Thursday, February 17, 2022

ESTO NOS FALTABA POR VER



No soy capaz de decir nada impactante ni original de la crisis del Partido Popular. "Es lo que nos faltaba por ver en la política", afirma un locutor radiofónico. A mí me recuerda a esa imagen de un equipo de fútbol cuyos jugadores, en pleno partido la emprenden a golpes entre ellos, mientras son el árbitro y los futbolistas del equipo rival los que intentan separarlos. No sé si nos faltaba esto, pero a mí no me escandaliza ni me sorprende. Es una más de tantas intrigas palaciegas -llámenlo "juego de tronos"- de las que tenemos noticia. (Debe haber muchas más de las que, por suerte, no nos enteramos, claro) 


La espectacular dimensión que este turbio asunto alcanza tiene que ver con la debilidad de una dirección que vuelve poco menos que legendarios los tiempos de Aznar o de Rajoy... por no hablar de los de Fraga. Como dijo Marx -le cito por chinchar-, "hoy todo lo que era sólido se desvanece en el aire". Alianza Popular, después Partido Popular, ha sido una organización casi granítica durante cuatro décadas. Yo he dicho muchas veces que una cosa que tenemos que aprender de ellos en la izquierda es cierta disciplina. No digo que haya que actuar a toque de corneta, como suelen hacer ellos, pues la diversidad de creencias y el libre pensamiento define a la izquierda misma. Lo que sí digo es que para ellos la cohesión es esencial, y eso les proporciona victorias. El problema es que cuando pierden la disciplina ya no les queda nada. De ahí la imagen tan patética que en estas horas nos ofrecen. 


Una vez más, el PP y la corrupción. Dada la extracción social de sus líderes, que se corresponde -sospecho- con unas ambiciones desmedidas, es posible que a Ayuso los doscientos y pico mil euros que se embolchacó su hermano le parezcan una minucia. También puede ser que compare esa cifra con las de Gurtel, las Black y otros bonitos manejos que adornan la historia del Partido, en cuyo caso no me extraña que le suene a poca cosa. El pequeño problema es que a mí, como ciudadano, me empieza a parecer que el PP de Madrid, como el de mi tierra, es antes que ninguna otra cosa una organización dedicada al saqueo. "Son casos minoritarios"... Claro, se ve desde hace años que es poquita cosa. 




Verán. Yo creo que la democracia cristiana tiene algo muy bueno: el modelo económico dominante, y por tanto, el orden social, es el correspondiente a su ideología. Ser el partido pro-sistema por excelencia te convierte en un simple gestor institucional cuando los ciudadanos te llaman a tomar el gobierno, lo cual es muy confortable. Nadie ha entendido esa ventaja con tanta lucidez y tan pocos aspavientos como Angela Merkel. Pero los tories de todo Occidente también tienen un problema muy serio: en el fondo no creen en la política. Inquietante contradicción si tenemos en cuenta que lo que toca a un gobernante es hacer política. Es esta la razón por la cual el Nobel Paul Krugman acusa a los republicanos de los EEUU de ser mala gente, es decir, un hatajo de cínicos que intentan arrimarse al Estado precisamente para desmantelarlo. 


No quiero ser tramposo, estoy seguro de que muchos políticos de derechas han tenido y tienen un cierto sentido institucional. Lo tuvieron Areilza o Suárez, lo tenía Herrero de Miñón y, ya en nuestro tiempo, lo ha tenido Soraya Saenz de Santamaría, a la que defenestraron ellos mismos miserablemente. Creo, por cierto, que lo tiene Feijoo, pero sospecho que le temen más de lo que le admiran.

 

El problema de la inmensa mayoría de conservadores que conozco, lo diré de una vez, es que aún no han aprendido de qué va esto de la democracia. Lo entienden, algunos muy bien, en cuanto a las formas, pero no lo entienden en profundidad. No aman la democracia, creen que es una mediación más o menos molesta para conseguir fines como el poder y el dinero, pero no van más allá. Por eso el PP se ha llenado de indeseables. Si en la derecha española se hubiera implantado una auténtica fe en las libertades y en las virtudes de la deliberación, el partido que los representa habría perseguido a sus corruptos por sí mismo. Igualmente habría evitado prácticas tan repugnantes como las que desencadenó el diario El Mundo cuando lanzó sospechas de connivencia con el terrorismo tras las elecciones que ganó Zapatero.  En la actualidad habrían marcado nítidamente las diferencias con la ultraderecha. Pero el problema de la derecha es que no ha emergido desde la resistencia a la Dictadura, sino desde la connivencia con ella. Fue el Caudillo quien dijo aquella genialidad de "haga como yo, no se meta en política". Suena a sarcasmo, aunque él lo dijo completamente en serio. No estoy seguro de que hayan salido de esa lógica que considera la política un fastidio. Son demócratas a la fuerza y con condiciones. Ese es su agujero negro y, cuarenta y cinco años después de la muerte del Dictador, siguen sin asumirlo.

 

Mientras los votantes de derechas no entiendan que la corrupción es execrable o que un tipo que dice estar en política para forrarse es un indeseable, esperpentos como el de las últimas horas seguirán siendo habituales. 



Y mientras Vox se frota las manos. No voy a derramar una lágrima por el desastre hacia el que se encamina el partido de Fraga y Aznar. La izquierda se ha buscado muchos de sus fracasos. La derecha también.  


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