Friday, April 29, 2011















POR QUÉ NO ME GUSTAN NI LOS INGLESES,

NI MOURINHO

NI, ESPECIALMENTE, LADY GAGA.


1.Cuando uno adopta la costumbre de deambular por el mundo tomando apuntes de las maravillas y miserias que alberga, termina dándose cuenta de que el impulso que domina su escritura viene a ser el de la perplejidad. Llega un punto en que, cuando dices a voz en grito que detestas a Lady Gaga, a Bebe, a Florentino Pérez o a Penélope Cruz -y en verdad los detestas-, es como si te escucharas desde fuera de ti mismo y el sentimiento aversivo quedara extrañamente mitigado, como si en el fondo entendieras que formas parte de una escena donde todos -incluyendo a quienes te fastidian, y quizá ellos en mayor medida- forman parte de la escena.

Un escenario, nunca mejor dicho, es lo que se ha montado en Londres con motivo de la boda de William y Kate, cuyos nombres habrán de ser castellanizados desde ya. Supongo que Jaime Peñafiel, bufón de la Corte por excelencia, nos aleccionara respecto a tal cuestión, exigiéndonos que, respetando el protocolo, llamemos a la nueva princesa Catalina o Caterina, un rato antes de ponerse a despellejarla, que es a lo que se dedica el simpático periodista, es decir, a recordar a las princesas de origen plebeyo que Cenicienta es un cuento.


No puedo evitarlo: descreo de las bodas en Westminster desde que vi, hace ya mucho, a Lady Di y a Carlos darse el sí con mirada candorosa. Parte de la culpa la tiene Shakespeare, que implantó en mí el imaginario de una Corte real empapada de la sangre vertida por traidores, intrigantes y bastardos. Para colmo me imagino al deán de Canterbury como un tipo gordo y taimado que, unos segundos después de casar a Catalina, le dice al oído algo así como esto:









-"Ahora te crees muy lista y muy mona, pero irás a la Torre y te pondremos en el tajo si se te ocurre dedicarte a golfear... Mira como acabaron Ana Bolena y Lady Di."







No me gustan los ingleses... Lo siento, llámenme racista, xenófobo o cualquiera de esas cosas con las que ahora te insulta cualquiera a bajo precio, pero me resultan irritantes, qué vamos a hacerle. Es cierto, han ganado todas las guerras, siempre salen a flote en las mayores adversidades sin perder la compostura, inventaron el fútbol, parieron a Dickens, Defoe, Stevenson, Shakespeare, Conan Doyle o Hitchcock... Sí, vale, pero, qué quieren que les diga, a mí me pone enfermo tener un quintacolumnista de Norteamérica en Europa. Siempre me parece que están deseando que se hunda el euro para tener razón con aquello de mantener la libra esterlina, lo que equivale a autocomplacerse por ser más insolidario que nadie. Tampoco me mola pero que nada esa costumbre tan de gentleman -esto ya me ha pasado con ingleses- de guardar las formas hasta la exageración pero no mojarse el culo ni una gota si de lo que se trata es de socorrer a alguien en apuros.




Podría igualmente referirme a lo tontos que me parecen Paul Mccrtney, Elton John o los Beckam y todo ese rollo tan estirado y que promete hastíos atroces. En realidad, no hay que tomar en serio todo este catálogo de rechazos tan personales, pues por cada cosa que odio de un país, una ciudad o una persona, aparece inmediatamente otra que amo. A fin de cuentas, por cada inglés insoportable hay una parodia suya en Benny Hill, los Spritting image o los Monthy Python, lo cual compensa mucho, desde luego. No, lo que en verdad me molesta de los ingleses es el thatcherismo, esa hipocresía supuestamente liberal con la que han reforzado la idea de que la prosperidad sólo es posible si devastamos las administraciones públicas, liberamos de cargas fiscales a las grandes firmas, reducimos los derechos laborales y nos cargamos los servicios públicos. Margaret Thatcher y Ronald Reagan -estrellas de la política en los ochenta- son dos de los gobernantes más dañinos y delirantes de la historia contemporánea. La buena fama de la que extrañamente goza todo lo que viene de los centros neurálgicos del mundo anglosajón ha hecho que, incluso hoy, gocen de cierto predicamento su fórmula, el llamado neoliberalismo.


Seré xenófobo, no sé, pero me pregunto qué pasaría si el hatajo de bárbaros que revientan de alcohol sus sonrosados cuerpos en la playa de Lloret de Mar fueran hispanoamericanos o magrebíes en vez de adolescentes ingleses que celebran con alcohol barato el fin de curso.



En fin, yo he hecho todo lo posible para envenenar los fastos de la boda del par de tontuelos. Y ahora, pongan la tele, cenutrios.


















