Sunday, August 31, 2014

APUNTES A PROPÓSITO DE UNA ENTREVISTA A CORTAZAR



1. Hubo un tiempo en que la televisión nacional apuntaba a una cierta épica. Aquella tele en blanco y negro, nefasta, aldeana y aún tan franquista en tantas cosas, tenía sin embargo una virtud suprema, esa de la cual hoy, cuando somos libres, los medios se han desecho como quien se quita de encima una caspa del pasado: tenía tiempo, sabía escuchar. Cuando empieza la entrevista, el inolvidable Joaquín Soler Serrano, no oculta su satisfacción por lo que le parece una gesta periodística: ha conseguido a Julio Cortázar. Está sentado en frente de él, dentro de una casa modesta y secreta en la que el autor de Rayuela se oculta al mundo. El periodista no está nervioso, ya sabe que ha vencido, no teme fracasar en las preguntas porque su experiencia en entrevistar a personajes de leyenda le garantiza que lo difícil es conseguirlos. La entrevista es el final de un proceso de búsqueda tortuoso, lo lamentable será que la entrevista habrá de concluir. Serán dos horas -¡dos horas!, hoy parece casi un escándalo- y se harán cortísimas. 

Julio Cortázar cuenta su vida. Las biografías han de tener un sentido, la de Cortázar no es desde luego la de un hombre sin atributos. Hay drama, peripecia, desgarramiento incluso, pero no hay esquizofrenia ni el simulacro de uno de esos diletantes que hoy aparecen por doquier. La mirada del escritor es profunda, quizá inquietante, pero apunta a una misteriosa paz interior. 



2. De niños vemos las cosas sin mediación conceptual, la experiencia del niño es pura y, por tanto, intensamente feliz y a la vez pavorosa. Mientras sigo la entrevista, veo a una niña deslizar sus dedos por los recovecos de un bocadillo que su madre acaba de servirle. Hay en la operación algo así como una operación de reconocimiento, la escena me resulta extrañamente cortazariana. 

3. Cortázar está de espaldas a la cámara mientras habla su interlocutor. Los dos fuman, el plano es intolerable para el espectador actual. De pronto, tras percatarse de que la botella de whisky ha quedado vacía, el escritor pide al periodista que le ponga un poco del que aún le queda en el vaso. Soler Serrano lo hace de buena gana y sin sobresaltos, la escena -que vale infinitamente más que toda la mugre de reality hoy de moda- puede desencadenar las risas que queramos, pero no es una broma, el whisky es una cosa muy seria. Soler sigue preguntando como si nada. Debo quedarme ahora ya sin remedio hasta el final de la entrevista. 

4. Frente a aquellos que llaman "amigo" a cualquiera...

5. Hay algo en los autores hispanoamericanos que se expresa desde el primitivismo. Es algo hormonal, muy muscular, que aparece para designar sin filtros emociones y experiencias básicas. Serio y adusto, de hombres que parecen marinos nace a menudo el sentido del humor más profundo. 


6. Seguramente por humildad, Cortázar toma de Lorca la idea que, a mi juicio, resume la enorme trascendencia de su obra literaria: el poeta ronda las cosas desde el otro lado. De las cosas sabemos usualmente lo que resulta de la mirada convencional, esa en la que cual hemos sido adiestrados para mirar "correctamente", lo que encontramos en los siempre inquietantes relatos de Cortázar es esa otra mirada de la cual nada nos habían dicho. 

7. El mestizaje cromosómico de un argentino corresponde, en el caso de Cortázar,  a la biografía de un hombre errante. De esa experiencia de la heterogeneidad, que bulle en la sangre y en el hambre de conocer mundos nace casi siempre lo que es grande en la Tierra. 

8. "Tengo mal gusto en cuestión de sentimientos, lloro con cualquier cosa", se me ocurre que Heidegger o Borges habrían sido incapaces de decir algo así. 

