Wednesday, March 18, 2020

CONTRA JAVIER MARÍAS

Circula por ahí el chiste de que El País ha decidido cobrar por los artículos en el formato digital para poder sufragar el sueldo de Javier Marías. 

Ya hace tiempo que he decidido no tomarme en serio a este caballero. Como novelista le respeto, pero no me fascina... es más, a menudo me aburre. En cuanto a sus artículos... en fin, que he llegado a un punto en que me basta leer la frase que la edición dominical recalca en mayúsculas para adivinar todo que el interfecto va a decirnos. Y no es que yo sea visionario, es que Marías es muy previsible. Sus argumentaciones consisten por lo general en una serie de jeremiadas cuyo sentido último se podría resumir así: "El mundo va por mal camino porque todos, menos yo y algunos amiguetes míos como Pérez Reverte, sois una chusma. La solución no la sé, pero, tranquilos, aquí estaré yo para crujir a cualquiera que la proponga, pues en cualquier caso no merecéis salvaros". 

No es el tema del momento con la que está cayendo por la plaga dichosa, pero, al hilo del artículo en La zona fantasma de este domingo, me veo obligado a rebelarme, una vez más, contra la fobia a Podemos que intoxica a un sector muy considerable del electorado del PSOE. Pueden juzgar ustedes, si es que El País no les cobra por leerlo... De momento les dejo una cuantas impresiones personales. 

Afirma don Javier sentirse "estafado" por Pedro Sánchez. Me pregunto dónde está el guapo que no haya estafado a Marías, el cual acostumbra a exigirnos tanto rigor, coherencia y pureza que dudo mucho que exista alguien a la altura. Curiosamente él no tiene remilgos en mostrarse a menudo intolerante o iracundo, sin olvidar ese hábito -académicamente intolerable además de deshonesto- de ocultar o tergiversar de manera deliberada los hechos que contradicen sus teorías. 

Vamos a ello. La estafa sanchista proviene, obviamente, del pacto de gobierno con Iglesias. "Somos muchos", dice, los que, habiendo votado al PSOE, "hemos sido engañados porque se nos dijo que tal pacto era imposible". Que Sánchez se ha contradicho en numerosas ocasiones no lo pongo en duda. El problema, y las encuestas son concluyentes, es que fuimos más los que votamos a uno de los dos partidos con la intención de que pactaran, pues todos intuíamos que la izquierda solo evitaría pasar a la oposición parlamentaria si se configuraba un gobierno coaligado. En el primer periodo electoral la posibilidad de un "gobierno de progreso" en forma coaligada fue alimentada reiteradamente por ambos partidos. Fue después el tortuoso proceso negociador, que se prolongó hasta el verano, lo que distorsionó esa sintonía. 


Yo, al igual que Marías, voté al PSOE en aquellas elecciones. Al contrario que él, lo hice porque entendía que solo pactando con UP habría un gobierno alternativo a la derecha, una derecha que se presentaba más dura en inquietante que nunca ante la emergencia de Vox. Pese a que Marías parece sentirse miembro de una mayoría, resulta que el porcentaje de votantes socialistas dispuestos a pactar con Iglesias era infinitamente mayor que el de los partidarios de otras coaliciones. No sé si al respecto Marías entendió el mensaje de la noche electoral en la sede de Ferraz: "¡Con Rivera no!". Yo sí lo entendí, y eso que no he estudiado en Oxford ni adopto ridículas poses de gentleman. Es esa mayoría, de la cual formo parte, la que verdaderamente fue defraudada en una negociación en la que no me cabe ya ninguna duda que fue el PSOE quien decidió que no prosperara. 


A partir de aquí nos encontramos con una retahíla de imprecisiones, omisiones tramposas, mentiras y arbitrariedades sin pruebas ni argumentos capaces de soportar un mínimo análisis probatorio. Se diría que Marías no quería la coalición y que, por tanto, todo lo que ha ocurrido después prueba que él tenía razón... ¿Por qué? Porque así lo ha decidido el Rey de Redonda, esa fruslería tan cursi y ridícula inventada por algún panoli para convencernos a los plebeyos del rancio abolengo de algunos intelectuales. (Sobre todo rancios, o naftalinosos, diría yo)

Veamos. "A estas alturas no sabemos ni por qué ni a cambio de qué". Mi anotación al margen de esta frase: "tío, eres tonto ¿o qué?". Por los visto Marías aun no se ha enterado de que Sánchez pactó con Iglesias porque si no no era Presidente. Salvo que uno no quiera enterarse porque, en el fondo, lo que desea es que gobierne la derecha, claro. 