2. MOURINHO nos divierte siempre, reconozcamoslo. Como técnico es bastante mas vulgar y previsible de lo que indica su brillante currículum; su retórica es pobre y sus argumentos simplistas; sus gestos y actitudes deterioran la imagen del Real Madrid; su capacidad de implicación en la empresa que le paga es siempre cara, condicional y quebradiza... Vamos, una joya, pero para la prensa es un chollo. ¿Y si en realidad se tratara de eso y no de ganar partidos de fútbol? Si cualquier técnico al que no llamen The special one hubiera planteado los últimos partidos ante el Barça como lo ha hecho él lo hubieran enviado a los leones. Pero Mou puede hacer lo que le dé la gana: poner al Madrid a defender en su área como un equipo de pueblo, exigir al club futbolistas carísimos y después, tras fracasar estrepitosamente, echarle la culpa a los árbitros o a la malevolencia del rival...Y lo más increíble es que la gente le cree. Los estudios sobre liderazgo deberían interpretar esta nueva vuelta de tuerca: un líder que conduce a las masas directamente hacia el fracaso y que, incluso entonces, consigue que le amen.



Se me ocurre pensar -y ahora no hablo de fútbol- que José Mourinho ha llegado a España en el momento más propicio. Nos estamos acostumbrando a los insultos, la calumnia, la demagogia barata, la corrupción, el fanatismo apesebrado... Mou se mueve como pez en el agua dentro de esa atmósfera tóxica que induce a los futbolistas a simular agresiones, pelearse sistemáticamente con los contrarios y con el árbitro, sobreactuar, mentir en las ruedas de prensa, insultar al oponente... ¿De qué nos extrañamos? Cuando deje el banquillo Mourinho podría dedicarse al periodismo, o mejor, a la política. En los dos ámbitos tendría seguidores acérrimos a cascoporro. Más o menos como Belén Esteban.














3. Los gays tienen una predilección por Lady Gaga que no pienso tragarme sin disputa. No voy a criticarla por meterse una hostia morrocotuda cada vez que se le ocurre dar un giro en el escenario, pues a mí también me pasaría si me calzase sus plataformas. Tampoco me molesta que cultive el mamarrachismo ni que su música y sus letras sean una sarta de gilipolleces pretenciosas. No, con Lady Gaga me pasa lo mismo que con Madonna, que huelen a producto de laboratorio por todas partes. A veces tengo la impresión de que hay alguien diciéndome: "Fíjate cómo se contonea, qué posturas tan lúbricas adopta y cuánta transgresión contiene...¿No te sientes provocado?".

Pues no, lo que me siento es aburrido. Ya hace tiempo que me cansa este rollo tan de la cultura gay del consumismo irónico: "Sí, sí, ya sabemos que es una payasa, pero es que es esto lo que nos gusta, el transformismo, el simulacro, la sobreactuación, el juego con los signos de lo femenino, la ironía sobre la fama...". Me he tragado este discurso unas cuantas docenas de veces. Molaba en los sesenta, cuando tenía un verdadero poder corrosivo en boca de Andy Warhol. Ahora empieza a sonar a excusa barata para consumir productos de masas sin complejo de culpa.


...Yo, por mi parte, me voy a ver el Madrid-Barça. O una peli de vaqueros.



25 comments:

David P.Montesinos said...

O profundador said...
"Por encima de todo, el suyo fue un esfuerzo audaz, una prueba de valor...".

Comprendo por qué ha escrito usted estas palabras, que yo suscribo y aplaudo. Aunque no dejo de preguntarme si fue precisamente de audacia de lo que hicieron gala los prohombres del bienio 1931-1933. Honradez, sabiduría, nobles aspiraciones... De todo ello estaban sobrados, cuando menos en comparación con la caterva de fantasmas que se habían deslizado por los pasillos de los ministerios durante el reinado de Alfonso XII. ¿Y qué hay de la audacia? Con no ser especialista en el asunto (¡ni mucho menos!), me atrevo a sugerir que carecieron de ella en un asunto que había de ser capital para la suerte de la República: la reforma agraria. En este punto, para no exacerbar las antipatías de la derecha, quisieron proceder con pies de plomo. El resultado de tanta cautela lo conocemos bien: los jornaleros quedaron insatisfechos... y los propietarios rurales no se mostraron precisamente agradecidos para con aquel Gobierno que había querido proteger, en la medida de lo posible, sus legítimos (?) intereses. Acaso una acción más decidida contra la oligarquía terrateniente (y no pienso en guillotinas, sino en expropiaciones sin indemnización) hubiese rendido mejores frutos; o acaso hubiese precipitado el comienzo de la Guerra Civil...

