UNA HISTORIA DE VIOLENCIA
“No te reconozco”… ¿Han pronunciado o escuchado alguna vez esa frase de alguien cercano? Acaso no acabamos de saber nunca muy bien quien es ese que tenemos al lado. Personas con las que he tratado durante años –a algunas las he visto crecer, literalmente- consiguen sorprenderme, a veces de la manera más desagradable. Algunos de mis más antiguos amigos tienen la extraña vocación de conducir sus vidas por derroteros por los que jamás hubiera imaginado verles pegando bandazos. “Todos mentimos”, dice el Doctor House… Es cierto, pero no todos confundimos molinos y gigantes, no siempre somos capaces de la mayor vileza, no siempre destruimos nuestras vidas y las de quienes nos han aguantado durante media vida por ir en pos de un deseo pueril…
El film Una historia de violencia narra una historia sobre el laberinto de la identidad y la fragilidad de los reconocimientos. Tom, el protagonista es el gris dueño de un bar de pueblo, casado y con dos hijos. Una noche, el azar lo cambia todo para ellos: dos maleantes atracan el bar y encañonan a la camarera amenazando con volarle los sesos. El protagonista reacciona de forma increíblemente furibunda y hace una carnicería con ellos. La prensa lo convierte en el “local hero” que habita el imaginario norteamericano desde los tiempos de la conquista del Oeste. En contra de su voluntad, aparece en los periódicos. Un día después llega a su casa un automóvil con gangsters de Nueva York que informan a su mujer de que, en realidad, Tom es un terrible asesino que huyó dejando cuentas pendientes a las que ahora debe atender. Los acontecimientos van sembrando la duda en la mujer de Tom. No olvido la escena en que, acosado por ella, Tom le revela su verdadera identidad a su esposa… Ella sufre una arcada y se va a vomitar. No olvido la escena terrible en que tras golpearse mutuamente en casa, aquella pareja antes anodina, que vivió durante años ajena a los demonios del Mal que acechan la tranquilidad de todos nosotros, termina haciendo el amor brutalmente en la escalera…En ese momento, ella está exigiendo a Tom que la viole, está vengándose de la mentira en que la ha instalado durante casi veinte años haciendo el amor con otro hombre, con el cuerpo de un Tom que ya no es Tom… y él lo sabe. Por eso, tras el coito, ella lo rechaza con violencia cuando él intenta ser nuevamente un buen marido y pretende acariciarla.
El cine ha hecho fortuna con esta historia. En La sombra de una duda, de Hitchcock, la joven pasa los días viendo acrecentar la sospecha de que su tío, en cuyas manos pondría su vida, es en realidad un asesino. En La Caja de música, de Costa-Gavras, la protagonista tiene que asumir la defensa jurídica de su padre, a quien alguien ha señalado como un antiguo y sanguinario criminal de guerra nazi… tan creíble para ella como lo sería tal cosa de mi padre si así se me revelara. En El extraño, de Orson Welles, la dulce esposa es la última en poder creer que el hombre generoso y sociable con el que está casada desde hace años es buscado por un caza-vampiros que lo acusa de haber asesinado a miles de personas y de querer reinstaurar el Reich desde la sombra de su anonimato.
“Yo no soy yo, yo soy otro”, dice Rimbaud. Descartes construyó el discurso filosófico de la modernidad desde la convicción –demostrada casi geométricamente- de que no estaba loco. Pero no es tan fácil. Acaso no soy el hombre que creo ser… y no soy desde luego el tipo más o menos luminoso y afable que hago creer a mis vecinos, los cuales me piden leche para hacer una bechamel sin grandes resquemores. La mayoría de las personas que conozco refugian su profunda inseguridad en la presunción de que son el que dicen ser. Creen que su esposa les abandonó porque era una miserable y no porque ellos terminaron aburriéndolas, creen que sus alumnos les están haciendo caso cuando en el aula les miran fijamente, creen que su padre no ha amado jamás a otra mujer que a su madre, creen que no han triunfado en la vida porque las circunstancias han bloqueado la expresión de su talento… Probablemente la vida se nos haría insoportable sin esas dosis de autoengaño.
El problema llega cuando la lucidez deja de hacer amarre en el puerto de nuestra razón y se va a derivar por altamar sin que nos demos cuenta. Recuerdo el caso de un compañero de trabajo que un día perdió todo lo que tenía de la manera más imprevisible. “Me he enamorado de otro”, escuchó… ella cogió al niño y se marchó con el desconocido que no había tenido que labrar su vida en común durante años… le bastó el oportunismo de estar allí en el momento justo y destrozar así, como si nada, la vida de aquel hombre. Estuvo deprimido durante años, se quedó colgado de las pastillas que tomaba a manguerazos y acabó en una silla de ruedas… Se dio la vuelta… Desde entonces pido a Dios que no me pase tal cosa, que lo pierda todo si es necesario, pero que no me quite lo único que verdaderamente poseo, la lucidez.
