Saturday, December 16, 2023

EN LA MUERTE DE TONI NEGRI

 




El shock que me produce la muerte de Toni Negri desata en mí dos ideas estúpidas. La primera es que si Negri se va es que se puede ir cualquiera, empezando por mí y siguiendo por Woody Allen o Mick Jagger. La segunda es una pregunta: ¿nos las podremos arreglar sin él? Es un tópico decir que una pérdida nos deja huérfanos. En mi caso es completamente cierto: Negri ha mejorado mi vida porque ha ayudado a afinar  mi pensamiento. No he recibido una influencia mejor que la suya a lo largo del siglo XXI, cuando empecé a someterle a una vigilancia insistente.

Antonio Negri nació en vísperas de la Guerra Civil Española y con Mussolini a punto de enviar a su ejército a invadir Etiopía. A finales de los años setenta fue acusado de implicación con banda terrorista e ideólogo y responsable moral del asesinato de Aldo Moro. Los presos de las Brigadas Rojas insistieron repetidas veces en la inexistencia de vínculo alguno con el filósofo y la ONU detectó toda suerte de irregularidades en su proceso penal. A pesar todo Negri hubo de vivir durante años en Francia, acogido a la doctrina Miterrand, y mantuvo problemas con la justicia italiana hasta 2004.

Yo empecé a entender la importancia de Spinoza gracias a Negri. Nietzsche ya había dicho en algún momento que encontrarse con este pensador judío del XVII le había reportado la enorme felicidad de dejar de sentirse solo. Pero lo más difícil lo hizo Negri, que encontró un hilo conductor a favor del pensamiento de lo inmanente en el holandés, al que, junto a Maquiavelo, consideraba un precursor genial de la obra de Karl Marx. Estos tres pensadores constituirían a su juicio el mapa oculto de la filosofía crítica europea, por oposición a la triada “oficial”, formada por Descartes, Kant y Hegel, cuyo pensamiento arrastra el peaje del culto a la trascendencia.

Sus estudios sobre Spinoza son la base de la insurrección filosófica que plantea Negri, pero son los trabajos con Michael Hardt en la trilogía Imperio lo que sitúa al italiano en primera línea de batalla ideológica del llamado “posmarxismo”.

 Estoy entre quienes reivindican  “Imperio”  como  el “Das Kapital” del siglo  XXI. Regresé al marxismo con esta obra porque en ella cobraban vida todas las viejas sombras que siempre me han fascinado: Marx, Nietzsche, Gramsci, Deleuze, Foucault… Y, sobre todo, valoro en esa obra la encarnizada lucidez con la que los autores analizan la singular deriva del capitalismo contemporáneo. Con la sustitución como clase protagonista del proletariado por las multitudes, los autores apuntan a la diversidad, frente al monolitismo de la clase revolucionaria del XIX, reivindicando con ello la pluralidad de las luchas y los espacios de resistencia. El precariado y el cognitariado aparecen como figuras protagonistas en las sociedades postindustriales, generando una sugerente expectativa de formas de trabajo y representación cooperativas y liberadas de la lógica mercantil. La imposibilidad de controlar los flujos migratorios masivos es interpretada en Imperio como otra las grietas destinadas a hacer saltar en pedazos la omnipotencia del capital.

No tiene sentido insistir con Negri, como han hecho algunos con todas las teorías tardomarxistas, en la inconcreción  a la hora de designar al enemigo: el Imperio son las grandes corporaciones, la ONU, los lobbies y el gobierno norteamericano, la troika europea.

Tras haber presenciado los debates con Zizek, Badiou, Laclau o Ranciere, autores de enorme talento a los que se vincula a un nuevo e insurgente marxista, supuestamente exitoso tras la Recesión y el descrédito del sueño de la globalización neoliberal, se me ocurre que la mayor de las críticas a Negri es razonable. Es plausible su teoría de las multitudes como poder constituyente, lo que nos saca de la excusa de la pasividad y recuperar el poder del pueblo y de los movimientos sociales como protagonistas de la historia. Pero el optimismo de Negri y Hardt a la hora de profetizar que dicho poder declinará en instituciones emancipatorias y sociedades más justas es cuestionable. De acuerdo, no hay manera de garantizar que las formas de insurrección que presenciamos hoy conduzcan a sociedad más igualitarias y libres… quizá nos traigan más xenofobia, más Trumps y Mileis, más violencia sobre las mujeres y nuevas guerras. Quizá, pero, como Francisco de Asís, cuya inspiración memorable comparto con Negri, la única manera de vencer a los malos es no sucumbir a la desesperanza.

Que la tierra te sea leve, maestro.

Tuesday, December 05, 2023

LA GENERACIÓN DE CRISTAL, INSTRUCCIONES DE USO.

 





No lo comenten mucho por si alguien me lo pisa, pero tengo una idea estupenda para forrarme. Voy a escribir un libro llamado “La generación de cristal, instrucciones de uso”. Lleva subtítulo: “Cómo tratar con los jóvenes de hoy en día sin hacerlos añicos y, en ese caso, no hacerse sangre con ellos”.

Bueno, seré honesto, lamentablemente no la voy a llevar a cabo. Ya me veo firmando ejemplares en la Feria del Libro, los inspectores fiscales echándome encima o a mi amigo Signes espetándome que el escritor que publica gilipolleces para obtener fama y fortuna es una prostituta. Pero la idea es buena, no me digan que no. Es el momento ideal para este producto literario, a medio camino entre la sociología barata y la autoayuda.

Me dejo de gansadas. Pese a mis chanzas, no reniego de la denominación acuñada para la generación de quienes han nacido en este siglo. A grandes rasgos: son altamente vulnerables, con una piel fina fina como la princesa del guisante… La susceptibilidad llega a poner en def con uno a cualquiera que les hable, pues la mínima desconsideración puede activar la bomba atómica de la ofensa. Y el problema es que hay demasiadas cosas que tener en consideración. No me refiero, no solo, a cuestiones de alto voltaje como la orientación sexual, la raza, la clase social. Hay que tener en cuenta si se han cambiado de género y, por consiguiente, de nombre, si sufrieron acoso, si han sido diagnosticados de algún trastorno de esos que llevan iniciales raras, si sus padres se han divorciado, etc, etc…

¿Estamos de verdad ante una “Generación de cristal”? Yo a esta denominación la encuentro mucho más eficaz que la de “milennials” o “Generación X”. Me mola porque está en la línea de “boomers”, que me define a mí y que, por cierto, dice muchísimo de entrada de la gente de mi quinta.

Vale, pero ¿qué hacemos? Yo, como padre, educador y sociólogo debería poder dar una respuesta útil. No voy a recurrir a lo fácil: “Ah, bueno, tampoco generalicemos tanto… no todos son así” El problema es, como dice Elvira Lindo, que “ya lo sé, pero es que si no generalizo no escribo”. Lo cierto -y lo dice un tipo que trata a diario con chavales de clase obrera y, por tanto, poco propensos por extracción social a la fragilidad - es que anda extendida por el mundo la sospecha de que infinidad de jóvenes arrastran serias psicopatologías, se autoodian, se autolesionan, piensan en suicidarse, no desarrollan anticuerpos frente al Mal ni tolerancia a la frustración, son perezosos, están abducidos por los videojuegos, la pornografía, las redes sociales, el culturismo o como demonios le llamen ahora a pasarse comiendo mierdas proteínicas y cargando pesas horas y horas…

Todo esto tiene algo de verdad, sería ridículo negarlo, aunque también convendría matizar, entre otras cosas porque a lo mejor somos sus padres los que no les hemos enseñado a ser mejores y, lo que es peor, acaso, siendo ellos tan malos, resulta que no son peores de lo que hemos sido nosotros. Quizá ellos tengan a Dulceida, C.Tangana e Ibai Llanos, pero nosotros tuvimos a González y Aznar, el Emérito, Pujol, Luis Aguilé, Torrebruno, Pajares y Esteso… Cuidadín.