***

Debo rectificar: mi valoración de los hombres del primer bienio es injusta, porque sí fueron audaces. Tuvieron, en efecto, la suprema audacia de querer transformar profundamente la sociedad española, y al mismo tiempo construir un sistema político liberal-democrático que en España sólo había existido sobre el papel. Todo ello, no se olvide, en un período de graves turbulencias económicas de alcance internacional. Hacía falta mucho valor para embarcarse en una empresa como aquélla; mucho valor, sí, y mucha suerte para acabar recalando en un buen puerto...

***

"Vais a oírles decir que la República cometió toda suerte de crímenes, que pasó su tiempo quemando iglesias y asesinando curas y monjas; que no querían la libertad sino el comunismo; que no querían el laicismo sino la prohibición de las creencias religiosas".

Crímenes execrables, desde luego que se cometieron... aunque no por parte de la República, sino por parte de algunos de sus partidarios (?) en tiempo de guerra. De todos modos, ya va siendo hora de que la historiografía "de libro de texto" empiece a contemplar la primera mitad del siglo XX desde otro punto de vista. Mejor dicho: ya va siendo hora de que comience a formular preguntas diferentes de las que hasta el momento ha formulado. A ver si me explico. La quema de conventos (deplorable, sin duda), o la retirada de los crucifijos de las escuelas, son problemas históricos, son hechos que piden explicación, y que la reciben (mejor o peor, pero la reciben), y que dan lugar a enconados debates, y que... ¿Por qué no es un problema histórico el hecho de que los gobiernos de la Restauración acostumbrasen acabar con las huelgas por medio de descargas de fusilería? ¿Por qué no son un problema histórico los palos que bajo aquel régimen "liberal" se daban a los electores díscolos? Insisto: si queremos tener futuro, tenemos que empezar a hacerle preguntas diferentes a nuestro pasado.

12:12 AM

David P.Montesinos said...

Este es un mensaje para O profundador. He descubierto que blogger envía de oficio los post largos a la carpeta de spam, no sé por qué demonios. He logrado recuperar aquel comentario tuyo que se perdió y te pido disculpas por ello. Lo pongo aquí en tu honor aunque ya no venga a cuento. Si me aceptáis un consejo: cuando escribáis para un blog de blogger, como es este el caso, procurad que, si vais a alargar el escrito, lo enviéis en dos partes. Gracias, O profundador, especialmente por la paciencia.

Jose Zaragoza said...

Me parece una soberana estupidez que se diga que Mourinho solo le echa la culpa a los arbitros o a cualquier cosa ajena al futbol por parte de esa gente que tanto le odia..
Que pasa, que como es un tio sin pelos en la lengua, que es el unico que tiene los huevos de decir lo que nadie se atreve a decir, por eso ya se gana una infinidad de enemistades, y los peores deseos de esa gentucilla que le odia.

Sinceramente, hay que reconocer que Mou es un poco lloron, pero, ¿No tiene razon? Sus criticas son siempre infundadas? Venga,por favor..Ni el es tan lloron ni los que le critican tienen tan poca objetividad ( O eso me gustaria creer).

En cuanto a Lady Gaga, que decir..hicieron una apuesta arriesgada con ella, ya que no se comia un rosco con su aspecto de chica normal. Tuvo que apostar por sus vestidos estramboticos y esos comportamientos con que nos suele sorprender en conciertos y demas para poder llegar a la fama..

En fin, asi es la sociedad de hoy dia.

David P.Montesinos said...

El que desde luego no tiene pelos en la lengua eres tú, querido. Intento no pincharme con las aristas de tu soflama, pero acéptame alguna pequeña matización. Que un personaje sea muy "mediático" y que se exprese con rotundidad y arrogancia no quiere decir que sea el arcangel de las "verdades" que los demás,los supuestos hipócritas, no queremos reconocer. Muy al contrario, Mourinho dice una verdad por cada tres mentiras, y eso es precisamente porque mucha gente le cree, lo cual le permite caer en todo tipo de excesos, incluyendo actitudes tan poco ejemplares como la de negar la legitimidad de los éxitos -los antiguos y los nuevos- del rival. También me llama la atención la habilidad que tiene para distraer la atención sobre sus propios errores, que son numerosísimos, y que a él, sorpredentemente, se le perdonan uno tras otro, cuando a sus predecesores no les pasaban ni una. Lo siento pero, personalmente, Pep Guardiola me parece un personaje mucho más imitable y atractivo en todo, y te lo digo yo que no soy para nada seguidor de su equipo.

