Thursday, April 14, 2016

SOBRE LA LUCIDEZ

En "Ensayo sobre la lucidez" José Saramago invierte el proceso desencadenado en "Ensayo sobre la ceguera" para completar su ciclo dedicado al abismo que abrimos cotidianamente para escapar a la verdad. En una capital que podemos asociar a Lisboa las elecciones generales se saldan con una abrumadora mayoría de votos en blanco. No hay manera de encontrar a los conspiradores antisistema que han manipulado arteramente a las masas para provocar con ese acto el colapso de la nación, así que las autoridades competentes terminan poniendo en suspenso los derechos cívicos y activando una maquinaria represiva para ahogar la subversión. 

Curiosamente, el voto en blanco es un acto perfectamente legal que a nadie molestó en lo más mínimo hasta que se extendió. ¿Por qué estalla la epidemia de los "blanqueros"? No hay razón, parece, como no la hubo para la epidemia de ceguera que se escampó por la ciudad unos años antes, una historia de la que no se suele hablar, víctima de una asombrosa amnesia. 

Tampoco -de vuelta a la no ficción- la tuvo el 15M. Los analistas pueden después jugar a que aquello era inevitable y decir que, si uno sigue con rigor la cadena de causas y efectos, fue incluso previsible. Pero la realidad es que nadie -ni los mismos protagonistas- podían esperar que las plazas de las ciudades se llenaran de Indignados, desencadenando uno de los fenómenos más misteriosos y fascinantes de la historia reciente de España. 

No sé si se ve a dónde quiero ir a parar, y no es necesariamente apuntarse al voto en blanco o el abstencionismo, aunque esta última opción resulte más justificable que nunca. Los ciudadanos llevamos encima el tostón de un interminable proceso poselectoral que se añade a la campaña previa y la interminable jornada de los comicios, con la retahíla de sesudos análisis de resultados y el baile de escaños del que, por lo visto, dependía que el sol no se apagase. No sé a ustedes, quizá sean masoquistas y yo un afectadizo, pero a mí me pusieron muy mal cuerpo los debates electorales televisivos, los a cuatro, los a nueve y muy especialmente, el a dos, ese en el cual nuestros brillantes estadistas se dedicaron a insultarse. (¿Por qué no se pegaron? Hubiera sido lo más honesto, y de paso algunos gurús del gonadismo nacional como Pérez Reverte se lo habrían pasado bomba)

Ahora, queridos amigos, se nos viene encima la misma plasta, es decir, un hatajo de personajes muy previsibles y muy poco interesantes reclamando el protagonismo absoluto en nuestras vidas durante muchas semanas. Me entra un hastío de pensarlo que sólo se van las ganas de huir al desierto por mi firme determinación de no concederles ni un segundo más. 

"No hay otro remedio, no podemos pactar en estas condiciones". Es una forma más del pensamiento único, el célebre TINA (There is not alternative) de Margaret Thatcher, cuyo objetivo, propiciar un enriquecimiento aún mayor de las élites, se acompaña del sentimiento de impotencia al que se ven abocados los ciudadanos cuando interiorizan ese discurso. La derecha no tiene dudas, la izquierda lo acepta sumisamente o, como es el caso de la insurgente Podemos, dada su actitud en el tema de los pactos, me pregunto si no está ya en el camino. 

No soy idiota, no hay pacto porque en el cálculo de beneficios que espera obtener cada partido con los distintos acuerdos posibles las cuentas no acaban de salirles. Da igual lo solemnes que sean sus discursos, todos protagonizan la misma mezquindad, la misma hipocresía: quieren vivir de la política durante el resto de su vida y, a ser posible, sin trabajar demasiado. A lo mejor es humano, el problema es que no va de eso la política, me parece a mí, vamos. 

"Arreglénselas pero pacten, es su obligación ante nosotros, los ciudadanos". Me pasa a menudo eso por la cabeza últimamente, pero a continuación siempre me pregunto con maldad si no es esto precisamente lo que quieren... que vivamos en vilo pensando en ellos, que les supliquemos que cedan y se pongan de acuerdo para salvarnos a todos. 

Me hago mayor, de manera que a veces sucumbo al escepticismo. Me pasan cosas raras por la cabeza, por ejemplo me pregunto por qué suspirar por un pacto de gobierno si al final va a ser la misma persona quien gobierne, es decir, Angela Merkel. Por cierto, ¿qué nombre le pondría a esta señora José Saramago?

4 comments:

Anonymous said...

