Saturday, July 02, 2016



REELECCIONES*

He tomado la saludable decisión de no seguir la campaña electoral. Eso me ha supuesto no tener que aguantar la naftalina de Rajoy, ni la soberbia de Iglesias, ni la cara de derrota de Sánchez, ni la impostura de Rivera. También me he privado de soportar a la atorrante de Ana Pastor asediando a sus entrevistados como si estuviera en un interrogatorio policial. Ha sido como repetir curso, y yo considero que ya aprobé durante el ordinario, con episodios como el de ponerme literalmente enfermo durante el debate televisivo entre Rajoy y Sánchez. Mis conclusiones no han cambiado en los últimos cinco meses, de manera que insisto en ellas. 

1. Es un error esperar demasiado de la política, y me niego a entusiasmarme con ninguna opción. No obstante creo que hay que ir a votar, aún a sabiendas que el poder que otorgan unos comicios a los ciudadanos es hoy en día muy escaso. No sé si servirá para algo mi voto, sé que lo que quieren mis enemigos es justamente eso, someterme a la indiferencia y el silencio. Soy escéptico, pero no cínico. 

2. No es sólo que no quiera que gobierne la derecha, yo quiero que gobierne la izquierda. No van a hundirse las Bolsas ni huirán las inversiones. Sólo desde la izquierda se entiende -más que nunca hoy, en pleno apogeo de la globalización neoliberal- que la función de las instituciones es contrapesar el poder del capital y la oligarquía, proteger la cobertura de los débiles, evitar la indefensión laboral y salvaguardar los servicios públicos. Quizá después de todo la izquierda no pueda o no se atreva a hacerlo, lo que sí sabemos es que la derecha no lo hará. Eso sí, siempre podrá echarle la culpa a los inmigrantes o a los sindicatos. 

3. El PSOE se halla en una situación crítica, pero -lo siento- a su supervivencia no pienso dedicarle un instante de angustia, lo que yo pido a los profesionales de la política es que resuelvan problemas, los míos y los de la gente. No pueden aliarse con la derecha porque sería un suicidio; las otras opciones también son malas. Debieran preguntarse muy seriamente por qué han llegado a esto, pero no es el momento. Es sencillo, si no hay un pacto con Unidos Podemos seguirá gobernando la derecha. Si por una sumamente discutible estrategia de supervivencia dejan que eso ocurra  pasarán a convertirse en un partido residual fuera de Andalucía. Allá ellos. 

4. Que a mí me guste o no Pablo Iglesias es irrelevante. Nunca las cosas son como serían si uno las pintara. Lo cierto es que millones de electores de izquierda han dejado de creer en el laborismo español clásico.  La gente no ha "votado mal", simplemente le ha pasado factura al PSOE por errores, inconsecuencias y corruptelas. Esto, ya lo sabemos, no pasa en la base electoral de la derecha. A ese núcleo duro, formado por muchos millones de españoles, le dan igual la negligencia y la corrupción, son capaces de votar incluso a un líder al que desprecian. 



5. En Valencia hay ahora mismo una coalición de toda la izquierda. Cada uno de los integrantes será sospechoso de esto y de aquello, seguro que sí, pero mi sensación a día de hoy es que lo que ha entrado en consistorios, diputaciones y Generalitat es el aire. Esta es, amigos, la izquierda disponible. ¿Asumimos la realidad o seguimos en la inopia?

*Como es notorio, escribí este artículo unas horas antes de celebrarse los comicios.

2 comments:

Anonymous said...

Menudo panorama. .. Luego me cataloga de pesimista.
Me temo, en un sistema como el actual no va a servir de nada transmitir indiferencia, al igual que los votos en blanco o las abstenciones, no cuentan. Tal vez somos pasajeros pidiendo aminoren la velocidad o se aterrice. A buen seguro alguien sabe pilotar, pero nadie se atreve a sacar al colgao de su puesto.

MA

David P.Montesinos said...

No sé si alguien sabe pilotar, quizá usted tiene razón, pero desde luego el que está no tiene ni idea.