Tuesday, December 03, 2019

LA DESFACHATEZ DE VARGAS-LLOSA

Mostré algunas discrepancias respecto a las aseveraciones efectuadas por Ignacio Sánchez-Cuenca en "La desfachatez intelectual", por ejemplo en relación al ensayo de Antonio Muñoz Molina  -"Todo lo que era sólido"-, que me sigue pareciendo sumamente recomendable y que está muy lejos, creo, de convertirse en la impostura de un buen novelista metido a analista político sin musculatura ni conocimientos suficientes, como pretende Sánchez-Cuenca. Albergo dudas respecto al merecimiento de tal calificativo para algún otro de los intelectuales a los que fustiga. Pero, en lo que atañe a Vargas-Llosa, suscribo punto por punto su argumentación. 

Alerta, no toda la producción ensayística de quien, sin duda, merece el Nobel por sus novelas, es a mis ojos despreciable. En su juventud Vargas-Llosa realizó un magnífico trabajo, "Historia de un deicidio". Lo leí con pasión porque se dedicaba a la obra del entonces aún joven pero ya célebre Gabriel García Márquez, cuyas novelas he degustado a lo largo de mi vida con bastante más interés que las del propio Vargas-Llosa. Pero aquel no era un texto político, sino un análisis literario. Son las opiniones políticas del peruano las que me parecen no solo equivocadas sino a menudo zafias, simplistas, gratuitas, tendenciosas y escasamente fundamentadas. El problema, a ojos de Sánchez-Cuenca, no es la militancia conservadora que don Mario lanza a los cuatro vientos bajo la denominación de "liberalismo": tan zafias como resultaban sus opiniones cuando era un rotundo izquierdista resultan ahora sus aseveraciones como reaccionario converso. Dice Sánchez-Cuenca en una entrevista de El Confidencial efectuada a raíz de la publicación de su ensayo:

 Es una figura central en la literatura del siglo XX. El problema es que sus razonamientos políticos son totalmente esquemáticos, previsibles y simplistas. (...) Hay un abismo entre su obra literaria y su aportación periodística. No tengo una explicación de cómo se puede ser tan brillante en 'Conversación en la catedral', una obra maestra, y tan mostrenco en el debate público. Divide el mundo en liberales y antiliberales, nacionalistas y antinacionalistas, como si no existieran matices.

El último artículo de Vargas-Llosa en El País ha conseguido conmigo justo lo contrario de lo que pretendía: me ha convencido de que no debo guardar silencio con respecto al atropello democrático que se está cometiendo en Bolivia. Soy cauteloso en cuestiones de política internacional. Leo, mi mente dibuja un paisaje más o menos razonable de lo que está pasando y me mantengo a una prudente distancia porque sospecho que, en última instancia, es muy difícil saber qué es exactamente lo que está pasando, especialmente si se trata de un país en el que no he estado y sobre cuyas particularidades sólo sé lo que sabe cualquier persona de a pie. 

Sospecho que Evo Morales no ha jugado limpio en materia electoral, que le han rodeado elementos corruptos, que su relación con el stablishment militar boliviano es tortuosa, que ha desarrollado algunas actitudes autoritarias, que es responsable de la catastrófica defosteración de la Amazonia boliviana de los últimos años... Dicho todo lo cual, creo que el gran problema con Evo es que su política de reapropiación estatal de industrias estratégicas del país, como la extracción del litio o los hidrocarburos, le ha convertido en enemigo de la potencia del Norte. Eso y la peculiar configuración étnica y social del país andino -con una brecha étnoeconómica escandalosa- han sido determinantes para que estalle un golpe de estado cuya legitimidad democrática es un chiste. 

Los datos económicos son abrumadores: bajo el gobierno del MAS, de orientación socialista, la mayoría indoamericana ha mejorado sustancialmente su nivel de bienestar y ha mermado considerablemente la pobreza extrema. Mi conclusión es que la situación de Bolivia dentro del tablero geoestratégico dominado por los EEUU convierte a Evo en un personaje asaz incómodo, lo cual, sin menoscabo de los errores o abusos que pueda haber cometido el propio gobernante, ha propiciado el proceso que ha puesto a la señora Áñez en la Presidencia de la República. 

¿Discutible? Desde luego. Seguramente me ciega mi sesgo ideológico y estoy demasiado obsesionado con el prejuicio de que el verdadero gran problema del mundo son la desigualdad y los abusos que se cometen en nombre de la prosperidad sobre los menesterosos del mundo. Pero, qué quieren, cuando leo este artículo de uno de esos popes de la élite intelectual a los que parece que casi nadie se atreve a poner en su sitio, como poco me siento un poco menos ignorante. 