En esta ocasión he leído los dos, la ceguera y la lucidez. (tengo los deberes hechos) aunque es un gustazo leer sus recomendaciones (dos de tres ya están asimilados) y le noto ciertamente asqueado, con razón, sin duda.

Sin embargo (y aunque yo me encuentre en la misma situación; saturado, desengañado y asqueado) creo haberme convencido de la situación que nos ha tocado vivir y la he aceptado. Como el “cholo”, creo que todo se reduce al próximo partido, pero sabiendo que jamás veremos jugar la final, quizás seamos héroes, mártires, masocas.

La conclusión desde mi pensar, es que la izquierda es absurdamente estúpida en sus planteamientos estratégicos, pareciera que en ausencia de una moral facilona dictada por un dios, sucumbe en un contínuo berrinche ético parroquial. Otra vez a votar (quien tenga ganas de seguir el rollo de esta gente) con la incertidumbre de –como usted apunta- si esta vez los resultados colocarán en una situación propicia a unos u otros para controlar el cotarro.

No nos engañemos, no somos más que vacas a las cuales ordeñan cada día, si somos productivos, nuestros vaqueros nos premian con pastos más frescos y nos visita el veterinario una vez a la semana en vez de cada mes. Pero “ellos” son los que cambian el piso por una casa, esta por un palacete, este por un palacio.

Las clases dominantes, -los jefes de las clases dirigentes- son quienes deciden quien representa el papel de tonto útil y útil tonto, en este caso, parece ser que es el pueblo quien se queda con los dos papeles, constatación que debería clarificar la posición del electorado (si renunciasen a su papel de vaca lechera) una vez descubierto el pastel de la egpaña panameña.

¿Qué coño le pasa a “podemos”? se supone que si pensaran en el país, tienen la oportunidad de reemplazar a una derecha (que siempre existirá) franquista, católica y casposa, por una derecha a la europea de la cual no se espera un arranque de feroz moralina haciendo leyes como la del aborto, la educación, la religión evaluable etc. Sin duda un error estratégico histórico. Lo mismo digo de IU. El PSOE damos por sentado es una derecha maquillada.

Con todo esto le quiero decir, David, que no es tiempo de asquearse sino de sacar los dientes, y quizás pedir que la izquierda beata, moralista y chusquera, busque un “cerebro” de verdad (usted, por ejemplo) y se olvide de la imagen de una puta vez.

MA

David P.Montesinos said...

Dándole la razón en todo, y felicitándole por lo del "berrinche ético-parroquial", que me ha arrancado una buena risotada, me quedo especialmente con la reflexión sobre el sentido estratégico de Podemos. El debate interno en IU tiene su lógica. Si entran en la coalición ganarán diputados, pero corren el riesgo de diluirse ante una fuerza ahora mismo superior en sus activos electorales. Si repiten la jugada de los anteriores comicios mantendrán su independencia y su identidad, pero seguirán siendo un elemento parlamentario casi insignificante. En mi opinión la situación del grupo es dramáticamente injusta, pues son víctimas de una lógica electoral injusta y profundamente antidemocrática, pues no se entiende que con muchos más votos que ERC, es sólo un ejemplo, su representación parlamentaria sea mucho menos significativa.

En cuanto a Podemos, empieza a notárseles demasiado que no son mucho más que un proyecto sometido a estrategias de crecimiento y autorreproducción, lo cual convierte en interés de todos los españoles, empezando por sus votantes, en cuestión no prioritaria. Pese a que creo que el PSOE ha hecho más que ellos por no dar lugar al pacto de izquierdas, tampoco parece que sus movimientos desde la feliz noche electoral hayan alimentado esa expectativa que, a mi entender, es mayoritaria entre sus votantes.

Como usted dice, hay que enseñar los dientes y evitar sucumbir al hastío. Simplemente expreso mi escepticismo. Una repetición de todo lo ocurrido hace meses se me antoja una pesadilla, y ya sabe usted que las pesadillas son así, algo que a fuerza de reproducirse incesantemente termina produciendo horror. Lo peor es que también tiene pinta de repetirse lo de después, o ¿creen de verdad los padres de la patria que será posible el pacto entonces cuando no lo ha sido ahora? Y si realmente pactan en las mismas condiciones que ahora, ¿no temen que los ciudadanos descubran que son un hatajo de farsantes? Parece que en cualquier momento alguno nos espetará que hemos votado mal, pero son ellos quienes no han sido capaces de ponerse de acuerdo, lo cual nos deja en situación de desgobierno, con el absurdo de que, con las leyes actuales, resulta que un gobierno indefinidamente en funciones no puede ser fiscalizado por el Parlamento. ¿Quiénes son los irresponsables?

