Thursday, November 12, 2015

JOSÉ ANTONIO MARINA Y EL PP




José Antonio Marina es un profesor de filosofía con muchos años de experiencia en enseñanza secundaria. En esto no se diferencia de mí, pero a él se le reconoce como autoridad intelectual por los ensayos que ha publicado con notable éxito de ventas y por sus frecuentes apariciones en los medios. Nunca logró interesarme demasiado, no vi en qué medida podían ser algo más que un catálogo de trivialidades sus investigaciones sobre la inteligencia, sus descripciones de la posmodernidad o sus diagnósticos sobre los males de la educación en España. Presentí cierto tufo reaccionario en lo que se presentaba ante el entrevistador de turno como un tipo reflexivo y mesurado... ese toque acartonado de los "hombres de orden", esos que formaron su mapa moral a golpe de sacristía y desfile de flechas y pelayos. 

Esta introducción no es en verdad más que la exposición de mis irrelevantes manías, pero al menos me sirve para explicar por qué a mí me ha sorprendido menos que a otros ver a Marina convertido en asesor educativo del PP en los trascendentales momentos previos a las elecciones que podrían otorgar a Rajoy el segundo mandato consecutivo. "Mejor un intelectual de prestigio que un matarife como Wert", me dirá alguno... "mejor un profesor de instituto que un tecnócrata", podría añadir...

Veamos. Lo primero que debemos preguntarnos es por qué el PP aparenta estar preocupado por un departamento al que hasta ahora se ha dedicado a machacar sin piedad. La respuesta es obvia: vienen elecciones. Si las ganan insistirán en su ideario neoliberal, es decir, partiendo del principio de que la educación es antes una mercancía que un servicio social reforzarán los resortes que tienden a estrangular la escuela pública, propiciando asimismo el despegue de la privada, que seguirá siendo financiada tan generosamente como hasta ahora. Con ello mantendrán satisfecho a su gran aliado clerical, líder en nuestro país entre el empresariado educativo gracias a los conciertos que pagamos todos... más satisfecho aún por el delirante tratamiento que los nuevos currículum deparan a la asignatura de Religión. Si el resultado de este planteamiento es que la escuela, lejos del rol de compensadora de desigualdades, va a servir para el agrandamiento de la brecha socioeconómica, quedando así los establecimientos públicos destinados a la pura beneficencia, eso es algo que sólo sorprenderá a aquellos electores de la derecha que ignoren cómo definió aquel presidente oligofrénico de los USA, Ronald Reagan, el ideario conservador: "los ricos no son suficientemente ricos ni los pobres suficientemente pobres". 

¿Qué pinta Marina en todo esto? Se trata de maquillar en las postrimerías de la legislatura -"minutos de la basura", los ha llamado alguien- un marcador rotundamente negativo: el trabajo del ministerio en los años Wert ha logrado lo imposible, poner de acuerdo a tirios y troyanos en que para la educación ha sido un "destroyer". 

Ahora bien, ese maquillaje toma tonos muy sombríos, conviene observarlos con atención, pues no comparto la especie escuchada en los últimos días de que estamos ante simples bombas de humo, propuestas sin ningún recorrido futuro. Yo creo que tras algunas de esas propuestas se prefigura un modelo de actuación que, si no lo impedimos, puede marcar el futuro. Y resulta muy inquietante, la verdad. 

Seré conciso, voy a referirme a cuatro malentendidos que han generado las últimas intervenciones del profesor Marina y que, a mi entender, responden a un intento perverso de manipular a una opinión pública que, me temo, anda especialmente despistada en estos días. 

En primer lugar debemos resistirnos a la panoplia de que al fin, y en cumplimiento de una vieja reivindicación del gremio respecto a la manufactura de las leyes educativas, un gobierno ha decidido que sean los profesores los que decidan qué normas quieren. José Antonio Marina no representa a nadie más que a sí mismo, no ha sido elegido por ningún colectivo profesional y que haya abierto una web para que los profesores efectúen sugerencias no implica nada. Esto no es consultar a los profesores, esto es sentar en las cocinas del poder a un profesional docente ideológicamente afín. Si el Ministro Méndez de Vigo supiera lo que en estos momentos se dice en los claustros de las propuestas de su nuevo asesor los oídos le estallarían. 

Segunda cuestión. A estas alturas que alguien con poder diga que que el problema de la gestión educativa es la ideología, y que hay que "desideologizarla" me da mucha risa. Como si existiera una gestión neutra, como si fuera posible administrar la institución sin principios ni valores que determinen qué queremos conseguir cuando entramos en un aula. Nada es más ideológico que negar que uno actúa ideológicamente, y es por cierto una inclinación muy acentuada en el pensamiento liberal, al cual me parece que se adscribe el grueso de las propuestas que ha emitido Marina.

