Sunday, June 08, 2008








GENERACIÓN ME




Hay quien piensa que aborrezco internet y las nuevas tecnologías de la información. No es cierto, tan solo constato la inquietud que me producen. Si cada vez que el mercado abraza jubiloso el advenimiento de un nuevo descubrimiento de la ciencia, pongamos por caso en el terreno farmacéutico, no se levantara una sola voz para plantear interrogantes, probablemente ahora ya todos nos hubiéramos vuelto gilipollas a cuenta de inflarnos de prozac, tendríamos más cáncer del que ya tenemos por el plomo de los combustibles y no quedaría un puñetero árbol que talar. No obstante es posible que el problema sea mío. No soy más que un bárbaro ilustrado al que la sola posibilidad de enfrentarse a una batidora o un reloj-despertador le suscita todo tipo de temores infernales... de manera que no les extrañe que al ponerme delante de la pantalla musite siempre alguna frase del tipo " a ver qué me hace hoy el hijo puta éste".






Solo tengo miedo a dos tipos de cosas, las que me seducen y aquellas que, por su potencial competitivo son, como el mejillón-cebra, la cadena de café Starbucks o el árbol eucalipto, capaces de absorber las energías del nicho ecológico donde se asientan, de tal manera que el avance que producen es a costa de un desequilibrio tal en el sistema, que las demás especies quedan condenadas a la extinción o la marginalidad. No se trata de resistirse a Internet, ya es incontenible, ya ha monopolizado el hábitat, se trata más bien de no convertirse en siervo... una aspiración tan vieja como el ser humano.

Generación Einstein. De entrada es falso que los jóvenes españoles sean más inteligentes. Es mejor su alimentación, disponen de más medios de todo tipo -no solo de comunicación- y están creciendo con una capacidad de acceso a las fuentes de información que nos hace pensar a los que tan solo hemos alcanzado los cuarenta años que crecimos en el neolítico. Y sin embargo, nosotros fuimos tan tecnológicamente mutantes como ellos, pues nada hasta el PC ha transformado tanto las líneas de convivencia en los hogares y los referentes del conocimiento como en su momento lo hizo la televisión, que por cierto lleva como quien dice cuatro días entre nosotros... aunque no lo parezca.

Sí es cierto que a nuestros jóvenes les ha creado un cierto complejo de superioridad la sensación -a veces orgullosa, a veces fastidiosa- de tener que enseñarles casi todo respecto al cybermundo a los torpes de sus padres. Estos se han partido el alma batallando en inhóspitos suburbios por asegurar a sus hijos una vivienda y unos estudios dignos y no lo que ellos tuvieron en el pueblo caciquil del que llegaron un día... o sus abuelos, con las costillas marcadas por años de cartilla de razonamiento, gasógeno y aceite de ricino, a los que heló el corazón una España de venganzas crueles y rencores silenciosos... pero todo parece valer poco cuando a uno le aparecen no sé cuantos millones de entradas en google simplemente con escribir "Batalla de Guadalajara" o "la emigración interior española en los sesenta"







No es extraño que se sientan fuertes delante del ordenador porque, efectivamente, lo son más que nosotros en ese ámbito. Es cuestión de pura competencia generacional. No han entrado en la cocina más que para enchufar el microondas, no suelen hacerse la cama, creen que los problemas se solucionan eludiéndolos y hablan alegremente el lenguaje de la violencia "estética" de la play sin darse cuenta de que las hostias de verdad saben a humillación y a mearse de miedo. ¿Se está creando, pese a todo, una nueva generación de genios? Ojalá fuera así, pero nada les va a hacer más daño que hacérselo creer. La mayoría fueron niños deseados, son "acariciados" por la publicidad -que los ha descubierto como consumidores adiestrados y competentes- y advierten como los referentes que manejan son envidiados y deseados por los adultos, que sueñan con volver a salir de marcha, fumar porros, cantar con los ultras en los estadios, pasarse el fin de semana en un parque temático, vestir ropa informal y pasearse ridículamente por las calles con patines.
Y ciertamente es un error que el neófito piense que, como profesor o como padre, ya no tengo ninguna autoridad en tanto que suministrador de información. Lo es porque el desfile hemorrágico de datos en medio del que viven no puede dar lugar más que a la esquizofrenia y a la irresponsabilidad -ese pasearse por la cáscara de las cosas sin detenerse verdaderamente en nada- si la generación adulta no les ayuda a formatear sus estructuras mentales para filtrar el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo relevante y lo banal, lo duradero y lo caduco... cuestiones tan antiguas como los desafíos socráticos, tan poco desfasados como los viejos sabios. Salvo que pensemos que puede haber Luke Skywalker sin maestro Jedi.




