Wednesday, April 16, 2025

VARGAS LLOSA Y LA CONFUSIÓN

 




No tenía ningún especial interés en hacerle homenajes a Vargas Llosa. Se murió de viejo un grandísimo escritor y un inconmensurable prestigiador de la lengua hispana. No iba a decir mucho más decir salvo que solo fue capaz de conmoverme de verdad con una novela, “La guerra del fin del mundo”, sin perjuicio de que tiene otras muy buenas, en especial “Conversación en la catedral”. O que valoro mucho su honestidad y el entusiasmo lector, hasta el punto de que mis libros preferidos del peruano son ensayos literarios como “Historia de un deicidio”, que leí hace una eternidad y que me ayudó a entender a  su íntimo enemigo, García Márquez.  O que sus artículos en El País me hacían fluctuar entre la irritación y el desprecio, hasta que llegué a la conclusión de que era mejor dejar de leerlos.

No, no pensaba decir nada en especial, pero es que estoy empezando a cabrearme. Ya me pasó cuando el Nobel a Cela. Tenías que alegrarte de aquello, celebrarlo jaleando por las calles al señor que escribió Pascual Duarte y que podía aspirar litros de agua por el culo. De lo contrario eras un envidioso, que ya se sabe lo mucho que los literatos patrios han dicho sobre el cainismo ibérico

Hoy tengo la misma sensación. Se diría que en los distintos obituarios se compite por ver quién le adoraba más, y si no dices que don Mario era estupendo de pies a cabeza entonces le estás faltando. La especie más difundida en las últimas horas por algunos articulistas de El País cuestiona la disociación que muchos efectúan entre el novelista y la persona o, si se prefiere, entre el literato y el ideólogo. La perra gorda se la lleva Sergio del Molino, según el cual quienes decimos amar al narrador y no al político somos los que más le despreciamos. No acabo de entender dónde está la maldad de considerar que “Pantaleón y las visitadoras” es un texto divertidísimo y, a la vez, distanciarse del personaje cuando adopta posiciones políticas que van desde lo discutible hasta lo repelente.

Aclaro…

Me da igual si se casó con su prima o con su abuela, si le pegó a Gabo por temas de faldas o si se juntó con la Preysler por la leyenda sexual que arrastra esta señora. No le cuestiono, al contrario, por haberse alejado del comunismo castrista o llamar payaso a Trump.

No, yo me refiero a otras cosas. Por ejemplo, es de todo punto cutre y rancio comparar el feminismo con el fascismo. No me parece mal que compitiera por el gobierno de Perú contra un tipo tan siniestro como Fujimori, pero que recrimine al electorado “votar mal” al elegir a un socialista se me hace bola. Acepto que discutiera los manejos poco democráticos del PRI mejicano, pero ponerse al lado de los multimillonarios para conducir el país a la libertad y la modernización… pues qué quieren, tampoco termina de convencerme. Definir el nacionalismo catalán como “ideología tóxica”… bueno, quizá podría diagnosticar también el nacionalismo español de sus amigos ultras como Aznar o Federico. Me parece bien que fuera crítico con determinados líderes de la izquierda latinoamericana, pero que defendiera a un tipejo como Milei, pues eso ya no tanto, qué quieren. 

Yo a Varguitas, como le llamaba su ex mujer, le he oído decir verdaderas estupideces, algunas llenas de maldad, respecto al multiculturalismo, los servicios públicos, las naciones pobres… Me parece detestable su admiración por Margaret Thatcher y asquerosos –repito, asquerosos- sus manejos fiscales, incluyendo un más que turbio asunto con los Panamá shores dichosos. Viva el liberalismo, ¿eh, Mario?

Lamento que del Molino o Cercas no me toleren apreciar al novelista y desestimar al personaje, pero creo que lo realmente deshonesto sería abjurar del autor simplemente porque la persona nos repela. A lo mejor la confusión la tienen ellos.

En cualquier caso me da igual. Voy a leer de nuevo a Vargas Llosa estos días. Jamás amaré su obra como la de García Márquez, Borges, Cortázar o Rulfo, pero esa también es otra cuestión.