Aún así parece que la cosa está jodida. En mis dos profesiones, la de profe y la de padre, se me ocurre una cosa: resistir, seguir creyendo que la pereza, la indiferencia y la incapacidad para sobreponerse al fracaso son los verdaderos grandes males del ser humano. No olvido la aseveración de Adorno que ha atravesado mi trayectoria profesional y diría que mi vida: “Eduquemos para que Auschwitz no se repita”. Quizá solo sea el escalón inmediatamente anterior al “sálvese quien pueda”, que en mi caso será jubilarme. (Si me dejan)

Lo que no podemos es extrañarnos. Tenemos los frutos que hemos labrado. Todos los días pasan por mis aulas dóciles consumidores y futura mano de obra barata. Cuando se percaten de que el mundo allá afuera de los muros del cole es una puta selva, entonces se darán cuenta de que no les prepararon adecuadamente. Lo peor es que ni siquiera hemos conseguido que sean felices. Más bien son indiferentes y perezosos, sus sentidos abotargados por el exceso de gadgets, tremendamente lejos de la madurez de quienes han de cargar con la supervivencia de la comunidad más pronto que tarde, y esa misteriosa rabia con la que miran al mundo los varones porque las chicas monas hacen con ellos lo mismo que hacían conmigo: ni puto caso. Todo lo contrario, por cierto, de lo que pasa en los videos porno que consumen a diario, claro.

 

Friday, September 22, 2023

SEX EDUCATION

 




El regreso de "Sex education" a Netflix merece una recensión... Una alegre recensión, añado, pues me parece un producto televisivo particularmente grato y divertido, algo que no sobra en un tiempo donde para ser reconocido como narrador tienes que sumergirte en los lóbregos corredores de la tragedia. Lo más socorrido es decir que Sex es una comedia “desenfadada”, y, si les apetece, “picante”. Yo creo que hay demasiada corrosión, demasiada mala hostia para conformarse con adjetivos tan blanditos.


Ottis es un adolescente de high school cuya madre es una reputada sexóloga y su mejor amigo es maricón perdido (si quieren corrección política no me lean). Además de enamorarse de Maeve –de la cual ya les digo que es imposible no enamorarse- Ottis monta una consultoría sexual clandestina en su instituto. No cuento más. Veo la serie porque me gustan Ottis, Eric y Maeve, sin desperdicio de los demás personajes secundarios. Una ficción funciona, no se engañen, porque los personajes están bien definidos y tienen densidad, lo cual facilita extraordinariamente el encadenamiento narrativo… Digamos que el guión casi sale solo. Este es el fundamento de todo buen relato. Añadamos eso que Billy Wilder tenía tan claro, que el humor se abre camino rompiendo estereotipos, creencias asentadas, roles y prejuicios… y, voi là, ya tenemos la comedia.


Hasta aquí, nada especial. Y ahora vuelvo a "Sex education". El mundo del siglo XXI va a ser seguramente muchas cosas malas, pero también algunas buenas. El paisaje juvenil que nos ofrece esta brillante serie está llenos de queers, maricas, bolleras y tipos y tipas que consumen gran parte de sus horas en imaginar que se follan a medio instituto. Si todo fuera luz tendría mucho de farsa edulcorante y tramposa al estilo "Sex and the city", serie que detesto especialmente. Pero no, la vida sexual de la gente está llena de problemas, de diarreas mentales y físicas, penes disfuncionales, gente creída y odiosa, abusos sexuales… Será una comedia y debe hacer reír, pero no se trata de blanquear nada, ni siquiera la pobreza. (Maeve vive en un aparcamiento de roulottes cuidando de su hermana pequeña porque su madre es heroinómana)


Ya imagino las jeremiadas habituales: “todo eso de las políticas de la identidad es un invento capitalista”, “lo queer es puro consumo”, “la supuesta libertad de la proliferación de sexualidades solo es una manera más de individualizarnos y bloquear la resistencia”, “la posmodernidad desmoviliza y genera pasividad y conformismo hedonista”. En fin, ya conocemos las letanías de los tristes.


Miren. El capitalismo aprovecha todo lo que haga falta, empezando por la Revolución misma, para generar consumo, eso lo sabemos todos. Sin embargo, no ha sido el capitalismo sino los movimientos sociales los que han ido demoliendo la jaula de hierro del victorianismo, aquí entendido durante cuarenta años como una feroz represión nacional-católica que no hizo sino fabricar neurosis, violencia e infelicidad.


Cuando los movimientos de los años sesenta proyectaron el foco de batalla sobre la identidad y la vida privada lo que consiguieron fue mejorar sustancialmente –y no solo en Occidente- la calidad de las relaciones entre los seres humanos. Algún ortodoxo carpetovetónico me dirá que todo eso son “epifenómenos de la opresión burguesa”, pero, ya ven, yo prefiero un mundo donde los gays se besan en público, la gente se siente en condiciones de definir su identidad sexual, las mujeres no son propiedad de nadie y el deseo sexual es respetado y no culpable mientras no se exprese desde la agresión sino desde el consentimiento.


Me gusta "Sex education" porque desde su ácido humor entiende perfectamente lo que yo sé desde que se me apareció Dios a los ocho años, cuando me topé de morros con un poster de Brigitte Bardott desnuda en la casa de mis primos. Lo siento por beatos y reprimidos, pero el deseo, la inclinación a relacionarnos con cuerpos ajenos, es parte esencial de la felicidad en este mundo donde no abundan los motivos para sentirnos relajados y felices.

Nada me parece menos culpable que eso.

Thursday, September 14, 2023

¿CIENCIAS O LETRAS?

 




Al contrario que mi madre no soy capaz de perseguir algo sin descanso hasta el fin de los tiempos. En el asunto al que voy a referirme temo haber tirado ya hace tiempo la toalla.

 

Hoy vuelvo a referirme a él, pero no va a ser mucho más que aquello de Adorno de lanzar un botella al océano con un mensaje dentro y la esperanza de que alguien lo lea algún día. En cuanto a mis verdaderos interlocutores en el tema, los científicos, y muy en especial, los profesores de lo que comúnmente denominamos “ciencias”, soy bastante más escéptico. Simplemente, después de tantas décadas de esfuerzo y de intentar –por lo general inútilmente- no ya convencer sino simplemente ser escuchado, he llegado a la conclusión de que la enseñanza de las humanidades se habrá de mantener litigando no solo contra los políticos y el creciente sesgo tecnocrático que toman nuestras sociedades, sino también contra algunos compañeros. Lo siento, no soy capaz de sacar del error a muchos de ellos: el prejuicio de que los estudios científicos son “mejores”, y que los humanísticos deberían ser poco menos que residuales en el sistema educativo está implantado entre muchos docentes por ignorancia, por egoísmo o, por qué no decirlo, por la pura incapacidad para apreciar el esfuerzo ajeno.

Lo vuelvo a intentar… sin mucha esperanza, desde luego.

1.       La verdad, como explicó Platón hace milenios, es lo opuesto a la opinión. Creer que solo son verdaderos los juicios propios de la metodología matemático- experimental, es decir, que saberes como el literario o el historiográfico son simplemente opinables, equivale a confundir el valor de los estudios sobre el derecho romano o el genocidio armenio con los del tarot o la ouija.

2.       Diferenciar entre saberes útiles y saberes, digámoslo así, “ornamentales”, arrastra consecuencias peligrosas. La inversión en algo tan valioso como un laboratorio que investiga la covid es algo que decide un político, y que por cierto se lo carga en cuanto le viene bien porque no es rentable, porque es mejor comprar armas o porque al milmillonario de turno no le viene bien. Lo que quieren de nosotros, a ver si lo entendéis de una vez, queridos compañeros de “ciencias”, es que produzcamos mano de obra barata y dócil y que instruyamos a los niños en el consumismo y la pasividad.

3.       Coinciden quienes tienen capacidad para diagnosticar males sociales en que vivimos un tiempo de desorientación e incertidumbre, en una crisis general del sentido… “Faltan valores”, se dice, y vosotros soléis estar de acuerdo. Blanco y en botella, amigos, necesitamos conocimientos de tipo ético, entendiendo que cuestiones como la virtud y la decencia forman parte del ámbito de la razón, aunque los resultados de su enseñanza no se puedan someter a una probeta ni haya una fórmula pitagórica para determinarlos. Así de compleja es nuestra especie.

