Friday, October 11, 2013

 

TETAS

 Me sorprende que a estas alturas aún no hayamos entendido qué significa aquello de "la sociedad del espectáculo" que tan brillantemente teorizó Guy Debord hace casi medio siglo. La candidez de quienes ven con simpatía la acción perpetrada en el Parlamento por Femen llega a resultar enternecedora. Me recuerda a la de un ultrafeminista -por increíble que parezca he conocido a varones ultrafeministas- que me intentó convencer hace mucho de que cuando en una entrevista televisiva la cantante punk Nina Hagen empezó a masturbarse, lo que pretendía era demostrarle al mundo que era dueña de su propio cuerpo y que no necesitaba a ningún macho opresor para tener placer. Inútil intentar replicarle que lo que pretendía la transgresora artista era simplemente montar el cirio para ganar fama y fortuna. Claro que yo soy un cínico y un malpensado.

Nos cuentan que la acción perpetrada por las bellas chicas de Femen es producto de un largo adiestramiento. Lo que yo advierto es un escrupuloso casting -son jóvenes y hermosas- y, en todo caso, mucha osadía. No voy a escandalizarme por el agravio a la sala que representa la sagrada voluntad democrática de los españoles. En primer lugar porque he presenciado otras intervenciones similares y hasta he aplaudido algunas de ellas y, en segundo lugar, porque no está en condiciones un parlamento de exigir el respeto si él ya se lo  ha perdido a sí mismo muchas veces. Es interminable la lista de situaciones en que yo mismo he sentido vergüenza viendo como nuestros representantes se gritan, se insultan, cacarean para obstruir la exposición de un oponente... Lo sucedido por ejemplo en la bancada popular cuando durante los años de Zapatero fueron oposición merece a este respecto una investigación muy seria sobre la calidad de nuestra joven democracia. 

El problema es que lo del otro día no cuela, o no debería colar. Que el típico abuelete reaccionario diga aquello de "¿Veis? Las que abortan son unas putas", no me sorprende teniendo en cuenta que tales personas se adoctrinan cotidianamente con ABC, La Razón o Intereconomía. No obstante, si lo que Femen pretende es convencer a personas más bien moderadas de que el aborto no se puede criminalizar como pretende el actual gobierno español, no parece que el método utilizado sea el más eficaz. 

Tampoco le veo ninguna consistencia al argumento contrario, es decir, el de los que afirman que lo importante es el fondo de la protesta, su mensaje, y que el procedimiento es anecdótico, pues se trata de llamar la atención, concitar la atención mediática y generar debate en torno al problema. Ya ven la cantidad de sesudas controversias que se han desatado entre la gente sobre el aborto a raíz de la intervención de Femen. No se habla de otra cosa... quiero decir que no se habla sino de las tetas de las chicas de Femen.

Es cierto que muchos españoles no sabían que en aquel momento se celebraba en el Congreso el debate que preludía la sustitución de la actual Ley del Aborto por otra que va a acercar el estado de la cuestión a las tinieblas del franquismo, pues no otra cosa puede decirse de una normativa que pretende enviar a la cárcel incluso a mujeres que habiendo quedado embarazadas no se sienten en condiciones psicológicas de seguir adelante, o a quienes creen que un síndrome de Down es razón suficiente para interrumpir la gestación. Es curioso: todo esto lo decide -obviamente sin más apoyo que el de sus propios correligionarios, ya lo verán- uno de los tipos más taimados y venenosos que jamás hemos conocido en la política, colider por cierto de un partido donde se perdona e incluso se jalea a los corruptos. Qué malas son las que abortan, por cierto, muchas de ellas de colegio de monjas y misa diaria, cómodamente instaladas junto a sus familias en las capas sociales con las que se identifica mejor el partido al que votan. 

No me parece que toda esta repugnante hipocresía quede desenmascarada por el show de hace unos días, acaso convendría escuchar a todas aquellas mujeres que, desde hace décadas, vienen luchando denodadamente para conducirnos a una sociedad más justa, una sociedad donde las mujeres sean dueñas de su cuerpo, puedan conciliar su vida profesional y familiar, no sean maltratadas o no cobren menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. La del movimiento feminista es una historia noble y hasta heroica, yo evitaría banalizar las causas que defienden desde hace más de un siglo.

