Saturday, May 16, 2009







ZP Y EL CHIP PRODIGIOSO






La inmensa mayoría de las críticas que escucho contra el gobierno socialista son estupideces de tal proporción, que no quiero ni pensar en cómo nos iría si en vez de ZP nos gobernaran quienes le odian. Por lo general, al Presidente le imputan todo aquello de lo que no es responsable: confusión de conceptos, incapacidad para definir el espacio correspondiente a cada responsabilidad, mezcla de los planos temporales... zafia lluvia de dardos bajo la que se desdibuja el horizonte de una crítica realmente seria y profunda de aquellos territorios en los cuales el socialismo español está naufragando rotundamente. Todo esta lógica tiene una explicación sencilla: la derecha española sigue viviendo en la caverna. El mismo que echa la culpa a Solbes de la crisis y del paro, argumenta que los catalanes viven a cuenta del Estado con la indulgencia del gobierno, acusa a ZP -que es del Barça- de haber montado un contubernio con Villar -que es vasco- para que el Madrid no gane la Liga, o recuerda con la boca pequeña que, pese a todo, era cierto que lo de las bombas de Atocha fue una conspiración...






Dado que al infortunado líder de la Oposición no le llegan las luces ni los asesores para mucho más que proclamar a voz en grito que los socialistas "no saben ni leer" -qué risa, ¿eh, Mariano?- y que la solución a esta mala leche que se nos está poniendo es echar a ZP y ponerlo a él, apuesto por explicarle desde mi mediocridad intelectual por qué creo que lo de los ordenadores en la escuela es una mamarrachada. De entrada, no deberíamos sorprendernos. Desde su llegada al poder, el gobierno socialista no ha hecho nada -absolutamente nada realmente consistente- por sacar a la educación pública española del caos en que la introdujo el felipismo, cuesta abajo que aprovechó agradecido el aznarato para terminar de hundirla. Su producto legislativo -la LOE- es una ley blanda y mala, que descarga nuevas obligaciones sobre la institución educativa sin garantizar la provisión de los medios para cumplirlas. Esto en realidad es un clásico. El PSOE ya revolucionó la educación en los ochenta con la LOGSE y nos dejó después empantanados, cortando el suministro de su propio faraónico proyecto, con lo que no es extraño que tantos y tantos profesionales sueñen nostálgicos con el regreso al antiguo régimen de la EGB y el BUP. Con todo, lo peor no es la LOE, sino la debilidad del gobierno, incapaz de prever un sistema de inspección y control que garantice su cumplimiento. Si tal y como la ley promete, los colegios privados concertados deben cumplir las mismas exigencias que los públicos, ¿por qué entonces continúa el alumnado problemático yendo a parar sistemáticamente a la escuela pública, convertida, gracias al sistema de conciertos creado en su momento por el felipismo, en un reducto para el fomento de la brecha social?




La educación es una mentira. Solo es concebible que una institución socialmente clave sea tan maltratada por los gobernantes si nos percatamos de una vez por todas de que el sistema está corrompido. Si -como un labrador o una madre- el gestor educativo cultiva para recoger en el futuro, la escuela está condenada, pues el político no es capaz de ver más allá del lapso de tiempo en que va a asumir su responsabilidad política, lapso cortísimo en el tiempo de la escuela. El que no legisla, sabe que podrá echar la culpa de todo lo que va mal a los que le precedieron; el que se atreve a legislar, ya sabe que probablemente le sustituirá alguien que cambie el rumbo del timón, lo que hará inútil todo el camino anteriormente emprendido. Así, la política educativa, mientras los dos ambiciosos líderes se dedican a insultarse en el Parlamento, va de aquí para allá, bamboleándose, sin ningún rumbo y condenada como Sísifo a levantar una piedra pesada que terminará volviendo a caer... Y así una y otra vez. Y así conseguiremos una sociedad un poquito peor para nuestros hijos.