4.       Personajes como Donald Trump, con epígonos en todo el mundo, incluyendo España, y con poder para difundir fakes y majaderías de todo tipo a través de internet se combaten con la política, la ética o la historia tanto como con el rigor científico. Lo que convierte a Greta Thunberg en un personaje ejemplar no son solo los datos a favor del desastre climático, también su dignidad y su coraje. 

5.       Acabo, soy profesor de filosofía, no de “letras” o de “humanidades”. En el Corte Inglés ponen los libros de mi disciplina al lado de los de esoterismo, pero me da completamente igual: mi misión es explicar a los alumnos cómo se diseña el mapa de la razón, o, si lo prefieren, cómo podemos diferenciar lo verdadero de la ilusión, la demagogia, los fakes o la charlatanería. La filosofía es la ciencia madre, el origen mismo de la civilización entendida como construcción racional y, por tanto, diferenciada del mito y el miedo a los dioses. El hecho de que tantos saberes que formaron inicialmente parte de la tarea filosófica se hayan ido desgajando del tronco para independizarse solo es una prueba más de la validez de esta gran aventura iniciada con los griegos y que alcanza logros tan colosales como las vacunas, los derechos humanos o la democracia.

Creo que tengo con mis queridos compañeros de biología, matemáticas o física el mismo problema que he tenido a lo largo de la vida con algunas mujeres: ellos me gustan a mí más que yo a ellos. Permitidme recordaros cierta canción de La Polla Records, es decir, del gran Evaristo:

“Luchamos entre nosotros,

mientras ellos se ríen,

unámonos contra ellos…”

Tuesday, August 29, 2023

UN AÑO





Se ha cumplido un año de mi muerte, bueno, de mi casi-muerte. Mi médica de cabecera, una venezolana encantadora, insiste en recordarme en cada visita la fortuna que tengo por haber sobrevivido a un tromboembolismo pulmonar masivo: “de a poco está usted aquí, ¿eh?”, me dice Doña Deisi (se escribe así, ignorantes) incluso aunque solo vaya a pedirle que me saque un tapón de cera.

De este proceso y pasado un año extraigo unas pocas conclusiones, por si les sirven. A saber:

 1. Les quiero mucho a ustedes mis prójimos, pero más me quiero a mí.

2. No es verdad que se mueran los demás, tú también te mueres.

3. El final es chungo, pero puede ser mucho peor que chungo. En uno u otro caso tiene usted que intentar pasarlo bien mientras pueda… no hay otra, les aseguro que no hay otra.

 4. Dios no existe, les doy mi palabra de honor. Recen si eso les consuela, pero San Pedro solo está para que contemos chistes. Es una leyenda, metánselo en la puta cabeza o seguirán viviendo en el error de no entender que solo hay una oportunidad.

5. Cuiden su salud, mimen al personal sanitario y defiendan la sanidad, en especial la pública. No se engañen, por fortuna ya no estamos en la Edad Media…ni deambulando de noche por el peor barrio de su ciudad corren el peligro de morir que tienen por un problema de salud. Vayan al médico a tiempo. El puto psicópata que va a degollarles es el cáncer, las embolias y el covid.

Bien, pues no me he muerto –jódanse algunos-, pero estuve cerca. Resulta que hace un par de días vi que en cierta localidad se anunciaban unos juegos florales consistentes en un “concurso de epitafios”. Sí, de epitafios, así como suena. No de poemas a la Virgen de Fátima ni de novela corta… ni siquiera de relatos en lengua klingon. Pues bien, pensando en qué epitafio me iría bien, me di cuenta que mi imaginación daba bastante de sí, de manera que he decidido presentarme al susodicho concurso. Merezco ganar, sin duda, aunque eso no va a pasar porque el premio de ese concurso, como decía un amigo mío, “está más dao que dao” (Todos los concursos están “daos”, por cierto, y además en todos está Fernando Savater de jurado) Puesto que no voy a ganar, al menos me doy el placer mundano de que lean una parte de la obra con la que comparezco al concurso. Les invito, además, a aportarme ideas. Si después de todo resulta que no está “dao” y gano, les enviaré una parte del busto del Coronel Pereira que, por lo visto, es en lo que consiste el premio.

Ahí van mis epitafios.

1.       Pues, ya estaría.

2.       Lo que más me jode es que me voy sin haber descubierto de qué se ríe José Vélez.

3.       Ya dije que “en descuidarte un poco…”

4.       Te vas un poco con la sensación de no haberte enterao.

5.       No lloréis tanto… Tampoco ha sido tan guay.

6.       Hala, arregladito (Este es muy de las cajeras de Mercadona)

7.       Al menos ya no voy a oír hablar de Rubiales.

8.       Vale, tenía que morir, pero ¿de verdad tenía que irme antes que Bertín Osborne?

9.       Si no he parado de quejarme, ¿por qué no quería venirme aquí?

10.   La peli, regular, pero el final, muy cutre… yo diría que previsible.

 

Monday, August 21, 2023

ROMA


  Roma es una ciudad desbordada por sí misma… Por su historia, por su carácter refractario a la lógica de la modernidad… pero especialmente, por su belleza que, pese a lo que puede indicar la inflamación turística, no siempre es apta para paladares fáciles. Inútil pedir cuentas al ayuntamiento por el caos, la suciedad y la violencia… Cuando una urbe es ingobernable, mejor no tratar de encorsetarla con reglamentaciones exhaustivas. No funcionaría.



Imposible entender desde parámetros cartesianos que Roma pueda funcionar y no se desplome presa de la anarquía que atraviesa su cotidianidad. Quizá lo italiano consista precisamente en esto: una resistencia casi patológica a cualquier forma organizativa y un individualismo mucho más basado en el sálvese quien pueda que en la racionalidad del burgués que se impuso en la Europa luterana.



El cristianismo no hubiera podido triunfar en la Europa mediterránea de no haberse impuesto en la forma del catolicismo. Ante la Regina Pacis de Santa Maria la Maggiore, los romanos derraman lágrimas de emoción, seguros de que no hay mayor garantía de milagros que esa escultura de Giovanni Galli, creada para celebrar el final de la Gran Guerra. En el sur de Europa, las imágenes no representan la fe, la crean.



El cristianismo es un cuerpo extraño en el Mediterráneo occidental, a pesar de que es justamente aquí donde termina implantándose con una energía demoledora. Aquellos ciudadanos tan razonables, acostumbrados a gestionar lo cotidiano sin sobreactuaciones… cuesta imaginarlos lanzándose a adorar a santos histéricos que cargan con una fe nacida del dolor y los delirios propios de los desiertos de Mesopotamia. El éxito del crucificado solo es imaginable en un contexto de decadencia y desorientación generalizados.



Porn food, parece que lo llaman así. Delante de mí, en la trattoria, una pareja de eslavos se filma mientras come pizza. La mujer lame, desliza su mirada lúbrica por los bordes de la pizza, traga con expresión orgásmica. Hay quien, por lo visto, consigue unas pesetillas exhibiendo en la Red este tipo de prácticas. (Imagino lo que hará la moza con una salchicha cuando pasen por Alemania). Mi abuela decía que “hay gente pa tó”… No imaginó que una cosa llamada internet consumaría hasta la infinitud el sentido de su aserto.



Ajenos a la tórrida escena eslava, un grupo de españoles del norte, con trazas obvias de familia extensa, bien hacendada y vinculada al Opus, disfruta de la felicidad de hacer turismo por tierras vaticanas. Me acuerdo de cierta escena de Woody Allen cuando me pasa por la cabeza preguntarles: “Parecéis conformes con la vida, ¿cómo lo hacéis? ¿de verdad os llena tanto vivir sin preguntaros a cada momento si todo esto no es producto de la mente envenenada de un demonio?” Es inútil, no lo entenderán.