En cuanto a Lady Gaga, qué quieres que te diga, me parece un esperpento sin gracia ni sombra de valor de provocación. No veo perversión ni creatividad en todo lo que se le asocia, solo veo una construcción teledigirida de personaje célebre... y mucho aburrimiento en la gente que le sigue. Yo diría que es un personaje virtual en toda la extensión de la palabra... La clave de su éxito es aparecer cada dos días en el noticiario de yahoo con una chorrada nueva que se le ha ocurrido a quienes llevan el personaje para que todos linkeemos como tontos y veamos la publicidad correspondiente.

Joaquín Huguet said...

La tienes tomada con los guiris, David. Al leer tu artículo me he acordado de los famosos anglocabrones de Umbral. No seré yo el paladín de la pérfida Albión, no obstante quiero hacer unas matizaciones. Montesquieu escribió El espíritu de las leyes inspirado en el parlamentarismo británico; y Voltaire, el terror de curas y fanáticos, siempre miraba a Inglaterra como modelo de tolerancia. Está claro que los guiris anglohablantes que pululan por las calles no son ni Dickens ni Shakespeare; ahora bien, mis vecinos ibéricos de fin de semana tampoco son Cervantes y, por fortuna, tampoco Quevedos. El que los británicos hagan de quintacolumnistas en Europa es coherente con su política atlántica que practican desde hace siglos, ya que se volcaron- al revés que nosotros- en su imperio ultramarino y no jugaron al monopoly en Europa. La Unión Europea es de facto un club privado en el que franceses y alemanes se reparten el pastel. Es bastante ingenuo pensar que estos defienden los intereses europeos; no, simplemente, defienden sus intereses nacionales a través de la Unión Europea. ¿Por qué te extraña que los ingleses hagan lo mismo? Por supuesto que son desleales, pero Francia también tiene una larga historia en este sentido. Durante siglos apoyó al Imperio Otomano frente a Europa y- lo que es más grave- cuando los turcos estaban asolando Europa y los piratas argelinos secuestraban españoles- especialmente, valencianos- para esclavizarlos en Argel, uno de ellos, por cierto, se llamaba Cervantes. Había un pacto entre Barbarroja y Francia para que no hicieran lo mismo en el país galo. No seré yo quien le quite los méritos a Francia por sus aportes revolucionarios y culturales a la humanidad, pero no hemos de olvidar tampoco que el precedente de la Revolución Francesa fue la americana, y que en esta se inspiraron los países latinoamericanos para emanciparse de España. Ya sabemos en lo que ha quedado USA. Pero, ¿y la Francia actual? ¿Y Italia, la patria del Renacimiento? Para mí, los peores crímenes que cometieron los británicos no radican en su política europea- en la que ningún país puede presumir de ética- sino en la política de exterminio que practicó en imperio ultramarino. Pero eso ya es otra historia.

David P.Montesinos said...

Hola, Joaquín, me alegra mucho en primer lugar verte por aquí. Tu comentario es lo bastante serio como para que me tome un rato para contestarlo, en aquello en lo que coincidimos y en lo que discrepamos. Mañana te contesto.

Ricardo Signes said...

Espero que no cumplas tu amenaza y que nos ahorres una respuesta seria al comentario de Huguet. Tu alegato en contra de los ingleses es de tanto fuste como pueda serlo cualquier otro en contra de los zurdos, los de Minglanilla o los pecosos. Quizás lo único que cabe oponer a tu desahogo es que ni Stevenson ni Conan Doyle son ingleses, sino escoceses. Y respecto a lo de Huguet, más que agradecerle su aportación, hay que perdonársela. El pobre anda tan encerrado en su Biblioteca de Gotham que a veces se despierta sobresaltado y escribe cosas así. De todos modos no le culpo, David. Has de saber que él es un miembro conspicuo de la Sociedad Holmesiana, además de un gran conocedor y degustador de Dickens. O sea, que le perdonamos el arrebato. Y para quienes no conozcan al interfecto, que se pasen por su Biblioteca: no les defraudará.
PS: en mis adentros siempre he sospechado que el tal Huguet es la reencarnación de un escritor vistoriano maldito.
Saludos.

David P.Montesinos said...

Que el señor Huguet anda metido en sociedades secretas y otras actividades clandestinas es algo que ya sospechaba. Sin embargo, como me cae bastante mejor que usted, voy a insistir en cumplir mi amenaza de contestarle fehacientemente en breve. A usted por el contrario voy a despacharle por el procedimiento de urgencia.

