Friday, December 31, 2010








ESTO ES TODO







1. Si me pidieran hacer de gurú creo que sólo sería capaz de inocular los venenos del pesimismo. Me gustaría decir que el gobierno de la nación va por fin a enderezar la nave, que la crisis empezará a remitir, que la oposición hará un sano ejercicio de responsabilidad y echará una mano, que las televisiones y radios dejarán de albergar a indeseables llenos de odio, que los nacionalistas dejarán de echarme a mí la culpa de todo... Pero, la verdad, las cosas pintan tan mal en el mundo que uno termina conformándose con pedir ante el ceremonial de las uvas que a su hacienda, por magra que sea, no se la lleven las tempestades que se avecinan.


Si hubiera de echar la quiniela apostaría por que la Gran Recesión no va ser una de esas crisis pasajeras que se van como vinieron, y que más bien se está instalando un nuevo orden en el que seremos más pobres y lo tendremos cada vez un poquito más difícil. Sospecho igualmente que los europeos van a seguir sin atribuir correctamente las responsabilidades, y que, en consecuencia, seguirán votando a quienes prometen mano dura con los inmigrantes, con los sindicatos y con los funcionarios, y que los gobiernos seguirán sin ponerse de acuerdo en perseguir los paraísos fiscales, legislar contra la viscosa lógica que propicia la corrupción, gravar fiscalmente la especulación o aminorar las emisiones que nos dirigen de cabeza hacia la catástrofe climática.

Pero ya he dicho que no valgo para gurú, y además cada vez que me pongo demasiado fatalista me acuerdo de que el sonsonete apocalíptico corresponde a personas que vociferan cada noche en los medios más reaccionarios para convencernos de que Zapatero es el culpable de la crisis, de la desconfianza de los mercados y de que a Iker Casillas la marquen un gol.




Por eso creo que será mejor hacer un poquito de memoria, aunque sólo sea por no perder la lucidez. Tengo un amigo que nació en cierto pueblo muy diocesano de Castellón. "Cuando pienso en cómo era todo en este país cuando yo era crío, me sonrojan todas esas soflamas apocalípticas que aseguran que cada vez estamos peor. Recuerdo el espíritu servil con que mis padres aceptaban la injusticia, el autoritarismo de los curas del colegio, la impunidad con la que se trataba a las mujeres, la vergonzante represión sexual, la corrupción de las autoridades que salían en cabeza de las procesiones con el puro en la boca, la pobreza, las calles sin asfaltar... No pasaba un día sin que desearas salir corriendo a otro pueblo, otra ciudad, otro país..."



Tiene razón. En este país hemos pasado de ver cerdos y ovejas por las calles, o de que la gente hubiera de emigrar a Alemania, a quejarnos porque vienen extranjeros o porque no nos dejan descargarnos música de gorra en internet. En las últimas horas del año en que murió Luis García Berlanga se me ocurre pensar algo: el mundo de Plácido o de El verdugo, aquella España gris y deprimente, aquella cultura de tan mal estilo donde la libertad se ejercía contando chistes en voz bajo sobre el Dictador ha quedado atrás para siempre.


Saldremos de ésta pese a todo.









2. La fiesta de fin de año tiene un componente humorístico que se hace valer en las calles. No me refiero al Especial Nochevieja, en el que cantará Raphael, como viene sucediendo desde hace medio siglo, lo cual convendrán conmigo en que tiene su gracia. No, me refiero a lo de la San Silvestre, donde los corredores no compiten por ganar tanto como por exhibir sus disfraces de demonia sexy, puta travestida, monje trapense o vikingo. Será que soy un cutre, pero a mí la cosa me hace gracia, más o menos lo mismo que me pasa con esos tipos que acuden a congresos sobre Foucault, presentaciones de libros o debates sobre el futuro de la izquierda, y que toman la palabra para decir que hay una conspiración mundial contra ellos, que a Hitler le faltaba un testículo o que el mundo no comprende su genialidad. No debería, pero me hacen gracia estos personajes. Se me ocurre si no forman parte de una secreta trama friky para sacarnos de la circunspección justo en esos momentos en que corremos el riesgo de tomarnos la vida excesivamente en serio.