¿Por qué amo tanto Roma? Me lo pregunto mientras me abrasa un calor inmisericorde, me marea el tráfago tercermundista y casi obsceno de Términi, o me siento culpable por acudir a una Fontana de Trevi convertida en un espantajo entregado al fetichismo de las multitudes. Quizá ni siquiera sea Miguel Ángel, aunque su mano fue inequívocamente dirigida por Dios cuando esculpió la Pietà… “Roma es la luz”, dijo un legionario que luchaba por ella en los pantanos de Germania. Jamás la había visto.

Sunday, July 30, 2023

HIROSHIMA (Y NAGASAKI)

 




Mientras trato de descifrar los recovecos mentales del Oppenheimer encarnado por el inquietante Cillian Murphy, me viene a la memoria "Hiroshima mon amour". Hay una escena de esa bellísima película de Alain Resnais que se ha quedado en mí para siempre. Un grupo de personas heridas, destrozadas o simplemente aterrorizadas yacen juntas en algún rincón entre las ruinas. Se escucha una llantina confusa, un susurro de infinito dolor de unos supervivientes que aún están lejos de entender lo que acaba de pasarles. 

Esa imagen y otra relatada por un superviviente que recuerdo de un documental me dicen mucho más sobre aquel horror que todos los esfuerzos de Christopher Nolan. Aquel hombre, pese a estrellarse contra el techo de su casa por la implosión de la bomba, se salvó por vivir a varios kilómetros de la ciudad. No estaba seguro de qué había pasado, no sabía muy bien qué significaba aquel hongo de fuego que se abatía sobre la capital. "Al cabo de unas horas llegó alguien arrastrándose por la vereda del bosque que daba a mi casa. Estaba tan devastado, que pensé en una de esas criaturas monstruosas de los cuentos que oía de niño. A unos metros de mí se terminó de desplomar. Intentó decirme algo... Y expiró."

Lo siento, no creo en Nolan. Ya sé que sus adeptos son legión, pero a mí, que detesto particularmente "Origen", solo llegó a seducirme con "Interestelar". Tiene un buen pincel, pero eso no significa que pinte buenos cuadros. Se lo han dado todo para hacer "Oppenheimer", ha dispuesto de una legión de actores formidables... Le han permitido incluso tres horas de metraje, algo casi intolerable en Hollywood, a pesar de que, vista la película, se me ocurre que a Nolan le ha sabido a poco. 

No está bien relatada. Al contrario, es un desastre. Empeñado en tener ataques de director en cada escena, cuenta demasiadas cosas, abre insistentemente frentes que se cierran en falso, sin madurar lo suficiente. Quiere ser original y ocurrente por sistema, aunque eso reduzca las necesidades de expansión dramática de lugares y personajes. 

No dudo que haya un relato digno de una película en el alma atormentada de Oppie. Creyó, como el propio Einstein, que los aliados debían acometer un programa nuclear porque los nazis ya lo habían iniciado. Tratándose de judíos, no es extraño que la perspectiva de una bomba nuclear en manos de Hitler fuera la del Armagedón. Defendió el lanzamiento de la bomba en dos ciudades, creyó que sinceramente las vidas que destruiría acelerarían la rendición... Años después le atormentó la culpa. Bien, puede funcionar...El problema es que en el film esa es solo una línea narrativa entre otras, y, por tanto, al igual que las tendencias adúlteras de Oppie, quedan mal explicadas. 

Este no es en cualquier caso un escrito contra Nolan, entre otras cosas porque creo que conviene ver su última película. 

Miren, hay algo que me preocupa desde niño en relación a la Segunda Guerra Mundial. Dicen que la historia la escriben los vencedores. Imagínense por un momento que Adolf hubiera lanzado bombas como las de Hiroshima y Nagasaki sobre Manchester y San Francisco. No sé si hubiera supuesto que los aliados perdiera la guerra contra el fascismo, pero lo que sí tengo claro es que el trauma sobre toda la civilización occidental hubiera sido brutal. 

Resulta que semejante atrocidad no la perpetraron los nazis -no porque no quisieran, no soy idiota-, sino el democrático gobierno norteamericano. Decía el médico interpretado por Alan Alda en Mash que "nosotros somos los buenos y podemos hacer todas las gorrinadas que nos apetezcan". No soy sospechoso, Auschwitz es el síntoma más concluyente del poder destructor que tiene el mono raro que somos, y la guerra más criminal de la historia fue desatada por el fascismo, lo que convierte su derrota final en una feliz noticia. 

Y, sin embargo, el artefacto creado en Los Álamos bajo la dirección del contradictorio y ciclotímico Robert Oppenheimer es una absoluta atrocidad, un monstruo que se lanzó sobre civiles, una caja de Pándora que, una vez abierta, nos amenazará siempre con la destrucción definitiva. Hay que ser muy hipócrita para tratar de convencernos de que matando a cientos de miles una mañana se evitaría matar a otros tantos durante meses. Es un razonamiento digno de Lucifer, pero ya sabemos que Lucifer y sus íncubos habitaban un búnker en Berlín y no creían en la democracia. 

Hay un momento en Oppenheimer que conviene no perderse. Como culminación del Proyecto Manhattan, se habla de varias ciudades del archipiélago japonés como destinatarias de la bomba, entre ellas Osaka. Un halcón del Gobierno, entre risitas, afirma que Osaka debe ser excluida, pues guarda buen recuerdo de ella por haber pasado allí su luna de miel. 

Analicen lo que acabo de relatarles, analícenlo, por favor. 



Wednesday, July 19, 2023

ELEGIR









Orientar el voto en contra de alguien puede parecer poco saludable, pero sospecho que mis convicciones rechazan a la derecha con bastante más clarividencia que cuando apoyan a la izquierda. He hablado en muchas ocasiones de las cosas que ha hecho bien y las que ha hecho mal el gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. Exactamente igual que, en mi contexto local, con el alcalde Ribó y el President Puig. Ambos me parecen infinitamente más recomendables que sus predecesores, es decir, Barberá y la gloriosa dupla Zaplana/Camps. La razón es sencilla: son personas decentes y, con sus errores, no son gestores negligentes, despilfarradores ni irresponsables. Para mí esta pasado por la izquierda en Valencia ha sido un golpe de aire fresco frente a la corrupción y la falta de sentido institucional de la derecha que ha gobernado de arriba abajo el territorio autonómico durante más de dos décadas. 

¿Hay, aún así, razones para no confiar en la izquierda? Las hay sobradas, por eso no le pido a nadie que comparta mi decisión -votaré a Sumar-, pero no me privaré al menos de explicar por qué creo que apoyar a la derecha, y más a una derecha asilvestrada por los ultras, es un grave error que no va a provocar más que conflictividad, corrupción y pobreza. 

Voy al grano.

1. La derecha cree que la desigualdad es un bien en sí mismo. En eso consiste su "meritocracia", que, como la célebre "igualdad de oportunidades", tendría cierto sentido si fuera real. El problema es que es mentira. La política económica de la derecha no es liberal en esencia, es oligárquica y ahoga la supuesta meritocracia en favor de los privilegios de las grandes fortunas y las macrocorporaciones. El gran problema es que tenemos en este país del mundo desarrollado un 30 por cien de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza. Eso sí, desde la Gran Recesión, la industria del lujo ha incrementado espectacularmente sus ventas. 

2. La corrupción es inherente a la derecha española porque, como es una derecha iliberal y de bases autoritarias, no cree que la política tenga otro fin que la obtención de poder y fortuna. No digo que todo numerario del PP sea un ladrón, lo que digo es que la mayoría de personas que ingresan en ese partido, como en Vox o Ciudadanos, miran un horizonte de enriquecimiento personal a través de la política y sus adherencias, léase puertas giratorias, concesiones a dedo, tráfico de influencias... Este no sería un problema tan grave si la percepción del mal de la corrupción del electorado de derechas fuera similar al de las izquierdas. La izquierda corrupta ha sido durísimamente castigada en las urnas; en la derecha no es así, y, en ocasiones, se diría incluso que  meter la mano o traerse "volquetes de putas" a las fiestas es un elemento electoralmente favorable.

3. La mirada despreciativa, desconfiada y arrogante con la que los reaccionarios miran a la inmigración no les impide tener cuidadoras y chachas hispanoamericanas sin contrato ni emplear a similares en tiendas y bares a sueldo miserable. Viva el emprendimiento.

