también embebida en sus grandezas pasadas y presentes, demasiado centrada en descifrar los oscuros misterios de la catalanidad. El problema de España es que no goza de verdaderas capitales. Tras las fachadas de las supuestas grandes ciudades se oculta el pueblo que no quiere llegar a crecer para convertirse en metrópoli. A este respecto pienso en el viejo pueblo de Ruzafa, que se parapeta tras una de las avenidas más importantes de Valencia: la Gran Vía. ¿Cuántas veces he visto aflorar detrás de muchos barrios de la “ciudad” estas viejas casas de pueblo? ¿No es este sustrato geológico tanto o más importante que sus ruinas romanas o musulmanas? Y esa obsesión de las poblaciones de Valencia y Barcelona por vivir en el “centro” de la “capital”, ¿no forma parte de su espíritu pueblerino?

David P.Montesinos said...

Buf, Joaquín, no dejas títere con cabeza. Sospecho que el "mal de capitales" al que te refieres puede tener algo que ver con el continuo "interruptus" que fue para España la revolución burguesa. Difícilmente puede madurar una conciencia de "sujeto" de modernidad, moralmente autónomo, de ciudadano en definitiva, si cada vez que asomaba la sombra de la modernidad y el advenimiento de un modelo social razonablemente emancipado aparecían las cuerdas y cuchillos: "vivan las caenas", ya se sabe. Comparto muchas de tus impresiones respecto a Madrid y Barcelona, aunque creo que en ambos casos ves el vaso medio vacío. A mí me parecen dos capitales enormemente irritantes y llenas de miserias y contradicciones, y, sin embargo, me parecen dos urbes magníficas, fascinantes y cargadas de un terrible potencial civilizador. Lo que comentas de Russafa no lo había pensado, barrio atípico y enigmático donde los haya.