Friday, April 26, 2013



FACEBOOK

Recientemente me abrí una cuenta en Facebook. Antes de eso podía presumir de dos cosas en la vida, no pertenecer a ninguna red social y no tener teléfono móvil. Es una fanfarronada irresponsable, en nada tendría por qué empeorar mi vida disponer de un móvil y dudo mucho que a estas alturas yo pudiera convertirme en uno de tantos millones de zombis que van por la calle sin levantar ni la vista ni los dedos del dichoso aparatito. En cuanto a facebook, me apunté por qué al estar dado de alta podía acceder a algunas fuentes de información que me interesaban. Como el uso que inclina a la mayoría de la gente a entrar en Facebook -exhibir su vida privada a otras personas- no me excita gran cosa, decidí abrir la cuenta con mi nombre sin foto ni datos de ningún tipo, pues, sinceramente, no creo que a nadie le interesen ni mis grupos predilectos, ni mis imágenes en la piscina, ni la cara de imbécil que se nos pone a mí y a mis amigotes cuando estamos borrachos, ni lo mucho que odio a los tipos soberbias y a las tipas que van de duras... en fin, todas esas cositas que parece que la gente pone en el "Muro" diseñado por Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y considerado como el billonario más joven del mundo.

Lo que sé de Zuckerberg proviene de La red social, el film donde se nos relatan las circunstancias del inicio de este fenómeno de masas que parece haber desencadenado la mutación en la Red que hemos terminado conociendo como Web 2.0. Lo que por lo visto supone esta mutación es el paso de un entorno internáutico pasivo, donde nos limitamos a visitar la información que alguien decide colgar en la Red para obtener difusión, a otro donde lo decisivo es el llamado "software social", es decir, la aportación colectiva. El cambio respecto a la gestión de contenidos es brutal, pues la unilateralidad de la Web 1.0 deja lugar a un modelo donde parece consumarse el sueño fundacional de internet, es decir, la interoperabilidad, o, lo que es lo mismo, la creación de una verdadera comunidad virtual.

Todo esto está muy bien, no tengo ninguna duda de ello pese a la fama que me estoy buscando de analfabeto tecnológico. Internet le ha otorgado posibilidades a mi vida que de ninguna manera habría encontrado si ésta no existiera, y conviene recordar que hablamos de un invento reciente, hace apenas veinte años que llegó a España, y no mucho más de doce que se extendió su uso en los hogares. No deja sin embargo de inquietarme la falta de debate con la que se universaliza el uso de una determinada tecnología, como si Facebook sólo tuviera consecuencias positivas, como si fenómenos tan exitosos no estuvieran destinados a marcar la evolución de las mentalidades y las costumbres. Durante décadas leí insistentes informes sociológicos sobre los peligros de la televisión, un medio con un poder colosal y que ya presidía el comedor de mi casa cuando yo vine al mundo. Me cuesta hablar de cómo nos ha cambiado la tele porque ya nací con ella, pero internet sí que irrumpió en mi vida, y lo hizo cuando mi mapa cognitivo y moral ya estaba razonablemente configurado. Soy, como ahora se dice, un inmigrante digital, y, por tanto, creo que no es mala idea exponer, en especial a los nativos digitales, algunas impresiones sobre esta especie de tsunami que nos golpea con sus oleadas de manera tan veloz y contundente que se diría que lo que no tenemos es tiempo para pensar.

Pensemos. De entrada me preocupa poco si lo que cuenta La red social se ajusta o no a la historia real. No me extraña que el propio Zuckerberg rechazase el film, pues no queda nada bien parado. Pero, insisto, no me preocupa tanto si todo ocurrió tal cual, porque más que a un personaje real, lo que pretendo juzgar es la naturaleza del territorio hacia el cual parece que van deslizándose las relaciones humanas. Dado que no dispongo de espacio para una digresión fuerte al respecto, me limitaré a exponer, sin orden y a modo de tentativa, mis notas del visionado de la película. Helas.

1. "Tu problema con las chicas no es que seas un friki, es que eres un gilipollas". Esto es lo que una bella joven de Harvard le dice a Zuckerberg después de que, en la primera escena del film, comprobemos que, efectivamente, el joven, en su relación con la gente en general y con las mujeres en general, es paranoide, egoísta, delirante, acomplejado y cínico. "Gilipollas" significa eso para la chica, pero yo aportaría otra luz: es un joven sin duda avispado pero sin experiencia que no conoce a las demás personas tal y como él cree conocerlas; en otras palabras, no se ha ganado el derecho a ser cínico. Él, desde luego, cree saberlo todo, pero acaso es solo un listo sobreinformado con muy pocas horas de calle y muchas de ordenador en las mazmorras del autoaislamiento, que son por cierto las más lóbregas que existen. 