Claro que el humor es algo mucho menos fácil y accesible de lo que nos pensamos. Tuve una compañera en la universidad que se pasaba el día diciendo lo mucho que amaba a Groucho Marx. Un día, al inicio de un examen de Ética, un tipo entró en el aula disfrazado de fraile franciscano y se le sentó al lado. La profesora le dijo que, a ser posible, se bajara la capucha del disfraz y que se sentara en otra mesa, pues nos había separado de a uno.





-"Me he sentado aquí porque pienso copiar", contestó el interfecto, dos segundos antes de que la profesora le ordenara salir del aula inmediatamente.






Mi amiga pasó semanas enteras despotricando contra aquel "imbécil" que tanto la había molestado sentándose a su lado con tan perversas intenciones, ofendiéndose cada vez que yo le explicaba que la escena -en medio de la solemnidad gaudeamus igitur de un examen final- me había resultado hilarante. Le había pasado lo mismo que a la mayoría de devotos católicos que conozco, que se pasan el día dándote la paliza con Jesucristo pero serían incapaces de reconocerlo si lo tuvieran al lado en la barra de un bar. Vamos, que ahí estaba Groucho y que a ella, sin saberlo, le correspondió hacer el papel del típico petimetre del que los Hermanos Marx se burlaban en sus películas.

Nada que no nos haya hecho reír alguna vez debería ser tomado en serio; nada nos humaniza más que la comicidad, la capacidad para reírnos -para empezar- de nosotros mismos, de nuestras ambiciones, de nuestra ideología, de nuestros planes para el futuro, de la gravedad autosatisfecha con la que nos pronunciamos ante la concurrencia... Si nos viéramos por una mirilla nos daríamos cuenta de que más que para padres, maridos, escritores o profesores de la universidad, para lo que valemos es para actores de comedia. Dice Henri Bergson en La risa:

Fuera de lo que es propiamente hu­mano, no hay nada cómico. Un paisaje podrá ser be­llo, sublime, insignificante o feo, pero nunca ridículo. Si reímos a la vista de un animal, será por haber sorprendido en él una actitud o una expresión humana. Nos reímos de un sombrero, no porque el fieltro o la paja de que se componen motiven por sí mismos nuestra risa, sino por la forma que los hom­bres le dieron, por el capricho humano en que se moldeó. No me explico que un hecho tan importan­te, dentro de su sencillez, no haya fijado más la atención de los filósofos.




Y es que el sentido del humor no ha sido nunca el fuerte del oficio de pensador, qué vamos a hacerle. Como dice Carmen de Mairena, reciente candidata a las elecciones catalanas por el CORI (Coordinadora Independent Reusenca), que obtuvo más votos que el grupo de Rosa Díez: "Más vale tener humor que en el culo un tumor". Claro que, ya puestos, a mí me gusta más aquello de Nietzsche: "Enfocar la vida como un juego no es llevar a cabo actos especialmente divertidos, quiere decir tomar la vida sin dramatizar, sin esa seriedad y solemnidad patética que acompaña a los miedosos."


Feliz año nuevo.

17 comments:

Anonymous said...

Feliz 2011 Sr. Montesinos, veo que encara el año con sentido de la realidad y buen humor.
Saludos R.

David P.Montesinos said...

Pues en el cole me decían que era un amargao. Feliz año, amiga.

Anonymous said...

yo cuando me pongo solemne no me soporto...

BT

Mila Solà Marqués said...

Excelente artículo.Esperemos que durante los próximos 365 días esbocemos al menos 365 sonrisas porque "Las personas no son ridículas por lo que son, sino por lo que quieren aparentar ser"-Anónimo-. El humor además, es el único antídoto ante tanto virus político que enferma nuestra sufrida sociedad sin humos.Un abrazo, Mila Solà Marqués

David P.Montesinos said...

Gracias, Mila, comparto tus deseos, seguramente porque también compartimos miedos.

David P.Montesinos said...