Les cuento dos historias. Ayer pasé horas y horas en mi instituto intentando completar un fichero para hacer diplomas de graduación de alumnos de bachiller. Rellenar los diplomas es fácil. Lo difícil es intentar pasar la información de un ordenador a otro. La razón es que todas las terminales del centro están desde hace mucho infectadas. Tienen virus de todo tipo, tantos que algunos ordenadores, si uno los toca, parece que va a contagiarse del win 32, la pelagra y sarcoidosis, que no sé lo que es pero House la nombra mucho. Hay unos setenta ordenadores en mi centro, lo cual está muy bien, de no ser porque funcionan mal, lo cual hace inútil la mayoría de las veces llevar a los alumnos al aula informática. El profesor de la optativa de Informática dispone de unas horas de atención a la red electrónica del Centro: nada menos que ¡ DOS HORAS ! a la semana para atender una red que cada día recibe un impacto constante de uso -y de malas prácticas- de cientos de niños y de profesores. Por suerte van a cambiarnos ya las terminales, pero no sabemos ni cuándo ni cómo, pues la Conselleria no ha dispuesto ni quien subirá a hombros los cincuenta ordenadores a las salas correspondientes, ni como implementará el software para hacer accesible la red, ni quien se ocupará del mantenimiento... Eso sí, corre el rumor de que muchos profesores son refractarios al uso de las Nuevas Tecnologías... qué carcas.






Les cuento otra, y ésta es aún mejor. Tengo un amigo -J.L.- que trabaja en un Instituto de Catalunya catalogado como NNTT, es decir, dotado de un plan experimental e integral para la aplicación de las nuevas tecnologías. Si yo no me equivoco, lo que el gobierno socialista pretende es universalizar prácticas que, como en ese centro, se encuentran en fase de pruebas. Los informes que me transmite mi viejo amigo -deprimido por la sensación de fracaso profesional absoluto- son desalentadores. Los ordenadores están infectados y no funcionan gran parte del curso, los niños -que han dispuesto de un portatil desde que tienen uso de razón en el aula- son por lo general refractarios a prácticas tan básicas como las de escribir o hacer cuentas, su nivel de conocimientos académicos es ínfimo, la disciplina académica brilla por su ausencia. J.L. me lanza con frecuencia la cara su indignación porque el Centro es objeto de numerosos premios de la Generalitat por su esfuerzo de vanguardia pedagógica y lo visitan con frecuencia jerifaltes del Gobern del Principado. De ello está muy orgullosa la dirección del Centro, a la que le vienen muy bien todos los méritos que se les reconoce, tanto como el hecho de que cada año una plantilla de infortunados profesores caigan por desgracia en ese instituto tan guay y a las dos semanas ya cuenten las que les faltan para que acabe el curso y marcharse. Eso sí, cuando transmiten su desánimo al director del centro, éste -gran experto en pedagogía, todos los tontos dan lecciones- les recuerda aquello de que "estás anquilosados en las viejas prácticas docentes y autoritarias de la clase magistral y los dictados... aquí el profesor es más bien un acompañante, un animador..."






No se equivoquen. No solo no quiero menos tecnología, quiero más de la que hay, pero me pone enfermo que cuatro listos conviertan ese papanatismo tecnocrático tan de la socialdemocracia española para disfrazar su incompetencia, como si llenando las aulas de robots se solucionara toda una problemática estructural que lleva décadas creciendo y que lo que requiere -digánselo ustedes al cejitas, a ver si se entera- es capital humano, y en condiciones. Sí, sí, ahora dirán que también van a contratar expertos en electrónica y a garantizar el mantenimiento de los ordenadores. Mienten, porque mienten siempre cuando de lo que se trata es de prometer inversiones de futuro. Pero ZP ya habrá conseguido su objetivo, que es el de hacer creer a unos cuantos españoles que dispone de fármacos de fuerte impacto para curar las enfermedades de la escuela.