Más adelante despotrica contra la mesa de negociación para Catalunya, que califica de "pamema". No hay razón para pensar que sin Iglesias en el Gobierno no existiría esta mesa. En cualquier caso, Marías parece ignorar que una de las razones por las que muchos españoles razonables prefieren a la izquierda consiste en que solo desde el diálogo se pueden encontrar soluciones al conflicto más grave que ha vivido este país en muchos años (hasta que llegó el coronavirus, claro). Más allá lo que nos encontramos es una derecha cerril y ultranacionalista, empeñada en solucionar el problema haciendo como que no existe, o limitándose a exigir medidas represivas, solución muy adecuada ésta para afrontar un incendio si uno tiene vocación de pirómano.

Respecto al precio pagado, Marías considera excesivo lo de los cuatro ministerios y la vicepresidencia. A mí no me lo parece, lo que le reprocharía enérgicamente a Sánchez es no haberlo aceptado meses antes, lo que nos habría ahorrado el engorro de otras elecciones inútiles, cansinas e inoportunas. Empieza a hacérseme bola cuando, con considerables sombras de misoginia, alude al carácter "conyugal" de las concesiones ministeriales para reforzar sus denuestos. Pese a tener sastre, a veces eres muy cutre, Javier.

Alude después a las intromisiones de Iglesias en asuntos ajenos a su cargo. Personalmente intuyo que el gancho mediático del personaje le convierte con cualquier cosa que diga, o incluso si no dice nada, en el perejil de todas las salsas. A mí, la verdad, y teniendo en cuenta que Iglesias es ciertamente un tipo con tendencia al sobreprotagonismo, me parece que anda muy prudente y moderado desde que viste la toga de estadista. Pero Marías no se priva de criticar todas sus intervenciones en diferentes asuntos, por insignificantes que hayan sido sus palabras en cada caso. También, como no, le acusa de haber determinado el cambio de postura del Gobierno Sánchez con respecto a Venezuela, como si en el propio partido de Sánchez no existieran profundas divisiones respecto a la política a seguir por parte de España en el país que todavía rigen los chavistas. 

Vienen luego unas delirantes consideraciones sobre la supuesta revelación de secretos de Estado a quien Marías presenta como un enemigo del régimen y un antisistema. Afirma -¿cómo cojones sabes esto, Javi?- que los servicios secretos más sofisticados del mundo han renunciado ya a trabajar con los de España por culpa de que Pablo está en el Gobierno. Se lo deben haber contado Mortadelo y Filemón. 

Le relaciona con Torra, con Otegi... efectúa una artera insinuación sobre la posible responsabilidad de Pablo en un hipotético resurgir de la banda terrorista... toma ya. Le acusa de haber gritado "Visca Catalunya lliure", sin decir que la frase, pronunciada en un mitin, venía precedida de un "Esto lo dice un español que está orgulloso de serlo", con lo que la interpretación de la intervención queda totalmente desvirtuada. Nos recuerda también lo de la financiación iraní de un programa televisivo. El argumento es muy convincente: "según se cuenta -no sé- por doquier". 


Qué nivelazo, ¿verdad?. Uno al que, como es mi caso, apenas leen cuatro amigos, se preocupa por no ser arbitrario ni calumnioso en sus escritos... Mientras, el articulista más caro y leído de este país se dedica a proferir insultos y afirmar canalladas de quienes no le gustan a cambio de un montón de pasta por semana. Por mí no va a ser. Se acabó, Marías huele a rancio y además es un tipo profundamente tóxico. Tenía toda la razón Ignacio Sánchez Cuenca cuando le incluyó en La desfachatez intelectual como uno de los grandes impostores de la intelectualidad celtibérica. Adiós para siempre.

2 comments:

Anonymous said...

Me parece que el mundo funcionaría mejor si hubiese más Javier Marias al igual que más David o Tobías Montesinos. Prefiero gentes con quien discrepar a los discretos cansinos que no se llevan mal con nadie. ¿prefiere el aburrimiento?

MA

David P.Montesinos said...

NO estoy nada seguro de lo primero. Mi hermano, usted y yo somos perfectamente prescindibles... En cuanto a Marías, sé que hay muchos que le adoran, en algunos casos, por lo que he podido comprobar, de forma creo que algo hooligan, poco reflexiva. No prefiero aburrirme, precisamente por eso he dejado de leer a Marías, su discurso me parece reiterativo hasta lo paranoico, previsible a más no poder... me aburre, vamos.