Tercera. En sus últimas declaraciones Marina ha sido aparentemente crítico con la labor del ministro Wert. Lo que no entiendo es por qué no empieza entonces por proponer la derogación de su ley, la cual ya han anunciado los distintos partidos que suprimirán urgentemente en cuanto lleguen al poder. Dice Marina cosas muy confusas supuestamente en favor del laicismo, pero no ha cuestionado la nueva situación de la asignatura de Religión. Tampoco le hemos oído decir nada sobre los privilegios de la escuela concertada, ni sobre las abusivas ratios de alumnos por aula que padecemos, ni sobre el incremento de las horas de docencia directa que no hacen sino dificultar la capacidad de atención al alumnado... Sólo vaguedades, la Ley Wert está a buen recaudo con Marina, quien hace piruetas dialécticas para hacer ver que no le gusta y al tiempo no mover un dedo en contra de su aplicación. Qué cosas. 

Cuarta y última. El tema del salario diferenciado. "¿Por qué han de cobrar lo mismo los buenos y los malos profesores?", pregunta Marina. En primer lugar no es cierto que cobremos lo mismo, lo novedoso es que ahora se pueda determinar el salario en función del "éxito académico" y otros factores como la influencia benéfica de la docencia en los alumnos o su obtención del éxito profesional. Los riesgos de medir el éxito académico se han comentado sobradamente en estos días. Pero les diré algo: nunca me siento más eficaz y realizado en mi trabajo que cuando tengo "malos alumnos", sí, de esos que luego no obtienen brillantes calificaciones pero son capaces de remontar sus circunstancias desfavorables y superar sus limitaciones. Tenemos una materia prima, y su diversidad es enorme, ¿cómo piensa Marina mensurar cuestiones tan complejas a la hora de establecer diferenciaciones salariales? Y eso en cuanto al factor de las calificaciones, el más "aritmético", porque no quiero ni pensar cómo valorará Marina factores tan abstractos como los que antes he referido. 

Miren, yo creo que todo esto del salario es una falacia que encubre algo mucho peor que la intención de premiar a quienes trabajan bien. Sospecho que la derecha planea otorgar un enorme poder a los directores de los centros para que sean ellos quienes seleccionen a las plantillas con las que quieren trabajar. Pronto les explicó por qué tal posibilidad, que por cierto ya ha empezado a aplicarse en Catalunya, nos aboca a riesgos colosales, riesgos incluso contra el más esencial de los principios de la democracia en educación, la libertad de cátedra. Pronto se lo explico, pero perdónenme una maldad. Dice Marina que los profesores deberíamos de alguna forma denunciar a los malos compañeros. Joder, compañero Marina, ahora promueves la delación. ¿Ya eras un acusica en el cole? 



7 comments:

jose antonio marina said...

SI quieres sber lo que estamos haciendo, y no fiarte de cualquier información, entra en www,libroblanco.joseantonimarina.net
Mi postura ante la LOMCE está clara. Y tambien mi propuesta a todos los partidos politicos. mantener la LOMCE un año como mal menor, mientras ellos se comprometen a un Pacto de Estado que permita elaborar una ley duradera.

David P.Montesinos said...

Ahí queda, consultemos la página y opinemos a partir de ello. En cualquier caso el contenido de mi intervención está determinado por las intervenciones que el propio José Antonio Martina ha llevado a cabo en distintos medios. No opino sobre lo que se ha dicho que dice Marina, sino sobre lo que ha dicho el propio Marina en entrevistas y reportajes. Gracias en cualquier caso por acercarse a mi blog a la persona o personas que hablan en su nombre.

Alejandro said...

Esto da un poco de miedo...

Anonymous said...

Está bastante claro que este país no puede seguir siendo dirigido a golpe de las ocurrencias de personajes cuyo denominador común es estar dispuestas a asumir cualquier labor que les encomiende el poder aunque ellos mismos sean conscientes de sus carencias sobre el asunto encomendado. Claro... cuando es el poder quien les ofrece una apetecible suite en la confortable mansión, estos personajes salen disparados como si les hubiese pillado el marido –o esposa- de la persona con quien estaban haciendo guarrindongadas. Esto es; vistiéndose a la vez que corren por las escaleras. En este caso, corriendo a la reunión en el ministerio.

En España es un padecimiento crónico, Marina no deja de ser otro síntoma del síndrome. Pero cuidado, si Wert demostró ser un mutante, este "catequista2 catedrático puede hacer que asistamos a un espectáculo surrealista, no solo estamos ante otro mutante, sino también ante alguien que reescribe todo lo que lee (El rey del copipass) pero aun así no es capaz de entender el concepto de los autores a los que o copia o re interpreta. Un disparate tragicómico.

En general el bagaje de este señor ha sido intentar no quedar mal con nadie con el propósito de no crearse enemigos, es decir, cuando es rebatido su primera respuesta es el casposo recurso de: "o no me ha entendido o me he explicado mal" como si la gente fuésemos imbéciles o a él se le hubiese pasado por alto la circunstancia de estar hablando con tales imbéciles.