Pero para ganarse el derecho que tan ostentosamente exhiben a ser insolentes y cínicos les falta un dato. No saben que los adultos formamos una secta de hijos de perra conchabados para explotarles, sacarles el sebo y, finalmente, meter el codo bien fuerte para que no pasen cuando ellos quieran de verdad acceder a los cuadros de mando que ocupamos nosotros. Este es el gran secreto que se oculta tras la indulgencia con las que les tratamos en un tiempo en que ni la familia ni la escuela creen verdaderamente en sí mismas como agentes de enculturación. Generación me, dicen también los sociólogos, por aquello del componente narcisista. Les estamos haciendo creer que son estupendos... y luego, hablando entre nosotros, nos quejamos, olvidando que es nuestra indolencia la que está fabricando esta especie de generación perdida repleta de personas cobardes para el compromiso e incapaces de rebelarse ante más injusticia que la que se les hace en tanto que consumidores. Son la víctima perfecta para el modelo laboral precario en el que ya empezamos a movernos. Serán explotados y ninguneados, se les negará cualquier opción de progreso y mejora personal, pasarán de un trabajo a otro y se marcharán "porque estaba harto" sin pensar en la pasta que han hecho ganar al indeseable de su jefe... Caminan sin saberlo hacia un mundo inhóspito para el que no les estamos preparando, quizá en parte porque les queremos.


Pero tienen el mayor coeficiente intelectual de la historia de España, ya lo dicen las estadísticas. Y un psicólogo les ha dicho a mis vecinos que su hijo es un superdotado, como el ochenta por cien de los niños a los que se les hace un test de inteligencia. Ojalá sobrevivan a la hostia que van a darse.

18 comments:

Anonymous said...

Bueno,pues si tu prefieres ir a los botanicos a ver plantas que no acen nada,ir a los zoos en que los animales siempre estan durmiendo y ir a museos donde los cuadros los podria pintar yo mismo pues mira...alla tu,pero yo sin duda me quedo con internet...mucho mas util y puedes ver plantas,animales y cuadros mucha mas divertidos e interesantes que en cualquier otro sitio...

Anonymous said...

Pues, mira, José, visto así puede que tengas razón, pero -hombre de Dios- ¿es que tienes que ponerte siempre en contra de todo lo que digo? David.

Anonymous said...

Los "jóvenes de hoy" somos el claro resultado del estrepitoso fracaso de los "jóvenes de ayer".

No supisteis controlar la situación y ahora os consoláis criticando lo que vosotros mismos habéis creado.


Claro que, leyendo comentarios como el de "jose zaragoza" es comprensible que se nos tache de prepotentes e ignorantes...



Saludos de un fortuito navegante

PD: Si sale duplicado el mensaje, sorry.

Anonymous said...

Y si esos cuadros los podrias pintar tu, porque no pintarlos en vez de quedarte de nuevo en internet? por lo menos despiertas un poco la imaginación en vez de estar delante de una pantalla viendo videos absurdos del youtube o algo por el estilo, y mejor rodearse de grandes arboles que tienen cientos de años antes de ver un paisaje por internet, vamos esa es mi opinión, y que conste que soy una viciada del ordenador xD

Un saludo...



albapitu

Anonymous said...

Sin duda es un mundo inhospito y desagradable (pero el mundo siempre lo es). A pesar de ello diré que no se donde se esconden ese 80% del que hablas, deben de estar en los zoologicos con los animales que duermen, con las plantas que no hacen nada (a pesar de que nos proporcionan el aire para vivir) o más probablemente enfrente de un ordenador con la baba colgando hasta el teclado inalambrico que sus papis les regalaron estas navidades.

