Saturday, September 10, 2016

CUORE. AAARGH!

Cae en mis manos en plena canícula el ejemplar de Cuore especial "¡Aaaaargh!", donde se ofrece un resumen de las excentricidades, golfadas y metidas de pata -especialmente con el atuendo- de las celebrities mundiales. Llama la atención que apenas aparezcan "estrellas" celtibéricas, de lo cual deducimos fácilmente que esta publicación que cuesta menos de dos euros vive de las fotografías que los paparazzi venden a los tabloides sensacionalistas británicos. 

Cuore es algo así como el anti "¡Hola!", respetable publicación semanal que desde hace más de medio siglo presenta las mansiones de los famosos, sus bodas, sus reconciliaciones... todo aquello que en especial la aristocracia vende al exterior como una fachada amable e incluso gloriosa. Quien compra el "¡Hola!" ama a reyes, sotas y princesas, les envidia, desea ser como ellos, de ahí que su gran icono sea Isabel Preysler, quien ha conseguido desde su papel de esposa trazar una biografía femenina triunfal. Cuore sería el inconsciente de "¡Hola!", la sala oscura de los deseos, el regodeo de la pulsión insana de quien ya sabe que no vivirá jamás como los ricos, de ahí que se conforme con verlos estrellarse y morder el polvo. "¡Hola!" es una publicación burguesa e ideológica, su misión es legitimar el sistema de castas convirtiendo a los plebeyos a los valores de los afortunados. Cuore, dado que el corazón es a fin de cuentas una víscera más, es más bien una venganza, una expresión airada de resentimiento. 

En cierto modo no podrían vivir la una sin la otra. El glamour presenta la felicidad del dinero, el poder y la belleza desde unos retratos artificiosos que, a poco que uno mire con perspicacia, apuntan a un vacío estremecedor. Así es cuando cierta celebritie nos enseña su casa, dentro de la cual se respira una frialdad de muerte, no lejana en el fondo del sarcófago multimillonario del Xanadú de "Citizen Kane", donde la desdicha y la soledad no parecen encontrar consuelo al que aferrarse. 

Cuore es pornográfica, su lógica es la obscenidad, la exposición de aquello a lo cual corresponde el secreto, el desvelamiento de lo que debería mantenerse tras los velos de la ilusión. 

En el especial "aaaaaargh!" encontramos en portada a Beyoncé en medio de una convulsión que convierte su belleza en algo monstruoso, con el añadido, convenientemente especificado por una flechita, de lo que en zona de peligro no se sabe si es un pliegue del muslamen o un labio vaginal lamentablemente desprotegido. No se trata de que sea bonito, se trata de que sea real, entendiendo que "real" es aquello que nos intentan escamotear, de manera que pagamos al paparazzi para que nos lo entregue. Todo el contenido de la revista ofrece episodios similares. Mariah Carey es insistentemente despellejada por su determinación a apretar carnes generosas, Miley Cirus aparece una y otra vez retratada como una pequeña meretriz, Lindsay Lohan como una borracha histérica y caprichosa...

 Uno al final tiene la sensación de estar sucio, como cuando ves una película de porno duro o un programa de Jorge Javier Vázquez y su troupe de TeleCinco.  Es muy cutre leer el Cuore, sí, llevan ustedes razón, pero debo confesarles que no es muy distinta la sensación que me asalta cuando veo el show presentado como de debate político en la Sexta los sábados. Tampoco con los interminables espacios deportivos en los que se nos explica que Messi lleva dos días estreñido. Podríamos hablar también de las tertulias radiofónicas o los telediarios donde el protagonismo estelar es para las celebrities de la política, más felices que nunca porque amenazándonos con nuevas elecciones acaparan la atención que sus enfermizas ambiciones exigen. 

Miramos hacia donde no ocurre nada, las verdaderas fuerzas que determinan nuestras vidas se agitan lejos de los focos. Aaaaargh.

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