Friday, December 30, 2011


1. PARECE UN CHISTE DE CHUMY CHÚMEZ, quien entendió perfectamente que el humor sólo es verdaderamente consecuente cuando es humor negro. Hombres hechos y derechos compitiendo por exhibir un llanto más histérico y convulso. Se me ocurre si, durante las exequias en medio de la nieve, es el frío -que se adivina tremebundo- el que desata la orgía de lágrimas. Ya lo ven: un país entero entregado al oficio de la plañidera. No ha mucho que en nuestro país se reconocía todavía como oficio el de la llorona de entierros. Es un poco como esas estúpidas risas enlatadas de las sit com de la tele, que nos indican cuando hemos de reírnos, pero a la inversa. El problema es que en Corea del Norte, por lo visto, se llora estos días sin interrupciones y sin derecho a objetar. Cada fiel miembro del Partido -me pregunto si hay algún norcoreano que no pertenezca al Partido- tiene que pegarse un baño de lágrimas espectacular en cuanto aparecen las cámaras de la televisión, manera muy posmoderna que el régimen elige para convencer al mundo exterior de que a todos les da mucha pena que se muera "El Querido Líder".

En La República equipara Platón al tirano con el más desgraciado de los hombres. La cárcel que habita es el mayor infortunio, pues vivirá permanentemente atemorizado ante la perspectiva de ser asesinado por cualquiera de los que mantiene esclavizados. No dejará de envidiar la vida del más humilde de sus siervos, el cual sí puede deambular sin miedo por el mundo. Qué triste sería obligar a alguien a llorar por mí. Pero ¿y durante la vida? ¿Es sincera la sonrisa de quien me sirve el té? Sospechar que no hay amor en las palabras de amor, sino miedo, el miedo que se presiente incluso en mis propios hijos. ¿Y el orgasmo de la amante? ¿No habrá sido también fingido?

No deja de sonrojarme la aparición en estos días de cierto ciudadano español llamado Alejandro Cao de Benós, que trabaja desde hace años para el régimen norcoreano. El caballero desmiente cada una de las evidencias que le muestran sobre los crímenes más atroces de Kim Jong, al que sin ningún rubor llama también "Nuestro Querido Líder". Dice haberse sumado al proyecto revolucionario norcoreano debido a sus profundas convicciones marxistas, y denuncia la perversidad de la propaganda capitalista, que inventa toda suerte de mentiras sobre el régimen para desacreditarlo ante el mundo. No acabo de saber muy bien por qué les preocupa tanto, pues parece importarles un comino lo que piensen de ellos. Se me ocurre si el tipo podría ser un parado que decidió hacerse súbdito del Querido Líder para salir de la miseria y vivir dignamente. Pero no, me temo que lo que dice se lo cree de verdad.

Esto hace que el chiste sea más malo, qué vamos a hacerle.

2. Lo peor que tiene la ortodoxia comunista es que uno, o se convierte en una especie de papanatas como el tal Cao de Benós, o se instala para siempre en la melancolía, convencido de que la especie humana no está -pobrecita- madura para asumir su propia redención. A mí no haber estado nunca demasiado convencido de nada, me ha corregido la miopía de quien, por defender las bondades de una ideología, decide pasar por encima de todo tipo de atrocidades. La cuestión es asumir, de una vez por todas, que la Revolución ni se ha realizado ya, ni ha fracasado, ni podemos declarar solemnes que "es un imposible". Lo que sucede es que, simplemente, no sabemos qué es la Revolución, no hay gurú político ni Nostradamus que pueda dar cuenta a priori de cómo hacen las masas para librarse de sus cadenas o para regresar a ellas.

Mientras tanto, sabiendo reconocer que la Revolución no sucede ni dónde pensábamos, ni cómo pensábamos, ni cuando pensábamos, se me ocurre pensar que el año que termina deberá ser recordado por la historia como el del 15-M y, muy especialmente, como el de la Primavera Árabe. La degollina cuyas noticias llegan diariamente de Siria no debe confundir el diagnóstico: los pueblos árabes, y muy en especial los jóvenes árabes, le están dando una lección de valor y solidaridad a una Europa paralizada por el terror a la pobreza y la incapacidad para rebelarse contra los mandarines.