Pero en mi opinión la información sin límites no tiene validez en la mano de quien no se plantea, de quien no piensa, de quien en realidad no quiere aprender sino divertirse tanto tiempo como les sea posible.

Existen esos adolescentes que has descrito, por supuesto, te podría decir muchos nombres a los que la descripción les viene al pelo, pero también es verdad que existen genios y personas a las que yo realmente admiro y no mucho mayores que yo.

A mis 20 años pronostico a donde nos dirigimos a "Un mundo felíz" que nos describió muy acertadamente en mi opinión el señor Huxley.


Un saludo

Anonymous said...

La unica razon por la que no pinto cuadros es porque mis cuadros no llegarian a ningun lado y si tu prefieres irte a un paisaje bonito y tranquilo pues alla tu...yo no digo que no lo haga,simplemente digo que por ejemplo no vas a ver cosas en ese paisaje tan bonito tuyo que vas a ver en youtube asi que...quedate con tu bonito paisaje y vive en un mundo rustico que yo con mi pantallica soy feliz..

Anonymous said...

Nos dirigimos al mundo felíz que una vez describió Huxley, y creo que con su crítica encubierta no andaba muy desencaminado, este mundo se va al carajo,es así, tenemos que aceptarlos.

Se acaba la pesca mundial, el petróleo, la capa de ozono, así como desde mi punto de vista desaparece también la curiosidad que es el incentivo para leer libros, para investigar por tu cuenta, para crecer no tanto en mito sexual como en inteligencia (aunque hoy en día triunfe más lo primero que lo segundo).


La información sin límites de nada sirve si el que la puede explotar no sabe como hacerlo.

La ciencia avanza sin límites en un mundo donde la gente no se impone tampoco límites, y así nos invadimos, cambiamos inteligencia y saber por comodidad y así nos va.


La generación sin conciencia que yo la llamo, lo sé, y se que pertenezco a ella, aunque creo que tengo un pelín más de vista que algunas personas que conozco aunque nunca es bueno juzgar ni aun con conocimiento de causa.

A mis 20 años le diré a Jose que dudo mucho que pueda pintar esos cuadros que ve colgados (yo llevo pintando más de 8 años), que las plantas que aparentemente dormitan trabajan mucho más que cualquiera de nosotros fabricando el aire que respiramos y que todo animal es necesario en la cadena menos el hombre.



Ana

Anonymous said...

Gente joven opinando en este blog, estoy encantado. Leo con atención todo lo que decís. Una explicación. Este artículo viene a colación por un trabajo aparecido este domingo en el país titulado justamente "Generación Einstein". Os recuerdo que los filtros habilitados por blogger hacen que los mensajes no aparezcan instantaneamente. Gracias por cargar con lo que Savater llama la "vieja manía de opinar". David.

Anonymous said...

Sir Hausen: tu opinión me parece sumamente interesante, aunque me gustaría que te explicaras más largamente. Pese a todo creo que en lo sustancial tienes razón, es más, de alguna manera se reconoce en mi artículo. Los problemas de los nuevos son justamente consecuencia de las condiciones en que les hemos dejado crecer, algo de lo que no solo somos responsables padres y profesores. ¿Hemos perdido el control? No tengo duda de eso, y de ahí la desazón, pero de ahí también que me parezca, como adulto, más honesto advertir de los peligros de una insolencia excesiva... similar por cierto a la que yo tuve con veinte años, cuando pensaba que la inmensa mayoría de adultos estaban corruptos y esclerotizados.

Alba, gracias por intervenir, como siempre, te pido permiso para linkear tu blog.

