Thursday, July 30, 2020

OVNIS Y OTRAS GANSADAS

Una buena cosa de las vacaciones es que uno puede conceder tiempo a auténticas gilipolleces sin sentirse culpable. A mí por ejemplo siempre me gustaron los ovnis. No creo en ellos, claro; ni siquiera me pasa como a Mulder, el de "Expediente X", que quería creer. Lo único que digo es que me divierten.

No les haré perder el tiempo argumentando mi escepticismo. No puedo asegurar que no haya civilizaciones alienígenas. Ni siquiera puedo garantizar que es falso lo que dice el ínclito JJ Benítez de que Armstrong y Aldrin se toparon con enormes edificaciones en la luna. Es como lo del tipo que me llama a veces y guarda silencio... Podría ser Manuel Fraga Iribarne, pero lo considero poco probable. "Es que Fraga está muerto, cenutrio", me dirán ustedes. Les pillé, incautos, lo de que Fraga ha muerto podría muy bien ser un contubernio del CSID y del Club Bildenberg. (Y ya me estoy imaginando a amigo Marín acojonándose porque el león gallego sigue vivo)

Quizá los imberbes crean que esto de los fakes y los marcianos es reciente. Pues no, hubo un tiempo en que los españoles, además de escuchar las canciones de Mecano -que ya hay que tener ganas- miraban entusiasmados a los cielos en noches estivales, convencidos de que con un poco de paciencia y mucha fe terminarían avistando platillos volantes. 

Hace cuatro décadas, un tal Antonio José Alés, que alcanzó la friolera de seis millones de oyentes, desató nuestra imaginación con un programa sobre ovnis en la extinta Antena 3 Radio. Molaba mucho: escuchabas a José María García despotricando de toda suerte de mandarines corruptos en el mundo del fútbol, y luego dejabas la radio puesta por si Alés entrevistaba a algún flipado que decía haber sido abducido por visitantes del planeta Ummo, que por lo visto tenían una especial fascinación por nuestro país. No teníamos duda: había infinidad de contactos y avistamientos, pero la NASA nos los ocultaba. 

Recuerdo debates encendidos en el cole sobre la procedencia de aquellos misteriosos artefactos... Colomo, el delegado de clase, defendía la especie de que eran naves con formas ultramodernas que lanzaban el gobierno chino o el soviético para espiarnos. Le acusábamos de ser un cortarrollos, lo que molaba de verdad es que fueran extraterrestres.

He vuelto a ver "Operación Luna", el divertidísimo -y por supuesto falso- documental que pasaron en 2004 en distintas televisiones del mundo el día de los Inocentes. Las declaraciones, astutamente descontextualizadas, de personajes como Kissinger, Rumsfeld o la viuda de Stanley Kubrick, y el torrente de datos supuestamente incontrovertibles sobre el fraude del viaje a la luna del Apolo 13, confieren al documental una credibilidad considerable. Lástima que ciertos detalles hacia el final del film, como la referencia a un tal George Kaplan mientras suena la música de "Con la muerte en los talones", terminen delatando el carácter de broma que tiene "Operación Luna". 

La hipótesis central es muy sugerente. Cuando se termina de construir el Apolo, Kubrick está terminando de rodar esa maravilla que es "2001, una odisea del espacio". Informado de que las posibilidades de que la misión del Apolo tenga éxito son nulas, el Presidente Nixon alumbra la genial idea de rodar el alunizaje en un plató. Se trata de que los EEUU no hagan el ridículo en un momento en que los soviéticos ya se han adelantado en la conquista del espacio. A fin de cuentas, el secreto de la hegemonía mundial norteamericana siempre estuvo en Hollywood, es decir, en el dominio de la ficción. Pues no está mal pensado... Y además tuvieron el buen gusto de contratar a Kubrick para el montaje. No me digan que no es divertido. 

Más de medio siglo después, la Red sigue repleta de tipos que afirman con una arrogancia digna de fanáticos religiosos que nunca estuvimos en la luna. El segundo de a bordo, Buzz Aldrin, que acaba de alcanzar edad nonagenaria, dice haber sido acosado repetidamente por hordas de negacionistas que le acusan de haber participado en el mayor timo de la historia y le exigen que cuenta la verdad. No entiendo por qué no lo hace... Total, qué más le da a estas alturas.


Me he topado en el surfeo con un terraplanista argentino, al parecer con muchos seguidores, que, además de negar el alunizaje, declara -y se queda tan pancho- que nunca se estrellaron dos aviones contra las Torres Gemelas... vamos, que es un efecto televisivo dispuesto con gran habilidad y riqueza de recursos. Su argumento es arrollador: el material del que está fabricado el avión, aluminio, no puede jamás atravesar unas planchas de acero, es físicamente imposible. En relación a la Tierra, tiene la desfachatez de ponernos un nombre a los fanáticos de la redondez de la Tierra: los "Tierra-globo". 

Surfeen, surfeen con ganas, encontrarán muchas más gansadas de esta índole. No son como las del Pozí, aquel friki que salía en programas de humor y afirmaba que "la Tierra está colgada del cielo con dos alcayatas". Estos personajes que proliferan por internet hablan como si realmente se creyeran lo que dicen. ¿Y saben lo más curioso? Bajo cada video aparecen centenares, incluso millares de mensajes de apoyo, refrendo y admiración. Y yo pretendiendo dar clase de filosofía a mis alumnos, pobre infeliz. 


Diviértanse, son tiempos raros. 



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