Reclamemos seriedad, al menos en este tema, que puede generar un enorme dolor para muchas personas gracias a que un ministro ha decidido que las mujeres vuelvan a ser estigmatizadas por no querer parir y tengan que volver a Londres a interrumpir sus embarazos. Por eso me irrita tanto tener que darle la razón por una vez cuando reprochó a la bancada de Izquierda Unida sus aplausos. ¿Cómo se puede vitorear a unas señoras que gritan "El aborto es sagrado"? No se me ocurre una consigna más desafortunada. El aborto es de todo menos sagrado, el aborto es una desgracia, una realidad que habría que aprender a evitar educando sexualmente a la gente, que es por cierto lo que un desalmado como Wert y un mojigato como Gallardón jamás aceptarán. "El aborto es sagrado", valiente majadería. 

En el trabajo, un compañero me insinúa que acaso hayamos de acostumbrarnos a estas cosas, adaptarnos. Lo que intenta decir es que en el tipo de sociedad que se está configurando en este nuevo siglo la premisa del éxito es el marketing, y que, por tanto, hay que hacerse a la idea de que, como los focos de emisión de mensajes son infinitos, la atención está muy cara y si quieres que se vuelva hacia ti has de montar numeritos como los que monta Femen. De acuerdo, puede que tenga parte de razón, pero mucho me temo que lo que pretende Femen no es llamar la atención para liberar a la mujer. Lo que pretende Femen es publicitarse a sí mismo. Si, como indica su ideario fundacional, quieren demostrar al mundo que la mujer ucraniana es activa y emprendedora, romper en definitiva el prejuicio que europeo que las considera estupendas para servir en casas alemanas, casarse con vejestorios franceses o prostituirse en las costas del Mediterráneo, no parece que la iniciativa del otro día sea la más adecuada.   

Mucho me temo que pronto veremos a algunas cobrando de algún parlamento porque algunos cándidos voten al partido que piensan fundar, saliendo en algún reality o enseñando las tetas -otra vez- en la revista Interviú.

7 comments:

Anonymous said...

Cuando un parlamento se convierte en una casa de putas donde se consiguen determinados servicios por dinero, no es de extrañar lo ocurrido. No puede llamarse la atención más que con "jóvenes hermosas" en una cámara poblada por viejos feos, ricos y déspotas.


Estoy de acuerdo en todo lo que expresa en su entrada. Pero no puedo entender "el asombro" por unas formas propias de militantes en la pachangueria que habita en la imbecilidad más grotesca cuando el trabajo resultante de esa cámara jamás demostró ser merecedor de más respeto que un circo ambulante malo (o unas niñatas enseñando tetas operadas)

De una forma o de otra, el aborto "es sagrado". Nos encaminamos a unos tiempos donde los idiotas se sienten con la suficiente fuerza como para además de leyes, promulgar sacramentos y celar los juzgados.

Esta sociedad tiene lo que se merece. Efectivamente, lo retro regresa a una sociedad ávida de tetas que siguen sonrojando a gobernantes. Somos tan cazurros como siempre. Tan infelices como siempre.


Me alegra su regreso..

Anonymous said...

Se me pasó decir –en relación con aquello que dice de “veremos cobrando a algunas” que de seguir así, lo que veremos será la instauración de “el día de la purga” propuesta en esa película de Demonaco – ciertamente mejorable- donde la rabia ciudadana se termina reconduciendo al salvajismo más brutal de matarse unos a otros con total impunidad.
Ciencia ficción exactamente del mismo calibre que debería ser la vergonzante dedicación de la justicia en un estado de derecho a proteger a políticos, mercachifles, amigotes, empresarios, infantas, banqueros etc.
La degradación es tan brutal que en una sociedad medianamente civilizada será imposible evitar que los ciudadanos pidan rueden cabezas o tetas. Creo que si no es posible un “reset” el menor de los males será quedarnos con las tetas.

David P.Montesinos said...

Y yo me alegro del suyo, caballero. Me está picando la curiosidad por el film de La purga, no sabía nada de él, entre otras cosas porque puedo ir tan poco al cine que solo voy a cosas muy señaladas y con aire de imprescindibles, en cualquier caso el guión es sugerente. Comparto especialmente su preocupación respecto al estamento judicial. Están ocurriendo cosas muy extrañas y que atacan en profundidad la calidad de la democracia. En cuanto a las tetas, espero que se entienda que el mío no es un problema de mojigatería; no es el menor de nuestros males lo de las tetas, desde luego, aunque temo que esta banalización de la lógica reivindicativa tiene efectos desmovilizadores. Al final, todo parece una parodia.

