Saturday, March 19, 2016

¿DEBATIR QUÉ?

En sus últimos años, un pensador tan deslumbrante como Gilles Deleuze, que antes participó con entusiasmo en interminables y trascendentales controversias, recalcaba a menudo el profundo hastío que le producía eso tan prestigioso desde Sócrates que es la discusión filosófica. "Discutir" -decía el coautor del Antiedipo- "es un ejercicio narcisístico donde cada uno se muestra bello por turno: tan veloz, que no se sabe de qué se habla." Quizá no fuera sólo el aburrimiento de un anciano cansado de pelear, acaso nos estaba proporcionando una pista. Si cree usted que cargo contra la tentación al debate -que en mí mismo es a menudo incontenible- porque soy un franquista reprimido al que le importunan los intercambios de ideas es mejor que no siga leyendo. No, la carga de profundidad no se dirige a una creación fundacional para la civilización como es el diálogo. Muy al contrario, me rebelo contra sus simulacros, que son después de todo sus peores enemigos... me rebeló contra tanto farsante que, autoproclamándose apologeta del diálogo, termina siendo su enterrador.  

Hace unos meses pasé por una de esas situaciones que le dan a uno para plantearse si de vez en cuando no sería mejor retirarse por periodos cada vez más largos a los cuarteles de invierno e intervenir sólo cuando advierta que cosas muy valiosas están en serio peligro. Por la mañana se me ocurrió enmendar la plana a un amigo que, arrogándose un derecho a la indignación aceptable para un palestino de la Franja de Gaza, aseveró que la declaración unilateral de independencia de Catalunya era lo único que los secesionistas podían  hacer, la única manera de que los españoles llegáramos a aceptar la realidad de la situación, que es, por lo visto, que el pueblo catalán desea unanimamente liberarse del opresor yugo del Estado. No me enfrenté a él, le intenté simplemente hacer ver que había otras opciones, que el mismo anhelo independentista que él experimentaba podía ganar adhesiones -o al menos no generar únicamente hostilidades- si se planteaba con mejores formas y argumentos que las empleadas en esos días por los partidos nacionalistas. Le dije que no todos los por el denominados "españoles" éramos como Rajoy... En fin, y perdonen la inmodestia: un ejercicio de mesura e higiene democrática por mi parte que resultó completamente inútil, sólo cabía pensar como él, yo sólo tenía derecho a asentir.  

Por la noche, en el facebook de Alejandro Lillo, departí sosegadamente con un contertulio que simpatizaba con el "procés". Como me escribía en valenciano, yo me dirigía a él en esa misma lengua, en la que me expreso a menudo en mi vida profesional y familiar. Le di la razón en algunas cosas, aunque dejando siempre por delante mi oposición al proyecto proclamado por el Gobern de Artur Mas. Un tipo al que no tengo el gusto de conocer intervino para ponerme a parir, supongo que por entender que yo -por el hecho de no pedir los tanques en la Diagonal- me inclinaba del costado independentista. Dudo que el caballero lo hubiera entendido de haberme expresado en la lengua de Cervantes, pero sospecho que el hecho de hacerlo en valenciano le despertó sospechas y picores desde el primer momento. Le escribí en privado, intenté amablemente hacerle ver el error de su interpretación, a lo que no obtuve respuesta, lo cual además de falta de atención en la lectura, revela bastante falta de educación. 

Ya ven, por la mañana yo era un facha españolista, por la noche un irredento secesionista. O yo soy esquizofrénico o, cuarenta años después de muerto el Caudillo por la Gracia de Dios, continúa faltándonos pedagogía democrática. No se trata de parlotear elevando el tono, se trata de preguntarnos si estamos preparados para que se nos acepte como interlocutores.

Con pleno conocimiento de causa, el filósofo alemán Jurgen Habermas ha pasado su larga vida ofreciendo argumentos a favor de la cultura del debate, no en vano a la suya se la denomina "ética dialógica". Está muy bien, pero siempre que presto mis ojos a sus textos, me sobreviene la misma sensación: el diálogo no lo soluciona todo, entre otras cosas porque eso a lo que llama Habermas "la situación ideal del habla" nunca se da en la práctica. ¿De verdad las discusiones en democracia se traban en horizontal? ¿Creemos en serio que los menos afortunados disponen de voz para ser oídos? ¿No será que prestigiamos tanto eso del debate para ocultar que casi siempre es mentira? No sé cómo es en Alemania, pero desde luego sé cómo es en España.


Y luego están los pelmas vocacionales. Tengo y he tenido algunos allegados que, de igual manera que otros son ninfómanos o dipsómanos, tienen adicción a la discusión, o para ser más exacto, a poner por sistema en tela de juicio lo que cualquier otro diga. Hay tipos a los que, cuando los vas conociendo, llegas a dudar si decirles buenos días, pues probablemente eso les dé pie para iniciar lo que, si tú muerdes el anzuelo, se convertirá en un insufrible litigio dialéctico. Eso no es amor a la controversia, eso es vicio, y creo que prefiero la ninfomanía. 