Sunday, April 13, 2025

FRANCO, ESE HOMBRE









Vale, lo reconozco, he devorado el ensayo de Julián Casanova sobre Franco, lo he llenado de notas, me he peleado con él, me he reído a veces a gusto… La experiencia ha sido grata, y ya es mérito porque experimento desde viejos tiempos una fobia: me cuesta mucho leer sobre el tema de la Guerra Civil y el franquismo porque sigo pensando que la victoria de los bárbaros que pusieron fin a la Segunda República es la mayor tragedia de la historia contemporánea de España. Y aun así lo he devorado, algo debe haber hecho bien su autor.
La famosa frase de Unamuno, “venceréis, pero no convenceréis” lo resume absolutamente todo. Los malos ganaron. Eran más fuertes o tuvieron más ayuda… y ganaron. No salvaron el imperio ni a Dios ni a nadie, excepto a la eterna y sacrosanta oligarquía. Además destruyeron el proyecto de modernización de un país peligrosamente agrario y escorado y nos condenaron con ello a todos a un atraso humillante y desventurado. Si el Caudillo hubiera caído en el 45, como el Duce o el Fuhrer, hoy su figura y su odioso régimen solo serían reivindicados por cuatro lunáticos. Determinados personajes, e incluyo sin titubeos a Stalin, son decisivos en la historia porque nadan como peces en el agua en escenarios brutales y deshumanizados donde se imponen el terror y la violencia. Por eso debemos luchar para evitar que regresen tales tiempos, pues vendrán acompañados de los correspondientes monstruos, algunos de los cuales parece que pugnan por asomar en nuestros días. Por cierto, la Dictadura franquista cometió crímenes de todo tipo, pero nunca nadie ha sido procesado por ello.
No soy quién para reseñar el libro, pero permítanme trasladarles, muy grosso modo, algunas de mis anotaciones. Les aseguro que no hay espoiler y que el libro debe ser leído. En cualquier caso, ya les aviso, Franco vence a las hordas rojas y tras casi cuarenta años, muere en la cama
1. Francisco Franco no se entendía a sí mismo sin África y no debemos entenderle sin ella. La guerra en Marruecos forja una ideología según la cual la liquidación del glorioso imperio hispánico es culpa de la mediocre moral burguesa y la cobardía de la clase política. La verdadera patria es, además de la Iglesia, el Ejército… y traicionar a éste es traicionar a España. Es en Marruecos donde nace la leyenda de la baraka del valiente soldado y donde éste asume que su misión es rescatar a la España Grande. Fue por cierto una guerra odiosa, cruel, ruinosa e impopular. El africanismo de la camarilla de Franco se inspiraba en valores como la juventud, el terror y la masculinidad. El psicópata terminó de deshumanizarse en aquel contexto de orgullo legionario
2. Franco odiaba la República, que para él significaba quema de iglesias y conventos, anarquía social, devastación del Ejército, entrega a la masonería, expolio de tierras… Este señor, que jamás leyó un libro, amontonó un profundo rencor hacia Azaña porque le cerró su Academia Militar de Zaragoza. Sospecho que aquello tuvo una repercusión en él similar a la que en Hitler tuvo no ser admitido en la Escuela de Bellas Artes de Viena.
3. La corrupción no era una patología o una desviación del Régimen, era su esencia. Es para lo que sirven las Dictaduras y para lo que se aniquila a los enemigos: para normalizar la rapiña. La familia Franco se hizo inmensamente rica con el Régimen y los descendientes de Franco siguen beneficiándose de ello.
4. La de Franco forma parte del ciclo de dictaduras características de la primera mitad del siglo XX, incluyendo el poder supremo del ejército, la exclusión física de los discrepantes y la configuración de una burocracia estatal entregada a la causa. De otro lado, sustituyó la persecución a las minorías raciales por una derechización extrema de la oligarquía religiosa.
5. La Iglesia española, con alguna excepción cantonal, se sumó entusiasta a la Cruzada, entendiendo que Franco era el héroe que la historia reclamaba para que el espíritu del imperio, la Contrarreforma y el absolutismo vencieran de una vez en la vieja guerra contra el espíritu de la Revolución Francesa.
6. Se filtró recientemente la conversación de un alto militar retirado que hablaba de la necesidad de asesinar a unos 25 millones de personas para que este país fuera rescatado. Ese anciano arderá en el infierno, ya lo sé, pero su deseo no arranca de la nada. Los reaccionarios españoles han vivido creyendo, gracias al franquismo, que los españoles no podemos vivir juntos, ergo es posible exterminar a los que nos molestan.
7. La autarquía de los años cuarenta no fue producto del aislamiento inevitable de España. La propiciaron los nuevos amos del país que sobrevivió de la posguerra porque garantizaba su dominio. El resultado fue una hambruna catastrófica y un estado menesteroso generalizado que, sin embargo, no impidió a los cercanos a la camarilla del Dictador enriquecerse. Franco jamás quiso poner freno a esa corrupción. Cuando algunos cercanos le advertían se limitaba a cambiar de conversación.
8. “La paz de Franco”, cito textualmente, “transformó la sociedad, destruyó familias enteras, rompiendo las redes básicas de solidaridad social, e impregnó la vida cotidiana de miedo, prácticas coercitivas y de castigo”
9. Hay, efectivamente, un milagro económico español ligado al desarrollismo de los sesenta, el cual alcanza hasta la crisis del 73. Juzgue libremente cada cual si para llegar ahí hacía falta destruir la vida de tanta gente y la dignidad de una nación entera.
10. La memoria de la II República es el horizonte moral desde el que muchos españoles hemos construido nuestro mapa moral. Su interrupción histórica es ilegítima. Me arrogo todo el derecho del mundo a luchar por su restitución y honrar el recuerdo de los que la defendieron.