Lo del asombro puede que sea tan sólo un recurso literario, me van asombrando pocas cosas.

Anonymous said...

No creo ni remotamente en que ninguno de sus asombros sea consecuencia de la mojigatería, pero cuando habla de "calidad democrática" -que cita- adjunta la necesaria capacidad de asombro que requiere toda creencia.

Yo no me asombro porque no creo que vivamos en una democracia, ni de poca ni de mucha calidad. Según yo lo veo, la democracia es o no (sin dejar de asumir que este sistema puede resultar en la dictadura de los idiotas siempre que sean uno más)

No merece la pena la película, pero su argumento debería resultar preocupante. Viene a ser algo así como "el día de la liberación" en el cual los ciudadanos se toman la justicia por su mano como parte de un ejercicio estatal en el que se calman las ansias de las gentes respecto a reprochar a sus gobiernos determinadas funciones o incluso "resolver" lo que crean es fuente de los problemas del estado.
La película tal vez sea ciencia ficción, pero determinadas formas de actuación de nuestros gobiernos sugieren que el argumento termine siendo más practico de lo que parece.

David P.Montesinos said...

Sólo un matiz, y recalco que el punto en que suelo discrepar de usted es el de su taxatividad, lo cual por cierto me lleva a exhibir un talante de moderación en el que no termino de sentirme a gusto, pues yo, querido amigo, estoy tan enfadado como usted. Estoy pensando en lo de la calidad democrática. Yo no creo que debamos manejar aquí la disyunción excluyente. Precisamente una de las características de la democracias contemporáneas es que se las puede abaratar perfectamente, como si apenas signficaran nada. No creo que ese sea nuestro caso, hay valores y normas en la democracia española que deberíamos proteger, y hay otras muchas que deberían ser transformadas en profundidad. La democracia para mí no designa un sistema o un cuadro institucional o normativo establecido, es una actividad permanente. No una estructura institucionalizada, sino más bien un poder instituyente. La democracia es un proceso y se dota de un relato que, en el caso español, es especialmente conocido. Debemos desconfiar de él por muchas razones, pero hay un elemento de ese relato con el que me quedo: la idea de la libertad como aprendizaje, como ejercicio abierto desde el que podemos construir hermosos palacios tanto como horrorosos bloques con aluminosis.

Anonymous said...

Sí, no me ha descubierto usted el hilo negro. Aun así voy a seguir reivindicando mi derecho a tener convicciones, aunque le resulte taxativo. Creo que podré superar su incomprensión, tal vez tan bien su incomodidad.

Valores y normas... actividad permanente. ¿Sabe lo que pienso -añádalo a su lista de incomodidades- de su interpretación de la democracia?

Usted no tiene nada claro lo que significa democracia. Desde luego no es un proceso. No es el largo camino que mercachifles o burócratas planean acabe cuando sus intereses en esta vida hayan sido conquistados, sino el fin de un pueblo cuyo principal problema es ser engañado constantemente.
La gente muere ¿lo sabe? Miles, cientos de miles de personas, tal vez millones, han muerto llevándose a la tumba un deseo: democracia. Sistema qué reconoce tal vez la mínima aspiración de quienes pensaron en un hombre libre, pueblos machacados que avientan el tiempo de su pensamiento mientras, tal vez, segaban cortando el aire por el pan del día. Campesinos que se levantaban con un sol que jamás llego a alumbrarles.

Burócratas acomodados que se incomodan con palabras... el sol quema las espaldas de quienes cosechan el pan de mañana, el sol que sale como otro obstáculo en una era que jamás dio frutos con semilla, del el alma.

Usted no tiene ni idea de lo que significa democracia si piensa en ella como un proceso. Mantener las formas para expresar discrepancias son limitaciones auto impuestas de las que no participo. Afortunadamente.


David P.Montesinos said...

Cree usted saber dónde está el dolor y decide, sin conocerme, que yo lo desconozco. La soberbia sólo denota una penosa debilidad. Olvídese de mí, busque gente de su altura.