ALBELDA
Immanuel Kant tramó su influyente obra en torno a tres preguntas esenciales, preguntas filosóficas en la mayor extensión de la palabra: "¿qué me es dado conocer?", "¿qué debo hacer?" y "¿qué puedo esperar?". La primera establece los límites del ejercicio de la razón, trazar las líneas que acotan el mapa de acción de los conceptos. La segunda nos conduce directamente a la esfera ética, y con eso adelanta el sentido de la tercera -falazmente definida como "pregunta religiosa"- que podría equivaler a "si hago lo que debo, ¿qué puedo esperar?".
Seamos honestos: todos nos hacemos a menudo esa tercera pregunta... decimos que nuestra única intención es cumplir con nuestro deber -si es que tenemos la suerte o el coraje moral para definir antes en qué consiste-, pero no dejamos de mirar, siquiera de soslayo, hacia ese horizonte de la recompensa en el que creemos merecer encontrarnos. Hay quien pasa su vida pensando que el tipo barbudo de allá arriba observa y juzga detenidamente todos sus actos e incluso sus pensamientos, una forma antiquísima -casi mesopotámica- de orwellismo. Los hay que, menos crédulos -y menos propensos a la servidumbre-, prefieren esperar que los demás los quieran, ganarse de vez en cuando algún aplauso, ser mirados con algo más que la indeferencia del matinal compañero de ascensor que ni siquiera se acuerda de cómo nos llamamos. El problema es que con frecuencia, sentimos que es el mundo entero el que nos mira como el tonto a las tres del ascensor, es más, incluso nuestras personas más cercanas se dirigen a nosotros como quien abre la nevera... no se hacen idea de que hemos entrado en casa después de cortar el cuello del dragón y que, como el Capitán Trueno, caminamos sudorosos y tambaleantes hacia el sofá tras abandonar el campo de batalla donde hemos dejado muerto a Cassius Clay, al jefe de la Mafia Rusa o al Unicornio de Marte.
Esa lacerante injusticia del desagradecimiento respecto a quienes cumplen con su deber me la ha recordado en las últimas semanas el asunto de Albelda. No veo gran diferencia -no en mí al menos- entre el efecto ejemplar de los héroes de los cuentos y los del fútbol. A los cinco años
yo ya sabía que tenía que luchar contra los malos y defender a los débiles, y a los trece era capaz de pegarme con quien se me pusiera por delante para defender un corner. Ni en una aula ni en una capilla fui capaz de encontrar razones tan contundentes en favor de la lealtad, el compañerismo y la valentía como en un campo de futbol, uno de esos terrenos del cauce seco del río de donde siempre te echaba aquel idiota con gorra de plato al que deberíamos haber enviado a la mierda.
En ocasiones el héroe no es anónimo, yo he visto el graderío de Mestalla aclamando a Albelda con ese entusiasmo hemorrágico que ya solo es creíble si se encuentra en los estadios. Raramente era por una acción inspirada o por un gol, más bien a Albelda se le vitoreaba al final de un partido, cuando la gente se daba cuenta de que era él quien había masticado palmo a palmo y minuto a minuto al rival. Él era el tipo malcarado que se enfrentaba con aspereza al oponente que intentaba dañar los débiles tobillos de un compañero lesionado, quien exigía al árbitro respeto o quien se insolentaba en las ruedas de prensa ante los medios de Madrid, que le odiaban desde que les amargó el debut de Zidane. No le demos más vueltas, Albelda era el prototipo de héroe de la tribu, el llaurador que salía a la acequia a matar a la serpiente... y deberíamos preguntarnos por qué el Valencia solo tiene éxito cuando se alimenta de estos tipos -como Claramunt, como Puchades- de cráneo duro y medalla escondida de la Mare de Deu en el bolsillo.