4. Es muy respetable defender la institución familiar. Pero se me ocurren tres objeciones. La primera es que proteger un tipo de familia no es proteger a "la familia", es solo ser un enemigo de la diversidad y el derecho, además de un hipócrita. Segunda: abortar es algo terrible, sobre todo para la mujer que decide hacerlo. Pretender añadirle sufrimiento haciéndole sentir que no es dueña de decidir sobre su cuerpo es una crueldad atroz. Tercera: nunca entenderé -o quizá sí- por qué quienes más hablan sobre fomentar la familia son los que más trabas ponen a las leyes sobre conciliación y los intentos de evitar la discriminación salarial. 

5. Está muy bien llevar la patria en la muñeca. Yo también me alegré del gol de Iniesta y celebro que a la mayoría de los españoles -por la cuenta que me trae- nos vaya bien. El pequeño problema es que la España que muchos defienden parece no ir más allá del Guerrero del Antifaz, el nacional-catolicismo y sus gloriosas cruzadas, Bertin Osborne, las corridas de toros y el Coño de la Bernarda. Para empezar, y ya que son tan patriotas, estaría bien que pagaran impuestos en vez de evadirlos a paraísos fiscales... La rojigualda sonreiría de felicidad mientras la empuja el viento de la justicia fiscal.

6. El modelo educativo español es uno de los más clasistas de Europa. Adiós al ascensor social que en algún momento se buscó en la escuela pública. Con dinero de todos se financian escuelas de élite, de titularidad generalmente eclesiástica y habituadas a una feroz selección del alumnado, por supuesto en favor de cayetanos y en perjuicio de inmigrantes, tullidos y problemáticos de toda ralea. Nunca en los últimos cien años se ha bloqueado tanto la movilidad social como ahora. Por cierto, lo de que en la escuela pública adoctrinamos, por ejemplo en la "ideología de género", tiene narices. Se ve que en los Maristas y en la Santa Pierna no adoctrinan. Me formé, o más bien me deformé, en un colegio de curas... no me tomen por ingenuo.

7. La idea de que la sanidad se gestiona mejor desde manos privadas es simplemente una mentira, posible solo en la medida en que los gobernantes decidan que si la dejan deteriorarse crearán el espacio adecuado para venderla barata, preferentemente a sus empresarios amigos. La salud es algo demasiado importante como para dejarla en manos de quienes decidirán cuándo mis enfermedades son rentables y cuándo no. Privatizar la sanidad, como se viene haciendo en Madrid, es poner la carga definitivamente destinada a destruir el Estado del Bienestar. "Meritocracia" significará entonces "sálvese quien pueda" o, si lo prefieren, "que se jodan los débiles". Siempre cabe, no obstante, ganarse el cielo ante el espectáculo indecente de la pobreza dejando unas moneditas en el cepillo de la iglesia... "Capitalismo compasivo", creo que lo llamaba Bush. 

8. Ante el cambio climático caben dos formas de negacionismo. La primera pasa por hacer como los medios de ultraderecha: contratar a una vieja senil con ínfulas de meteoróloga que nos diga que sí, que hace calor, pero que no es por la actividad humana sino porque el sol anda últimamente algo estresado. La otra es hacer como si no existiera, es decir, no me gusta que me digan que soy el culpable del calentamiento del planeta y que tengo que cambiar de hábitos, por lo que voto a quien me quite tan molestos cargos de conciencia. Yo no tengo duda de que estamos ante una catástrofe sin precedentes y que los gobiernos no están tomando decisiones suficientemente contundentes. Ahora bien, ¿creen que serán gobiernos de derechas, es decir, negacionistas, los que se sientan presionados políticamente para actuar?

9. En España muere una mujer de media cada semana por malos tratos, normalmente de sus parejas o ex-parejas. Está muy bien querer cerrar los "chiringuitos feministas" y cambiar el rótulo de "violencia de género" por el de "doméstica" (hay que ser imbécil, por cierto). Pero si lo que hay detrás del mareo terminológico es desproveer a las instituciones de recursos para combatir el problema, entonces lo que queremos no es que el problema se solucione, sino que crezca. 

10. "El colectivo LGTBI está imponiendo al mundo su ideología"... Yo más bien creo que están defendiendo, con mucha inteligencia por cierto, el derecho a la diversidad. Y ahora viene la pregunta: ¿nos cargamos el matrimonio gay? ¿prohibimos los cambios de sexo como Putin? ¿toleramos e incluso fomentamos que por las calles y en las aulas se acose a los LGTBI cuando les da por "exhibir" su orientación? 

11. "Los jueces no castigan suficientemente a los delincuentes, no hay orden público, los quinquis no van a la cárcel, nuestras casas nos son robadas por los okupas..." ¿De verdad entiende el electorado de derechas en qué consiste la democracia? ¿Reinstauramos la tortura policial y la pena de muerte para que haya orden como con el Caudillo? ¿Recuperamos la censura como, por cierto, ya está sucediendo en Valencia? 


Bien, podría seguir, pero lo dejo aquí que voy a aburrirles. Miren, yo creo que la derecha española, salvo excepciones que cada vez encuentro menos, es profundamente iliberal. En otras palabras, sus bases políticas están vinculadas al Franquismo. Para ella la democracia es más una molestia que otra cosa, una serie de barreras formales que han aprendido a manejar para insistir en lo que siempre han querido: el poder y el dinero. Dicen odiar a los políticos, pero votan a toque de corneta a tipos que viven de la política y que a menudo acaban procesados por ladrones. 

Hay muchos españoles enfadados, lo sé, yo también lo estoy a menudo. 

Pero, sinceramente, creo que Abascal y Feijoó no han llegado para solventar los motivos de ese enfado, sino para que les sirva de trampolín para cumplir la misión que desde siempre han querido cumplir: proteger los privilegios de la oligarquía. 



Monday, July 17, 2023

TRES DÍAS EN MADRID




  Acompaño a mi hija al multitudinario concierto de Harry Stiles en Madrid. Miles de chicas -también muchos chicos, no necesariamente gays- aparecen ataviados de rosa chicle, boa de plumas, botas y sombrero vaquero de Barbie... la secuencia de complementos horteras es tan delirante como las actitudes que uno se encuentra en los grupos de niñas y no tan niñas. Todo muy lovely... ¿Ha vuelto lo femenino en su versión más amanerada? Desacreditado por la revolución feminista, se diría que solo había reculado y que se agazapaba a la espera de que un cantante romántico le sirviera como excusa para regresar como quien sale del armario. También se podría aducir que solo es una moda más, otra efímera explosión de signos de jóvenes que quieren sentirse un poquito tontas un par de noches y que mañana se disfrazarán de cualquier otra cosa. Creo, no obstante, que hay algo más profundo e insuficientemente ignorado en este despliegue de colorido amanerado en el que las mujeres "muy femeninas" se sienten tan cómodas como los gays más afectados: nada es más tentador que adoptar la actitud del objeto. En este tiempo donde se nos exige autoafirmarnos como sujetos y cargar con el peso del poder y la libertad, regresar a la condición de "deseable" adquiere una potencia hipnótica. Me arreglo y me pongo guapa "para ser elegida"... Me dijo una mujer cuando le pregunté hace muchos años. "¿Elegida por quién y para qué?". No recuerdo que a eso llegara a contestarme. 



Sunday, July 16, 2023

AFORISMOS PARA FASTIDIAR


 


1.Enamórate de quien se enamore de ti. A los demás esfuérzate en olvidarlos. De lo contrario pasarás tus noches lamentando el tiempo que perdiste caminando a su sombra. 

2.La Biblia tiene razón: "guárdate de los lobos que llegan con piel de cordero". Si no identificas al malo durarás poco en esta Tierra. 

3.Algunas veces sentirás el dolor de haber dejado ir a alguien a quien realmente querías y necesitabas. Es uno de cada 100 de los que has expulsado de tu vida. Los otros 99 deberías están bien donde están, fuera de tu vida. Te aconsejo en cualquier caso pedir una orden judicial de alejamiento.