3. Suelo ser muy crítico con el consumismo y todo eso de la superficialidad pequeño burguesa que nos obliga a adquirir mercancías y bla, bla, bla, bla... Para colmo detesto la oficialización de los afectos, los besos impostados, los decretos que nos obligan a divertirnos... Me cuesta sin embargo compartir este estado de ánimo tan extendido por el cual parece que lo mejor que podríamos hacer con la Navidad es suprimirla del calendario. Tradicionalmente me han sobrevenido todo tipo de desastres personales y familiares en estas fiestas. Ustedes pensarán que eso es más a favor de la anterior opinión... Pues no, lo que yo deseo, un año tras otro, es que mi madre vuelva a hornear el cordero, que haya regalos, que pongan ¡Qué bello es vivir!, y que mañana, con la resaca de año nuevo, los tipos trajeados de la Ópera de Viena batan palmas al compás de la Marcha Radetzky un rato después de que unos señores con mono amarillo den saltos de esquí. Así soy de convencional, ¿qué se pensaban?


4. La cara hinchada de Iker Casillas en el partido de la fundación benéfica que dirige es el gesto navideño con el cual decido quedarme. Una reacción alérgica producida por algún alimento ingerido le puso la jeta como un cromo.Cualquiera de esas estrellitas que salen al mundo maquillados como una puerta y con el peinado impecable se habrían quedado encerrados rumiando su mala suerte y rezando para que los mofletes volvieran al sitio. (Sí, malvados, estoy pensando en el tontarras de Cristiano Ronaldo, pero no sólo en él) Iker sabía que no podía faltar a ese su partido, era demasiado imprescindible. Bromeó sobre su careto inflado y salió a jugar. Así es este tío.

5-En los próximos días aparecerá una nueva colaboración mía en la revista virtual Ojos de papel. ( http://www.ojosdepapel.com/ )Ya les informé sobre el tema -los zombis- que debatimos recientemente en dicha revista. En esta ocasión hablaremos sobre el impacto de las series de televisión americanas en la actualidad. Les aseguro que merece la pena. A mí me toca comentar el libro Teleshakespeare, de Jorge Carrión. Feliz año, amigos.

4 comments:

Ricardo Signes said...

Guy Delisle en uno de los mejores cómics de los últimos años, "Pyomgyang" (editorial Astiberri), nos ofrecía un reportaje sobre Corea del Norte que ponía a prueba la capacidad de asombro de cualquier lector, -a menos que se apellide uno Cao y sea marxista-leninista, circunstancia que necesariamente atrofia los músculos participantes en el ejercicio de la risa-. Al ver en los telediarios estos días esas muestras masivas de duelo por la muerte del dictador, más allá del recuerdo de las situaciones kafkianas que recoge el cómic (y aquí debería pedir disculpas por el epónimo, porque ni siquiera este es capaz de recoger la característica mezcla de absurdo. comicidad, dramatismo y miedo que rodea la vida cotidiana en Corea del Norte) me preocupa la enorme capacidad de los totalitarismos para anular al individuo y, sobre todo, el desconocimiento que de esto tienen nuestros alumnos. En este sentido esta obra de Delisle podría ser una lectura de referencia en los institutos.
Un saludo a todos los merodeadores de esta cueva y feliz 2012.

David P.Montesinos said...

Vaya, tenía que haber hablado de ese cómic, que por cierto me dejaste tú y del que disfruté como un gorrino. Alucinante aquel episodio, sospecho que totalmente real, en que asomado a una ventana del hotel, el protagonista observa que muchos norcoreanos deambulan caminando al revés. Luego descubre que no se está volviendo loco, que en realidad el Amado Líder ha recomendado a sus súbditos -seguramente también "queridos súbitos- que practiquen como él la "gimnasia inversa". Hay que joderse. Me estoy acordando del líder dictatorial de aquel país futuro al que llega Woody Allen en El dormilón. Se le conoce como "El Jefazo". Feliz año para ti y tus allegados.

Isabel Zarzuela said...

¿Convencional? :-) Es muy difícil no serlo en estas fiestas.

Feliz año.

David P.Montesinos said...

Pues, sí, Isabel, tienes razón. Felicidades también para el Magno y la Magna.