¿Qué putrefacto resquemor cainita defenestra a los héroes? A mí me gustaría que fuera un africano con pinta de patera y hambre atrasada como Sunny quien acabara con Albelda... pero no, ha sido un pobre desgraciado y patético, un tipo que solo acumula dinero y que jamás tuvo agallas para chocar con alguien por coger un balón, un pobre miserable al que ni siquiera le gusta el fútbol. Como en todo régimen cesarista de terror que se precie, el tirano alimenta su cobardía encargando a algún centurión desalmado que corte las cabezas de esos generales demasiado queridos por la tropa y el pueblo que pueden hacerle sombra. ¿Quienes se creen estos que son para mirarme a mí por encima del hombro?, diría Soler de Albelda, Cañizares y Angulo a su mujer en el lecho del aburrimiento .
No sé si recuerdan el film de Sam Peckinpah La cruz de hierro. Steiner, un sargento del ejercito nazi, pasa sus días con su batallón en una tronera desde la que el mundo tiembla a cada momento ante la continua descarga de bombas enemigas. Hay un oficial, Stransky, que, oculto en el bunker, mueve con enfermiza insistencia los hilos para conseguir la medalla considerada como máximo distintivo honorífico del ejército alemán. Un día, con Alemania a punto de caer, Steiner saca del bunker a rastras a Stransky: "Le voy a enseñar donde crecen las cruces de hierro". Sueño con una escena así en el viejo Mestalla. Albelda y Cañizares sacando a rastras escaleras abajo al chiquilicuatre del bigotito ridículo, la voz de flauta y la sonrisa mofletuda y gorrinera: el olor a linimento, los codazos en los morros, las patadas, el ensordecedor griterío, las broncas, los nervios... todo eso que Soler quiere saltarse para conseguir la cruz de hierro.
Nos hemos acostumbrado en los últimos días a ver a Albelda, Cañizares y Angulo corriendo por la ciudad deportiva del Valencia en solitario hacia ninguna parte acompañados del preparador físico. Así son abandonados en una cuneta quienes nos sirvieron bien. Nadie como Albelda se ha dejado tanto por defender a un equipo... y es de él de quien más sañudamente se vengan los débiles y resentidos que siempre esperan, agazapados en el puente, a que pase el heroe encadenado para insultarle y jalear a los verdugos, aunque también ellos antes se ocultaban entre la masa que los jaleaba.
¿Qué puedo esperar si actúo como debo? Temo que nada. Yo sé algo de salir en silencio y por la puerta de atrás. Sé, como muchos de ustedes, lo que supone haberse dejado la piel en defender durante años algo que ha saltado en pedazos al golpe de cola de la primera rata maloliente. Desde la cuneta, uno mira como un perro al coche que se marcha y le deja tirado. Sí, ya sé, estos futbolistas son ricos y todo eso. Pero yo me voy con Albelda.
19 comments:
Ante este magnífico homenaje al héroe no queda decir más que Amén. Estoy convencido de que todavía dará años de fútbol a cualquier equipo que le fiche. Y confío que sea así porque la suerte de la selección en la Eurocopa pasa en gran parte por la capacidad para sobreponerse a las grandes citas y, en eso, nadie va a ejercer tanta influencia como Albelda.
buenas david, despues de la conversacion de esta mañana, con tanto blog, pues he dicho voy a firmarle a mi profe...xDD
la verdad es que sobre esta entrada no puedo opinar mucho, ya que el futbol no es un deporte que me apasione, me quedo con correr por la carretera a mi ritmo, con mis pensamientos y esa sensacion de libertad ^^
sobre las demas entradas, las he leido por encima ya que los pesados de mi msn no me dejan concentrarme, pero he de decir que la del dia de los inocentes es muy interesante.
bueno ya nos vemos por el instituto, besos...
woow Alba se me ha adelantado, que maja...
Si supongo que es horrible verse en la cuneta, es más siempre da miedo empezar algo nuevo "por si acaso sale mal" pero bueno, no se puede vivir con el miedo de que alguien con mas poder pueda hundirte... supongo, almenos intento no vivir así.
