Saturday, June 01, 2024

CARLOS FLORES, VOX Y EL ABORTO

 



Conozco a Carlos Flores Juberías desde hace cuarenta años, íbamos al mismo colegio de curas. Siempre me pareció un tipo aborrecible. Mi amigo Colomo, un descerebrado de manual, se enamoró de la figura de José Antonio Primo de Rivera gracias a las soflamas falangistas que lanzaba Flores en algunos cenáculos del patio: “a ese tío da gusta oírlo”, decía henchido de un fervor digno de los Cien Mil Hijos de San Luis.

 Siempre del lado de los poderosos, Flores vio con absoluta complacencia como algunos compañeros de su quinta eran expulsados por el Padre Alcover, entonces director del Centro. Organizaron una sentada en el patio en protesta porque habían despedido de la plantilla de profesores a un cura comunista por haber decidido secularizarse. Expulsar de forma fulminante a los cabecillas fue la solución de aquel clérigo insignificante al primer acto colectivo de protesta de la historia de aquella escuela. Flores aplaudió con las orejas, pero a mí aquel incidente me sirvió para entender que la democracia empezaba a abrirse paso en esta península de cristianos viejos, beatas e hidalgos.

Estábamos lejos entonces, y más que lo estuvimos después, cuando intervino en mi programa en Radio Klara para defender –para mi sorpresa- la Reforma Universitaria lanzada por el gobierno socialista. Lo hizo bastante bien, era un estudiante de Derecho competente y se notó que tenía más tablas que yo.  En aquella confrontación radiofónica aprendí que debía estudiar muchísimo para permitirme el lujo de defender con dignidad ciertas causas en público. Pensé dos cosas en su favor: una que era un brillante abogado e  incluso un político en ciernes; otra, que acabaría en el Psoe. Hubo sin embargo algo que aún hoy me da pistas siniestras sobre el personaje: defendió a su grupo universitario, un remedo del SEU, el antiguo sindicato estudiantil de la Falange, afirmando que eran los “más caballeros”. A ustedes les parecerá irrelevante, pero a mí me puso tras la pista de que tras el cinismo de mucha gente alineada en la derecha, puedes encontrar los rastros de un fanático con ínfulas decimonónicas.

¿Es un fanático Flores Juberías? ¿Por qué no se conformó con destacar en el PP y ha tenido que emerger un partido ultra para que explotar su talentoso liderazgo? Quizá en el PP no sea - todavía - perdonable tener una condena por maltrato. Sospecho que en Vox es incluso un mérito. Por eso don Carlos ha acabado ahí.

 Me abstengo de juzgar a quien ya ha sido juzgado. Flores tiene derecho a ser candidato e intervenir en el Senado defendiendo lo que crea oportuno, pero son los votantes de Vox quienes deberían hacerse mirar si de verdad otorgan autoridad moral para hablar de derechos y libertades a alguien que hizo lo que él hizo durante mucho tiempo con su ex-mujer. Y no, Carlos, ese no es lo que tú denominas un “asunto privado”.

He sabido poco después de Carlos Flores. Sabía que ha sido durante muchos años catedrático de Derecho Constitucional en la UV. Por eso su ridícula argumentación del otro día en una comisión parlamentaria me sorprendió. Aunque tampoco demasiado, porque en los meses del confinamiento le vi participar en una proclama pública junto a diversos líderes del fachismo patrio para denunciar la dictatorial imposición socialista de encerrarnos en casa para no contagiarnos, con el consiguiente daño al libre comercio y a la libertad de deambular por el mundo.

 

 Este es por cierto un mantra muy presente en la derecha actual: abusan del concepto de libertad tergiversándolo por completo para que se pueda aplicar el predicado de “liberticidas” a los oponentes. Curiosamente, jalean a gobiernos particularmente autoritarios y con afición a restringir libertades y derechos cívicos.

Puedo seguir, pero no hace falta. La cuestión no es que el caballero que el otro día cuestionó la “impunidad” de las que abortan sea un indeseable. Yo creo que lo es, pero lo que yo opine sobre un personaje público no tiene la más mínima trascendencia. Además, y no bromeo, ni  estoy seguro de ser mejor que él ni tengo nada claro que la respuesta adecuada a su intervención sobre esa palabra que le da “tanto asco” sea recordarle, como hizo Yolanda Díaz, que es un maltratador.

¿Saben cuál es su verdadero problema? Que no tiene razón… y eso, amigos, es lo único de mi estéril escrito con lo que quiero que se queden.

Nadie puede obligar a una mujer a ser madre, es así de sencillo. Es su cuerpo, ni Flores ni nadie con aspiraciones de legislador político o moral puede determinar lo que alguien ha de hacer con su cuerpo. Conviene saber que lo que Flores pretende, antes que cuestionar el valor ético de las prácticas abortivas, es enviar a la cárcel a las muchísimas mujeres que lo han hecho y a los médicos que les han ayudado. Me pasa con Flores lo que con Ruiz-Gallardón, al que me recuerda tanto, no sé si es un loco o un cínico. En la Dictadura de Franco los falangistas eran el componente “espiritual” y romántico de una mentalidad que necesitaba algo más que la gelidez del cálculo para perpetrar todos sus crímenes. Flores lleva dentro a ese fanático. O quizá no, quizá solo quiere brillar.

Brillo algo desvaído, me temo. Por cierto, está muy bien querer proteger la vida de los niños. También los de Palestina… Flores podría explicárselo al señor Abascal, pero creo que no lo va a hacer.