4.La historia, la religión y la patria son entidades impresentables, no han hecho sino cobrarse vidas gratuitamente. 


5. Olvida a John Wayne, el Cid Campeador o J.F.Kennedy... el verdadero héroe de nuestro tiempo, ese del cual merece la pena construir un relato fundacional, un cantar de gesta, es una africana que salta a Europa en una patera con un bebé en los brazos. 

6.No hay Dios, es una leyenda. Jamás lo hubo, jamás nos escuchó ni le interesamos en lo más mínimo. Nos aborreció hace mucho... y no le culpo. Tus actos no serán premiados ni castigados en el más allá. Solo tienes una oportunidad. 

7. Creer que el mundo no tiene salvación y que es inútil intentar cambiarlo. Tentadora propuesta para un pesimista y un misántropo como yo. Pero no trago: que la dominación es invencible es exactamente lo que los mandarines quieren que pienses. 

8.Todos mentimos, solo los cyborgs no mienten nunca. Importa distinguir cuál es el objeto de la mentira. Se miente por dinero, por poder, por sexo... y también por vergüenza, por amor, por piedad. El riesgo es la auto-mentira. Ahí la aventura empieza a tomar dimensiones peligrosas. En esa aventura consiste la vida, pues somos incapaces de aceptar la Verdad sobre nosotros mismos. 


9.Desconfía de quienes van siempre formando camarillas. Tratarán de incorporarte, obligándote a asumir todas sus condiciones. Si te niegas serás objeto de su venganza. Y sí, no es paranoia tuya: hablan de ti a menudo... mal, por supuesto.


10.Si quieres ser definitivamente infeliz atiende al qué dirán. Eso te destruirá y, lo que es peor, te convertirá en un castrado aborrecible. 

Wednesday, July 05, 2023

JOSÉ MARÍA GARCÍA









Debe verse la serie documental que termina de emitir Movistar sobre la figura de José María García. Olvídense de si les gusta el fútbol o si el tipo les parece repelente. Como el producto -articulado en tres entregas- tiene buena manufactura y el personaje, para bien o para mal, fue relevante, lo inteligente es visionarlo, pues ofrece segundas lecturas nada despreciables sobre su época, en especial los años setenta y ochenta, es decir, las dos primeras décadas con democracia en España.

 García y su éxito inmenso son ahora fácilmente identificables como el producto de una nación sin referentes sólidos. Los españoles habíamos soñado con la libertad, pero no conocíamos su verdadera sabor. La larga noche ya había concluido, y el 23F, al que acudió el propio García para relatarlo como si se tratara de un partido de fútbol, no pasó de ser una mascarada. El nuevo Régimen estaba consolidado, y ahora se trataba de vivirlo, el problema es que faltaba manual de instrucciones. 

García conmocionaba las noches de los españoles. Nos ponía porque atacaba, insultaba y amenazaba a tipos que en realidad no conocíamos -¿a quién demonios le importaba Pablo Porta?-, pero que asociábamos al patriciado franquista. Porta y los demás, a veces un delegado arbitral de Asturias, a veces el secretario de la federación de badminton, eran escarnecidos a diario sin piedad desde el supuesto de que había que depurar el deporte español, al parecer una gran empresa evangelizadora con la que este pequeño lunático de aires quijotescos pretendía salvar al país. 

Pero las claves de su éxito, como suele pasar, eran otras. Las noches de Supergarcía eran la ración de pornografía radiofónica que necesitaban españoles que, como mi padre, habían pasado cuarenta años sin poder fustigar a los mandarines más que en las conversaciones privadas -a poquita voz- y en los chistes. Era pequeño y audaz, de manera que al ciudadano medio le resultaba fácil identificarse con él. Parecía un tribuno de la plebe. Pero cuando la lógica del éxito le convirtió en una de esos Citizen Kane que ha dado la radio española, asimiló todas, absolutamente todas las pautas del poder opresor al que supuestamente cuestionaba. 

García imprecaba, amenazaba y despreciaba en directo a sus empleados. Pasó de intimidar a sus rivales a pretender decirle a los gestores qué debían hacer, convirtiendo en enemigo a cualquiera que se negara a obedecer.  "Atacarme a mí es querer matar al mensajero. "Solo soy un notario de la actualidad". Nunca ha estado tan claro que se afirma exactamente aquello de lo que se carece. García basaba su discurso en los supuestos del "periodismo de investigación" y la independencia informativa. Ambas cosas eran verdad, otra cosa es a costa de qué.   

Debería acabar aquí esta descripción. Pero si fuera así no habría llegado a escribir este texto. García fue un bicho y lo mejor sería olvidarlo... Tanto como a Sardà, JJ Vázquez o Jiménez Losantos, todos ellos pornógrafos que han hecho mucho dinero a costa de explotar el odio, un odio a menudo difuso y mal encauzado, como corresponde a una nación poco formada. 

La figura de García me produce un profundo rechazo personal. Y, sin embargo...

Todos vivimos atrapados dentro de un relato que atraviesa la modernidad, al menos en Occidente. Nos gusta creer que la extensión del conocimiento y las libertades ha de terminar generando prosperidad y progreso moral. El mito de García y su ocaso aparecerían entonces como un residuo de la Dictadura, la deuda que se cobró durante dos décadas la efusión salvaje de una libertad de expresión que costó de digerir. García fue derrotado por otros estilos de periodismo deportivo y habría de ser olvidado tanto como el destape de la Transición, ahora visto como un curioso fenómeno de inmadurez democrática. 

Y ahora viene la adversativa: como con tantas otras cosas, la democracia española ha superado viejos fantasmas para caer en nuevas formas de censura. Hoy García sería impensable. Y sin embargo el periodismo parece estar más maniatado que nunca. En el deportivo tenemos el Chiringuito y es casi imposible encontrar a quien se atreva a investigar de verdad los manejos de Florentino Pérez y otros por el estilo. En el político, el hooliganismo, eso tan futbolístico, parece haber sustituido aquello de la independencia de lo que García tanto presumía. 

García es un bicho, insisto, un mal bicho además. Pero no estoy tan seguro de que hayamos mejorado desde que José Ramón de la Morena le derrotó. 


Tuesday, July 04, 2023

CARTA A MI AMIGO NACHO










Mortifico a menudo a mi compañero Nacho acusándole de ser un "pro-sistema". Nacho suele ser comprensivo e indulgente con el poder establecido. Disculpa las debilidades del equipo directivo del Centro en el que trabajamos, entiende que a menudo  el poder político tome decisiones "impopulares", perdona ciertas corruptelas por considerarlas "residuales" y niega que tras los errores de los árbitros de fútbol haya un plan preconcebido para beneficiar a los grandes ... Sospecho, además, que vota al Psoe, al que yo defino como el partido español de centro por excelencia.

Bien, yo quiero a Nacho, pero, aunque lo digo para fastidiarle, creo sinceramente que es un pro-sistema. El problema es si yo, por decirlo, me creo con derecho a declararme anti-sistema. 

La respuesta es no.

El descreimiento con el que asisto a un proceso electoral, mi supuesto radicalismo, la convicción con la que proclamo que son las multitudes y su rebeldía las que vuelven el mundo un poquito menos inhóspito y selvático... Nada de todo eso me salva del mismo "insulto" que dedico a Nacho entre cerveza y cerveza. Ni siquiera la grandilocuencia bolchevique con la que afirmo que nuestros alumnos tienen razones de peso para no creerse el relato de la democracia española.

Soy pro-sistema, me guste o no, porque cada vez que me indigno con alguna negligencia, corruptela, o, simplemente, con la estulticia de los millones de ciudadanos que secundan a mamarrachos como Berlusconi, Trump o Ayuso, me acuerdo inmediatamente de la suerte que tenemos de vivir en la España del siglo XXI y no en la del XVII, o en el actual Afganistán... especialmente si tienes la mala suerte de ser mujer. 