Bueno saludo, soy Ariadna y eso, me seguiré pasando por aquí ^^
Tu texto me recuerda a ese éxito de las descargas en youtube: un admirador de Britney Spears gritando que la dejen en paz.
Yo, sin embargo, me quedo con el héroe anónimo, aún a riesgo de que el resquemor le aparezca en el último párrafo de su discurso. ¡Ánimo!
Gracias a los cuatro por dejar su huella en este blog.Cuidado Alba con las carreteras, uno empieza a andar por ellas y cuando se da cuenta, ya no sabe volver, y lo peor es que a lo mejor ni siquiera sabe volver. "Los dos teníamos por delante un camino espantosamente largo, pero no nos importaba, porque el camino era la vida", esto dijo Jack Kerouac, al que supongo que ya conoces.
quise decir, a lo mejor ni siquiera QUIERE volver. Una cosa para Ariadna, no sé si te gusta la poesía, pero acaba de fallecer Angel González, un gran poeta. Consejo: pregunta por él a Ricardo Signes, dile si te puede fotocopiar el poema que me dio a mí. Curioso nick el de Kaz.
Margarita, es un placer leer tu post animándonos. Muchas gracias. El autor
La verdad es que no, no lo conozco xDD Fijate que acabo de buscar en el google quien era xDD, ahora leere algo de el...
Y por lo de Angel Gonzalez el otro dia Fina nos leio unos poemas y nos a dejado un libro suyo, que en estos momentos tengo yo, escribia bien la verdad...
saludos..
PD: por fin tengo blooog!! ^^
hola david!!
soy ali!!
bueno, es que he dicho, va voy a hacerme un comentario y ya de paso le pongo algo jeje
tienes mucha razón con esto de albelda, no es que me apasione el futbol, pero lo poco que entiendo y lo poco que veo, pienso que lo que están haciendo con él, es muy injusto, pero bueno, sinceramente no me cae bien koeman, no sé es como que le da mucho igual todo lo que opine la afición valencianista y los directivos...
en fin...
si, el otro dia fina nos leyó unos poemas del hombre este, y la verdad es que me encantaron, de hecho, alba me tiene que pasar el libro
y bueno, no me enrollo más, simplemente, un...xao!hasta mañana q seguro q nos cruzamos!!un beso!!
tengo blog!!xDD
Pongo mi comentario con el único objeto de dejar constancia de la alegría que me produce ver los comentarios de tus alumnas Alba, Ariadna (bonito y mitológico nombre) y Margarita. No sé si serán alumnas tuyas de las que sufrieron mi disertación sobre el feminismo o son de otro curso, pero en cualquier caso, me alegra mucho que participen. Por lo que veo el fútbol no está entre sus aficiones pero da lo mismo; lo importante es que opinen. Y sobre todo, espero que a partir de ahora se dejen ver más a menudo por aquí. Estaré encantado en leerlas.
Sobre lo de Albelda, poco puedo decir que no se haya dicho ya. He seguido desde el inicio la polémica y creo que está todo bastante claro. Sobre lo que dices de la animadversión de la prensa madrileña - la Meseta que diría J.Insa - hacia Albelda, no es por lo de Zidane. También les fastidia sobre manera que sea un fijo en la seleccióin nacional por delante de los "jugones" tipo X.Alonso, Cesc o Iniesta. El más claro ejemplo es S.Segurola (ahora en Marca y antes en la Ser) que emprendió antes de la pasada Eurocopa una cruzada contra Albelda.
Un abrazo para ti y para tus alumnas.
Paco Fuster
Perdón, me he olvidado de otra alumna. Una abrazo también para Ali.
Paco Fuster
"Tengo blog, tengo blog", pues danos la referencia y no te hagas más la interesante.
