Friday, December 30, 2016

ÚLTIMAS PREGUNTAS DE UN AÑO IDIOTA

No sé me ocurre nada sobre lo que pontificar y hacerme el listo en este final de año, de manera que he decidido despedirme de este venturoso año 2016 planteando unas cuantas cuestiones que me inquietan. Lo hago con la esperanza de que en el transcurso del próximo año vayan siéndome contestadas, aunque sospecho que si en el 17 este planeta sigue dando las sensaciones de haberse vuelto gilipollas que dio durante el 16 temo que me voy a quedar con las dudas. Helas. 

-¿Por qué decimos que el franquismo era insoportable entre otras cosas más serias porque nos imponían al Madrid, y ahora resulta que vivimos la peor dictadura económica y mediática del Madrid y del Barça? ¿Es democrática una sociedad cuyos medios informan durante horas y horas de si a Cristiano le duele un huevo o si a Messi le gustan los berberechos?

-¿Por que después de medio siglo, y hallándonos en un mundo donde todo cambia aceleradamente, en las telecomedias siguen poniendo risas enlatadas que nos indican cuándo tenemos permiso para reírnos?




-¿Qué tipo de país defenestra al Juez Garzón y sus ciudadanos se quedan tan panchos?

-¿Por qué en Valencia se sigue votando mayoritariamente a una organización que se ha dedicado durante dos décadas a la delincuencia organizada?

-¿Por qué los medios tratan durante horas de un asunto local de la ciudad de Madrid y, aún así, luego no entienden por qué se les acusa de centralistas y por qué hay tendencias periféricas centrífugas?

-¿Por qué el economista Juan Torres no ha vuelto a la Sexta? (Esta la sé, yo se la digo, no ha vuelto porque demostró que el vídeo con el cual le presentó La Sexta Noche falseaba sus planteamientos) Añado otra, y ésta sí que no voy a contestarla yo: ¿por qué los líderes de Podemos se rodearon del citado Juan Torres y de Vicenç Navarro para asesorarse en cuestiones económicas y muy poco después estos desaparecieron de la escena?

-¿Tiene Aznar una sola razón sólida en contra de la actual dirección del PP que no sea la de que no le hacen la pelota tanto como él cree que deberían?

-¿Por qué todo el mundo dice en las encuestas que el problema de la contaminación y el cambio climático no se soluciona por falta de voluntad política, y después, cuando a una alcaldesa se le ocurre limitar el tráfico, le llueven las hostias?

-En España, ¿no deberían los legisladores explicarnos qué leyes ponen para que se cumplan y cuáles para incumplirse? Y en este caso, ¿debemos entender que la Ley de la Memoria Histórica o la de Dependencia existen pero no hay que cumplirlas?

-¿Se les ha ocurrido pensar a los progres que tanto insisten en defender los carriles bici que desde hace algún tiempo somos los peatones los que estamos doblemente jodidos porque no solo los automóviles sino también los ciclistas nos hacen la vida imposible?


-Y la última, que es la más trascendente y la que recoge el espíritu de todos los demás: ¿de qué se ríe José Vélez?

2 comments:

Anonymous said...

Tengo la costumbre de hacer una primera lectura a gran velocidad, centrándome en verbos, adjetivos, negritas etc. (debe ser por el miedo que me infundía Don Manuel Buñuel, mi profesor de literatura, al cual le interesaban más los datos que los porqués.)

La lectura rápida de su post me deja una conclusión: ¿por qué seguimos siendo tan gilipollas como pueblo?
La lectura completa y sosegada de su post amplía mi conclusión: ¿por qué cada vez somos más gilipollas, tontos, manipulables, estúpidos, cobardes, incultos, indecentes y alienados?

Tengo la sensación de que la respuesta que mi cerebro elabora a “botepronto” tiene que ver con el atiborramiento y la posterior indigestión como único medio de prestar atención a las orgías gastronómicas. El “lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa” debiese a estas alturas sustituirse por “lo que nos pasa es que no sabemos expresar lo que nos pasa” lo cual sin duda obligaría a todos y cada uno de nosotros a realizar una profunda reflexión y posterior “confesión” sincera. Porque sí sabemos lo que nos pasa.

La gente sabe por qué sigue votando al PP en Valencia, Madríd, Galicia… o a CDC o las CUP, PSOE en Andalucía. Saben por qué el futbol ocupa un lugar hiperbólico en sus vidas, porqué Donal Trump ocupará la casa blanca. PODEMOS sabe lo que les ocurre (lo sabemos todos) y el PP y ERC. Sabemos lo que le ocurre a la educación. Sabemos lo que ocurre con la inmigración, con la contaminación, con los bancos, los políticos, los sindicatos la justicia.
Recurriendo a su post sobre la posmodernidad, donde antes había solidez ahora todo parece líquido, me dio la oportunidad de reflexionar sobre si no es imprescindible esta transición. Donde antes había paredes ahora quizás tan solo flotemos sobre balsas construidas con los palos de nuestras pequeñas y burdas construcciones subjetivas. Un mundo líquido te permite nadar, una pared es imposible de atravesar si no se derriba.
No sé si ha visto la temporada 2 de American Crime. Se refleja en ella la fotografía de lo que llevamos de siglo. Apariencias, conflictos raciales (por cierto, racismo de todos, no solo de los malvados blancos) tensiones socioeconómicas brutales, clasismo, poder, prejuicios, corrupción. Parece ser que solo un mundo líquido (donde todos terminan en una balsa que flota en el mismo elemento) es capaz de hacer que las gentes se cuestionen sus convicciones.

(De pequeño, el programa la “clave” era de obligado visionado en mi familia)
MA.

David P.Montesinos said...

Debo felicitarle, no solo por el año nuevo, sino también por su escrito, brillante y bien argumentado -y disculpe por la valoración, es deformación profesional... y por cierto que el señor Buñuel estaría orgulloso si le leyese-.

Bien, le compro lo de que en realidad sí sabemos lo que nos pasa... hasta cierto punto, y como usted sugiere, lo sabemos pero no nos atrevemos a expresarlo. Vivimos en comunidades atenazadas por el miedo, "miedo líquido", dice Bauman, "sociedades del riesgo", decía Ulrich Beck. Estamos en ese momento en el que sentimos que lo que tenemos no va a ir a mejor y que, como parece inevitable que las cosas cambien incesantemente y a una gran velocidad, nos aferramos a ellas como quien se aferra a lo que serán restos del naufragio que presentimos. Somos cada vez más gilipollas porque el miedo induce al repliegue, incluyendo al repliegue mental. Ya que no sabemos cómo controlar a los fuertes, impidamos el paso a los débiles que demandan compartir nuestro espacio. Ya que no sabemos cómo combatir a los grandes defraudadores, exijamos penas más duras para los rateros. Es un terreno abonado para el populismo de peor especie, un populismo que por cierto practican ya los grandes partidos, esos que se afirman moderados y acusan de populistas e irresponsables a los demás.

Tengo grabada en la memoria la música de La Clave y aquella imagen de Balbín con su barba, alejado en el plano, con sus papeles esperando a que le dieran la vez para presentar a los contertulios. Feliz año, MA.