Friday, June 01, 2018

EL TERREMOTO SÁNCHEZ

Conviene ser prudentes. Cuando los acontecimientos se desatan la reflexión va al rebufo... y ello conduce al desacierto. El optimismo que en alguien como yo se desata cuando los malos pierden y, como en este caso -fíjense en el simpar Hernando- rabian y amenazan, no ha de ser el humo que ciegue nuestros ojos. El Partido Socialista, siete años después de haber sido derrotado con unos resultados desastrosos, regresa al poder. Y lo hace de la manera más precaria, respaldado por fuerzas políticas que le desean la muerte y liderado por un tipo visto por la vieja guardia del Partido como un irresponsable. 

No tengo pronóstico para lo que está por venir, ni siquiera tengo una interpretación firme de lo que acaba de pasar, pero se dibuja estas últimas horas una sonrisa en mis labios y, pese a que mi alma no está libre de revanchismos ni otros venenos, creo que arrastra unas cuantas dosis de ilusión. Seré más claro. El Partido Popular personifica muchos de las cualidades que más detesto en este mundo, y su líder me parece un personaje profundamente dañino para la democracia. Pero los sucesos de estas últimas horas no son buenos sólo por razones higiénicas, también lo son porque evidencian que, en un tiempo dominado por la desmovilización política, la indiferencia y el sálvese quien pueda, la democracia puede todavía abrirse camino y emerger de entre los barros de la ciénaga. 

Como afirma Innerarity, no debemos esperar demasiado de la política, pero -demonios- permitámonos alguna vez esperar algo de ella. Este es uno de esos momentos... Está lleno de imperfecciones e incertidumbres, pero es, pese a todo, un momento digno de vivirse. 

Permítanme algunas consideraciones de urgencia que he anotado en las últimas horas. 

1. El gran enemigo de la comunidad es el célebre TINA enunciado por ese personaje tan nefasto que fue Margaret Thatcher. "There is not alternative"... que es algo así como lo que la derecha española viene intentando implantar en nuestros cerebros: "no hay otra, no se puede hacer otra cosa". ¿Saben lo que eso significa? Que la política, entendida como la gestión libre y colectiva de lo que a todos afecta, ya no es posible, sólo es una ilusión de anticuados soñadores. Jamás me engañaron, la derecha odia la política, la ha odiado siempre. Cuando alcanzan el poder lo que intentan es bloquearla y disuadir a la gente de su práctica. 

2. La corrupción es sistémica y el modelo partidocrático está viciado... Lo está para todos, pero la derecha lo practica de forma masiva porque su electorado lo tolera. Es así de sencillo. El ejercicio de supervivencia de Rajoy en estos años es una anormalidad democrática a la que nos hemos acostumbrado, pero sólo se explica por la falta de formación democrática que aún arrastra esta península extrema de Europa. 

3. La historia de Pedro Sánchez le está convirtiendo en una figura de proporciones épicas, algo que no están preparados para entender los que, desde la izquierda ortodoxa, menosprecian sistemáticamente a cualquiera que se defina como socialdemócrata, sin aceptar que son personajes como Sánchez los que han generado el verdadero progreso social en nuestro país a lo largo del último medio siglo. Sánchez era un cadáver político, cogió un automóvil, recorrió España en medio de la mofa de sus enemigos y regresó para enfrentarse al stablishment reaccionario de este país, empezando por los viejos buitres del Partido y siguiendo por la derecha pura y dura. Ahora es Presidente del Gobierno, y lo es -conviene no olvidarlo- porque las bases del Partido creyeron en él. 

4. Es la irresponsabilidad de Rajoy y sus ejercicios de patriotismo impostado los que están poniendo en peligro la unidad del Estado. Que Ciudadanos haya aprovechado el incendio catalán para incrementar sus expectativas electorales no es sorprendente, que un gobierno de España haya afrontado un problema de tanta gravedad haciendo como que no existiera y negándose a entablar el más mínimo diálogo con los líderes nacionalistas, respaldados por millones de votos, es una conducta impropia de estadistas y que estamos pagando todos. 

5. La izquierda no es ahora mismo mayoritaria en el país, su gobierno va a ser precario y estará sometido diariamente -de esto sí estoy seguro porque ya ha pasado- a una presión inmisericorde en la que se mezclarán los argumentos con los insultos y los pateos. Insisto, ya ha pasado en el Parlamento, ocurrió durante los años de Zapatero y va a ocurrir ahora. Pero en Portugal gobierna una coalición de izquierda, también en las dos capitales españolas o en comunidades autónomas como la valenciana. Y lo siento, señores, pero lo están haciendo bien. Y además sin corrupción. 

6. Me alegra lo que ha pasado, pero nada es perfecto. Lo será el día que el líder más sensato de Catalunya, Miquel Iceta, alcance el gobierno de la Generalitat y que la señora Díaz deje el de Andalucía. Claro que, insisto con Innerarity, no debemos esperar demasiado de la política.  

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