Friday, September 12, 2014

LIMÓNOV


De Eduard Limónov sabemos algunas cosas por wikipedia. Se nos informa que es un destacado activista político en su país, donde lidera junto al destacado ex-campeón del mundo, Gary Kaspárov, el movimiento Otra Rusia, considerado como opositor al régimen de Vladimir Putin. Cada día 31 se reúne en el centro de Moscú con los demás miembros del grupo para reclamar el derecho de reunión que recoge la constitución rusa. Esto le supuso en el pasado cercano ser sistemáticamente detenido y encarcelado por actividades ilícitas, algo que, ante el escándalo internacional, ha dejado de suceder en los dos últimos años. 

Limónov, cuyo verdadero nombre es Eduard Veniamínovich, nació hace 71 años en Dzerzhinsk, aunque se crió en la ciudad ucraniana de Járkov. Un breve vistazo a la biografía que se nos ofrece invita a pensar en un personaje legendario, un escritor cuya fama e influencia sobre los jóvenes escritores rusos debe más a la apabullante riqueza de su experiencia vital que a su talento literario. Limónov empezó a acercarse a la delincuencia durante los melancólicos años del estalinismo, en medio de una sociedad gris y atemorizada donde la ambición personal era considerada un peligro público y consiguientemente castigado. 

Condenado a la vida previsible y prosaica o la delincuencia y el alcoholismo, Limónov marchó a Moscú, donde vivió en medio de terribles dificultades hasta conseguir el favor de una pintora conocida en los escasos espacios underground de la época. Logró marchar a Nueva York, desde donde supuso que jamás regresaría a su patria, dada la expectativa de "dos siglos de comunismo" que se preveía para el imperio soviético. Sus dificultades para sobrevivir en la capital del mundo dan para una novela picaresca de nuestro tiempo. Eduard, en los peores momentos, llegó a acostarse con un negro medio vagabundo de la ciudad sólo para tener un techo donde dormir y remediar una espantosa soledad. "Todo hombre debería haber experimentado alguna vez en su vida que le dieran por culo", dijo en alguna ocasión. De aquello queda un libro que le hizo célebre en Rusia y que le convirtió en una especie de enfant terrible al estilo de Houllebecq, Bukowski o incluso Jean Genet: El poeta ruso prefiere los negros grandes. Sobra preguntarse si el texto fue tolerado en una URSS todavía regida por el puño de hierro del Partido Comunista y previa al aperturismo de Mikhail Gorbachov. Eduard vivió sus mejores días neoyorkinos gracias a su noviazgo con la criada de un magnate norteamericano que, atraído por la misteriosa personalidad del ruso, le convirtió en su mayordomo.  




De Nueva York pasó a vivir en París, donde contactó con la divina bohemia francesa. Ganó fama y recogió habladurías gracias a sus escritos en la revista L´idiot international, desde donde se ganó la definición de "rojo-pardo", es decir una especie de comunista ortodoxo y prosoviético con un enigmático trasfondo fácilmente identificable con el fascismo. 

Limónov regresa a Rusia en el 91, y su participación en el convulso devenir de la nación -desde la descomposición del Partido y del propio imperio hasta la actualidad, dirigida por Putin y todo lo que rodea a este personaje tan trascendente para la geopolítica del momento- le convierte en uno de las figuras más célebres y polémicas del momento. Dirigió la revista Limonka y fundó el Partido Nacional Bolchevique, que terminó por ser prohibido. Su actividad en el país le costó pasar dos años en la cárcel, donde dice haber alcanzado la lucidez que las filosofías orientales, en las que fue instruido por un anciano en las estepas asiáticas, llaman el nirvana. Antes de eso protagonizó un episodio sumamente oscuro y que le granjeó el rechazo de la intelligentsia europea, en especial la francesa: fue filmado en amistosa actitud con Radovan Karadzic en la guerra serbio-bosnia, y se le ve disparando sobre Sarajevo. Él reconoce haber disparado aunque no está seguro de haber acertado a ningún habitante de la ciudad. 

