Saturday, December 17, 2016

CEBRIÁN



Recuerdo hace una eternidad a mi padre nombrar a un puñado de "españoles que"-según sus propias palabras de entonces-  "...valen la pena". Me suena que nombró a Tierno, a Fernández Miranda, a Juan Goytisolo... sin ninguna duda apareció Cebrián en la terna, lo sé bien porque no estoy seguro de saber quién era aquel señor entonces. Ahora no tengo duda: responsabilizaba a Juan Luis Cebrián de algo tan trascendente en la modernización de España como es la irrupción de el diario El País.    

Casi cuatro décadas más tarde se me ocurre que si Cebrián hubiera sido un oligarca entre otros la entrevista de Salvados me hubiera interesado tan poco como si Évole se la hubiera hecho al difunto Botín o al Presidente de una eléctrica o de El Corte Inglés. Pero El País no es El Corte Inglés, El País, como la Cadena Ser, el Canal Plus o los libros de texto de Santillana son parte fundamental en la formación de mucha gente como yo. 


Durante el felipismo hizo alguna fortuna la insistente teoría conspiranoica de que Polanco y Cebrián, es decir, el Grupo Prisa, controlaban nuestras vidas a través de un supuesto monopolio mediático, el cual manipulaba a las cándidas almas hispánicas para mantener al PSOE en el poder y silenciar a los antagonistas, pobrecitos. No deben haber sido muy eficaces en el lavado de cerebro porque los diez millones que llegaron a votar a González se han quedado en una cifra propia de un partido para minorías. Por otro lado, si aceptamos que El País es un diario para lectores de izquierdas, sospecho que quien de verdad está bien surtido en los kioskos es el lector de derechas, que puede elegir entre la entrega incondicional al PP de La Razón y el ABC o la misteriosa ciclotimia de El Mundo. Jamás la izquierda ha monopolizado los medios por la sencilla razón de que son los medios reaccionarios los que, sin necesidad de talento ni grandes audiencias, ha tenido siempre la mayor facilidad para encontrar apoyos financieros. El caso de la Cadena Cope con la Iglesia Católica es paradigmático. 


Ahora bien, una cosa es que los clientes de PRISA sean de izquierdas y otra es que los medios de dicho conglomerado sean antisistema. Jamás lo fueron, no hay nada de radical en los ideales fundacionales del grupo, el cual surgió como una aventura periodística inclinada a democratizar la nación, esa que, cuando se fundó el diario El País, se desperezaba todavía de su última y sangrienta ensoñación medievalista. 

Miren, yo he criticado innumerables veces a El País, pero nunca he dejado de leerlo, lo cual no sé si dice algo en mi favor, pero sí lo dice en el suyo. Desde la izquierda más autosatisfecha he oído muchas críticas destructivas hacia PRISA y todo lo que significa... Acaso tengan razón, pero siempre pienso que nada satisfaría más los deseos de gente tan odiosa como Jiménez Losantos, Herrera o Marhuenda como que la izquierda quedara recluida en los dispersos recovecos de la contrainformación y el radicalismo antisistema, renunciando así a la ambición de formar a las multitudes que siempre tuvo. 


Bien, creo haber demostrado suficientemente que no soy sospechoso. Lo voy a decir de una vez: Cebrián mintió de principio a fin en la entrevista... me cuesta descubrir más de media verdad en sus largas respuestas. Esquivó una y otra vez las preguntas sobre la línea editorial de El País, desplazando la responsabilidad sobre la dirección del diario. ¿Cree que somos imbéciles? Falseó la información relativa al peso de los bancos en el grupo, remitiéndose al porcentaje del Santander y la Caixa en el paquete accionarial, pero silenciando factores como el de los anunciantes o los créditos que les permitieron sobrevivir en los momentos más críticos para la viabilidad financiera de la compañía. 

¿De verdad quiere hacernos creer Cebrián que el despido de periodistas demasiado escorados hacia la izquierda le es ajena? No voy a retroceder a los noventa y recordar el asunto de los humoristas Gallego y Rey y otros bastante más escabrosos, pero, ¿qué hay de la rabiosa campaña en contra de Podemos que envidiaría incluso La Razón? ¿es veraz y objetiva la información en torno a Venezuela? Pensemos en el tema Pedro Sánchez, machacado de forma inmisericorde, con algunos textos dignos de la historia universal de la infamia periodística como aquel célebre editorial en el que se descalificaba e insultaba con ferocidad a un líder votado por casi cuatro millones de personas. 


