Sunday, February 12, 2023

SEÑORAS (Y SEÑORES)

 


El envejecimiento causa estragos de todo tipo, no les descubro nada. A medida que te acercas a la sesentena vas escuchando el silbido de los tiros que pasan cada vez más cerca.

Hay cosas no digo que peores, pero sí bastante menos dignas que morirse. Por ejemplo, ¿no han notado que algunos varones otrora muy viriles y muy machos se transforman en señoras? El caso Paul Macrtney es paradigmático. No se ha hecho trans ni nada de eso, simplemente ha pasado de ser un rockero a parecer una de las protagonistas de “Las chicas de oro”. Y podrían, por cierto, acompañarlo con Robert Redford, Axl Rose o Mick Jagger, todos ellos devenidos abuelitas sin pretenderlo. Tiene su gracia teniendo en cuenta la cantidad de damas que sucumbieron a sus testosterónicos furores durante sus largas y fértiles biografías.
No es solo asunto de celebridades: en mi círculo hay egregios caballeros que votan al PP y odian a los maricones y que, curiosamente, empiezan a parecer más indicados para tomar el té con mi madre que para acudir al rodeo o a la whiskería. (“whiskerías”, siempre me fascinó que se llamara así a los burdeles)
Claro que sospecho que hay desperfectos mucho peores. Podría referirme a los injertos de pelo en Turquía, las horas de musculación para ponerse a tono, la manía de agujerear la capa de ozono con toneladas de Grecian 2000, el horroroso chándal de los domingos, la manía de dar instrucciones que no se le han pedido, las loas a Bertin Osborne o Pablo Motos (por Dios)…
En fin.
Pero hay uno que se repite tanto que he decidido tomármelo un poco a chufla: los viejos que se hacen fachas. Creerán que me estoy refiriendo al inevitable Federico, pero no: éste solo se infiltró en la izquierda para follar. Lo que pasa es que una hippie le dio calabazas por ser enano y cabezón y le pasó como a Darth Vader, que juró pasar la eternidad vengándose. Pensarán que tengo en la cabeza a antiguos rojos como Felipe González, Juan Luis Cebrián, Fernando Savater, Alfonso Guerra u otros tantos que nos alegran las mañanas sugiriendo que Pedro Sánchez es un bolchevique irresponsable y que le faltan dos telediarios para colectivizar hasta mi camisa a cuadros. Dejo el debate para otro momento, pero sí, alguno de los nombrados fue siempre un reaccionario oportunista y disfrazado, algún otro se ha vuelto loco... en fin.
Quienes en realidad inspiran este escrito son algunos allegados –ustedes no les conocen, qué pena- a los que cumplir años les está sentando fatal. Se atribuye a Churchill la sentencia según la cual un joven que no es de izquierdas no tiene corazón y un viejo si no es de derechas no tiene cerebro.
No está mal pensado, y ya sabemos que Winston era bastante listo y bastante cabrón. Ya ven, yo –mi padre ya me lo insinúo- he sido siempre gilipollas, pues lejos de mesurar mis impulsos revolucionarios, los estoy intensificando día tras día. Antes que a tanto viejuno cabreado con las mujeres, con los gays o con los jóvenes, yo prefiero ir pareciéndome a esos señores encantadores –“yayoflautas”, les llamaban- que se lanzaron sin el más mínimo recato en apoyo de los campamentos y se convirtieron en fuente de inspiración para el 15M.
No es presunción. A mi edad creo que me he ganado el derecho a decir que soy rojo si me sale de los ovarios. A ustedes les consiento contestar que solo soy uno de tantos pequeños burgueses que vota a Podemos y dobla la cerviz ante la pestilencia de la corrección política por pura hipocresía.
Y a lo mejor tienen razón. Quizá la verdadera ventaja de hacerse mayor es que uno experimenta la tentación de sucumbir al cinismo y decidir que la humanidad no tiene remedio, lo cual me parece una postura bastante más lúcida que la de los neofachas de mi entorno. Quizá, sí, pero, de momento, dejen de intentar convencerme de las siguientes mierdas:
-El feminismo es un problema de corrección política.
-El mal de este país es que ni las leyes ni los políticos castigan con la debida severidad la delincuencia.
-El virus del nacionalismo periférico se cura a base de palos.
-El colectivo LGTBI pretende dominar el mundo y adoctrinarnos a todos para volvernos gays y trans.
-La riqueza de este país la crean grandes filántropos como Juan Roig y Amancio Ortega. Sus empleados deberían estarles agradecidos.
-Los inmigrantes vienen a robarnos el trabajo… Los españoles primero.
-Vox dice a la cara las verdades que todos callamos. (Tiene cojones la cosa)
Se me ocurren otras lindezas que alguno de mis envejecidos ex-amigos insisten en trasladarme. Pierden el tiempo, les aseguro que lo pierden.



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