Thursday, July 22, 2021

LOS AUDIOS








 

Florentino Pérez piensa que todos somos unos mierdas. No estoy en condiciones de aseverar que se equivoca. No lo ha dicho textualmente, pero suponemos, en función de lo que dice en los célebres audios, que si solo se refiere a Del Bosque, Cristiano o Casillas para defenestrarlos, es porque no le da tiempo a crujirnos a usted o a mí.


Se trata de una conversación privada, claro. Si cuando el tito Floren llama “tolilis” a los demás se aplicara un poquito el cuento, quizá sería más precavido a la hora de confiar en indeseables y no se dejaría grabar conversaciones. Pero es lo que tiene ser un líder, que uno cree que quien le mira embelesado solo es un fan y no un Judas en potencia.


Debemos ser sinceros. Yo, que no ostento cargos relevantes, digo auténticas burradas de ustedes en mis conversaciones privadas. Si salieran a la luz mis conversaciones, advertirían que a menudo me salen espumarajos por la boca. Y no es para menos, porque ustedes, mis prójimos, son exasperantes, entre otras cosas porque se niegan contumazmente a plegarse a mis deseos. 


No obstante, no deja de tener su gracia que un amplio sector de la prensa deportiva se invista con los ropajes de la dignidad para negarse a dar difusión a unas declaraciones obtenidas de forma ilícita. El caso de la Sexta,  el canal de Milikito y Ferreras, que presume de independencia y desenfado pero que besa por donde pisa el Presidente del Madrid, resulta especialmente significativo: ni una palabra en el circo del Chiringuito para los audios robados al Gran Señor.



Lo primero que se me ocurre tras escuchar los audios es que, de entre todos sus empleados, los únicos que merecen la pena son los que le obedecen ciegamente. Eso no significa que no los desprecie. Piensen por ejemplo en su portavoz, Butragueño, quien ya era un petardo como futbolista y que ahora vive de lamerle el culo a quien él definió en algún momento como “un ser superior”. (Sí, amigos, la miseria humana no tiene límites, ya ven lo que puede llegar a reptar un ser humano por un buen salario). Seguro que de él también piensa que es un mierda, pero un mierda que no crea problemas merece menos palabras. Por el contrario, Raúl, Casillas, Del Bosque y cualquier otro que en algún momento haya puesto en duda aquello de “sus deseos son órdenes”  son reos de toda suerte de crímenes. ¿Leyendas del madridismo? Desde luego, y personajes mucho más nobles y valiosos que él en todos los aspectos. Por eso, porque lo que necesitan los tipos como él son súbditos, terminó librándose de ellos tras haber usado a sus tribunos mediáticos para desprestigiarles.

 






Floren es la perfecta definición del macho alfa hispánico. Él siempre tiene planes geniales para salvar al mundo, y nuestra obligación es “ayudarle”, es decir, ponernos a sus órdenes. Lo demás es poner palos en las ruedas. ¿Y si esos planes incluyen mi destrucción? Es el coste de la prosperidad y el progreso. ¿Y si un tipo así puede terminar causando la ruina general? Eso es lo que profetizamos los agoreros que no entendemos de qué va esto del capitalismo posmoderno.

Me contó un amigo en el que confío que asistió, junto a Floren, a una reunión de alto standing en un banco. El aludido entró con una botella de champán -del bueno- que descorchó con gran solemnidad para celebrar que acababa de echar a trescientos empleados de alguna de sus numerosas empresas. Qué majo, ¿eh? Ignoro si dio rienda suelta al espumoso también el día que empezaron a temblar las costas de Castellón por las prospecciones de Castor en busca de petróleo.


En España han triunfado muchos tipos así. Recuerdo las simpatías que en su momento despertó el estrambótico Ruiz-Mateos, al que mi abuela quiso entregar alguna limosna para salvarlo de la ruina en la que le había sumido el malvado gobierno socialista. O lo gracioso que a algunos les resultaba Jesús Gil, uno de los personajes más repelentes y tóxicos que he visto nunca. Italia, por ejemplo, ha probado durante décadas de esa medicina con Berlusconi. Está bien que nos quejemos porque en otros pagos europeos nos consideren países poco serios a los del sur, pero hay que saber hacerse responsable de lo que uno apoya.


Floren parece menos esperpéntico que estos. Además sabe mantenerse prudentemente alejado de los territorios anti-sistema que frecuentaron otros. Pero en el fondo creo que no hay grandes diferencias. Son personajes igualmente nocivos, oligarcas destinados a fomentar el capitalismo de amiguetes, destruyendo cualquier atisbo de igualdad de oportunidades en el espacio empresarial, y a neutralizar la acción política sometiendo -de grado o por la fuerza- la voluntad de los gobernantes.

 

¿Moralismo?

 

A ver, dijo la bicha, es decir, el ex Vicepresidente Iglesias, que los amos financieros del país no son tan malos como él pensaba antes de gobernar, sino que aún “son peores”. El Real Madrid de Pérez se hizo inmensamente rico gracias a una operación inmobiliaria digna de una república bananera y que el Psoe no se atrevió a echar atrás porque el tito les advirtió que con el Madrid en contra jamás tendrían a Zp de Presidente del Gobierno. 


En cualquier caso, uno debe saber deducir de cualquier buen texto de un economista, incluyendo a los más izquierdistas, que el problema del capitalismo no se explica por la iniquidad moral de los explotadores y por la inocencia de los explotados. Lo diré de una vez: este país no es víctima de sus amos porque, a muchos de ellos, los ha convertido deliberadamente en lo que son. Si ahora mismo a Floren le diera por presentarse a las elecciones ocupando el trono de Pablo Casado estoy casi convencido de que alcanzaría la Moncloa.

 

Explicando la trascendencia y la dificultad de la Ilustración, dijo Kant hace dos siglos que llega un momento en que no es la crueldad y el poder omnímodo lo que explica la fortuna de los mandarines, es más bien la debilidad humana -la necesidad de amos- lo que les hace fuertes. “Es tan cómodo”, dijo el de Konigsberg, “no estar emancipado”.  Lo que no quieren saber los lacayunos, esos españoles que siguen -a estas alturas, Señor- gritando aquello de “vivan las caenas”, es lo mucho que sus líderes los desprecian.

 

“Solo sois unos tolilis”, dice. No hay más que servirle la segunda copita y arrimarle la grabadora. Y lo peor es que tiene razón, hay que ser imbéciles.




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