El ejemplo lo tiene en su propio blog. Le puedo asegurar que es Marina quien le escribe, tal vez tecleando él mismo o por medio de su "equipo" de familiares que viven razonablemente bien a la sombra de este aristócrata cuya mayor aportación a la filosofía fue crear un nuevo tipo de berza.

Como verá, no es capaz de discutirle ni uno solo de los puntos que expone en su blog, se limita –como siempre- a remitirle a que lea “el libro blanco”, más adelante le propondrá leerse “el diplodocus”, la inteligencia ejecutiva, la inteligencia emocional, la excelencia etc. Etc. Le aseguro que si aun así sigue discrepando, terminará diciéndole lo anterior: o no le ha entendido, o se ha explicado mal.

(sigue)

Anonymous said...

Se de primera mano, que este señor ha inflado sus trabajos –obvios, llenos de contradicciones y sobre todo copiados de forma burda de otros autores (fundamentalmente estadounidenses) con la intención de llamar la atención del poder, su verdadero sueño siempre fue ser ministro.

Es peligroso, puesto que este señor es capaz de criticar la religión en las escuelas al tiempo que catalogar tal estamento de poco ambicioso por no haber pedido más (señor marina, si quiere le puedo buscar esos escritos donde me acusaba de “inquina” a su persona tan solo por haber dejado en evidencia sus propias contradicciones y falta de valentía para sostener una convicción clara.

¿Qué decir sobre esos estúpidos juegos donde usted proponía a sus lectores una serie de preguntas para que estos supiesen si eran de izquierdas o de derechas, donde sibilinamente usted concluia que “los de izquierdas” eran unos cómodos y deseaban que el estado les resolviera todos sus problemas, mientras a los que el su "test" determinaba de derechas, eran gente más libre, independiente y “echados paralante”.

Y suma y sigue. Pero sabe usted algo? En esta ocasión el tiro le va a salir por la culata, puesto que ha aceptado un reto que quiera o no, le obligará a decantarse por una postura que todo el mundo podrá observar, en este caso, su implicación con el PP (y las concesiones que ha hecho para formar parte del cotarro que maneja el chiringuito) le obligarán a sostener sin ambigüedades de que parte está usted. Por lo pronto, la primera propuesta que ha lanzado al ministerio para ganarse su confianza, es ofrecerles aquello que sabia acogerían con los brazos abiertos: sueldos de los docentes (dinero) y control, precisamente lo que más le gusta al poder y concretamente al PP –alias IBEX35.- ¿Qué tal su sicav? Supongo que creciendo, al igual que sus tropecientas propiedades.

Ah, le pediría me informase si es posible sobre su alumno, aquel que termino en la cárcel por vender drogas y me ponía como ejemplo de alumno no deseable, en aquel momento se me pasó decirle si no se le caia la cara de vergüenza de ponerme tal ejemplo sin que usted reconociera ni una micra de responsabilidad.

¿Y la LONCE que tan poco le gustaba? Ahora la mantenemos unos años más, total, qué importan los alumnos que tengan que padecerla, como alguien le dijo, es como llegar al poder justo en el mismo momento que se está ahorcando a alguien, no estar de acuerdo, pero no descolgarle hasta decidir que se hace con el. Vaya chiste.

MA

David P.Montesinos said...

Le pido disculpas por haber tardado tanto en publicar su comentario, pero por razones que no vienen al caso tengo extraordinariamente el acceso a la Red desde hace aproximadamente un mes. Mañana le contesto.

David P.Montesinos said...

Vale, ya lo he leído, encendido y, en cualquier caso, brillante. Le agradezco la explicación tan detallada de sus razones contra Marina, que me hace lamentar doblemente el no haber podido publicarla ni contestarla a tiempo.

Poco tengo que decir, mucho de lo que usted cuenta tiene que ver con debates que ha tenido con Marina. Las respuestas que según usted le dio encajan con la idea que actualmente tengo de él. Y, por cierto, no ha cambiado tanto como la de compañeros del gremio que le profesaban una simpatía para mí muy misteriosa.

Mire, yo creo que José Antonio Marina y el ministro al que asesora son dos personajes sumamente peligrosos. Wert era nefasto, pero era de verdad, ponía las cartas boca arriba y ejecutaba sin piedad las órdenes que le llegaban desde arriba, que no eran otras que las de liquidar la enseñanza pública. Para ganarse el premio final, irse al nidito de amor con la novia, había que aguantar que las balas le silbaran desde todas partes e incluso que le negaran la mano unos universitarios premiados. Sí, Wert tenía que hacer de malo y el nuevo ministro va a hacer de bueno, pero no se engañen. Lo que propone Marina, que hoy nos ha desayunado con algunas atrocidades más, es precarizar la profesión docente, consolidar las ventajas de la enseñanza concertada, abaratar el gasto social y, muy importante y muy perverso, potenciar al máximo el poder de los directores de los centros, lo cual llevará a la destrucción final del último gran bastión democrático que conserva la escuela, la libertad de cátedra.