Cebrián salió en La Sexta, que tanto le ha criticado y que -como él muy bien sabe- es vista por la clientela de PRISA, para vender un relato: soy de izquierdas, pero en una sociedad como la que tenemos o pactas con el gran capital o te vuelves insignificante. El problema con un poderoso -y Cebrián lo es, no tengamos ninguna duda- es que a fuerza de convivir con los oligarcas termina convirtiéndose en uno de ellos. Él cree ser distinto, supongo que ese es el punto de ingenuidad que aún le queda para no sucumbir al cinismo absoluto. Quiere pensar que es un topo, un representante del pueblo instalado a contrapelo en el laberinto de los elegidos. ¿Le cree alguien aún? ¿Cree alguien aún ese relato respecto a su alter ego, Felipe González? Por amor de Dios. 

"Tú también eres stablishment", le dijo a Jordi Évole. Ahí me di cuenta de que Cebrián no entiende el significado de la palabra "stablishment". Es lógico, si uno está dentro no ve bien la realidad que sólo puede designarse desde fuera. 

4 comments:

Anonymous said...

Un post muy acertado, sin duda. Sin embargo estoy de acuerdo con Cebrián cuando dice que “el follonero” es stablishment. No lo dice un tipo que acabe de llegar… Cebrián es una institución. Fue uno de los primeros en conseguir converger empresa y prensa. Estilo USA. Su línea editorial nunca fue de “izquierdas” ni “derechas”, sino tan solo el de una empresa que aspiraba a saltar unas fronteras que sabían se derrumbaban.

Me deja perplejo que Évole no sepa que es stablishment. (por supuesto que lo sabe, tiene una productora que vende sus productos a una empresa audiovisual con intereses económicos por encima de cualquier otro)

MA

David P.Montesinos said...

Gracias, MA. Cebrián no dijo que la Sexta , o mejor, la productora matriz, sea "stablishment", sino que "tú", es decir, el periodista, "eres stablishment". Évole es un empleado se La Sexta. Si yo tuviera una pequeña productora y pudiera hacer un episodio semanal para una cadena televisiva de amplia difusión, también se lo ofrecería a la Sexta. Lo que intento decir es que cualquier acción exitosa en cuanto a la difusión de información y la construcción de estados de opinión no nos convierte automáticamente en parte de la oligarquía. El País en su diccionario define "establishment" como -literalmente- "el conjunto de instituciones, personas y entidades que controlan el poder político y socio-económico de una sociedad". Évole realiza un estupendo programa televisivo, se le puede responsabilizar de lo que en él ocurre, como cuando la pifió con aquel programa falso sobre el 23F, pero nada más. El día que aburra desaparecerá. Para mí, Cebrián es otra cosa.

Anonymous said...

Estoy de acuerdo, Cebrián es otra cosa. Sin embargo no puedo despojarme de la creencia de que todo lo que consigue llegar a las masas se convierte –incluso de forma involuntaria- en establishment.

“Salvados” ha colado varios programas “basura” en tanto los datos eran inexactos o directamente fruto de la fabulación. El programa dedicado a las compañías eléctricas es un ejemplo (el programa energético de Podemos se basó en él. Suena a coña, pero lo puedo demostrar) Camboya, Astral etc. No se puede negar la influencia de este programa, el cual tiene una línea editorial fácilmente identificable.

Me gusta ese programa, pero hace tiempo que dejó de ser para mí un espacio de documentación imparcial. Seguramente me pase lo mismo que al protagonista de “Anomalisa” –le recomiendo que la vea-

Felices fiestas David, aunque no sean celebraciones paganas.
MA

David P.Montesinos said...

Desconozco esta película. Tras recomendármela usted, he visto referencias en internet y me queda la impresión de que he ignorado algo francamente interesante. Me pasa mucho en los últimos tiempos, he de remediarlo. Yo tampoco creo que el programa de Évole sea imparcial. Lo que pasa es que yo no creo que haya que ser tal cosa, lo que hay que ser es honesto. Alguien dijo que el historiador debe ser objetivo pero no imparcial. Si la cuestión es que Salvados manipula la información para que las cosas le cuadren dentro de un discurso preestablecido, sí, a veces lo hacen, más o menos como el amigo Michael Moore hace en sus películas documentales. Y sin embargo, dentro de lo que se puede ver en la tele dichosa yo creo que cumple una función necesaria. La Sexta es una canal muy tramposo y muy manipulador, muy sensacionalista también. Le va bien así, y ello se debe a que es un medio televisivo, qué le vamos a hacer.
Lo que dice del programa energético de Podemos no me extraña en lo más mínimo. También el económico lo basaron en los textos de Vicenç Navarro y Juan Torres, luego los olvidaron para pasar a Piketty. En algunas cosas tienen una empanada mental formidable. Y sin embargo, creo que en este momento es mejor que existan Podemos y la Sexta a que no existan. Porque más allá solo está Darth Vader.