Saturday, May 13, 2023

EGOS






Se lo he advertido ya en diferentes ocasiones, pero ustedes no escarmientan: la culpa de la mayoría de mis problemas la tienen ustedes. Sí, ustedes, mis prójimos, los demás, los otros. Yo solo pretendo que me quieran, pero resulta que tengo que hacer unos esfuerzos colosales para recoger dos aplausos desganados, mientras al espabilado de turno le basta guiñar un ojo para que el mundo se postre a sus pies. Reconozcan al menos que no es justo. Si respondiera a mis primeros instintos, les diría lo que pienso de ustedes, manada de simios, y al menos ya tendrían motivos sólidos para detestarme.  

Sí, ya lo sé, ahora me contestarán que "tú, pedazo de cabrón, en general tampoco nos dedicas demasiadas atenciones". Podría decir que ustedes no suelen hacerse acreedores a ellas... Y es aquí cuando mi discurso se pega la vuelta, pues con la edad me he ido convenciendo de que tienen razón. Es más, no solo no hay grandes motivos para adorarme, sino que he descubierto por distintos sucesos biográficos que no vienen a cuento que estoy incluso por debajo de la media... Vamos, que soy imbécil, emocionalmente débil, perezoso, previsible y además me tiro unos pedos espantosos cuando como legumbres. 


Bien, esto me lleva a una reflexión que quiero compartir con ustedes: los seres humanos, muchos de ellos, tenemos un problema muy serio con el ego. 


No es extraño que la espiritualidad asiática haya pasado miles de años diseñando técnicas para no dejarnos llevar por el ego. No se trata de llegar al Nirvana ni cuentos por el estilo, se trata de asumir que el puto mundo no gira en torno a ti, cosa que por lo visto cuesta de entender. 


Conozco personas en los círculos de la excelencia intelectual que se agitan como anguilas en el lodo para alcanzar celebridad y reconocimiento. Puedo entender que alguien se busque la vida para alcanzar, por ejemplo, una plaza de profesor en la Universidad. Lo que me cuesta más entender es a aquellos que pasan las horas conectados a internet para comerle el culo a cualquier pope de no sé qué centro neoyorkino de investigaciones para ver qué le sacas. Hay tipos a los que te encuentras en todas las conferencias, en todas las comidillas editoriales. Cuando no tienen una comunicación que hacer en Valencia es porque están en Madrid en un círculo de no sé qué debate sobre Martha Nussbaum y su puta madre. 


Hay quien es capaz de vender a su madre por adquirir influencia y notoriedad en todos los cenáculos donde puedes codearte con lo que llaman la élite. Suelen decir que son amigos de Vargas Llosa, ante el que doblan la cerviz mientras babean. Es lógico que alguien quiera vivir de lo que investiga y escribe, y puedo entender que uno desee reconocimiento... Nadie estamos libres de tan humanos anhelos. Lo que me tiene a mucha distancia es ese demonio que algunos tienen dentro y que les mueve sin el más mínimo remordimiento a explotar y estafar a cualquier cándido que se les acerque, convirtiéndole en simple instrumento de sus ambiciones 



Son tipos detestables que me provocan un tedio espantoso. En algún momento de mi vida he tenido la sensación de que si apretaba un  poco y me dejaba caer en el momento oportuno por según qué cenáculo podía llegar a satisfacer ese ansia de aplauso que todos tenemos. Acaso me lo impidió mi falta de talento, pero, no estoy seguro de que ese sea el problema, pues, por increíble que parezca, hay muchos tipos peores que yo que reciben legiones de seguidores en la feria del libro o en youtube. No, mi vulgaridad no es el problema: el problema, lo que de verdad va a determinar que envejezca y muera en el anonimato, es que he llegado a la conclusión de que desarrollar grandes esfuerzos y malgastar tu vida para que el mundo te quiera es propio de personas con muy mal gusto. 

Además, soy nieto de Arturo Montes. Jódanse. 




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