¿Imaginan a dónde voy a parar? Últimamente, ante los grandes debates políticos que en los que supuestamente se dirime el futuro de la Patria, experimento un hastío que podría comparar con el que Cioran encontraba a altas horas de la madrugada en los prostíbulos de París. Temo que no se trate de simple fatiga que se cura con reposo, es un tedio que me atrevo a calificar de metafísico. ¿Han pensado ustedes en que, tras el desfile mediático de tramas y divismos ridículos y la inevitable convocatoria de nuevas elecciones sobre los que nos dedicamos a discutir estérilmente, vienen de nuevo los debates televisivos y los mítines en plazas de toros repletas de fieles? Qué horror. 

Ya me estoy imaginando a los pelmas de Ferreras con sus votómetros y a Pastor con sus preguntas inquisitivas dando la murga. Como en un sueño que se repite, es decir, como en una pesadilla, ya me estoy imaginando a Sánchez diciendo otra vez que Rajoy es indecente o a Soraya gritando que a ellos sobre corrupción no les da lecciones nadie. Dios nos pille confesados. Y se lo pasarán bomba también los "tertulianos"... y estoy viendo a los atorrantes demagogos contratados por la Sexta haciendo creer a la gente, entre gritos y argumentos demagógicos, que lo que hacen es debatir. Cualquier noche a un circense plató televisivo le llamarán "ágora" y se quedarán tan panchos. 

Mientras ciudadanos de bien continúan calentándose la cabeza sobre lo mal que les cae Pablo Iglesias o platican a favor de tal o cual pacto yo hace tiempo que ya sólo tengo ganas de callarme. No me van a vencer por corruptos ni por demagogos, ni siquiera por inútiles, me van a vencer por pesados. 



5 comments:

Anonymous said...

Ahí queda. Menudo repaso nos ha metido a todos aquellos que gustamos del debate. La verdad es que entiendo perfectamente su postura, creo saber que no es usted muy dado al debate si no encuentra sólidos cimientos. Yo hace tiempo que descubrí que pertenecía al “gremio” sofista, confesión que hago a sabiendas del rechazo y descrédito que acarrea. Sin embargo, incluso para un desdichado sofista existen límites. No se puede esperar ni tan siquiera un simulacro de mayéutica con aquellos contaminados (aunque sea mínimamente) por el veneno del fascismo o religión, qué decir de aquellos cuya ideología les hace preferir recurrir al delirio o levantarse de la mesa antes de reconocer que su “sacro código” puede tener puntos revisables.

Hace tiempo le comenté el aburrimiento que me producía el tema catalán, no se puede debatir tal tema con un implicado (de aquí o allá) ya tienen tan claras sus posturas que el intento de introducir nuevos elementos resulta un absurdo. Sinceramente, que se dignara a dedicar una respuesta privada a un energúmeno de una red social, me resulta demasiado generoso por su parte.

Si ya es sorprendente que se pueda siquiera expresar una simple idea en una de esas redes, (con el esfuerzo de tener que sintetizar hasta el punto de intentar dejar a Nietzsche como un “charlatán”) no me imagino lo que debe suponer tener que hacer aclaraciones. Mi punto de vista es que esas redes solo servirán como medio de debate cuando la mayor parte de los usuarios sepan “cazarlas al vuelo”, sin embargo hoy por hoy es el medio que generosamente podríamos calificar de “la rebelión de las masas” en la red.

En el debate nadie puede salvarse de terminar siendo un pelmazo para su interlocutor, pero no me parece algo negativo siempre y cuando quienes debaten sepan dar buenos mandobles y para ello deban afinar su pensamiento (sí, al final es por propio interés)

¿Cree de verdad que no contestar a su “privado” se debe a la mala educación? Mi teoría es otra.

Miguel Angel.

David P.Montesinos said...

En realidad no fue exactamente un "privado", en facebook es más bien la respuesta particular a una intervención, de tal manera que aunque la puedan ver otros, uno la dirige a la persona. Si la sospecha es que el tipo no contestó por darse cuenta de que había metido la pata, entonces, por una pura cuestión de higiene moral, debería haber tenido el valor de rectificar. No me generan ya hoy en día ningún resentimiento este tipo de actitudes, digamos que me hastían, que me crean una sensación de tiempo perdido que hoy en día es posiblemente la peor de mis kriptonitas.

Es verdad que la entrada contiene aristas con las que puedo ser el primero en pincharme. En estos momentos intercambio impresiones con usted, doy clases de filosofía y consisten básicamente en establecer controversias, con el único condicionante -además del debido respeto- de que uno sea capaz de fundamentar sus argumentos y asumir la responsabilidad de lo que dice. Yo, como usted, he crecido todo lo que me ha sido posible a partir de infinidad de cruces de opiniones, sería ridículo negarlo. Sin embargo, y me pregunto si no he tenido mala suerte en este asunto, he topado con algunos tipos -en las zonas costeras del País Valenciano abundan- a los que terminé aborreciendo porque convertían cualquier situación deliciosamente inane en una oportunidad para un pugilato dialéctico insufrible y que sólo terminaba si yo conseguía escabullirme.