Ana, tu alusión al mundo feliz de Huxley me interesa. Hay un libro "Divertirse hasta morir", de Neil Postman, extremadamente certero y que creo que puede reforzar algunos de los planteamientos que apuntas. La idea es, hablando de antiguas utopías futuristas, que el mito de la sociedad científica e hipercontrolada desde una gran ojo represor se ha desacreditado en favor de otra como la que pronosticaba tu amigo. No son la represión, la disciplina, la racionalización burocrática o el ocultamiento de información los modus operandi, sino más bien la mercadotecnia de la sugestión al consumidor, la elección pasiva o el falso hedonismo los que paralizan el poder de resistencia de las masas. Cito: "En 1984 la gente es controlada infligiéndole placer, mientras que en Un mundo feliz es controlada infligiéndole dolor". Gracias por opinar. David.

Anonymous said...

Tobías, tengo pendiente contestarte sobre el tema Toni Negri, me parece complejo y quiero leer algo más al respecto. Por cierto es un tipo especialmente odiado, por ejemplo por Giovanni Sartori, uno de los sociólogos más reputados del mundo. David.

Alba said...

Si eres feliz con una pantalla me alegro por ti, pero yo me hago una pregunta ¿Cuando tantas personas son felices delante de una pantalla y se conforman con eso, cuando todos seamos tan pasotas y nos conformemos con estar frente a la pantalla, quien mejorara el ordenador, quien hará nuevos inventos, que será de esos cuadros que una vez se pintaron, quien hará tantas otras cosas?

Respecto a Huxley y a su mundo feliz no puedo opinar, puesto a que aun no me he leído este gran libro, pero que próximamente hare…

David, permiso concedido, y siento no haber firmado antes desde mi cuenta pero por un momento había olvidado mi contraseña, esto de haber estado una semana sin internet ha sido mejor terapia de la que yo me pensaba…xD

Anonymous said...

Es cierto, lo jóvenes de hoy en día no somos más inteligentes. Por mucho que el efecto Flynn nos haga creer que el coeficiente intelectual es mayor en una generación que en la anterior, también hay estudios que demuestran que la inteligencia varía cuantiosamente según la alimentación y la educación.
Esta red mundial, Internet, nos ha abierto muchas puertas al mundo de la información, ¿pero realmente sabemos como utilizar estas puertas? Debemos ser conscientes de que es simplemente una herramienta, una forma de llegar a todas las partes del mundo, de comunicarnos, de satisfacer nuestra curiosidad… pero ¿Qué pasa cuando deja de ser una herramienta y se convierte en nuestro “mundo alternativo”? Muchos utilizan Internet como vía para llegar a ser su ideal, ese ser perfecto que nada tiene que ver con ellos en la realidad. En la red pueden reinventarse, convertirse en lo que en este mundo tangible no pueden llegar a ser, pueden esconderse del mundo real y eliminar todo aquello que en su vida les hace infelices, es decir, negando la realidad y la verdad.
Navegar por ese gran mundo nos puede convertir en personas más sociables y curiosas, por eso de que es una herramienta para comunicarse y ampliar nuestros conocimientos, pero también puede convertirnos en personas antisociables, que no necesiten ningún tipo de contacto humano y sean sumamente felices viendo como se enciende la lucecita que indica que el disco duro está trabajando.
Hace poco encontré a una antigua profesora, que me contó que su hijo que estudiaba informática estaba completamente obsesionado… se pasaba el día pegado a la pantalla del ordenador, apenas salía de su habitación para comer, y hasta las prácticas de la universidad las hacía en casa y las enviaba por correo.
Estas nuevas tecnologías son útiles en cuanto seamos nosotros quienes las controlamos, pero en el momento en que son ellas las que nos controlan llegamos a un gran problema.
Hay cosas que tienen ciertos límites y cuando éstos son rebasados esas cosas dejan de ser saludables y recomendables. Un buen consejo: salid de ese pequeño cubículo que es vuestra habitación y respirad aire fresco y no el que sale del ventilador del ordenador.
Un saludo

Anonymous said...

Lo que escribes es jodidamente real, como dicen en el doblaje de una de esas películas que tanto nos (les) gustan.

Anonymous said...

Gracias por la acogida.
No he leido el libro "Divertirse hasta morir",pero en cuanto tenga tiempo (acaben los examenes)lo buscaré para leerlo atentamente.