9. Asumo lo fantástico de la vida sin escándalo ni sobresalto.  Decir que lo fantástico es una anomalía es una manera de echar atrás lo que nos amenaza. Soy realista, lo fantástico es lo real, son los que niegan lo fantástico los que traicionan a la realidad, cuya riqueza deciden ignorar. 
10. No soy solemne, tengo sentido del humor, que es algo que nos falta a hispanoamericanos y españoles. El humor anglosajón en los momentos difíciles proporciona una distancia que a veces es lo que resuelve el problema. Esto explica por qué entre nosotros sigue existiendo la presunción de que hay temas literarios y temas no literarios, el jazz, por ejemplo, tiende a ser situado entre estos últimos.
  11. Rayuela: modificar la actitud pasiva del lector normal de novelas, el lector es un cómplice. 

12. ¿El boom? Sí, pero con cuidado, que para empezar es un término producto del colonialismo cultural norteamericano. Hay que prevenirse contra el orgullo, un sentimiento de triunfo previo, como si ser guatemalteco o uruguayo garantizara buena literatura. Hay conjunciones de genialidad, momentos extraordinarios que van de un lugar a otro. El boom de la literatura hispanoamericana no es la madurez, es algo hermoso, pero no es la mayoría de edad literaria. El boom es un poco producto del azar, que siempre hace muy bien las cosas. En cualquier caso no es, como se ha criticado en ocasiones, una maniobra editorial. Estábamos nosotros y luego llegaron los editores, que no tenían nada de amigos nuestros, dado que la mayoría andábamos viviendo por Europa. Lo bueno del boom es que hemos leído a nuestros autores y no sólo a Hemingway o a Faulkner, como hacíamos antes. Un continente entero nos lee, esto tiene que ver con el problema de la identidad y es una verdadera revolución cultural.  

2 comments:

Anonymous said...

Abro tu blog para comentarte algo acerca de tu artículo sobre el "Elogio de la lentutud" y me encuentro con este, que en el fondo habla de lo mismo, así que sigo aquí con lo que iba a decirte allí. que no conocía ese ensayo, aunque tras tu presentación -incluso desde antes, desde el título- me predispone a su lectura con simpatía por eso del placer de encontrar escritos por otro intuiciones, pensamientos y experiencias propias. Pero es que en este caso hay una coincidencia con otra obra que ocupa un sitial de preferencia en mi biblioteca, junto a las de Stevenson, Salgari, Jack London, Conrad... Se trata de "El descubrimiento de la lentitud", de Sten Nadolny, un relato de corte histórico sobre John Franklin -marinero, expedicionario ártico, gobernador de Tasmania y, sobre todo, el descubridor del Paso del Noroeste-, que es una de las mejores novelas de aventuras escritas en el siglo XX. En su vida su extremada lentitud fue una virtud que le llevó a la heroicidad. Hoy la fusión de la capa de hielo en el ártico ha borrado los contornos de aquel famoso Paso del Noroeste: Es como si la geografía misma se hubiera confabulado con esa aceleración patológica que no solo hace imposible la aventura expedicionaria, sino que cierra las puertas a algunas de las mejores aventuras literarias de la historia. ¿Cómo se puede leer con prisa "En busca del tiempo perdido", "La montaña mágica", "Ulises", "Guerra y paz"...? Todas ellas son igualmente elogios de la lentitud, resultan anacrónicas y, a diferencia de la literatura de éxito de hoy, no son material fungible.
Igualmente, las escasas entrevistas literarias televisivas de ahora se diferencian de aquellas legendarias del "A fondo" de Soler Serrano en que están también motivadas por un concepto muy distinto del tiempo que no solo marca fronteras cronológicas, sino también culturales.

Ricardo Signes

David P.Montesinos said...

Hola, Ricardo, gracias en primer lugar por aparecer y, como tú dices, abrir el blog. Aunque me suelo meter contigo en tu blog y en otros lugares menos virtuales valoro enormemente tus gustos literarios. Pienso ahora mismo en la lista a vuelapluma que lanzas sobre tus autores predilectos, a todos los cuales por cierto asocio a la marinería. No conozco la novela de Nadolny, pero el asunto del paso del Noroeste me pareció siempre fascinante. La relación que a vueltas con el texto de Honoré estableces con la mentalidad del lector "tradicional" -qué demonios querrá decir eso- de novelas me parece oportuna. En realidad estamos ante algo más que unos cuantos textos contra el estrés enloquecido en medio del que vivimos, creo que está naciendo una verdadera filosofía con todo esto del Slow life. Nos vemos en tu blog.