Debo agradecerle en primer lugar su precisión en cuanto al origen escocés y no inglés de dos de las celebridades literarias que nombro. Sospecho que mi lapsus proviene de que irremediablemente asocio el autor con sus personajes, de manera que acaso cuando pienso en Conan Doyle en realidad a quien imagino es a Holmes, y, análogamente, cuando digo Stevenson en realidad quiero decir Jim Hawkins. Y claro, Holmes y Hawkins son ingleses, y que sean personajes de ficción no me parece que, a ojos de alguien como usted, constituya dolo respecto al particular que discutimos. Por otra parte, yo creo aquello que dijo Rimbaud: "mi patria es un idioma". Ya sé que no es lo mismo, para el caso, inglés que, por ejemplo, norteamericano o australiano... Sí, pero respecto a los dos escritores referidos no me parece que, al menos en sus obras más reconocidas, la diferencia entre escocés e inglés sea demasiado relevante. A efectos de precisión, que son unos efectos que a usted, por lo visto, le preocupan en grado sumo, diré "británicos" y santas pascuas. En cualquier caso, si alguien quiere ser reconocido como escocés a mis ojos de tipo algo ignorantón va a necesitar ponerse kilt y tocar la gaita. (Ahora mismo le estoy imaginando a usted, gran reivindicador del nacionalismo de las Tierras Altas, tocado de tal guisa y además degustando un vaso de Loch Lomond. Le sentaría muy bien, piénselo)

Respecto a lo de su ocurrente analogía con pecosos, zurdos y demás, me pregunto si deliberadamente ha optado usted por quedarse con el toque provocativo del título y ha eludido el tono irónico del contenido del artículo. No es cierto que no me gusten los ingleses. Es más, creo que si las islas no existieran habría que inventarlas. Lo que me molesta es el papanatismo. Y en el mundo hispanohablante hay un papanatismo proanglosajón francamente muy cutre y muy paleto.

Ricardo Signes said...

Mi querido David, me entran ganas de convertirme en un troll de tu blog, cosa que haría sin duda si no tuvieras ya comentaristas que se encargan sin saberlo -y sin pretenderlo- de hacer tu cueva cada vez más profunda... hacia abajo. Pero como ando muy ocupado con mis chorradas, de momento me contengo, aunque no prometo nada. No obstante, ya que te pones estupendo con una cita a Rimbaud -un poeta al que cualquier persona que se dedique a la literatura con un mínimo de envidia y de talento debe odiar sin paliativos-, te diré que lo mismo dijo Hitler unos pocos años atrás: "cualquier persona que hable alemán es alemán", lo cual va ni que pintado para invadir los Sudetes o para cualquier otra veleidad nacionalista.
Y que conste que no soy ningún defensor de las Tierras Altas, ni de las bajas, ni siquiera de la Tierra Media. Pero eso no quita para saber apreciar otra cita que me quita y resarce del mal gusto de citarme a Rimbaud. Ese LochLomond, amigo..., ahí me has dado. Y por una copita te perdono todo.

Jorge Ruiz said...

Buenas a todos, en una de mis numerosas travesías por la red de redes he tropezado con este blog y creo que merece que le dedique algo de tiempo.

Sinceramente me proporciona un gran asombro la displicencia de la que usted hace uso en su entrada sobre los ingleses. Un presentimiento me aborda de que quizá haya tenido usted (o no)algún mal recuerdo o mala experiencia sobre este bonito país. Por supuesto que en todas partes hay personajes que no son de nuestro agrado, pero precisamente los que citas me parecen más que respetable.

En cuanto la objeción de Ricardo Signes que ha estado acertado corrigiendote, Stevenson y Conan Doyle son esoceses por lo que creo que estaría bien que te informaras antes un poco.

Quizás se le olviden personajes de los que opino que debería estar orgulloso como Charles Chaplin, Sr. Isaac Newton, Charles Darwin... y sobretodo el gran Stephen William Hawking. Todos ellos personajes que sin duda han marcado y seguirán marcando un antes y un después en la historia mundial.

Saludos, Jorge

David P.Montesinos said...

Querido señor Signes. La copa podemos tomarla incluso sin perdonarnos mutuamente. Desconocía su odio por Rimbaud. (Iba a decir el "poeta francés", pero seguro que resulta ser belga y se ponen ustedes a machacarme por mi displicencia)

Había escuchado esa frase de Hitler, pero, aunque suene parecido, creo que tiene un sentido y unas implicaciones muy distintas a las de la de Rimbaud.

David P.Montesinos said...

Hola, Jorge, en primer lugar gracias por dejarte caer por aquí y por tu comentario.

Creo que merezco cierto castigo, incluso por lo que tú denominas mi displicencia, pero la insistencia en lo de los escoceses creo que sobra. Me bastaría con haber puesto "británicos". No he sido preciso porque no considero tal precisión algo exigible en el tono del artículo, y en ese mismo tono jovial he contestado a la matización que al respecto me hacía Ricardo Signes. Por lo demás no me considero una persona desinformada: sabía que tales señores eran escoceses y que el Canal de la Mancha no está en Cuenca. Si no estuviera expuesto a la imprecisión no escribiría ni diría nada.

