Thursday, February 05, 2015

YO SÍ ME ACUERDO




Platicamos insistentemente sobre Podemos, le damos vueltas y más vueltas a las corruptelas y las negligencias del PP... ¿Y el PSOE? A fin de cuentas es -o era, que esto también hay que empezar a cuestionárselo- el partido que aglutina a la socialdemocracia, el horizonte ideológico más determinante en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En la España democrática el socialismo fue un agente institucional de transformación cuyo mérito habrá de reconocer la historiografía, pues sobre sus errores e inmoralidades, que las hubo y en cantidad, ya han corrido ríos de tinta. 

¿Por qué no volver a confiar en ellos ahora, cuando ya es tan evidente que derrotar a la derecha se ha convertido en una prioridad? Soy uno más de esos tipos aburridos que no aceptan que dé lo mismo que gobierne el PP a que lo haga el PSOE. Es más, conozco a muchos que, pese a realizar esa identificación tan forzada, suspiran después para que ganen los segundos antes de que lo hagan los primeros, ante lo cual estaría bien pedir coherencia. Sin embargo guardo memoria de demasiados episodios que invitan a pensar que en la actualidad populares y socialistas ocupan el mismo espacio político. Deducimos entonces que sólo mientras se encuentra en la oposición le sería dada al PSOE la posibilidad de adscribirse a un ideario de izquierda, lo que le convertiría en el partido impostor por excelencia. 

Les relato uno de estos episodios. Lo recuerdo muy bien.

Hace como unos doce años yo escuchaba con enorme interés las duras críticas que, desde la oposición, lanzaba una joven diputada socialista hacia la labor de la entonces ministra de educación, Pilar del Castillo. Aquella joven resuelta y perfectamente documentada, dueña de una elocuencia convincente y acaso seductora, se llamaba Carmen Chacón. Hoy, cuando la comparo con el simpar Wert, Del Castillo se me antoja una persona educada y una responsable con un mínimo sentido institucional, pero el hecho es que la línea crítica de Chacón era correcta y eficaz. 

Una y otra vez insistía, muy pedagógicamente, en explicar a la ciudadanía española que el sistema de conciertos con la escuela privada -de titularidad religiosa casi toda ella- que el PP desarrollaba, estaba triturando a la escuela pública. (Quizá Chacón, por su juventud, ignoraba que en origen el sistema de conciertos fue una idea socialista, pero ésta es otra cuestión) Bajo la etiqueta liberal de la "libertad de elección", la derecha española encubría una trampa para propiciar la brecha socio-económica: los colegios concertados aplicaban criterios de selección de alumnado propios de empresas privadas, pero vivían del erario público. Como esto no les eximía de cobrar cantidades considerables a su clientela, se apuntalaba el modelo que hoy nos encontramos: las familias humildes llevan a sus hijos a la escuela pública, las que pueden permitírselo los llevan a la concertada. Quien acude a la red concertada, sabe que, normalmente, sus hijos no se van a mezclar con inmigrantes ni con alumnos conflictivos. Es la pública la que, no pudiendo filtrar al alumnado, tiene que albergar a todos aquellos que, por razones de distinta índole, no son aceptados en la concertada. ¿Mercantilización de la educación? Es mucho peor que eso: la escuela es un negocio, pero no lo pagan sólo sus clientes -como mandan los cánones liberales-, lo pagamos todos. 

Nadie ha explicado esta trama mejor desde un Parlamento que Chacón. El día que el PSOE ganó contra todo pronóstico, yo no tuve duda de cuál sería el destino de esta prometedora diputada. Me equivoqué, no la nombraron ministra de educación, sino de defensa. Ella se debió quedar contenta, yo no, yo me sentí timado. Y me sentí mucho más en la medida en que la ministra que nombró Zp no hizo nada de lo que la labor de oposición realizada en los años anteriores invitaba a pensar. Lo diré más claro: durante los ocho años de que dispuso, que no son pocos, el PSOE no hizo prácticamente nada en educación, no cambió nada, su ley de educación apenas rozó las enfermedades fundamentales del sistema educativo español. 

¿Y ahora? ¿Qué podemos pensar que pasará si el PSOE vuelve a gobernar? Sin duda derogarán la Ley Wert, pero eso no les va a diferenciar de los demás, pues todos los partidos del arco parlamentario se han comprometido a acabar con dicho esperpento. Suponemos que harán otra y que volverán a meter lo de Educación por la Ciudadanía, que les sirvió a ellos y a sus oponentes para mantener un debate estéril durante años. Los problemas de verdad son otros. ¿Atacarán dichos problemas con la nueva ley? 


A lo mejor se lo podríamos preguntar a Carmen Chacón. 

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