Paco, estas chicas no son las de la clase que tú conoces, pero en todo caso son mejores.El curso que viene si no antes serás nuevamente contratado si te apetece para alguna charla semejante. David
Paco, y David, me parece que os habéis olvidado mencionar, además del mal que viene de Almansa, la conspiración judeo-masónica, dentro y fuera de los medios de comunicación, para acabar con Albelda.
Por cierto, Paco, hace mucho tiempo que dejé de ser alumna, y deberías haberte dado cuenta sólo comparando el uso que hacemos de los signos de acentuación, y de puntuación, las diferentes candidatas a alumnas.
Como en el fútbol no veo más que un gran negocio por correr detrás de una pelotita, pregunto ¿por quién suenan las campanas? ¿por Albelda o por el resto de la humanidad?. Técnicamente hablando, Albelda ha sufrido un reajuste de plantilla.
Amiga Margarita, qué aséptico queda eso de que técnicamente es un reajuste de plantilla. Me suena a lo que dicen los asesinos a sueldo: "fríamente, sin motivos personales". El reajuste era necesario, nadie lo duda, pero para el "hijo de su padre" se trataba de ajustar cuentas y silenciar voces molestas. Es lo que ha estado haciendo desde que le regalaron graciosamente la poltrona. El fútbol es un negocio, es cierto, no hace sino crear satisfacciones vicarias, una ilusión de acuerdo, pero como dijo Leopardi "siendo todo lo real una nada, no hay cosa más real y sustancial en el mundo que las ilusiones". En este mundo de ilusiones Albelda es un héroe y a un héroe se le debe respeto
Siento haberte confundido con una alumna, Margarita. Lo que dices es verdad (las alumnas de David usan unos símbolos - xDD,^^ - cuyo significado me es del todo desconocido), pero creo que sus alumnas también son capaces de escribir usando bien los signos (más les vale hacerlo en clase). Simplemente adaptan su mensaje a este medio tan laxo en normativas.
Por cierto, yo hace años que soy alumno y de momento aún mantego este genial estatus ("gaudeamus igitur"...)
Paco Fuster
Parece, estimado Tobías, que la diferencia estriba en que para mi merece respeto como persona, y para ti lo merece como héroe. Héroe mediático, en todo caso, como las tortugas ninja. Y si algo aplaudo, es que Albelda, como las conmemoraciones, haya servido para preguntarnos qué cabe esperar de nuestro proceder, y por qué, a pesar de todo, no solemos aplicar “reajustes asépticos”. Creo que a medio y largo plazo siempre se sale ganando, y si uno los llega a aplicar corre el riesgo de que los hinchas lo saquen a la plaza pública tirando del “bigotito ridículo” y de la poltrona para vilipendiarlo.
Albelda, como cualquier jugador e incluso presidente o secretario técnico, me merece todo el respeto como persona. Lo que ocurre es que el status de Albelda va más allá; su hoja de servicios es tan intachable que lo que sugiere David, ese reconocimiento por la labor realizada, debería ser evidente para cualquiera y debería estar por encima de torticeros ajustes asépticos. Entre otras cosas porque cuándo yo hablo de ajustes me refiero más bien al problema de base (perdona que me enfangue en cuestiones futbolísticas): un presidente incapaz y una planificación lamentable de la que es, como mínimo, corresponsable el secretario técnico. Koeman no es sino el “asesino” que trabaja “fríamente, sin motivos personales”. El concepto general no me gusta, me recuerda aquella película francesa, “Recursos humanos”, en los que se echa a los viejos para obtener más beneficios. Prefiero planificar bien a tener que reducir costes sacrificando a aquellos que lo han dado todo por la entidad.