Creo mucho en el diálogo, con él surgió la filosofía... Quizá justamente por ello escribo este artículo, porque me agota que se desvirtúe a través de su banalización y su simulación. La mayoría de debates televisivos que uno presencia se parecen a Sálvame, no veo gran diferencia entre ver semejante bazofia repugnante y asistir al show de los sábados en la Sexta, por no nombrar otras llamadas "tertulias" donde los "todólogos"nos indican cómo tenemos que pensar respecto a infinidad de temas. En fin...

Anonymous said...

Creo vislumbrar en su mensaje el meollo de la cuestión. La filosofía es un concurso de arquitectura que comienza en el horno donde se cuecen los ladrillos y finaliza con la prueba de solidez en el debate. ¿Podría el ser humano haber salido de las tinieblas sin filosofía? No veo cómo.

La pregunta más importante ahora es si esta especie podrá seguir avanzando hasta dejar atrás la bruma sin filosofía. La técnica gana terreno atrofiando cerebros.
Es jodida la constatación de que la filosofía está siendo desmontada intencionadamente. Si solo fuesen los ridículos simulacros que realizan las cadenas de tv, quizás quedarían esperanzas (por cierto, ¿ha visto la película “un juego de inteligencia”?). La realidad es que ese nivel de debate es el que existe en la comisión europea, los consejos de ministros, los plenos municipales o juntas de distrito. Tal vez sea el “debate líquido” –por cierto, ya tengo el libro que me recomendó, se lo agradezco-

El auténtico debate habita en unos pocos guetos de internet, algunas aulas –pocas- que van mermando. Mi sospecha no es que su contertulio sabedor de haber metido la pata no se dignase a responder, si no que se quedó sin argumentos. El silencio de estos opinadores es una estrategia aprehendida del sistema actual. El objetivo es: 1-si te quedas sin argumentos no lo reconozcas. 2- Abandona si crees que pueden convencerte. 3- Si te quedas sin argumentos no des pie para que el tipo siga publicando con el riesgo de convencer a otros.

A mi modo de ver, las dos armas con las que quieren amorfizar las mentes de la gente son la usada por su contertulio –evidentemente este casi seguro es irrecuperable- y la munición de aburrimiento pertinaz. Con todo esto, creo que la obligación de los filósofos como usted o cualquiera otra persona percatada de por dónde van los tiros, es disparar a discreción con una buena dosis de mala leche y sarcasmo para cuando acudan los gendarmes tipo 1 y 2. Total, un poco de aburrimiento o un desaire no matan, aunque joda un montón.

Le vuelvo a recomendar “Un juego de inteligencia”

Miguel Angel.


http://lolabits.es/masterwaster/*ef*bc*8a+FILMOTECA/*e2*80*a2+Pel*c3*adculas/Un+juego+de+inteligencia,79514277.avi(video)

David P.Montesinos said...

Le agradezco el enlace y el consejo. Éste último no sé si soy capaz de seguirlo. Un buen cruce de espadas es incluso sano, pero las actitudes que usted describe con precisión sólo me generan hastío, como ya le dije. La posibilidad del debate puede abrir caminos apasionantes. Yo he crecido como partícipe o como espectador -le aseguro que activo- en algunas controversias que no por duras y enconadas dejaron de ser honestas y respetuosas. Más que la falta de cortesía, lo que me agota es la creciente incapacidad para escuchar, para dejar que el otro sea capaz de argumentar la pertinencia de lo que defiende, incluso cuando eso que defiende parece directamente rechazable. Me agota ese estrés con el que algunos pasan por delante de una reunión y dejan caer como bombas sus recetas mágicas con la pretensión de que con eso se salve el mundo y los pobres mortales resolvamos nuestras incertidumbres.

Estoy inclinado a creer, como usted, que la filosofía es desmontada intencionadamente, pero, cuando lo pienso fríamente, me quedo con la sensación de que es más bien un "homicidio pasivo", como eso que pasa con las niñas en países donde gobiernos tiránicos sancionan a las familias que tienen más de un hijo: no las matan, simplemente no las cuidan y, cuando llega el momento de prescindir de alguien, son ellas las que mueren o van a infernales orfanatos. Con la filosofía pasa exactamente lo mismo, cuando los resultados en las pruebas Pisa no son buenos o se dice que los estudios no están enlazados con el mundo laboral, se arrincona a la filosofía o al latín porque no se les encuentra sitio dentro de un mundo regido por la razón calculante y la rentabilidad. De paso se desacredita la vieja manía de pensar.... y de debatir, claro.

Anonymous said...

"De paso se desacredita la vieja manía de pensar... y de debatir, claro."

Intelligenti pauca.


MA