Este mundo es manifiestamente mejorable, pero, reconozcámoslo sin hipocresías ni jeremiadas: tenemos el plato en la mesa, sale agua del grifo, podemos ir por la calle y ejercer nuestro trabajo sin sufrir mordidas de la policía ni ser extorsionados por la mafia local... Vamos con el móvil por la calle sin temor a que nos lo roben y además nos den una paliza, la escuela y la sanidad pública nos protegen, cada vez que un gobierno la empastra tenemos la posibilidad de cambiarlo sin que haya ruido de sables ni venga un cacique a dirigir nuestro voto. 

No es solo que yo piense así, quien más claro tiene todo esto es el señor africano que se sube a la valla de Melilla y ve, a lo lejos, un campo de golf. Proclamarme "antisistema" ante la mirada de ese joven desesperado es una ridícula impostura. 

"¿Y por qué entonces te burlas del conformismo de Nacho?" podrían preguntarme para acabar. Se lo voy a contestar: porque tengo miedo. 

Verán. Está incorporándose al poder político un grupo de gente cuyo target de mercado es el odio. No es que odien a Podemos o a tipos como yo: odian a los inmigrantes, a los maricas, a las feministas... se diría que odian incluso a los políticos, como si los señores de Vox a los que apoyan no lo fueran. 

Este país ha conseguido grandes cosas en no demasiado tiempo. Siempre se pudo hacer mejor, pero la razón por la que aceptamos un status quo con abundantes grietas es que, en general, la mayoría de los españoles hemos entendido que nos va mejor así. Nada que ver con tiempos pasados, cuando éramos una península atrasada, ineficaz y por la que la revolución burguesa y la modernidad habían pasado con muy poquita convicción, como no creyéndoselo mucho. 

Verán, no pretendo decir que Vox sea la razón para volvernos radicales. Al contrario, quizá sea incluso el mejor motivo para ser civilizados y razonables. No, lo que yo digo es que vamos por un camino equivocado, de lo cual el éxito mundial de los ultrarreaccionarios solo es un síntoma. 

El verdadero problema se llama capitalismo. Soy por muchas razones prudente a la hora de afirmar que hay que destruirlo. Eso no es óbice, sin embargo, para sostener que el camino que ha elegido el capitalismo globalizado es sumamente peligroso. A mí me da mucha vergüenza que en este país tan moderno uno de cada tres niños viva en riesgo de exclusión social. Similar sensación me asalta cuando advierto que los ricos son más ricos de lo que han sido nunca. Que se reproduzcan mecanismos de violencia institucional y precarización de grandes sectores de población en un momento tecnológicamente tan brillante me invita a pensar que algo no funciona en nuestra sociedad. 

No soy radical en mis ataques al sistema porque me apetezca jugar a jacobino. Soy radical porque la única forma de producir las transformaciones que necesitamos para no alcanzar situaciones intolerables de abuso y descohesión comunitaria es instalarse de lleno en la cultura de la protesta y el pensamiento antagónico. 

No soy comunista y me dan mucho miedo las masas cuando se enfurecen, entre otras cosas porque tengo familia y un trabajo digno. Sin embargo no es la moderación ni mucho menos la indiferencia política lo que va a hacer que, por ejemplo, las potencias mundiales asuman de una vez que el capitalismo que tenemos es un destroyer tanto para la sostenibilidad ecológica como para la armonía de las naciones. 

Deberíamos pensarlo, me parece a mí. 


Saturday, June 10, 2023

EL PASTOR

 


Charlo relajadamente a la puerta del Instituto con unos alumnos a los que, concluidos los últimos exámenes, se les va quitando la mueca de fastidio ante la presión académica –según ellos feroz- a la que les sometemos. Nacieron con el siglo ya muy encaminado, bastante después del 11-S, lo cual, teniendo en cuenta que cuando yo nací Lennon y Macrtney aún no se habían peleado, me invita a pensar en lo viejo que soy.

En ese momento aparece un anciano que conduce un carro con dos de sus nietos. Bien pensado no es tan anciano, con 74 años y encontrándose en aparente buena forma física… quizá eso de la decrepitud le calza mejor a otras personas. Apenas intercambiamos palabras de cortesía y recuerdos para la familia, pero en el pasado, cuando en el parque yo criaba a mi hija y él a su primer nieto, tuvimos largas conversaciones.

Lo único que delata la procedencia del viejo es su acento manchego. Llegó en los setenta con su mujer de la España vacía y una mano delante y otra detrás. Trabajó de albañil “en la obra” y ayudó a convertir Valencia en una ciudad moderna… como tantos otros, muchos de ellos andaluces, aragoneses o, como él, manchegos. “Yo, en realidad, no quería venirme del pueblo”. Me reveló un suceso sobrecogedor. Él era pastor de ovejas y cabras. Un buen día encontró a su mejor amigo: un perro infalible, el único de los que había tenido que nunca habría de fallarle para proteger al rebaño y recuperar a los descarriados. Una tarde, cuando intentaba precisamente reconducir a alguna cabra rezagada, el perro fue atropellado por un conductor que corría demasiado. Cuando vio cómo se abalanzaba hacia él, el conductor salió escopetado. “Cómo me vería que creyó que iba a matarle, y sí, era lo que probablemente iba a hacer. Hizo bien en salir de allí”. Cogió en sus brazos el perro agonizante. Cuando exhaló su último suspiro decidió que ya no volvería a ser pastor y que, como otros del pueblo, se iría a la ciudad.

Mientras le veía alejarse con sus nietos, una alumna me hablaba de la última maravilla de Apple, unas gafas con las que, al parecer, la empresa tecnológica creada por Steve Jobbs se va a adelantar al futuro. Estas lentes mágicas te permiten ver un montón de pantallas a la vez con las que puedes interactuar simplemente moviendo la mano. Así, al tiempo que tienes delante un videojuego, una entrevista con Mourinho o una bella joven haciendo una mamada, puedes también videollamar a algún amigo, aunque, como tú estás con las gafas dichosas, lo que el ínclito ve de ti es una imagen virtual que, supongo, parpadea y mueve los labios. Si llegas a casa y te encuentras a tu hijo en el sofá con el artefacto y la mano extendida hacia la nada, puedes llevarte una impresión algo inquietante, pero es cuestión de tiempo que te acostumbres. No sé si entre las pantallas que tienes delante hay también una de la realidad. Claro que, ¿a quién le importa la realidad?

¿Saben? Creo que tenemos un problema. Una vida no es mucho tiempo para la Historia, ni siquiera la de un anciano. En apenas un par de generaciones hemos pasado del neolítico a la posmodernidad, en muchos casos para bien, pero conviene saber lo que nos vamos dejando por el camino, lo que hemos perdido, la desorientación que nos acucia.

Soy padre y profesor. No estoy seguro de poder transmitir a mis alumnos lo cerca que estamos del campo, el hambre, los caciques. Entre el anciano que lloró a su perro y estos chavales parece haber distancias insalvables. No hemos acabado con el horror, faltaría más, pero los jóvenes no dispondrán de recursos para afrontar los nuevos peligros si no reconocen algo suyo en los que afrontaron sus abuelos. Y, sobre todo, conviene que sepan lo esencial: queremos poder comer todos los días, tener una casa a resguardo de las tempestades, ser respetados por la comunidad y queridos por unas cuantas personas… Si no conseguimos todo eso sin las gafas de Apple tampoco lo conseguiremos con ellas, solo viviremos más entretenidos y más aislados, además de adoptar un aire ridículo del que nuestros prójimos harán bien en reírse

Saturday, May 13, 2023

EGOS






Se lo he advertido ya en diferentes ocasiones, pero ustedes no escarmientan: la culpa de la mayoría de mis problemas la tienen ustedes. Sí, ustedes, mis prójimos, los demás, los otros. Yo solo pretendo que me quieran, pero resulta que tengo que hacer unos esfuerzos colosales para recoger dos aplausos desganados, mientras al espabilado de turno le basta guiñar un ojo para que el mundo se postre a sus pies. Reconozcan al menos que no es justo. Si respondiera a mis primeros instintos, les diría lo que pienso de ustedes, manada de simios, y al menos ya tendrían motivos sólidos para detestarme.  