Me lo estoy pasando francamente bien con esta querella -mordaz pero respetuosa entre Tobías y Margarita- a la que agradezco de nuevo especialmente sus apariciones. Es curioso, he consultado la estadística de entradas en el blog -tanto las de España como las de blogalaxia, es decir, hispanoamericanas, y es enormemente superior en relación a otras veces, lo cual me hace pensar que uno incluye la palabra "futbol" en un título y funciona como un imán. ¿No creéis que si pusiéramos "sexo" o "brutal crimen pasional" o algo así pasaría lo mismo? Por cierto, escogí el título a raíz de la relectura de un interesante libro, "El fútbol o la vida", publicado a raíz de una serie de conferencias en las que participó profusamente nuestro amigo Justo Serna. Es francamente interesante, aunque la disyuntiva tiene un cierto aire a excluyente ("o futbol o vida") que personalmente no comparto. Soy, como Tobías, seguidor del Valencia desde que era menos que un crío, por una serie de razones biográficas -os aseguro que poderosas- que en realidad no elegí. En mi casa es inconcebible ser del Madrid o algo similar: puede no interesarte el futbol, pero mi padre no toleraría un hijo madridista.
Ahora bien, estoy tan lejos de esos holligans que parecen no vivir más que para el "soma" futbolístico semanal como de quienes piensan que emocionarse en un graderío alguna vez es propio de bárbaros que jamás pisarán una biblioteca. Si hablo de Albelda en el blog es por que futbol y vida van juntos. Gana muchos millones ya, pero está bien que el tema mediaticamente goloso sirva para reflexionar sobre los miles que cada día se encuentran a un Soler o un Koeman diciéndoles cosas como "no das el perfil", "buscamos alguien más joven", "su imagen no se ajusta a lo que necesitamos" o "hemos decidido prescindir de tí". Recordad por ejemplo esa obra de teatro, "El método Gronholm", basada en un hecho real. Por cierto, Margarita, seguro que sabes que una de las primeras razones para no encontrar un trabajo es ser mujer, sin olvidarnos del "desear ser madre", "tener cargas familiares", "tener poca disposición a la movilidad", "no tener la imagen que buscamos" (es decir no estar bien buena)... así las gastan los soler del mundo.
Permitidme una cita de Serna: "Frente a la racional mesura de lo bello, hay hechos o espectáculos que despiertan las emociones más indómitas, que amenazan con desbordarnos. Es el sentimiento de lo dionisíaco, de la pura ebriedad, de la exaltación que se experimenta ante el abismo, ante el riesgo, ante el vértigo, ante la velocidad o ante una colectividad que se agita oceánicamente y nos engulle."
Gracias a todos por vuestra generosidad lectora. David
Veo que esto se pone interastente..
Respecto a los simbolos que utilizamos, no son mas que caras sonrientes, aunque la verdad siempre veia este simbolo "xD" y no savia que queria decir, hasta que me di cuenta que la x eran los ojos y la d la cara...^^
Es lo que tiene el lenguaje msn, lo malo es cuando se te olvida escribir correctamente, como me pasa a mi...
Un saludo
No voy a ser yo quien diga que un comportamiento modélico no merece consideración y reconocimiento. Dicho esto, ¿quién es el inductor del crimen?, ¿el responsable de la “Sociedad Anónima Deportiva” o los clientes que si no se gana van a pedir la cabeza del más criticado en los medios de comunicación?.
No es necesario recurrir a ninguna película francesa, ni a una obra de teatro, para saber lo que sucede cada día con los recursos humanos (que las mujeres sufrimos mucho más que los hombres, como dice David), sólo tenemos que acercarnos al banco que hay en la esquina para ver cómo la edad media de l@s emplead@s ha bajado en los últimos años, mientras la productividad, y especialmente los beneficios, deben subir. Eso es lo que hace el responsable de vuestro club, y parece que no acierta, pero el siguiente que llegue al cargo va a seguir teniendo la misma presión o más. Dentro de esta marcada tendencia, la esfera de la ética es sustituida progresivamente por los resultados, y de paso nos ahorramos la tercera pregunta de Kant.
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