2.  Un hacker, es en gran medida, un cobarde. Si algunos lo convierten en héroe juvenil de nuestro tiempo es porque, probablemente, también son unos cobardes.  ¿Saben cómo apareció Facebook? Rabioso porque la chica antes aludida le desprecia, Mark se infiltra en las webs de los estudiantes de Harvard para robar las fotos y la información de las chicas, creando a continuación una página en la que la gente que entra ha de decidir quién es "la más calentorra de todas éstas", o se compara con algún animal a cada una de las que aparecen. Es una broma profundamente dañina y que algunos que se aburren consideran graciosa, la realidad es que responde a una venganza de Zuckerberg contra una mujer, contra las mujeres en general y contra el mundo.

3. Hay millones de tipos como Zuckerberg en el mundo, igual de resentidos, igual de miserables, igual de amorales, igual de convencidos de que saben mucho más de todo que sus congéneres. La diferencia es que él inventó Facebook y se ha hecho rico, por eso es billonario y le dedican una película. 

4. El héroe de los tiempos que corren es mentalmente rápido e insolente. En el juicio al que le somete la dirección de una institución tan formal y prestigiosa como Harvard exhibe su desprecio a los códigos normativos que esta universidad proclama sagrados. No estoy seguro, sin embargo, de que sea la actitud de un hombre valiente, es más bien un chulo exitoso, de esos sobre los que se rueda un biopic, olvidando la masividad de chulos fracasados. Sinceramente, no veo la épica en la historia de Zuckerberg; tampoco encuentro un trasunto dramático, no hay conflicto de identidad, no hay un profundo dolor del alma ni un corazón atormentado. Zuckerberg no es un Albert Einstein, genio que revolucionó la mirada científica y que fracasó en la escuela, tampoco un Galileo capaz de enfrentarse al Poder. Zuckerberg es una criatura de un tiempo hecho a la medida de tipos audaces y espabilados como él. 

5. Cuidado, Zuckerberg es un indeseable, pero los hermanos Winklevoss que litigan con él por la autoría de Facebook no son mejores que él, por más que se presenten como "caballeros de Harvard", estudiantes a la vieja usanza, respetuosos del emblema y las tradiciones y que insisten en que hay cosas que en Harvard no se deben hacer, por ejemplo ir a juicio contra otro estudiante por pasta. Zuckerberg presenta su conflicto con los gemelos Winklevoss como una lucha de clases: "estos dos hijos de papá me denuncian porque por primera vez en su vida algo no les ha salido bien".  Los ve como unos hipócritas, enemigos de la libertad que quieren mantener viejos privilegios y estrangular la igualdad de oportunidades; una vez más el sueño americano para excusar conductas indecentes. Para ellos, Mark sólo es un arribista, un bárbaro sin modales que sólo quiere dinero. Los dos bandos tienen razón en lo que achacan al otro, ambos son nefastos. 

6. Lo que está pasando con internet es inaudito incluso dentro de la historia del propio capitalismo. Mientras los gerifaltes de Harvard juzgan al joven estudiante, éste se atreve a decir que en ese mismo momento podría comprar Harvard entero si le apeteciera. Parece ignorar que algunas cosas no se compran porque no pueden ser vendidas, ¿o sí puede venderse Harvard? Lo cierto es que un adolescente puede hacerse rico en semanas y revolver el tapete con una facilidad asombrosa. En cierto modo, se está conquistando el Oeste. Cualquier atrevido que llegue antes puede colonizar y apropiarse de territorios inmensos, y la ley tarda siempre demasiado en llegar. Pero hay una diferencia: el territorio no existía antes de que los pioneros llegaran, no estaba habitado por indios a los que exterminar, todo es virtual, todo es inventado, cualquier cosa es posible, lo cual si lo pensamos detenidamente es tan ilusionante como aterrador. Los jóvenes imitadores de la gente como Zuckerberg, cuyos antecesores directos son Jobbs o Gates, ha asumido que en el nuevo capitalismo ya no se trata de encontrar un empleo, sino de crearlo. Sugerente, sí, pero no deberíamos olvidar que esa convicción forma parte de la misma corriente que ha precarizado el mundo laboral, ha enviado al garete derechos que conquistaron los trabajadores a costa de mucha sangre durante décadas y ha vuelto nuestras vidas más inseguras y nuestras biografías -esas que colgamos en el Muro de Facebook- más incontrolables e inciertas. 

