Saturday, October 05, 2024

 

EL INFORME DE SAVE THE CHILDREN A FAVOR DE LA ESCUELA CONCERTADA
 
A grandes rasgos lo que plantea el informe de la organización Save the children es lo siguiente. 
 
“Las escuelas concertadas en España contribuyen a la segregación escolar”. Fin de la cita… y no puedo estar más de acuerdo. Añade, y sigue acertando, que de entre los países de la OCDE el nuestro es el que registra mayor desigualdad socio económica entre los alumnos de la concertada y los de la pública, por más que ambos están igualmente financiados desde las instituciones públicas. Reconoce que los resultados en pruebas externalizadas como PISA son superiores para la concertada, pero concluyen que la calidad de la enseñanza es perfectamente comparable, pues esas diferencias de resultado están determinadas por el perfil socioeconómico de los examinandos.
 
Sigo. Como es sobradamente sabido las escuelas concertadas cobran cuotas, en algunos casos muy elevadas, lo cual resulta obviamente disuasorio para las familias humildes o vulnerables. Hay otros conceptos como gastos de comedor, desplazamiento o material que también resultan más onerosos que en la pública. Esto nos conduce a un viejo debate muy hispánico: puesto que supuestamente está prohibido cobrar dichas cuotas, ¿qué normas se ponen para cumplirse y cuáles podemos tranquilamente saltarnos?
El problema se traslada a la que para mí es la gran cuestión. Todos sabemos que los concertados seleccionan al alumnado. Los criterios que aplican oficialmente son tendenciosos, pero también hay maneras de puenteárselos si hace falta para propiciar lo que de verdad les interesa: una clientela de perfil medio o alto. Alumnos con dificultades educativas, problemas comportamentales o psiquiátricos, minusvalías motóricas y, por supuesto, inmigrantes, tienen todas las posibilidades de no ingresar en una escuela de este tipo, por lo que será finalmente la pública la que se las tenga que arreglar con los recursos de los que dispone para hacer de colchón de toda esta problemática. 
 
 
Como también sabemos todos, la titularidad de los coles concertados es mayoritariamente eclesiástica. Por paradójico que parezca, son las comunidades autónomas que registran menor índice de familias que se consideran católicas las que tienen mayor índice de alumnos en la concertada… Y viceversa. Así, en el País Vasco la mitad de los alumnos están en la concertada, mientras que en Castilla La Mancha hablamos de un 18 por ciento. Todos esos mecanismos de selección a los que me he referido, y cuya motor oculto es que las familias acomodadas no quieren “juntar a sus hijos con gentuza” –hablemos claro-, son de aplicación sistemática y sumamente eficaz desde hace décadas en las escuelas católicas… un sincero culto a las virtudes evangélicas, ya lo creo. 
 
 
Pues bien, es ahora cuando les voy a dejar ojipláticos. La solución que propone Save the children es… atención, más dinero para la concertada. Con eso, dicen, se eliminarían las cuotas y saldrían beneficiadas las concertadas de zonas humildes. Esta medida se acompañaría de la exigencia de mayor equidad sobre los criterios de selección del alumnado, lo que permitiría, por ejemplo a las familias inmigrantes católicas, llevar a sus hijos a escuelas adscritas a órdenes religiosas. 
 
Es un planteamiento tan artero y perverso que me pregunto si en esta ONG, que cuenta por cierto con informes favorables del filósofo y pedagogo vinculado al PP, José Antonio Marina, ha pensado que los ciudadanos de este país somos imbéciles.
Cuando el corazón de una demanda es dinero público, las medidas supuestamente compensatorias que la acompañan pueden perfectamente pasar a segundo plano: lo que queremos es dinero, y si eso perjudica a la pública, pues que se apañe, oye. En otras palabras, ni es seguro que saldrán beneficiadas de entre las escuelas concertadas las de zonas más humildes, ni se explica cómo pueden de verdad prohibirse las prácticas clasistas de selección y cómo, en definitiva, vamos a hacer para que con más dinero para el bussiness escolar eclesiástico remediemos la inequidad educativa. 
 
 
Señores de Save the children, que por cierto ha perdido a mis ojos toda credibilidad como organización solidaria, ustedes no hablan ni por un momento de proteger a la escuela pública. Cuesta mucho dinero al contribuyente, ya sabemos que a las empresas que a ustedes les financian les gusta poco pagar impuestos. El problema es que también cuesta mucho financiar los conciertos y estos además se permiten el lujo de practicar la segregación. Más de mi dinero para financiar escuelas de élite al lado de algunas algo más solidarias, no va a remediar el gran problema, que en este país el sistema es tan perverso que, por la vía de enviar a todo el alumnado no deseado a la pública, hemos conseguido que la escuela, en vez de ser un ascensor social, sea un factor esencial para la brecha social.
 
 
No creo que siquiera con el franquismo los estandars de movilidad social hayan sido tan bajos como ahora. Las familias pudientes dan buenas carreras a sus hijos y las humildes los mantienen en el precariado. Los pobres tienen más posibilidades que nunca de envejecer siendo pobres, y la escuela, que tanto hizo por democratizar y modernizar este país hace cuatro décadas, ya solo es un vector de desigualdad.
Enhorabuena, caballeros, y ahora sigan salvando niños. Hay que joderse.
Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona


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