Desde la Cueva del Gigante, lugar perdido en un territorio árido donde antiguamente se refugiaban los bandoleros, esta página intenta echar luz, y también alguna sombra, sobre los fenómenos sociales contemporáneos: las nuevas tribus, los simulacros culturales, los movimientos de masas, etc...
Saturday, April 23, 2016
MERLÍ Y LA FILOSOFÍA
En la "Crítica de la Razón Pura", tras lamentar la esterilidad de un saber que lleva miles de años convertido en una campo de combates, subraya Kant que, pese a todo, la metafísica es el primer saber que surgió desde que los humanos tuvieron conciencia, y que será a buen seguro el último en desaparecer.
Recuerden aquella escena final de "En busca del fuego", cuando el prehistórico protagonista, tras acariciar el vientre embarazado de su mujer, mira hacia la luna como queriendo encontrar algún sentido a la existencia. O ese momento de "La Carretera", la estremecedora novela de Cormac Mccarthy, cuando el anciano medio moribundo que encuentran insinúa que los dioses han abandonado a los hombres, y el protagonista le dice que su hijo, que le acompaña en ese lúgubre peregrinaje por un mundo arrasado, es para él "un dios". Quizá la de la filosofía sea una pasión históricamente inútil, pero no somos humanos sino en tanto que somos capaces de volcar nuestro pensamiento hacia lo trascendente.
¿Para qué sirve la filosofía? No es mala idea preguntarlo, y los filósofos debemos estar preparados para contestar. Otra cosa es que sólo entiendan la respuesta quienes no se conforman con pensar que la utilidad de un esfuerzo únicamente puede medirse por su rentabilidad económica. No son pocos, respiramos esa lógica deprimente y mezquina, entre otras cosas porque es mentira lo que se dice de que a la gente le interesa mucho la educación. Por eso da igual qué ministro patán le da a la filosofía el golpe de gracia con una ley educativa que destina a la madre de todas las ciencias a vivir como un saber residual, condenado a la mendicidad hasta la extinción.
En este momento en que la filosofía parece seriamente amenazada, la televisión catalana toma la inteligente iniciativa de producir la serie "Merlí", que ya fue un éxito en el Principado y que ahora encontramos doblada al castellano y emitida los miércoles a las 22´30 en la Sexta. Su protagonista, obviamente, es un profesor de filosofía en un instituto de enseñanza secundaria.
Y sí, merece la pena verla, deberían ustedes concederle alguna oportunidad. El nombre del personaje no es casual, su madre, una veterana actriz de teatro que ahora se conforma con ser conocida por algún spot televisivo, le llamó así porque Merlín es un gurú, el nigromante que posee las claves secretas para leer los mensajes cifrados que provienen de las profundidades habitadas por el Dragón.
Obviamente, y como se trata de un proyecto con ambición de audiencias muy amplias, el telerrelato contiene muchas de las convenciones propias del género "de situación". Transcurre en el Instituto donde Merlí trabaja transitoriamente y donde, casualmente, cursa bachiller su hijo Bruno. Hay chicos y chicas que se enamoran y se pelean, hay un jefe de estudios amargado con vocación de tiranuelo, algún homosexual escondido temeroso de que sus amigos sospechen... Son ingredientes previsibles y que uno cree poder encontrar en cualquier teleserie que pretenda ser vista por públicos de muy diversa índole.
Y sin embargo, Merlí es una serie inteligente y no ha habido uno solo de los tres episodios emitidos por la Sexta hasta el momento que no contenga un interés considerable.
En el primer capítulo, por ejemplo, dedicado a Aristóteles, los alumnos se disponen a copiar el significado del término "peripatético", concepto pedagógico de aquel pensador gigantesco y que consiste en enseñar caminando, lo que supone creer que las mejores ideas surgen durante la marcha y que es en ella donde nace la mejor voluntad para intercambiarlas y crecer todos con la discusión correspondiente. Pero Merlí no dicta, les invita a salir del aula y, ante la irritada perplejidad de algunos compañeros, que siguen dictando desde la cómoda caverna del aula cerrada, decide poner a sus alumnos a dar vueltas por el interior de la cocina... por supuesto conversando.