No he tenido de otro lado ninguna experiencia desagradable con británicos. Me parece -por añadirle algo al artículo- que la existencia de una entidad política tan extraña como Gibraltar es un insulto, y le aseguro que no lo digo por patrioterismo, sino porque creo que los paraísos fiscales son un agujero negro para la economía europea. Sin embargo, ahí tenemos a la Royal Navy para proteger esta especie de reducto de la piraría y la impunidad.

En mi artículo me refiero también al thatcherismo. Y le recuerdo que el motivo -más o menos banal- que suscita el artículo es el asunto de la boda real, un acontecimiento con olor rancio que fue visto embobadamente por millones de europeos.

Insisto en el tono irónico de algunas afirmaciones del texto. Los que le he dado no sé si son motivos para odiar a los británicos, no pretendo que lo sean. Opino simplemente que, cuando se trata de anglosajones, todo se rodea de una pátina de prestigio a la que creo que es cuestión de salud mental resistirse. Un poquito al menos.

Anonymous said...

Señor Montesinos,

aunque no soy la primera "contertulia" de se da cuenta de este desliz suyo, simplemente quería recalcar una vez más su gran equivocación al hablar en su blog de Stevenson y Conan Doyle como de autores ingleses, cuando todo el mundo sabe que son escoceses. Infórmese, señor Montesinos, infórmese. Es intolerable que usted publique esas incorrecciones sin que le pase nada así que, esta es mi propuesta: "¡Que le corten la cabeza!".

Para estar a la altura del resto de comentaristas yo también quiero dejar claro que conozco el nombre de insignes ciudadanos británicos que, sin duda, van a pasar a la posteridad por su enorme contribución a la ciencia. Allá voy: Victoria Beckham,Benny Hill,... ¡Stephen Hawking es un mindundi! Para qué perder el tiempo con sus teorías sobre si dios existe o no cuando el mundo se rinde ante un señor mayor que persigue a tetonas vestidas de enfermeras.

God save de queen!

David P.Montesinos said...

Vaya, veo que tenemos el día graciosillo. Y el desencadenante de todo esto ha sido Signes. Para tranquilidad suya, señorita, promete escribir mil veces "No confundiré a escoceses e ingleses porque las confusiones hacen llorar al Niño Jesús". ¿Qué? ¿Ar llu satisficed?

Anonymous said...

Señor Montesinos,

su displicencia y su tonillo me hacen pensar que usted ni se arrepiente de sus palabras ni me ha tomado en serio como rival intelectual. Francamente, estoy ofendida... una señora de mi nivel viéndose reducida a este escarnio. No me queda otra, mi honor y el de mi familia me impiden permanecer impasible por más tiempo: le desafío a un duelo. Esa brisa que acaba de notar en la cara no es el vientecillo de la libertad sino mi guante de piel de cabritilla abofeteándole suave pero firmemente.

¿Dónde están ahora sus risas y chascarrillos, señor Montesinos?

Elijamos pronto a nuestros padrinos para que puedan ponerse de acuerdo en cuanto al día, hora y armas a utilizar, aunque Dios sabe que en esto de los duelos cuanto más clásico el instrumento mejor... o, ¿acaso es usted de esos que tienen el florete enrobinao?

Espero respuesta. Pórtese como un hombre.

Ricardo Signes said...

En vista de las secuelas, estaría dispuesto a expedir pasaporte inglés a Conan Doyle y a Stevenson. Lo dicho, my friend, no necesitas ningún troll.

Joaquín Huguet said...