Yo, la verdad, cambiaría la millonada que van a gastarse en poner un portatil por alumno en quinto de Primaria, lo que por capilaridad se extenderá -presuntamente- a los siguientes cursos año tras año, por toda una serie de prioridades bastante más urgentes. Por ejemplo, estaría bien que la legión de niños que en cada aula tienen problemas de aprendizaje -por distintas razones, la idiomática con los inmigrantes entre otras- recibieran mayores refuerzos, lo cual supondría aumentar la cantidad de profesores convencionales, así como especialistas en Educación Especial y Pedagogía Terapéutica de cada escuela. Sería cuestión también de plantearse reducir de una vez por todas -y con ello cumplirían la vieja promesa incumplida de la LOGSE- las ratios de alumno por aula y profesor. No estaría mal tampoco facilitar a los centros el establecimiento de planes para mejorar tanto el rendimiento escolar como la disciplina en las aulas, aspectos en los que España regresiona año tras año, hasta el punto de contradecir la vieja ilusión post-franquista de que navegamos viento en popa por la ruta de la modernización.


Déjenme formular una sospecha. En los últimos días veo a los medios del grupo PRISA insistir mucho en este tema. Este grupo editorial poderosísimo tiene una incidencia inmensa desde hace casi medio siglo en el mundo de los libros de texto. La costumbre de que las asociaciones de padres -subvencionadas para ello en algunas autonomías- de autogestionar los libros de sus hijos puede llegar a convertirse en un problema para quienes habitualmente han tenido posiciones hegemónicas en el mercado. En cualquier caso, no se trata de sustituir unas herramientas por otras, sino de abrir nuevos brazos de mercado. Y el volumen de negocio que puede estar divisándose con esta iniciativa de expansión de concepto de venta es suculento. ¿Libre mercado? Claro, y está muy bien, pero no estoy seguro de que una medida gubernamental importante y que va a suponer grandes esfuerzos a coste público se haya gestado entre bastidores bajo la presión de gestores privados afines. Claro que, esa solo es una sospecha, como lo es que el Ministro Gabilondo no tiene nada que ver con la medida, que huele de lejos a cosa del Presidente y sus asesores directos. No estaría mal que el nuevo Ministro reflexionara sobre su papel en el ejecutivo socialista.



Termino. Alguien me acusó el año pasado en este blog de tener fobia electrónica. No es cierto, es más, ni creo que vivíamos mejor antes de la cybercultura ni soy ludista... En realidad lo de la fobia informática no existe, más bien creo que hay fanatismo tecnocrático: no conozco ningún profesor en mi centro que no use el ordenador, empezando, como es obvio, por mí. El pequeño problema -esto hay quien por lo visto no consigue entenderlo- es que los ordenadores y la Red mejoran el mundo cuando tenemos un proyecto realmente serio sobre qué mundo queremos. Si lo que se pretende es solo simular que se gobierna y ganar un puñado de votos, entonces, hay que desconfiar, pero no de la tecnología, sino de quienes se aferran a ella para disfrazar la evidencia de que no saben cómo hacer para que las escuelas no sean vertederos de ignorancia e indiferencia donde dejar aparcados a los niños durante nueve horas al día.
De momento estaría bien que desinfectaran la Red de mi instituto, de lo contrario voy a tener que hacer los diplomas a lapiz. Tampoco estaría de más que alguna vez un gobierno se acordara de consultar a los profesores antes de hacer genialidades para resolvernos la vida. Tranquilo, Cejitas, cuando los ordenadores no funcionen siempre podrás echarnos la culpa a nosotros por ser carcas y refractarios a la modernización de la enseñanza.

2 comments:

Notorius said...

¿Son los ordenadores en el aula la solución al problema educativo? ¡qué manera de engañar a la gente¡ La educación tal como está concebida es una falacia. Pero ya puestos en el asunto las únicas prioridades son: más capital humano en los institutos (¡más profesores cojones¡), menos alumnos en las aulas y más disciplina. ¿Acaso los ordenadores van a enseñar a escribir, a leer (a comprender un texto escrito), a dialogar, a hacer cuentas? ¡qué ridículo es este mundo¡ ¡qué ridículos y fantoches son los políticos, los que nos gobiernan y los que non nos gobiernan¡ Acaso Zapatero y el grupo de acólitos del que parte la idea tienen algún negocio "tecnológico" o es que simplemente son...

David P.Montesinos said...

Te veo, querido y viejo amigo, algo irritado, tanto que creo que te has quedado sin palabras antes de acabar, creo que como consecuencia de la cólera. No estaría mal, ya puestos, que nos recordaras el asunto de la publicación de tu libro, querido.