Hombre, BT... sí, la verdad es que por lo poco que le conozco no le va la solemnidad.

Anonymous said...

O como dijo Mark Twain, "La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa".
Riamos, pues.

Feliz año, Sr. Montesinos.



Isabel Zarzuela

David P.Montesinos said...

No abandone su buen humor ni su vicio bibliófilo, doña Isabel. Felices también para usted y su tribu.

Anonymous said...

Feliz año nuevo, sr. Montesinos. Leo: "Saldremos de ésta pese a todo". Ojalá, ¿pero sabe qué? Que me veo como Mulder en 'Expediente X'. ¿Recuerda? Tenía un póster con la sombra de un platillo volante y una leyenda: "I want to believe".

Quiero creer. Quiero creer que saldremos de este marasmo. Sin ayuda exterior. Marciana o divina.

Un abrazo

David P.Montesinos said...

Hago mutua la felicitación, mi anónimo amigo. Esa frase que usted asocia a Mulder yo la asocio a Woody Allen, quien tras acercarse a un hare krishna que parece ciertamente feliz y conforme con el mundo gracias a su fe, le pregunta si él cree:

-"Pues no... pero ¡quiero creer!", le contesta el neoyorkino, prisionero de su irremediable escepticismo.

No es exactamente que "yo crea" -de hecho me parece especialmente difícil creer en un país que tiene de ministra a Leire Pajín-. En lo que sí creo es en la voluntad humana, y en que, concretamente en casa nuestra, nos las hemos visto peores, bastante peores, y no hace tanto tiempo. Yo, como decía Obama en la campaña a las presidenciales, creo en aquello de yes we can, traducción anglosajona de que llega el momento de echarle cojones a la cosa.

Anonymous said...

Hola, sr. Montesinos. El anónimo de "I want to believe" soy yo. Se me olvidó poner el nombre. Un despiste.

Abrazos,
Justo Serna

David P.Montesinos said...

Feliz año también para usted y para su familia, señor Serna.

Ricardo Signes said...

Tanto fin de año, tanta felicitación y tanta excelencia me recuerda una ocurrencia de Borges cuando Joaquín Soler Serrano -creo que fue él- le felicitó por su cumpleaños y le preguntó por la hipotética expectativa de llegar a los cien. "Me parece -dijo- que usted tiene demasiada confianza en el sistema decimal".
Me parece que tenéis demasiada confianza en el calendario, pero como hoy es día de Reyes -¡vaya, otra contradicción mía!-, ahí va otra de los dos anteriores de regalo.
Dice Borges: a mi edad la única experiencia realmente importante que me queda por vivir es la de la muerte.
-Esperemos que eso tarde mucho, maestro.
-¡Calle, calle! No me sea usted gafe.

David P.Montesinos said...

La verdad es que son geniales las dos, en especial la de la fe en el sistema decimal, no la conocía.Si tienes reparos con las fechas señaladas y sus convenciones sociales correspondientes, espero, querido Signes, que te disguste todavía más el rollo bienpensante de quienes quieren acabar con la Navidad por razones de corrección política -no ofender a otras creencias y demás, ya sabes- y piden que se llame "fiestas de invierno" o "solsticio" o alguna mariconada por el estilo.

Ricardo Signes said...

¿Así que "Fiesta de invierno" y "solsticio"? Muy curioso, porque son dos de las denominaciones que Himmler, el capo de las SS, quiso utilizar para lo mismo.

David P.Montesinos said...

Pues fíjate, no lo sabía, pero me hace pensar que la filosofía "higienista" del caballero y sus compinches puede tener más que ver con todo ese rollo depurativo de la corrección política que tanto gusta a quienes no parecen tener mejor cosa que hacer que inventar prohibiciones. Y te insisto, ve El discurso del Rey.

Ricardo Signes said...

La veré. Pero tú toma nota de esta obra: "LTI. La lengua del Tercer Reich", de Víctor Klemperer (en edit. minúscula). Imprescindible para conocer los antecedentes de lo políticamente correcto (cuando lo correcto era lo nazi).