Veamos. Se burla don Mario de la consideración de "primer presidente indígena" que atribuimos a Morales. Ni es indígena, dice, ni serlo es un valor en sí mismo. Respecto al árbol genealógico de Morales no puedo decir mucho, sólo que tiene más pinta de indio que la Malinche, y sobre todo, que el mundo y quienes le votan le tienen como tal. Respecto a lo del valor en sí mismo de su condición étnica, que Vargas considera un prejuicio racista... ahí demuestra ser tan obtuso como cuando un machista se burla de que las feministas celebren que se elija para un alto cargo a una mujer: nadie cree que alguien sea buen presidente por ser indio, pero es razonable que la mayoría india espere ser mejor atendida con un aimara en la Presidencia. Yo más bien matizaría que lo verdaderamente racista no es haber votado a Evo por indio, lo racista es que, pese a ser mayoría los indios, jamás hasta él hubo un Presidente que no fuera criollo. La nueva Presidenta, por cierto, lo es a todos los efectos... Curiosamente a ella, al contrario que a Evo, no la han elegido los bolivianos. 

Alude el articulista al caudillismo, tan típicamente hispanoamericano, para explicar la deriva autoritaria y corrupta del régimen de Evo, felicitándose de la "bravura" del pueblo boliviano, que tuvo el coraje de decir basta. Curiosamente no le parecen tan bravos a don Mario los habitantes del Alto que se oponen al golpe y a la represión brutal de las fuerzas de seguridad, sin olvidar que fue esa amplia mayoría la que hace tres lustros puso en el poder a uno de los suyos por rebeldía hacia una servidumbre que dura siglos. 

El único problema que ve Vargas-Llosa con el nuevo régimen es el de los 23 muertos. Pero es un falso problema, pues los verdaderos causantes de la tragedia son los partidarios de Evo. Esta afirmación, emitida en forma de sospecha, la realiza el autor sin ninguna prueba, más allá de su convicción de que sus amiguetes son los buenos y los cochinos son siempre los otros. Por afirmaciones mucho menos temerarias, infundadas e inmorales que ésta el diario El País ha impedido volver a aparecer en sus páginas a articulistas que, pese a no tener el Nobel, son bastante más sensatos y valiosos que el autor de "La ciudad y los perros". 

Sigo. Evo no ha practicado el socialismo, "felizmente para los bolivianos", pero ha simpatizado con los demonios rojos del continente. ¿En qué quedamos, Mario? ¿Es malo por ser comunista o por no serlo? Eso sí, Evo ha sido un "vasallo fiel" del castrismo y el chavismo. Lo bonito del proceso reciente es que la docilidad boliviana para con los "déspotas" del continente ha tocado a su fin. Por arte de birlibirloque, el futuro del país es una hermosa democracia como la que practica el "Grupo de Lima", el cual ha superado la esclavitud de las tiranías de izquierda que asolaron a la América Latina. Vivan la libertad y la democracia... a través de un golpe de estado propiciado por la CIA y en favor de las élites del país. Yo no sé si Vargas Llosa se ha vuelto definitivamente idiota o cree que lo somos los demás. 

Más palos, en este caso para el gobierno de México, que ha asilado a Morales. Me permito recordar que una amiga de Vargas Llosa, la señora Thatcher, asiló a Pinochet... no recuerdo grandes críticas del peruano por aquello. En cualquier caso, sospecho que Evo Morales temía seriamente por su vida, y no estoy seguro de que fuera muy desencaminado. 

Ese "dictadorzuelo corrompido", concluye el artículo, no ha sido puesto en su sitio por los occidentales porque los verdaderos racistas somos nosotros, dice el Nobel. Vamos, que si ves con buenos ojos que un aimara gobierne Bolivia eres un racista... Otra pirueta delirante que demuestra lo que sospecho desde hace tiempo, que Vargas Llosa chochea. "Bolivia parecía perdida para la democracia y la legalidad" Los países del eje del mal creían tenerla entre sus garras: "No sabían de lo que este pueblo valiente es capaz en defensa de su soberanía y su libertad". 

Y a donde no llegue la valentía de los bolivianos -los buenos bolivianos, claro- ahí estará Trump para salvarlos del comunismo y para recordar a los indígenas que el destino que Dios les reserva no es otro que el de la servidumbre. 

Las petroleras ya se frotan las manos.

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