7. Un amigo pide información a Mark sobre una chica, lo cual pone a éste sobre la pista buena: el dichoso algoritmo tiene el poder de traducir el mundo de la vida a datos digitales. Esto es por supuesto una mentira, pero la pesadilla consiguiente puede hacerse real si interiorizamos el juego y somos nosotros mismos los que convertimos la experiencia en información convertible al modelo Facebook. A fin de cuentas, sólo se trata de saber si la chica es guapa, si tiene novio, si lo busca, si me la puedo follar... Facebook es definida por uno de los protagonistas del film como "la auténtica digitalización de la vida real". Vas a una fiesta y luego tus amigos la pueden ver on line: "vivíamos en granjas, después en ciudades y ahora vamos a vivir todos en internet". 

8. "Has venido a California por fin, Mark, has tomado la decisión correcta". El Oeste es el capitalismo sin delicadeza, allá va uno a hacerse obscenamente rico. Difícil no acordarse del California dream de los hippies de los años sesenta o de aquella Tierra Prometida para los pioneros. En California está Sillicon Valley, que recibe un tercio del "capital de riesgo" que se invierte en los USA. 
Allá en California se configuraron los códigos del Muro de Facebook. Eran un grupo de jóvenes que trabajaban 36 horas seguidas sin dormir, en un ambiente extrañamente informal y festivo, como en una francachela adolescente que recuerda a aquellas fiestas de alcohol y drogas de los años sesenta. Nada que ver con la circunspección calvinista en la que suponemos que se tramó el capitalismo contemporáneo. 


9. La Red Social acaba cuando Erica Albright, entonces abogada en el caso de los derechos de propiedad, vuelve a despreciar a Zuckerberg. Al regresar a casa, Mark busca su perfil en Facebook. No la agrega como amiga. 

10. Todos los días me llegan docenas de peticiones de amistad por Facebook. No lo entiendo, soy un tipo más bien antipático y algo cobarde para la amistad, no entiendo que algo tan laberíntico como el afecto se resuelva tocando una tecla, pero ya les he dicho que soy un emigrante digital, sospecho que es una terrible limitación.  

5 comments:

Anonymous said...

Efectivamente, un idiota como Zuckerberg triunfa gracias a que existe una inmensa cantidad de gente tan idiota como él o más.

Internet no va a cambiar la humanidad para mejor, es un simple medio de comunicación, como tal, un recurso más con el que cuenta el poder para adoctrinar a las masas o conocer sus inquietudes. La clandestinidad nunca fue más transparente.

¿Puede venderse Harvard?. El capitalismo es siniestro, vergonzante, depravado. Pensar en el sistema capitalista como sinónimo de libertad económica es un error. Que cada cual sea libre de hacer lo que quiera con sus cuatro pesetas no es la base del capitalismo. Utilizar los recursos de un estado para mediar entre una empresa armamentística privada y un país dispuesto a comprarlas es el "A" del capitalismo. Armar hasta los dientes a una potencia que a la postre se convierte en una amenaza, obligando al estado que hizo de mediador a armarse de la misma forma, es el "B, C".
Lo peor de todo esto es que es la población quien sufre las tensiones.

Resulta patético que esta sociedad de zotes reciclados en borregos interactivos estén tan amaestrados que no sean capaces de plantearse si alguna vez vivieron en un mundo más o menos tranquilo. Si recuerdan si acaso un par de años donde no existiese una amenaza nuclear, un inminente conflicto bélico, una amenaza terrorista, un bloqueo económico, un aviso de pandemia o directamente la quiebra de los pueblos como castigo por "haber vivido por encima de sus posibilidades". Eso es capitalismo.

Por supuesto que Harvard puede venderse ¿estamos seguros de que no se ha vendido ya?

En tanto internet solo refleja como es la población offline, no facilita la comprensión, estimula la razón o trae la verdad revelada, internet es un truño, por cierto, al igual que la película sobre esta lumbrera.

Un saludo

David P.Montesinos said...

Buenas noches, disculpe que no haya podido contestarle antes. No creo que La Red Social sea un truño, me pasa como a Carlos Boyero, que el producto me parece digno,pero que tiene que lidiar con el problema de que sus personajes son, palabras textuales del crítico, "un hatajo de abortos". Me resulta en cualquier caso más difícil aceptar sin ambages el mismo calificativo para internet. Mi sentido de la prudencia, si es que lo tengo, me invita a no ser tan taxativo, diría que no se debe estar en contra de internet por la misma razón que no se puede estar en contra de la imprenta o de la televisión. No son medios neutros, desde luego, ningún medio lo es pese a que su nombre mismo induzca a pensar lo contrario, pero es toda una galaxia cultural de lo que estamos hablando, estamos ante un ciclo nuevo de la cultura global, y no me cabe duda de que todo ello está surgiendo una manera de estar en el mundo distinta a la que conocimos, un fenómeno que es ya claramente perceptible en los jóvenes con los que trato a diario. Internet trae cosas nefastas y cosas extraordinarias, es como una gran ola que a su paso derriba muchas cosas y también va creando muchas a su paso. Asisto, como no nativo, con enorme interés a todo este fenómeno dentro del cual, por cierto, nos hemos conocido usted y yo, mi anónimo amigo.