0h, my God! Nada de violencia, por favor. Me temo una segunda parte de Braveheart y soportar a Mel Gibson con kilts una vez en la vida es superior a lo que un hombre pueda soportar. Stevenson se refería a Gran Bretaña simplemente como Inglaterra. De tal modo que lo de británicos les viene un poco por imperativo legal. El anglosajón imperial-el del siglo XIX- es inglés por la gracia de Dios; y los escoceses para ser admitidos en sociedad tenían que ser ingleses, por eso Stevenson disfraza su Edimburgo natal bajo el decorado de Londres. En buena lid, Conan Doyle era irlandés- aunque había nacido en Escocia-, prueba de su fidelidad a sus orígenes es que permaneció católico durante toda su vida. ¿Y Kipling? ¿Era inglés o hindú? ¿O simplemente un cantor del imperio?¿Y qué me dicen de Henry James, quien había nacido en Estados Unidos pero solicitó la nacionalidad británica? Decía Lovecraft que la mayor desgracia que habían tenido los Estados Unidos era haberse separado de la madre patria, Inglaterra. Y no les faltaba razón, porque allí todos tienen su oportunidad: ciegos, gordos, tartamudos y mentecatos pueden llegar a lo más alto; y si no que se lo pregunten a Forrest Gump o a Mister Chance- al que al final de la película proponen a la presidencia de Estados Unidos por su verborrea hortofrutícula alegórica-. Y estoy convencido de que si el luchador manco- película que disfruté cuando era adolescente- hubiera sobrevivido tras haberse cargado él solo al ejército imperial chino (¡ni Rambo en sus mejores tiempos!), a pesar de haber sido lanceado, acuchillado, aseteado y atravesado por decenas de espadas, también habría encontrado su hueco en la tierra de las oportunidades. ¿No me creen? Que se lo pregunten a Bardem y a Penélope, que ha dado a luz a su hijo en Estados Unidos. Eso me suena a RoseMary´baby- para los amigos "la semilla del diablo-. ¿Cómo es posible que alguien tan modélicamente progre tenga un hijo de la piel del diablo americano? ¡Es como si el presidente Reagan hubiera parido a un hijo comunista! No obstante, en América todo es posible. ¿Cómo se reconocía en la Edad Media a los hijos del diablo? Por las pecas, por su color pelirrojo o por haber sido inseminado por un demonio; o sea, que todos los nacidos por fertilización in vitro son candidatos a demonietes. Como ven Ratzinger tiene sus razones para condenar la fertilización artificial.

David P.Montesinos said...

No, no, señor Signes, con usted y con la señorita anónima voy bien servido de moscas cojoneras. Por cierto, el florete no sólo no está enrobinao, sino que anda tan bien dispuesto como siempre, por si acaso alberga la señorita en cuestión alguna duda al respecto.

David P.Montesinos said...

Señor Huguet, con aire más irónico y tan certero en la retórica como en su anterior intervención, a la que he contestado en su blog, "La biblioteca de Gotham", que aprovecho para recomendar a quien pueda leernos, tanto como -mal que me pese- el blog del infame señor Signes.

Que ahora resulte que Conan Doyle fuera -"en buena lid"- irlandés tiene su gracia, aunque debería usted explicárselo a algunos contertulios, más entregados que yo a la disciplina del dato preciso. Me viene a la cabeza aquello que decía Cioran -rumano que siempre escribió en francés- de todo lo que suponía lo que él llamó "vivir con una lengua prestada", una forma de exilio que para el escritor es mucho más profunda que el despatriación puramente física. Estoy pensando también en Conrad, del que siempre he sabido que era polaco, y al que sin embargo se lee como se lee a un escritor inglés. Para colmo, ahora el lugar de nacimiento del autor de "El corazón de las tinieblas" sería ucraniano. Y me vienen a la cabeza también aquellos realizadores cinematográficos que, como Lang, Lubitsch, Wilder o tantos otros hicieron cine europeo en Europa y cine americano en Hollywood.

Qué lío, ¿verdad?, les propongo que dejemos este tipo de preocupaciones a la gente de Esquerra Republicana y similares.

Joaquín Huguet said...

En "buena lid" me has dado una estocada, David. Se me debe haber contagiado la jerga esgrimista de Pérez Reverte. ¡Decir que Conan Doyle era irlandés! Eso sí que es un patinazo y de los buenos. Además, como tú bien dices, son estas cuestiones para el bueno de Carod-Rovira, que para eso entiende de estas cosas y ahora, al otro lado de la barrera, tendrá tiempo de sobra para estas jerigonzas teológicas (perdón por la metáfora taurina). Y si no que se lo pregunten a Nietzsche, que se decía polaco y que llamaba a Kant "el chino de Königsberg". Por eso mismo, porque a varios de los contertulios de poner el reloj en hora se nos van a poner los ojos achinados. A uno de mis alumnos lo llamaban “chini”, porque no veía a lo lejos, entornaba los ojos y se le achinaban (sigo creyendo que no tiene muy claro lo que se encuentra a más de diez metros de su mirada oblicua). A nosotros, algo más maduritos, se nos ha puesto cara oriental de tanto leer la letra pequeña para descubrir sutiles identidades entre los guiris. Antes de la guerra todo era más fácil: todos los orientales, independientemente de su procedencia, eran chinos. Ergo... saquen sus propias conclusiones nuestros internautas y vayámonos a dormir.

Anonymous said...