Anonymous said...

Su diagnóstico sobre “podemos” me ha dejado helado, la certeza de un bisturí en manos firmes. Igualmente comparto la tesis sobre IU. Pero... ¿no cree que “Podemos” se encontrará en la misma situación si el desencanto y el pragmatismo de la ciudadanía se imponen en unos nuevos comicios?

Somos de los pocos países desarrollados que siguen contando con la alternativa de un partido (PP) político que se niega a condenar una dictadura. No solo son franquistas (creo que acusar a los etarras de no condenar los asesinatos de ETA al tiempo que haber dejado claro que jamás condenarán al franquismo los deja en el mismo nivel) además son oficialmente “una organización mafiosa y criminal” según varios jueces de este país. De toda la baraúnda pos electoral en el congreso me quedo tan solo con el mensaje de P.Sanchez cuando dijo aquello de: “señor iglesias, tal vez no alcancemos el cielo, pero al menos saldremos del infierno”, desde mi pensar un mensaje del que podía leerse entre líneas: podemos hacer que el PP pase a la historia.

Tal vez para podemos el PP sea una correa de transmisión necesaria en sus "heroicos" planes, pero ciertamente me parece perverso en tanto nos los tendremos que seguir encontrando -al PP- como fuerza política con posibilidades de gobernar en las próximas décadas. No me fío un pelo de la ciudadanía (el PP crece en intención de voto a pesar de que todos sus altos cargos sean candidatos a ir al talego) y creo que la situación que vivimos puede no vuelva a repetirse en muchos años. Si le soy sincero, estoy harto del coletas (yo la llevo desde hace bastantes más años que este señor, ya ve, antes me señalaban diciendo “ese es heavy” y ahora “ese es de podemos”. ¿No le parece que todo el sistema político de este país no es más que una burla? Imputados (investigados) mentirosos, mediocres que saben de filosofía y educación lo mismo que yo de budismo (J.A.Marina) torpes, trepas, toda una legión esperando asegurarse una buena porción de pastel.

El escepticismo que declara me parece una bondad para con sus lectores, creo que después de todo, las declaraciones de unos y otros, patronal, círculo de empresarios, libros blancos, azules, negros, panameños, offshore, catecismos, ocurrencias, mochilas austriacas, Barberás, Aguirres, Aznares, Gonzalez, Merkeles,Borbónes etc lo que le apetecería sería decir es otra cosa. Teniendo en cuenta que uno de sus alumnos puede pasarse por la cueva, entiendo que mejor ser positivos. Nuestros alumnos se merecen esperanza, aunque como pensó MH: Frontera de los besos serán mañana, cuando sientas que tu dentadura, es un arma. ¿es nuestro trabajo afilar esas cuchillas? no lo sé, david.

MA

David P.Montesinos said...

Yo tampoco lo sé, temo que el acto de educar se dirime en esa permanente contradicción. Por una parte crees que es necesario para ellos y para el mundo estimular la capacidad de indignación, por otra crees que debes explicarles que lo mejor para ellos es adaptarse, no quedarse atrás, dominar las claves del sistema para que éste no te aplaste y termines sucumbiendo a la ira y la melancolía.

Hay muchas cosas de Podemos que no me gustan. Fíjese en lo de las últimas horas. Iglesias vuelve a meter la pata por su megalomanía y su afición a jugar a enfant terrible, y luego tiene que disculparse y envainársela. Y sin embargo, el asunto de la independencia de la prensa, bien explicado, puede ser objeto de discusión y promover un debate muy serio sobre la compatibilidad entre democracia -o lo que es lo mismo, libertad informativa- y el capitalismo.

El PP es una anomalía en la Europa democrática. No preferiría que a la derecha de un partido liberal conservador aparecieran un Le Pen o un Berlusconi, pero siempre he sospechado que si no aparecen es justamente porque los potenciales votantes del fascismo puro y duro se dan por contentos con un partido que, como usted dice, no se ha apartado del pasado franquista. La derecha española no cree en la democracia, no ha interiorizado en profundidad que las instituciones no son una herramienta -diferente al del franquismo- para proteger la oligarquía. Después de más de veinte años en el poder en el País Valenciano,por ejemplo, la Comunitat se encuentra en una situación infame.