Del ínclito Zuckerberg -y sospecho que ya estoy pensando mucho más en el personaje de la peli que en el individuo real- no diría que es un idiota, en todo caso me parece un indeseable, pero representa el éxito de una manera de hacer las cosas que, además de inquietante, me parece en muchos aspectos novedosa.

Anonymous said...

Tiene razón, quizás hubiese sido más acertado emplear el calificativo de indeseable en vez de idiota, lo que ocurre es que no hubiese podido añadir lo que siguió, no soy lo suficientemente cafre como para decir que gran parte de quienes se fascinaron con el invento de este tipo fuesen unos indeseables.

En cualquier caso no usé el termino como sinónimo de retrasado mental. Justamente el diagnostico que debería reconocer de forma definitiva en mí si sostuviese que internet es totalmente negativo.
Cada avance tecnológico siempre supuso la renovación de la esperanza de aquellos que soñaban con una población menos borrega, manipulable. Sin duda tenemos motivos para felicitarnos con la llegada de la imprenta, la radio, la televisión etc. Pero más aún tendrán los religiosos, pódium indiscutible en ventas, los grupos mediáticos creados por holding financieros, políticos, morales.

Con internet llega manipulación 2.0. Ahora es posible llegar a más gente, más rápido pero sobre todo seguir el proceso en tiempo real.
Pueden lanzar globos sonda, alentar protestas controladas, cambiar el foco, magnificar, minimizar, despistar, asustar etc. Todo ello a un clic de ratón.

A medida que se completa el proceso la mutación es vertiginosa. Tengo conocidos que incluso en su época estudiantil hacía falta autentica ingeniería humorística para que esbozaran una sonrisa, ahora se parten (aparentemente) mientras te enseñan una chorrada de video o te mandan un mail con sandeces propias de un lactante.

En las redes sociales ya empiezan a establecerse clases, aquel que dice algo interesante en más de dos o tres ocasiones termina perteneciendo a los marginados al igual que un indigente en la vida offline, por supuesto para esto están los trending topic. Jamás una imbecilidad se extendió e implanto en la población como ahora.

Conozco personas que tienen una creencia ciega en que internet posibilitará un cambio tremendamente positivo en la humanidad. Yo mismo colaboré en tiempos prehistóricos, como miles de chavalines de la época, porque creíamos en esa idea. Lo que hoy creo es que sin internet, sería imposible joder a las gentes como ahora, desmontar el chiringuito social o canonizar al capitalismo (el de verdad) sin que la gente levante la mirada del suelo (en este caso del Ipad)

De cualquier forma espero que disfrute de las redes sociales sin que le abduzcan.
No tengo muy claro que la película sobre el señor Zuckerberg no tenga en el fondo el mismo propósito que el de la familia Jones. De otra forma comprará la productora.

David P.Montesinos said...

No es mi intención llevarle la contraria por sistema, en todo caso suelo contestar en relación a aquello de lo que discrepo o que me parece matizable. La intervención que acaba de tener me ha resultado especialmente atinada, de manera que, como tampoco estoy de acuerdo en todo, me tomo un tiempo de reflexión y si a usted le place le contesto mañana.

David P.Montesinos said...

Estoy leyendo un ensayo francamente interesante de Antonio Méndez Rubio, "La desaparición del exterior". Defiende la teoría de que estamos viviendo en una situación que denomina "fascismo de baja intensidad". El panorama que dibuja se parece en bastantes cosas al que usted presenta. Comparto la sensación de desencanto, aunque, vuelvo al asunto de la botella medio llena, algunos de los problemas que usted detecta y que parece juzgar irresolubles y fatales abren algunas zonas de sombra que a mí sí me despiertan esperanzas respecto al fenómeno internáutico. En cualquier caso, cualquier posición acrítica sobre el fenómeno, como si hubiéramos de celebrar sin más las fabulosas posibilidades que nos brinda la tecnología de los circuitos integrados bajo el supuesto de que sólo puede traer cosas buenas, me parece absolutamente indeseable. Dice MR: "el hombre anónimo se enreda en los media, en su dominio ubicuo y visible, haciendose el mismo invisible,irreal, fantasmagórico. Sólo así pueden sus actos de habla reducirse a intercambios estandarizados, reproducidbles, de formato estable y asimilables a un medio de control codificado y neutro: el dinero".