¿Y el de al lado? ¿Sé realmente quien es? ¿Tengo una idea ni lejanamente aproximada de lo que es capaz de hacer con su vida y con la mía? Acaso somos todos unos terroristas, capaces de chantajear a quienes nos quieren hasta los límites del sadismo, capaces de dejarlos acomodarse a la creencia de que somos el tipo apacible que ellos creen para terminar –miserables- denunciando el aburrimiento que su exceso de confianza nos produce.
Quizá no hacemos el amor con Tom, sino con el mafioso que sospechamos que es… Quizá, después de todo, tras esa grieta inexplicable de la sospecha, tras esa desasosegante violencia de la incertidumbre hacia mi identidad y hacia la del otro se sostiene el escenario laberíntico del amor y la seducción.
Quizá no hacemos el amor con Tom, sino con el mafioso que sospechamos que es… Quizá, después de todo, tras esa grieta inexplicable de la sospecha, tras esa desasosegante violencia de la incertidumbre hacia mi identidad y hacia la del otro se sostiene el escenario laberíntico del amor y la seducción.
14 comments:
Yo escribiría el primer comentario, David. De hecho, me estoy mordiendo la lengua dos días ya. Pero es que sé que esto como el que se pone el último en el churrová pero al contrario, en tu blog, el que escribe primero es el que se lleva todas las leches.
Sinceramente, pienso que en toda esa amplia, seleccionada y sin duda visionada filmografía sobre "el otro" que has dado, pienso que sin duda te has dejado en el tintero la magnífica cinta "Vaya par de gemelos" de mi querido Paco Martínez Soria, donde el juego de identidades se eleva al cubo ya que no sólo se polarizan dos identidades en un mismo actor que hace de dos gemelos, idea cuyas escenas de diálogos nunca dejan de sorprenderme sino que se entremezcla con el descubrimiento de una identidad oculta por parte del más espabilao, Pedro; mientras que el otro gemelo, Lucas, apenas tiene identidad propia. Dejando de lado las múltiples referencias bíblicas que el juego de nombres ofrece, pienso que en este film se representa a la perfección no sólo el arte de dar cachetes a las mozas en las pantorrillas sino incluso el antagonismo del yo social castrado por las convenciones, es decir, el eunuco de Nietzsche sometido a la moral cristiana de protección del débil, Lucas, contra la liberación de la voluntad de poder, es decir, del superhombre, propuesta por su antagonista, Pedro. Sin embargo, en este planteamiento y en esta película de cuando Franco, el otro, el malo, el que se ha creado un pasado oculto por encima de la moral establecida, será no condenado, pero sí perdonado por la colectividad no para dejarle o permitirle que vuelva al redil sino para demostrarle que su sitio permanece, que no ha cometido un pecado tan grave ya que la doble vida ha implicado en él un respeto por la moral imperante.
Ah, y sí.
¡¡¡Saludos, Tobías!!! Siempre a sus pies. Dios los cría...
adoro tus referencias a nuestras grandes películas. gracias
TOBÍAS!! EXIJO MI RÉPLICA!! Y LA EXIJO PRONTO, ANTES DE SE ME OLVIDE ESO DE LEER Y PENSAR!!
Goriet
Parece interesante la película de la que hablas, intentaré verla. Respecto a la del inmortal cómico aragonés ya la conocía dada mi debilidad desde tiempos casi infantiles por los muslos de María Kosty.
Se me ocurren dos ejemplos cinematográficos que puede que tengan que ver con lo que hablas. El primero es una obra maestra del cine negro, “Retorno al pasado”. El extaño es aquí un hombre que oculta su verdadera personalidad para iniciar una nueva vida, tal vez más anodina, pero alejada de la venenosa e intensa relación que vivió en un pasado mucho más turbio. La fatalidad le hará comprender que es imposible escapar a esos vínculos olvidables y que para él no hay futuro.
¿Y qué me dices del tímido y acobardado profesor de matemáticas de “Perros de paja”? En este caso ni el mismo era consciente de lo que ocultaba bajo su apocada actitud. ¿Quién sabe cómo puede reaccionar un hombre en situaciones extremas, cuando llega a un punto en que su apariencia tranquila se desbloquea y deja salir sus instintos más salvajes? Y a lo mejor, como el personaje de Dustin Hoffman, nos acabamos sintiendo inquietantemente satisfechos.
Y desde luego comparto la opinión de Alvaro: “Vaya par de gemelos” es una de las más brillantes manifestaciones artísticas de la figura del doppelganger, a la altura de Dostoyevsky o Stevenson. Sin embargo la película que prefiero de Martínez Soria es “Don Erre que Erre”, y me atrevería a decir que su director, el gran Saenz de Heredia (brillante plasmador en imágenes de la memorable “Raza”), quiso homenajear a Kafka reflejando en el pertinaz baturro el reflejo del hombre contemporáneo víctima del engranaje del poder omnímodo de los bancos. Creo que es evidente la crítica a la burocracia de una de las instituciones típicas de la modernidad y el intento de evitar la alienación y el conformismo a través del desesperado intento por recuperar 256 pesetas. Don Erre que Erre se siente incomprendido por el mundo que le rodea pero en lugar de sumergirse en la anomia descubre en su interior un dios personal, su dignidad como ser humano que no se deja avasallar.