A/A Señores Signes y Huguet:

Sólo puedo decir que sus últimas intervenciones han provocado en mí una tremenda decepción de la que a duras penas me repongo. Yo pensaba que alguno de ustedes dos, caballeros, defendería mi honor y mi honra metiendo en cintura al autor de este blog y, sin embargo, les encuentro dando cuartelillo a este petimetre de la cueva:

-usted, señor Signes, al que recuerdo como gran ideólogo de esta revuelta y defensor de la verdad, ahora estaría dispuesto a cambiarles el pasaporte a estos autores que, sin duda, deben estar revolviéndose en sus tumbas ante semejante propuesta.¿Cómo se puede jugar así con la vida de los muertos?

-usted, señor Huguet, al que yo consideraba hasta este momento el único intelectual a mi nivel en esta gruta de perdición, se desmarca con tremenda declaración acerca de Meg Gibson. Caballero, si usted no ha sido capaz de comprender la grandeza y la trascendencia estética y artística de contemplar las pantorrillas de Meg, corriendo libres y lozanas por las praderas, cual potrillos salvajes, entonces, es que usted no ha entendido nada de lo que yo pensaba que usted entendía.

Ninguno me deja otra opción: cabritilla para los dos.

Estará contento, señor Montesinos, dos almas puras arrancadas para siempre de la rectitud y de la verdad gracias a usted. Estoy indignada. Abandono esta cueva para siempre en medio de un profundo dolor, y a punto de darme un vahído, chica.

Y, por cierto, si usted dice que su florete está bien, habrá que creerle, pero que conste que aquí nadie lo ha visto relucir. Usted sabrá.

David P.Montesinos said...

A valiente ejército se encomienda usted para que la protejan, señorita. Por lo demás, puede usted irse de la cueva a buscar floretes relucientes donde más le plazca.

David P.Montesinos said...

Señor Huguet. Es curioso lo de Konigsberg y su prócer filosófico. Actualmente se llama Kalingrado, y resulta que, tras formar parte de la Prusia Oriental, pasó a formar parte de la Unión Soviética, y ahora es una localidad rusa. Qué quiere que le diga, tan "alemán" era el autor de la Crítica de la Razón Pura como ruso fue Leon Tolstoi, pero seguro que ahora aparece Signes y nos recuerda que era birmano o algún exotismo aún peor. Ya se lo he dicho: qué lío tan farragoso esto de las nacionalidades.

Joaquín Huguet said...

1.Estimada señorita, puedo soportar contemplar las pantorrillas del inefable Gibson pero no sus posaderas; eso sí que no. Hay una escena en Braveheart, como todos recuerdan, en la que la turba escocesa desafía la flema inglesa, demostrando a los escépticos lo que ocultan esas magníficas faldas a cuadros. Por lo demás, estoy dispuesto a batirme por usted en la Cueva de Montesinos, en la guarida del forajido Signes (con zapatos de ante azul o sin ellos) o en cualquier otra madriguera no menos peligrosa. Y eso que estoy herido, porque el caballero Montesinos me ha dado una buena estocada. ¿No se llama este blog la Cueva del Gigante? Espero que el todopoderoso administrador de este blog tenga paciencia con nosotros y no nos mande a las profundidades del Tártaro (que para mí tiene la forma de una película de Mel Gibson, Robin Williams, Brad Pitt, Angelina Jolie y toda su infinita cámara de horrores). Pero todo eso y mucho más estoy dispuesto a soportar con tal de defender su honor frente a estos malandrines.
2.A propósito de Kaliningrado, les invito a ver un video que se llama “Destruyendo Königsberg”, en el que se muestra cómo convertir una bonita ciudad en una colección de horribles cajas de zapatos (comenzando por el castillo de Königsberg). Y para rematar el bucle recuerdo unas declaraciones polémicas del príncipe Carlos, en la que reclamaba la recuperación de la fisonomía de Londres tras los destrozos de la segunda guerra mundial. Estas declaraciones levantaron polvareda entre los arquitectos. ¡Precisamente entre los que mas deberían haber velado por su patrimonio nacional!

Anonymous said...

Al fin, señor Huguet

un caballero a la altura de su leyenda -y de su Biblioteca-. Su valiente ofrecimiento me devuelve al lugar que me corresponde, que es muy alto, y hace que los malandrines se retiren cobardemente a su escondites. Así pues, no parece necesario que derrame su noble sangre, por ahora.

Le pido mis más humildes disculpas por haber dudado de usted; durante unos instantes fui débil y se me nubló el juicio. Pero le aseguro que, en lo que a usted respecta, nunca más volverá a pasar.
Gracias de nuevo. Sus palabras me han devuelto la serenidad de espíritu que me caracteriza y, de paso, también el hambre. Así pues, y siendo ya la hora que es, me despido de usted por el momento -y del resto de ojos que nos leen también.

Buenas noches.