Sí, ya lo sé, ahora me contestarán que "tú, pedazo de cabrón, en general tampoco nos dedicas demasiadas atenciones". Podría decir que ustedes no suelen hacerse acreedores a ellas... Y es aquí cuando mi discurso se pega la vuelta, pues con la edad me he ido convenciendo de que tienen razón. Es más, no solo no hay grandes motivos para adorarme, sino que he descubierto por distintos sucesos biográficos que no vienen a cuento que estoy incluso por debajo de la media... Vamos, que soy imbécil, emocionalmente débil, perezoso, previsible y además me tiro unos pedos espantosos cuando como legumbres. 


Bien, esto me lleva a una reflexión que quiero compartir con ustedes: los seres humanos, muchos de ellos, tenemos un problema muy serio con el ego. 


No es extraño que la espiritualidad asiática haya pasado miles de años diseñando técnicas para no dejarnos llevar por el ego. No se trata de llegar al Nirvana ni cuentos por el estilo, se trata de asumir que el puto mundo no gira en torno a ti, cosa que por lo visto cuesta de entender. 


Conozco personas en los círculos de la excelencia intelectual que se agitan como anguilas en el lodo para alcanzar celebridad y reconocimiento. Puedo entender que alguien se busque la vida para alcanzar, por ejemplo, una plaza de profesor en la Universidad. Lo que me cuesta más entender es a aquellos que pasan las horas conectados a internet para comerle el culo a cualquier pope de no sé qué centro neoyorkino de investigaciones para ver qué le sacas. Hay tipos a los que te encuentras en todas las conferencias, en todas las comidillas editoriales. Cuando no tienen una comunicación que hacer en Valencia es porque están en Madrid en un círculo de no sé qué debate sobre Martha Nussbaum y su puta madre. 


Hay quien es capaz de vender a su madre por adquirir influencia y notoriedad en todos los cenáculos donde puedes codearte con lo que llaman la élite. Suelen decir que son amigos de Vargas Llosa, ante el que doblan la cerviz mientras babean. Es lógico que alguien quiera vivir de lo que investiga y escribe, y puedo entender que uno desee reconocimiento... Nadie estamos libres de tan humanos anhelos. Lo que me tiene a mucha distancia es ese demonio que algunos tienen dentro y que les mueve sin el más mínimo remordimiento a explotar y estafar a cualquier cándido que se les acerque, convirtiéndole en simple instrumento de sus ambiciones 



Son tipos detestables que me provocan un tedio espantoso. En algún momento de mi vida he tenido la sensación de que si apretaba un  poco y me dejaba caer en el momento oportuno por según qué cenáculo podía llegar a satisfacer ese ansia de aplauso que todos tenemos. Acaso me lo impidió mi falta de talento, pero, no estoy seguro de que ese sea el problema, pues, por increíble que parezca, hay muchos tipos peores que yo que reciben legiones de seguidores en la feria del libro o en youtube. No, mi vulgaridad no es el problema: el problema, lo que de verdad va a determinar que envejezca y muera en el anonimato, es que he llegado a la conclusión de que desarrollar grandes esfuerzos y malgastar tu vida para que el mundo te quiera es propio de personas con muy mal gusto. 

Además, soy nieto de Arturo Montes. Jódanse. 




Monday, April 24, 2023

BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS DENUNCIADO

 




Se hace difícil sospechar que la abrumadora serie de denuncias por acoso sexual contra Boaventura de Sousa Santos respondan a alguna suerte de complot urdido por poderosos reaccionarios para destruir a uno de los más luminosos críticos del capitalismo. Que de Sousa tiene enemigos… No me cabe duda. Que habrá quien quiera desacreditarle por sus diatribas contra las nuevas formas de dominación… Segurísimo. Que algunos le despreciarán por ser un europeo que ha tomado decididamente partido por los oprimidos del Sur del planeta, lo que se advierte por su difusión en toda Iberoamérica, especialmente Brasil… Pueden apostarlo.
He leído mucho a Boaventura, sobre todo a raíz de la pandemia. Y aunque no coincido en todo lo que dice respecto a las “epistemologías del Sur”, la potencia argumental y documental de su extenso trabajo se me antoja deslumbrante. No creo aún así que la circunstancia exija de mí sacar la cara por el ya octogenario pensador portugués tras las últimas informaciones aparecidas. Estaríamos según las mismas ante un personaje repugnante, un sátrapa del mundo universitario que habría aprovechado durante décadas su poder y su prestigio para obligar –presuntamente- a numerosas mujeres a concederle favores sexuales.
Muy al contrario, sospecho que las acusaciones son ciertas y, probablemente, asomen como la punta de iceberg de un asunto que aún se abre paso a duras penas entre las sombras de la omertà. “Todas sabemos”, se lee en una pintada relacionada con el asunto en la Universidad de Coimbra… Me niego a caer en los peros habituales para estos casos. “¿Por qué denuncian ahora y no cuando sucedió?” “Cedieron voluntariamente para obtener prebendas” “Intentan ahora obtener notoriedad con acusaciones que no pueden probarse”…
En fin, ya sabemos cómo funciona esto. Podemos cuestionar algunos excesos asociados al Me Too. Es el caso de Woody Allen, en el cual se viola de forma flagrante la presunción de inocencia. Respecto a Boaventura vale igualmente, faltaría más, y tendrán que ser los jueces de Portugal y Brasil los que diriman si hay pruebas de acción criminal tras los indicios. Ahora bien, el ciudadano, sobre todo si se preocupa de documentarse, tiene derecho a considerar si un personaje como de Sousa Santos puede seguir teniendo autoridad moral como defensor de los oprimidos del planeta cuando, tras sus bellos escritos a favor de la emancipación, nos encontramos prácticas de violencia, sometimiento y autoritarismo… presuntamente.
Bien, permítanme un par de reflexiones.
Hay un enanito dentro de mí que desea que todo sea un infundio. No solo Boaventura me parece un gran investigador, es que creo que hace falta ser valeroso para enfrentarse a los oligarcas del mundo con argumentos y con la convicción que él demuestra. Lo pienso de él, de Naomi Klein, de Noam Chomsky, o, ¿por qué no?, de Julian Assange, quien por cierto también está acusado de acoso sexual. No sé gran cosa sobre la vida personal de estos personajes, pero todos ellos me han dado algo. Y, desde luego, me lo ha dado Sousa. ¿Es un indeseable? Pues puede que sí, hay razones para pensarlo. Y, entonces, ¿cómo entender tal esquizofrenia? Nadie es un santo, pero hay una gran diferencia entre comprarse una casa con piscina en Galapagar y defender la causa de los parias del planeta mientras estás intentando obligar a que te la chupe una becaria que teme quedarse sin trabajo si no cede a tus deseos. Lo primero es discutible, lo segundo te sitúa al nivel de los malvados a los que fustigas… y la conclusión es que corres el riesgo de invalidar tu discurso.
Verán, yo me considero de izquierdas, ya tengo edad para decirlo sin tener que pedir excusas. He pasado por muchas organizaciones cuyo etiquetaje era fuertemente progresista… Lo siento, no quiero amargarle la tarde a ningún cándido, pero la verdad es que algunos de los mayores hijos de perra que han ensombrecido mis días los he encontrado en tales lugares. Hay auténticos farsantes, robaperas y hasta psicópatas en partidos de izquierda, en sindicatos, en emisoras anarquistas, en espacios académicos feministas… Si yo les contara.
¿Tiene algún valor todo esto? “Bueno, en todas partes hay cabrones”, podrían contestarme. Sí, pero reconózcanme que detectar en las listas de Compromís o CCOO a algún tipo del que sabes positivamente que es una víbora resulta cuanto menos inquietante.
“El ciego me sacó de mi natural ingenuidad”, dice el Lazarillo. A mí, de mi juvenil candidez, esa que creía que proclamar ciertas ideas y besar ciertas banderas te otorga automáticamente alguna suerte de superioridad moral, me sacaron hace ya tanto tiempo que creo que ni lo recuerdo. Pero fue así. Y sigo siendo de izquierdas, ya ven.
Por cierto, lean algún ensayo de Boaventura de Sousa Santos. Quizá se lo haya escrito una becaria. Quizá por eso sea merezca la pena.