Si es que ya no se hacen películas como antes. Un saludo don Alvaro, espero que encima no sea usted afortunado en el juego.
Estoy alucinando, literalmente, el nivel de brillantez analítica que alcanza vuestra hermenéutica de Paco Martínez Soria no se encuentra ni en los cuadernos de las revistas especializadas cuando hablan de Ser y Tiempo de Heidegger. Mi reconocimiento, señores. Hay que ver lo que da el Campo de Requena con lo brutos que parecen. David.
Buenas David, pues la verdad es que no, no he tenido el placer de ir a Formentera, valía mucho dinero y no lo tengo, y encima el puente era el viña rock (tampoco tenia dinero, pero buscándome la vida fui xD).
Si, quiero seguir en el insti, hare bachiller, humanidades (por descarte la verdad, no tengo ni idea de que estudiar luego, pero lo que tengo claro es que quiero estudiar...)
Un beso, salud.
Francamente, perder el tiempo (y las neuronas)en extraer ideas filosófico-trascendentales de los engendros del Mtnez Soria me parece alucinante (como dice David). De Orson Welles, Hitchcock y Jacques Tourneur a ese emblema del aragonesismo más folclórico y reaccionario (aragonesismo que en realidad sería una metonimia de la España más franquista y medieval) del Paquito (otro!)de los cojones, rebaja hasta límites insospechados este blog de "haute cuisine sémiotique".
Para sentirme integrado (que no apocalíptico) propondría la visión de "Yo soy esa" de la Pantoja, aportación sublime a la identidad patriotera pre-Julián Muñoz. Pero no, me conformo (por ahora) con proponer la de David Cronenberg, de la que ahora mismo no recuerdo bien el título ("Identidades"?) con Jermy Irons en el papel de dos gemelos.
Y dejad de obsesionaros tanto con pantorrillas y muslos. Reprimidos!!!
No me parece mala alternativa lo del viña rock , alba, y me alegra tenerte en clase el año que viene, aunque sea por eliminaciòn tu elección.
El film al que se refiere el anónimo amigo es "Inseparables", una historia con cierto hechizo y que está bien traída por tu parte, dado que tiene bastante que ver con lo que plantean el par de reprimidos. No deberías en cualquier caso decirles eso, pues son bastante sensibles ambos. David
No es verdad que sólo te limites a contestarles cuando ellas te escriben. Cuando no dan señales de vida te sientes solito y eres tú el que acaba buscándolas y dejando comentarios en su blogs. Yo también me alegro de que continúen en el instituto aunque, al final, dé lo mismo, si no son estas serán otras. No es ella la que ha llamado reprimidos a estos dos sino un anónimo. Concéntrate más cuando contestes. A mi, esto de los blogs, ya me aburre.
Me siento solo muchas veces en mi vida. Nada más eso. David.
Siguiendo vuestro hilo cinematográfico, me gustaría resaltar un comentario con una película y una película con un comentario.
Se me hace un poco difícil seguir el discurrir del blog cuando se salta de un tema a una isla (Formentera), o a otro tipo de posts más personales. La escopeta nacional, de García Berlanga.
El desencanto, un documental de Jaime Chávarri sobre Leopoldo Panero. Una cinta en la que su familia, 15 años después de su muerte, viene a decir, parafraseando a Rimbaud y a David "Él no era él, él era otro". Un dibujo excelente, e impactacte para mí, sobre esa personalidad poliédrica que nos acecha tras cada secuencia de nuestra vida.
en primer lugar...a que vienen esas alabanzas a Tobias,Alvaro? me he perdido algo?
en segundo lugar...pporque te sientes solo David?
no me estoy enterando de nada este blog..perdon..jajaj
Saludos
Hombre, Luis, cuanto tiempo sin saber de tí, Tobías está triste sin nadie con quien meterse por culpa de tu ausencia, de manera que la tomó con el pobre Álvaro, que es un chico inocente y sin malicia, un trozo de pan, vamos. Quizá eso te explique algo.
Lo de mi soledad era en respuesta al anónimo anterior. ¿Tú no te sientes solo a veces? Todo muy tierno, ya lo ves. Bueno, es broma, gracias por reaparecer.
Margarita es otra reentré agradable. Sospecho que Tobías también te echa de menos. Oportuna alusión a "El desencanto", imprescindible film. Lo de Formentera viene a cuento porque mis alumnos se han tirado una semana por la isla que, según la leyenda, no está conectada a la tierra, de manera que navega a la deriva... dicen que en días de tormenta la gente suele marearse...David.
Ah, una cosa más. Cuando hablo de perplejidad e indignación me refiero a una sensación muy diferente a la que mostraba cierto anónimo comunicante de un mensaje anterior capaz de darse cuenta con tanta brillantez que el cine de Martínez Soria es folclórico y casticista. Por cierto, definición de reprimido: el que contiene sus impulsos en relación al sexo. No dice nada sobre que te gusten los muslos de las mujeres.
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