Tras la clase, Bruno, hijo de Merlí, profundamente abochornado por el extraño sentido de la docencia que tiene su padre, le recuerda que después de una hora aún "no nos has dicho quiénes eran los peripatéticos".
-"Vete a wikipedia", contesta Merlí.
... Y entonces el público ya sabe lo que los profesores de Filosofía ya deberíamos saber antes de ver esta serie: no se enseña "Filosofia", se enseña a filosofar, es decir, a pensar, es decir, a vivir.
No todos los profesores de filosofía son como Merlí, obviamente. De hecho hay muchos que son unos auténticos pelmazos. No es mi caso, seré muchas cosas, pero si hay algo que no soporto es aburrir y hacerme previsible. Seguramente porque hace más de dos décadas, cuando en una mañana de primavera entré por primera vez en un aula de un pueblo manchego, me di cuenta de que nada es más bonito que ser profesor de Filosofía. Sigo pensándolo.
Por cierto, vengan alguna vez a mi clase, están invitados. No soy tan seductor como Merlí ni me ligo a las profesoras jóvenes como él, pero van a divertirse, se lo prometo.
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4 comments:
No es mala idea, desde luego, pero es muy desalentador que a estas alturas se tenga que responder a tal pregunta -¿para qué sirve la filosofía?)-
La verdad es que resulta sugerente la serie después de leer su post. Me sugiere una de mis máximas; en contra de quienes afirman que lo más importante es leer, yo pienso que lo es escribir. Recomendar la lectura resulta más fecundo cuando se ha inculcado la escritura. Esto es exactamente lo que entiendo y siempre he entendido de la filosofía y ahora usted sentencia; más que filosofía, se trata de enseñar a filosofar. Sería maravilloso un mundo que asumiese tal premisa, entonces nadie cuestionaría la filosofía, nadie preguntaría qué utilidad tiene, simplemente sería como preguntarse para qué sirve el cerebro.
Hostias, sería una pasada asistir a una de sus clases, creo que sus alumnos se lo pasarían pipa si invitase a un sofista anarca levantando la mano a cada aseveración.
MA
Estoy seguro de que usted haría tal cosa, y sí, los alumnos se lo pasarían bomba.
No me molesta demasiado que me pregunten para qué sirve la filosofía, estoy acostumbrado y he terminado entendiendo que esa es la pregunta que se me va a hacer. Hay quien lo pregunta capciosamente, como dando por hecho que es un saber abstruso e inútil, de ahí que en la pregunta está ya contenida la respuesta que el preguntador cree tener. Yo no obstante, siempre presento algún asomo de respuesta. Ahora mismo se me ocurren tres cosillas:
1. La filosofía sirve para administrar razonablemente el asombro.
2. La filosofía sirve para establecer las condiciones que hacen posible el diálogo y la convivencia.
3. La filosofía traza los límites de la razón, denuncia sus abusos, pone entre interrogantes la legitimidad del poder instituido.
... No sigo, que nos dan las tantas.
Le he pillado en mal momento david. También creo le ha molestado mi afirmación de que primero es escribir y luego leer… (le propongo lo piense)
La filosofía es aprender a usar aquello que por suerte o castigo es inherente al ser humano: el pensamiento. Y.. ¿si nos dan hasta mañana que pasa?
Si me invita a una de sus clases prometo portarme bien.
MA
No me ha molestado en absoluto. Si soy irónico, no lo soy hacia usted. Hablar del Ministro Wert me sulfura, eso es cierto. Está por supuesto invitado a mis clases y puede portarse como le apetezca. Sea usted mismo, pórtese mal si quiere. Gracias por su amabilidad.
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