Tras abandonar la prisión, Eduard Limónov declaró su intención de seguir activamente en política. Sus escritos de prisión han aumentado su fama, un poco a la usanza de aquel Alexandr Solzhenitzyn al que Limónov considera un "llorica", como al Nobel Sajarov, como al pichafría de Gorbachov, como a tantos otros. Curiosamente, coincide con su odiado Putin en lo esencial: la descomposición de la Unión es la mayor catástrofe de la historia contemporánea. 

Hasta aquí no he dicho nada que no sepa cualquiera que tenga diez minutos para perderlos con internet. Esta sucinta biografía sólo es el esqueleto de una novela prodigiosa firmada por Emmanuel Carrère, hijo de una prestigiosa estudiosa de la Rusia moderna, única historiadora que predijo antes que nadie el final del periodo comunista y la implosión de la URSS. La misma wikipedia presenta este trabajo como una más de las biografías de Eduard Limónov. No es cierto, no estamos exactamente ante una biografía, o, en todo caso, asistimos a una reinvención de tal género. 

¿Por qué fascina tanto Limónov a Carrère? Dijo Cioran no ser capaz de amar nada sin a la vez odiarlo. El autor reconoce que su vida ha sido prosaica, la de uno de tantos intelectuales de familia bien que ha pasado el tiempo hablando de cosas que no ha experimentado. Limónov es todo lo contrario, resulta odioso en muchas ocasiones, pero la suya, si es la de un villano, es en cualquier caso la vida de un personaje novelesco, un mito contemporáneo en toda la extensión de la palabra. Resuenan en las páginas de este relato -la mejor novela que he leído en el siglo XXI- los ecos de las páginas más delirantes de Nietzsche. Quizá Eduard Limónov esté más allá del bien y del mal, o quizá "más acá",  presa de ese primitivismo que se antoja tan estepario y primitivo para quienes preferimos no cruzar las líneas rojas que la comunidad nos marca. 

Es casi un milagro que este hombre esté vivo; en este sentido tiene algo de monumento viviente. Debemos aprovecharlo en complicidad con Emmanuel Carrére. Pero hay algo más. Alguien dice que los historiadores deben leer novelas -y los filósofos, y los científicos, diría yo-; pues bien, no encuentro mejor manera de entender lo que ha pasado en la Rusia del último medio siglo que leer esta novela. Entender a Rusia, si es que es posible hacer luz en ese laberinto, pero entender también el devenir de las comunidades posmodernas, donde intuimos que un personaje como Eduard Limónov deambula con una inquietante comodidad. 

2 comments:

José-Dominique said...

Cuidado amigo, hay mucho errores en el libro de Carrère, que es una novela, como el mismo dice, y no un biografia.
El verdadero Edouard Limonov es bastante diferente de lo que cuenta Emmanuel Carrère. Y todavia mas interesante.

He hecho un site con mucha informacion inedita sobre el real Limonov, y con tambien videos esclarecedores.

El site se llama TOUT SUR LIMONOV.

Es principalmente en francés, pero con varias paginas en espanol.

Aqui la primera pagina :
http://www.tout-sur-limonov.fr/

la primera pagina en espanol :
http://www.tout-sur-limonov.fr/222318806

Y un video y fotos de LIMONOV, ayer mismo, en Saint-Petersbourg, firmando su ultimo libro en una libreria, ante 500 personas! :
http://www.tout-sur-limonov.fr/371489338

Todo esto permite de relativizar lo que cuenta Carrère, que desde luego ha escrito un gran libro ( pero inspirandose muchisimo en los libros aun mejores de Limonov, segun los que los han léido )


David P.Montesinos said...

Qué placer recibir una intervención tan constructiva. Gracias por tan interesante información, José-Dominique. Uno de los aspectos que comento en el post es que precisamente estamos ante una novela en sentido estricto, no ante una biografía como parece entender wikipedia. Me he interesado por el Limónov "real" a raíz del texto de Carrère, y en este sentido la información que usted aporta va a servirme, aunque mi interés esencial es la novela, y no dudo que ahí nos hallamos ante un personaje de ficción, dicho sea también con todas las comillas. Gracias por aparecer.