Sien embargo tengo que decir que eso del dolor no se si tiene mucho valor puesto que "el soma" le pone una careta al dolor que hace que sus propios propietarios no se den cuenta del mundo en el que viven.


No creo que la solución sea, perdon por la expresión, "droga para todos". Pero he de decir que tampoco tengo una solución mejor.

Siento lo comentarios duplicados.

Ana

Anonymous said...

Yo sí creo, Ana, que tienes soluciones mejores, tú misma lo das a entender en tus anteriores intervenciones.El soma de Huxley, ¿no hace pensar en aquello del prozac, tan de moda en un momento y ahora aparentemente asumido?

Sólida intervención, Amanda... y sumamente lúcida, con una dimensión científica que valoro mucho.

Hombre, Don Justo... como siempre, recomiendo su blog, ahora con mejor formato que antes, no dejen de pasarse, sé que serán bien recibidos por el autor y sus ya famosos contertulios, entre los que me cuento. Gracias a todos. David.

Anonymous said...

Tu entrada me ha recordado una charla muy interesante que tuve hace unos días con un par de profesores mios y otros amigos. Estuvimos hablando más o menos sobre lo que tu explicas en "la juventud domesticada" (de hecho, he quedado con un profesor de Murcia en que le tengo que regalar un ejemplar cuando vuelva a Valencia), sobre la juventud actual y el simulacro en que se ha convertido la cultura juvenil.

Aparte de los temas ya de todos conocidos (la juventud está desmadrada. el nivel cultural es ínfimo, se ha perdido el respeto...) me llamó mucho la atención una afirmación - gratuita a priori, pero cargada de razón si se sopesa - que hizo uno de los contertulios. Nos decía nuestro amigo que el preveía que en unos 30 o 40 años, cuando los adolescentes actuales (de 12 a 18 aprox.) sean ya mayores y tengan hijos de esa edad que tienen ellos ahora, se iba a producir en España una fuerte reacción neoconservadora, de derechas o reaccionaria, como se quiera.

El argumento era que, los adolescentes actuales mimados y consentidos, que han crecido sin que los padres les nieguen nada y sin experimentar la frustración propia y diaria del ser humano medio que no puede acceder a los caprichos que el cuerpo le pide; estos adolescentes actuales decía, iban a reaccionar cuando fueran mayores porque no iban a permitir que sus hijos actuaran con ellos como ellos han actuado con sus padres. Esto es, que no iban a permitir que se les manipulara, que se les contradiciera o que se cuestionara su juicio, aunque fueran sus hijos.

Por eso, la consecuencia que preveía nuestro amigo era esa, una fuerte reacción de autoritarismo por parte de una generación entera que "explota" - aunque sea inconscientemente - a unos padres que no le quieren que a sus hijos les falte de nada, porque a ellos mismos sí que les faltaron muchas cosas. Claro, cuando estos jóvenes sean padres, se percataran de lo bien que vivieron y tendran que decidir entre dos actitudes: aceptar de buen grado las impertinencias y caprichos de sus hijos, sin negarles el cielo; o bien, plantarse y plantar cara, exigiendo a sus hijos lo que muchos de ellos no hicieron (trabajar para ganarse el pan, independizarse de los padres, aprender los valores del esfuerzo a largo plazo y la aceptación de la frustración...).

Lo he intendado explicar lo mejor que he podido, pero la verdad es que esta teoría es muy interesante de analizar. Tiene algun punto débil, pero si se argumenta bien, yo no la descarto del todo. La reaparación de oleadas conservadoras (entendiendo el refuerzo de la autoridad paternal freudiana) ha sido cíclica en la historia de muchas sociedades. Ya veremos...

Un saludo a todos,

Paco Fuster

Anonymous said...

hola!
bueno soy ester jaja que verguenza lo de la redaccion... gracias a los que elegisteis la mia aunque solo la hize para que vierais lo que pensaba y poco mas

bueno solo me pasaba para eso
buen verano

Anonymous said...

Todos merecéis el premio y el reconocimiento del instituto, enhorabuena y buen verano también para ti. David.